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Chicago Jones

Dos semanas después

Hoy era el día que todos han hablado por meses...

Es mi cumpleaños.

Cumplo trece años.

Y mi vida es una mierda.

Muchas cosas extrañas han sucedido. Aquella vez en el Túnel desperté en una cama semidesnuda y no me acordaba en lo absoluto de lo que había pasado la noche anterior.

Troy me dijo que no me había sentido bien, me dijo que empecé a quitarme la ropa delante de todos y el me había llevado al piso de arriba para que descansará.

Le crei, tiene sentido ya que ¿Porque más estaría semidesnuda? Y por lo que me dijo, había consumidos mucha droga la noche anterior.

Pero lo que si no me explico es... ¿Que paso con Maya?

Según lo que me dijo... Le grité y rompí su teléfono. Es extraño y me sentí mal ya que yo no suelo ser una persona violenta. Me disculpé y gracias a Dios acepto mis disculpas.

En casa las cosas están extrañas, mis padres actúan raro y mis hermanos casi nunca están en casa. Me enteré que Jermaine se llevó de viaje a Jermajesty y Eloisa, no podrán estar en mi cumpleaños.

Últimamente he hablado con Maddy, ella me ha hecho sonreír últimamente pero aún no tengo confianza para contarle todo lo que sucede en mi vida. El miedo a que corra a contárselo a mi padre está ahí y yo simplemente no quiero que se decepcione de mi.

El no merece eso.

Maddy ha tenido Charlas conmigo, me ha preguntado sobre mis cambios de actitud y solo he podido decirle que simplemente estoy de mal humor todo el tiempo.

Shawn sigue en coma y cada vez hay menos esperanza de que despierte, mi tía Lisa no se aparta de su lado...

Que puedo decir de Alexis... Mi amiga sigue desaparecida y no hay ninguna pista de dónde podría estar.

Solo espero que esté bien...

Con Erin las cosas no están bien...

Para nada bien...

Cada vez su actitud conmigo es peor... La última vez que nos vimos.

Llegó a golpearme.

Sino fuera por Tomás... Nose que hubiera sucedido.

Recuerdo:

Erin se estaba volviendo loca ¿En verdad piensa que yo podría tener algo con Troy?

El solo me ayudó aquella vez que despierte y no sabía que había sucedido la noche anterior. Me dió de comer y me ayudó a que pidiera llegar a mi casa.

Pero Erin maliterpreto las cosas.

¡Ni siquiera sabía que ellos tenían algo!

Tomás solo me dijo que eran amigos con derecho y se supone que una de las reglas del grupo era contarnos todo...

—¡Te lo repetiré de nuevo imbécil!—Erin me tomo de ambos hombros sacudiéndome violentamente—¡Alejate de Troy!

Sentí como su palma impactada con mi mejilla y luego como con sus manos ella me empujó haciendo que cayera al suelo.

—¡Maldita sea Erin!—Escuche la voz de Tomás y unos pasos acercándose—¿Estás loca?

Erin no dijo nada, solo se limitó a salir de la sala y cerrar la puerta de un potazo.

—¿Te encuentras bien Chicago?—Tomas preguntaba mientras me ayudaba a levantarme.

—Si... Estoy bien—Dije mientras me sentaba en el sofá.

—Erin ya se está pasando de la raya—Me observaba—Tienes que dejar el grupo Chicago.

—¡No!—Digo exaltada—¡No dejaré el grupo Tomás!—Tome una bocanada de aire—Erin solo estaba molesta y no es para tanto.

El resto de la tarde no la pasamos discutiendo y gritandonos.

Tomás quiere que deje el grupo pero no lo haré, no cuando esté grupo y el Túnel son lo único que me hace sentir bien.

Fin del recuerdo.

Algo que me tiene un poco feliz es que Prince me devolverá a mi amado cachorrito, Max. Junto a su perra, Kenya, se lo había llevado a un lugar vacacional en dónde diversas razas de perros suelen jugar y pasarla bien. Max se encuentra de regreso y espero poder cuidarlo como lo hacía anteriormente.

Un pastel mediana de chocolate se encontraba frente a mi, mis padres me habían despertado cantando el cumpleaños feliz y con un pastel en manos.

Se los agradecí como pude pero... ¿En verdad merezco esto? No, claro que no.

No merezco absolutamente nada, no merezco ni siquiera que me miren.

—¡Mi niña ya tiene trece años!—

Si padres, ya lose.

No hay porque recordarlo.

Pero es algo que no podré evitar ya que de esto se trata este día.

Celebrar que tengo trece años.

La mañana transcurrió de manera ¿Normal? Maya llegó temprano para ayudarme con lo que me pondría en unas horas ya que la fiesta era a las 2:00 PM.

Tome una ducha para tratar de relajarme. Sentía una extraña sensación dentro y fuera de mi cuerpo.

Solo son nervios, Chicago.

Pero no es la misma sensación que sentí en anteriores veces.

—¿No puedo usar algo que cubra más mi cuerpo?—Hago una mueca de disgusto al verme frente al espejo—Este vestido muestra de más... Maya.

—Deja de quejarte—Me reprochó—No muestra de más el vestido.

—¡Me siento incómoda!—Me quejó.

—Tendras que soportarlo... Solo son unas horas, además te vez hermosa querida amiga—Ella sonríe mientras yo sigo mirándome en ese espejo.

Yo no me siento hermosa...

—Vuelvo en un minuto—Ella sale de la habitación.

Me miró en ese espejo y simplemente no me reconozco, esa no es la Chicago de hace dos meses.

Rompo en llanto... Tenía mucho tiempo sin llorar, solo bebo y consumo hasta perder la conciencia.

Recuerdo hace meses cuando en mi vida no había nada malo, solo esa estúpida presión de ser perfecta.

Esa presión se convirtió en miedos, malas decisiones...

Pero aquel día en el parque... Desde el preciso momento en el que fui tocada sin mi consentimiento, aquel día que fui dañada.

Desde el día en el que aquel desconocido abuso de mi, todo se fue a la mierda.

Mis sueños empezaron a ser algo que tenía que estar en el olvido, mis metas y logros pasaron a ser solo recuerdos.

Todo aquel significado de belleza y amor propio que mi padre había estado construyendo por meses... Fue arrancado de mi corazón, de mi ser.

Pase de sentirme la niña más hermosa, a ser la niña más repugnante de todas.

Porque no hay un día en el que no pueda evitar sentir asco de mi, asco de lo que aquel hombre logro hacer conmigo.

Asco de haber matado a Chicago Jones...

Yo mate a Chicago Jones... Lo hice y de la peor manera.

Mate a Chicago Jones, aquella niña soñadora que logró superar sus miedos gracias al amor que sentía hacia los demás, amor que sentía hacia su ídolo...

Ahora solo existía... Chicago Jackson, la hija mediocre y repugnante del Rey del pop que fue abusada sin razón alguna, hija que bebe y de droga a espaldas de su padre.

Chicago Jackson es la hija que nadie debería tener.

Chicago Jackson es la hija que más repulsión tienen mis demás al ver.

Chicago Jackson ni siquiera debería tener el título de hija.

Chicago Jackson no debería ser una persona.

Chicago Jackson debería ser la mierda más asquerosa que alguien pudo haber visto.

Chicago Jackson no debería existir...


—¡Gracias a todos por asistir al cumpleaños número trece de mi princesa!—Mi padre habla—Ahora quisiera que mi hija dijera unas palabras—El trata de acercarme el micrófono pero yo niego con la cabeza.

Lo menos que quiero es hablar delante de todos ¿Que nadie logra entender eso?

Fui obligada a saludar y convivir con personas que no les importa en lo absoluto mi existencia en este mundo ¿Y ahora quiere que hable? No, no lo haré.

El tiempo transcurre maldita mente lento, hay muchas personas para ser sincera, este vestido es sumamente incómodo y me siento como si en cualquier momento fuera a desmayarme.

Siento algo dentro de mi que no está bien.

Solo quiero desaparecer...

No veo a mis hermanos por ningún lado y la gente está mirándome, esperando a que haga algo.

Siento como todo mi alrededor da vueltas...

Entonces como la mierda cobarde que soy... Salgo corriendo de allí.

A la mierda si se ve bien o no, debo salir de aquí.

Entro a una habitación que parece ser la oficina de mi padre y cierto la puerta a mis espaldas.

Me pasó las manos por el rostro y me siento en la silla que se encuentra en el escritorio de la habitación.

El escritorio tiene un cajón que se encuentra medio abierto y no, no me llama la atención el cajón.

Llama mi atención lo que hay dentro del cajón.

Lo abro por completo y tomo en mis manos un sobre color amarillo que se encuentra medio escondido.

Tomo el extremo del sobre y lo abro para ver su contenido. Apartó el sobre y mis ojos ven por primera vez aquellas fotografías, hago una mueca de horror y me levanto de la silla dando un grito de miedo, de horror por lo que estoy viendo.

Es mi abuela...

Asesinada...

Mi abuela fue asesinada...

Vuelvo a gritar y sin dudarlo rompo en llanto. ¿¡Cómo es eso posible!? ¡Mi abuela fue asesinada!

Arrojo las fotografías al suelo porque me es imposible poder verla en ese estado tan horrible...

¡Ya lo sé! Fue mala conmigo, me secuestrado y casi nos mata a todos. Fuera lo que fuera ella no merecía que le sucederá esa.

Mucho menos... Merecer tan horrible final...

¿Mi padre lo sabía? ¡Porque mierda no me lo dijo!

¡Porque me lo oculto!

Era mi abuela... ¡Maldita sea, era mi abuela!

Sentí como alguien entraba a la oficina y tome las fotografías del suelo, al ver que era mi padre le arroje las fotografías y este me miró ¿Sorprendido? No lo sé, solo quería una maldita explicación.

—¿¡Cómo pudiste ocultarme algo así!?—El me miró confundido pero al ver aquellas fotografías su rostro padelecio de inmediato, había entendido a qué me refería.

—Princesa... Puedo explicártelo.

Lo mire y negué con la cabeza—¿Explicarme qué? ¡Mi abuela fue asesinada! Okey... ¡Fue asesinada! Me lo ocultaste y no tenías el derecho de hacer eso, no tenías el maldito derecho de... ¡Ah!—Senti un gran dolor en mi vientre y divisé como por mis piernas se deslizaban gotas de sangre que al instante pasaron a ser algo más.

Caí en los brazos de mi padre mientras el gritaba por ayuda.

—¡Chicago! Hija estás... ¡Estás sangrando Chicago!—Decia desesperadamente.

Ya no podía ver y escuchar con claridad, solo podía sentir que estaba siendo cargada por mi padre mientras el gritaba desesperado.

Chicago... No debiste haber venido a los Angeles.

No debiste haber despertado hoy en la mañana...

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