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Todos estamos a salvó por ahora.

Mis hermanos incluyendo mis padres junto a Eloisa y Jermajesty se encuentran en la estancia, algunos con cara de pánico y otros un poco frustrados.

Cuando baje de aquella camioneta mi padre corrió hacia mi, repetía una y otra vez si estaba bien lo cual yo le respondí que si. Estaba muy preocupado y asustado.

—¿Que haremos ahora papá?—Bigi rompe el silencio.

—Por ahora procuraremos no salir de la casa y si alguien llega a salir tendrá que ser con guardaespaldas y máxima seguridad—Dijo a lo que todos asentimos con la cabeza—¿Entendido?

—Si—Respondemos todos al unisono.

—Por el momento no es recomendable que Jermajesty y Eloisa salgan. Mottola puede seguir por allí—Paris habla.

—Cierto, deberán quedarse hoy aquí chicos... Ya mañana saldremos a llevarlos a sus casas.—Mi padre vuelve a hablar.

—Ire a decir que preparen las habitaciones, los veré luego chicos—Mi madre se retira y yo me quedo sentada en el mismo lugar.

—¿Y si el vuelve papá?—hablo por fin, desde que llegué no había querido abrir la boca. Toda esta situación me asusta mucho.

No quiero que Tommy Mottola me haga daño a mi y a mi familia.

—Tranquila mi pequeñita, por ahora no volverá—El se sienta a mi lado y me deja recargar mi cabeza en su hombro.

—Que les parece si para aliviar toda esta tensión ¿Jugamos cartas?—Eloisa habla.

—Me parece una buena idea—Mi papá sonríe y Jermajesty se une a la idea.

Max llega hacia mi y lo tomo con mis manos para colocarlo sobre mis piernas, el se coloca en una posición cómoda para el mientras observa lo que hay a su alrededor.

—¿Quieres jugar cartas Max?—Le pregunto y el suelta un pequeño ladrido.

Mi papá se ríe y yo también—Creo que es un si, ya que Max quiere jugar yo también lo haré.

—¡Genial!—.

Acaricio a mi cachorro mientras mi papá se acomoda mejor en el sofá y me guía hacia el para que me recueste sobre su pecho. Max aprovecha y se acuesta sobre mis piernas.

Mi papá y mi cachorro junto conmigo, la verdad es un ambiente muy bonito y cómodo.

En el fondo de mi corazón deseo que sea así para siempre...

Tommy Mottola

—De verás que Jackson es astuto eso lo admito—Hice una pausa—Ahora sabemos que no es tan pendejo como parece.

—Pero... Ahora estarán alerta ¿Que vamos hacer?

—Por ahora nada hombre, pero quiero jugar un poco con la mocosa de Chicago.

—¿Que harás Mottola?—.

—Ya lo verás. Que te parece si algunos secretos oscuros salen a la luz.

—Te refieres...

—¡No solo eso hombre!—Lo interrumpo—Tengo otras cositas que sería bueno que salieran a la luz de una vez por todas. En fin ¿Cómo se ha portado la chica?

El suspira—Llora y grita mucho pero solo eso.

—Todas son unas mocosas insoportables—Ruedo los ojos—Si se sale de control ya sabes que hacer. Tienes la experiencia.


Chicago Jones

Por el momento no había peligro así que mi padre se encargó de llevar a los Chicos a sus casas. Me encontraba dándole un baño a Max pero era un poco difícil.

Se mueve mucho y nunca está tranquilo.

Lo vuelvo a colocar en la tina y luego aplico un poco de shampoo en su cabecita. En los pocos minutos que llevamos aquí estoy mojada de pies a cabeza. De hecho debería darme un baño yo también.

—Max. Cálmate—Le pido pero como era de esperarse no le importa en lo absoluto.

Niego con la cabeza mientras observo cómo sigue moviéndose como una lombriz.

Termino de sacarle por completo el shampoo de su cabecita para luego cerrar el grifo de aquella tina, haciendo que deje de salir agua de esta.

Tomo una toalla y arropa a mi cachorro con esta, trato de secarlo y cuando salgo del baño para colocar a Max en mi cama, este sacude su cuerpo haciendo que mi cama quedé empapada.

—¡Max, por Dios!—Me quejo y escucho una risa. Alzo mi mirada y veo a Maddy en la puerta de mi habitación.

—Esta muy travieso últimamente ¿No?—Se acerca y toma la toalla para secar a mi cachorro.

—Desde que volvió—Admito—Creo que el estar rodeado de muchos perros y sus diferentes razas hizo que Max sacara a la luz su lado travieso. No me molesta... Aunque está un poco agresivo últimamente.

—¿Agresivo?—Ella pregunta sorprendida y yo asiento con la cabeza.

—Lo note estos días. Intento morder a Eloisa dos veces y siempre que la ve solo le ladra como un loco.

—Chicago, no creo que Max trate de ser agresivo o algo por el estilo—Termina de secar a Max y deja la toalla a un lado—De hecho es todo lo contrario.

—¿A qué te refieres?—Le pregunto confundida.

—No sé si lo sabías... Pero los perros saben perfectamente cuando alguien trata o intenta  hacerle daño a su dueño.

—...

—Creo que este es el caso de Max—.

¿Que?

—¿Cómo? ¿A qué te refieres?—Pregunto más que confundida.

—Solo te diré que cuides tu espalda y sobre todo... Ten cuidado de Eloisa.

—...

¿Tener cuidado de Eloisa?

Pero ¿A qué se refería Maddy con eso?

Mi móvil vibró en mi mesita de noche y fui hasta alli para tomarlo, al desbloquear la pantalla pude ver qué era la notificación de un mensaje.

•Tienes un mensaje nuevo
Tomás:

¡Hola Chicago! De verdad espero que te esté llendo muy bien en tu recuperación... Pero necesitamos hablar y es urgente. ¿Te parece si voy a tu casa ?

Fruncí mi ceño ¿Que tendría tomas que decir que es tan urgente?

Volví a llevar la mirada a mi móvil cuando escuché la vibración de otra notificación.

Tomás:

Lo que debo decirte también deben saberlo tus padres, mientras más pronto sea mejor. Espero tu respuesta.

El último mensaje que recibi de Tomás me dejó aún más confundida. ¿Mis padres? Que será eso tan urgente que debe decirme y porque deben saberlo también mis padres.

Sin duda alguna no debe ser algo bueno.

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