||8||
Chicago Jones
Nunca sabes lo que la vida tendrá para ti.
Cosas buenas, cosas malas.
Pero a mí siempre me han tocado las malas.
Después de aquel horrible suceso que jamás en mi vida olvidare me quedé en ese oscuro callejón de aquel parque, llorando... Semidesnuda y odiando mi vida.
Aquel hombre me había quitado algo que jamás podré recuperar.
Mi virginidad, mi inocencia.
Logro que conociera lo que es el maldito infierno, aquel maldito sentimiento de suciedad y asquerosidad.
Me sentía tan asquerosa y sucia.
Apenas si podía caminar y cuando Will el guardaespaldas de mi padre me vio, se preocupo por mí estsdo y yo solo pude decir que había estado jugando por ahi y me había caído.
Al llegar a la casa solo abrí la puerta y subí las escaleras rápidamente para luego entrar a mi habitación. Estuve un largo tiempo en la tina desaogandome y haciéndome la misma pregunta Miles de veces ¿Porque a mí? ¿Porque aquel desconocido tuve que violarme? ¿Porque me hizo eso?
Oia como la puerta era tocada por más de una vez. Escuchaba voces... Que me preguntaban si me encontraba bien. Yo no quería ver a nadie y mucho menos hablar con alguien.
Solo deseaba que la muerte tocará mi puerta.
El desayuno transcurria tranquilamente, todos charlaban de temas sin sentido y yo solo me encontraba perdida en mis pensamientos.
—Ya no tengo hambre—Dije levantando mi plato y llamando la atención de todos los presentes.
—¡Hermanita! Pero si no has comido nada—Paris hablo.
—Si bueno... No tengo hambre—
—¿Todo está bien hermosa?—Mi mamá pregunta, observo a mi papá y el no dice nada solo me observa tratando de descifrar que es lo que sucede conmigo.
—Si, todo esta bien—Miento—.
—¿Segura? Desde hace días te has comportado de forma extraña—Paris vuelve a hablar y yo pierdo mi autocontrol.
—¡Maldita sea París!—Grito y todos abren la boca de asombro por lo que acabo de decir—¡Deja de ser tan metiche y preocúpate de tu estúpida vida de mierda!
Dejo el plato en la mesa y subo a mi habitación escuchando a mi mamá y papá gritando mi nombre.
Probablemente me lleve un gran castigo por decir aquello pero sinceramente no me importa.
Ya nada me importa, ni siquiera ser perfecta.
Tome aquella libreta y comencé a escribir otra carta para Joey. Había escrito unas seis desde aquel día con la esperanza de que ella por lo menos la leyera.
Porque ella es lo único que me da paz en este momento.
Joey muerta, Alexis desaparecida haber sufrido una maldita violación... ¿Algo más? Oh sí, Shawn en un coma y mi Tía lisa hundida en la depresión.
Deje la libreta a un lado y me metí bajo las frasadas.
Necesito dormir. Dormir es el único momento en el que tengo paz.
—Niñas ¿Quieren salir hoy?—Diana pregunto mientras caminábamos hacia la salida de la academia.
—Yo... No—Dije.
—¿Segura Chicago?—Pregunto—Desde hace días te noto algo distante, como si algo te estuviera pasando.
Y no te equivocas.
—Tranquila todo esta bien, solo es el estrés de formar parte de la compañía.
Después de hablar por un rato nos despedimos y quedamos Maya y yo solas.
—No le dijiste lo que te sucedió ¿Cierto?—.
—No, es posible que algún día se lo cuente pero este no es el momento—Dije y ella me regaló una sonrisa.
—Te entiendo, yo opino lo mismo.
La única persona que sabía que había sido violada por aquel hombre era Maya. Le había tocado vivir el mismo infierno que yo y al día siguiente de aquel día nos vimos para ensayar supo que algo sucedía. No sé lo oculte y se lo confesé.
Recuerdo:
—No estás bien Chicago, por favor dime qué sucede—Maya hablo en un tono de preocupación.
—T-te contaré...—Respire profundamente—Ayer en el parque mucho tiempo después de que te fuiste, un hombre se me acercó... A-aquel hombre me violó Maya.
Ella abrió los ojos como platos y se acercó rápidamente a mi dándome un gran abrazo diciéndome que todo estaria bien. Rompí en llanto aferrandome a ella.
Porque ella entendía todo lo que yo sentía.
—¡Lo siento tanto Chi!—Una lágrima bajo por su mejilla—Todo es mi culpa, yo no debí haberme ido...
—¡No Maya!—Negue con la cabeza—No es tu culpa, es culpa de aquel hombre... Ese maldito hombre arruinó mi vida.
—¿Le dijiste a tus padres?—Negue con la cabeza.
No podía decírselos, mi padre se encuentra ocupado con asuntos de su trabajo y mi mamá está tan enfocada en su nuevo trabajo.
No quiero arruinar su felicidad.
No quiero arruinar la felicidad de nadie.
Este es mi problema y yo debo cargar con ello.
Fin del recuerdo:
A Maya le tocó irse a su casa y yo me senté en una de las sillas de la entrada a esperar a mi mamá.
Una chica que parecía traer puesto ropa de ballet y zapatillas tomo asiento en la silla que se encontraba a mi lado.
—¡Hola!—Saludo.
—Hola—Salude.
—No te he visto por aquí ¿Eres nueva?—Pregunto.
—Si, entre en la compañía hace poco.
—¿Entraste en la compañía?—Asenti con la cabeza—¡Cool! Yo intenté entrar muchas veces pero jamás supere las pruebas así que decidí probar con el ballet y aquí estoy—Se quito las zapatillas para luego colocarse unos tenis muy bonitos.
—¡Erin!—Escuche un grito a la distancia, la chica a mi lado alzo su cabeza y sonrió.
Un chico de cabellera castaña y aspecto rebelde se acercó a la chica que se encontraba a mi lado, ambos se saludaron y ella tomo sus cosas para irse.
Ella me miró, tenía unos ojos azules muy bonitos—El es mi amigo Troy y yo soy Erin.
—Mi nombre es Chicago—Dije y el chico me miró.
—Chicago, extraño pero lindo nombre—El chicho de nombre Troy hablo—Supongo que nos veremos por ahí.
El y la Chica de nombre Erin caminaron hacia la salida y después los perdí de vista.
Troy... Su apariencia de chico rebelde solo me da a saber dos cosas: Peligro, místerio.
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