CAPITULO 9
SAMADHI
Debo admitir que me enojó tanto ver a Clarence justo en la entrada. Que lo primero que hice al verlo de lejitos fue irme directo a la barra de tragos con un William siguiéndome el paso. Pero al verlo llegar justo a lado mío la sangre se cayó hasta mis pies. No lo esperaba, tampoco esperaba que quisiese hablar conmigo, pues verlo con la chica voluptuosa me hizo pensar otra cosa. Esos dos han jodido.
Agradecí cuando Will se hizo a un lado y nos dejó a solas. Muy en el fondo agradecía que precisamente Clarence viniera hacia mi pidiendo disculpas. Me causó una satisfacción interior tan, pero tan profunda, que me quería ir corriendo de inmediato. ¿Sería el efecto del alcohol? Tal vez... por eso mismo es que mejor me pare y le camine.
Solo lo escuchaba, hablar y hablar detrás de mí como un loco. Yo misma sabía que lo perdonaría, por lo menos un rato. Y justo en el momento exacto, el ojos de botella comenzó con su cuenta regresiva. Solo ponía atención al número y poco antes de gritar el uno, miré a Clarence de una manera tan divertida, que me quería reír. Tal vez él no lo había notado, pero yo si. Íbamos vestidos del mismo color, anaranjado neón...
El ojos de botella gritó uno, y corrí hacia él, y aquí estaba yo, tomándolo de la mano como si nada. Como si no me hubiese dejado plantada.
La pintura de neón color azul, blanco, verde, anaranjado... ¡Infinidad de colores! Comenzó a sobre nosotros. No pude contener mis ganas de reír. Claro, estaba enojada con Clarence pero eso no evitaría que no me divirtiera hoy. Ya se las haría pagar después.
Comencé a brincar sobre la arena. Clarence siguiéndome el paso, aun estábamos tomados de la mano y la sensación extraña apareció. Decido ignorar ese momento y disfrutar del ambiente a nuestro alrededor.
Los dos bailamos al ritmo de la música llenos de pintura neón. Las luces se tornaron a un color diferente donde todos a nuestro alrededor brillaban y ver sus caras de alegría me causó una satisfacción profunda, estábamos vivos disfrutando y alegrándonos de la vida. ¿Qué no es eso lo que deberíamos hacer todos? Disfrutar de los buenos momentos dejando atrás los problemas y lo ajeno.
Éste momento yo le llamo felicidad. Disfrutar por completo la música que había a nuestro alrededor, donde la felicidad no cabía en el corazón que se te iba a los pies y saltábamos de la emoción, donde nada más importaba, sólo nosotros dos...
¡¿Pero que rayos acabo de decir?! ¡Clarence es un imbécil por haberme dado el plantón de la vida!
Lo único malo de todo es que eso no evitaba el quererme acercar más a él, y lo contradictorias hacia mí misma que eran mis ofensas por él. La musica cambia y decido parar de saltar y bailar. Ahora mismo estoy molesta pero eso no me impide a dejarlo de mirar. Una ligera capa de pintura azul le cubre el cabello y su perfecto rostro bronceado. ¡Rayos, se ve demasiado guapo!
Lo siguiente que hago es juntar nuestras frentes tomándolo de las cienes acercándome más a su jugosa boca, que para ser honesta, me habla a gritos que la bese sin siquiera moverla. Roso mis labios con los suyos sintiendo una ligera suavidad en ellos, pero me abstengo, a mi no me dejan plantada, y menos un tipo como él. Su rostro es un poema cuando nota que me voy bailando y saltando para otro lado dejándolo malhumorado y solo.
Su expresión me encanta, ¡Qué digo me encanta! ¡Me fascina! Dejarlo ahí decepcionado y humillado por las ganas que tendríamos de besarnos ha sido lo mejor. ¿Qué creía? ¿Qué después de haberme dejado plantada? ¡¿Yo lo premiaría?!
¡No, no, no, no señor!
La emoción se apodera de mi, sabía perfectamente que Clarence no era de los que se quedaban tranquilos, si no de los que luchaban por conseguir lo que querían. Pero yo eso ya lo sabía, y se la haría completamente difícil. Conmigo no sería fácil, y mucho menos sencillo. No solía salir con chicos y el único novio que había tenido se había mudado a Inglaterra hace tres años.
Sigo mi camino. La mayoría de universitarios siguen en la arena brillando y me encantaba lo que veía a mí alrededor. Todos bailando y cantando al ritmo de la canción. Me fui acercando más al escenario donde se encontraban Sony, Brad, y el ojos de botella junto a ellos.
—¡Hola exhibicionista! — exclama el cuatro ojos.
Nunca he sido de las personas que insultan a la gente, pero a éste quería decirle hasta lo que no, y si era posible sacarle los ojos por haberme exhibido de esa manera frente a todos. Le hice un gesto el cual ya no respondió.
—Vamos, eran las reglas —habla. — ¿Cómo lo puedo compensar? — y seguía...
—No te preocupes, no hace falta. El karma llegará con calma —le digo guiñándole un ojo. Después le sonrío quitándole uno de los tragos que estaba preparando.
Eran unos pequeños vasos con el fondo iluminado, se veían geniales, pero sabían... ¡Deliciosos! De un trago se terminó todo, que fui a por otro. Mi cuerpo no me lo agradecería después pero... ¡Que va! Ebria ya estoy.
—¡Ya fue suficiente! — espeta Clarence arrebatándome el vaso molesto.
¡Pero claro que estaba molesto! No le había besado y para mi eso era mas que perfecto.
—¿Qué es lo que quieres Johnson? — le pregunto en un tono molesto.
Ya no sabía ni cuánto alcohol había ingerido a mi sistema, las piernas me temblaban a cada nada y la cercanía de Clarence no ayudaba mucho. Por un momento me sostuvo del codo y después me rodeo la cintura para que no me estampara en el suelo.
Sinceramente la sensación que sentía ante su acción era satisfactoria. Pero eso no impediría mi enojo a por él.
—Mira como estas... ya fue suficiente — y dale con eso...
—Sabes Johnson, ¡No eres mi padre! —respondo tajante sintiendo las palabras arrastrarse.
¡Dios! Pero qué vergüenza, era inevitable no decirle tonterías como esa. Me suelto de su agarre, estoy mareada y no omito el hecho de que Sony se encuentra a unos cuantos metros observando hasta el mas minimo detalle. Se nos queda viendo disimuladamente desde el sitio en donde se esta parada.
—¡Sam! — gritonea Clarence —¡Ven aquí! —habla entre dientes.
Lo dejo ahí sin hacerle el mas mínimo caso. Solo escucho lo que le dice al ojos de botella: «Ya no le sirvas más tragos».
¿Quién se cree para pedir eso? Su actitud hacia mí comienza a preocuparme. Me gusta la dependencia hacia mí misma, ni siquiera mis padres me dicen que hacer, porque yo ya lo sabía. Distinguir entre lo que era bueno y lo que era malo. Y definitivamente Clarence es lo malo. Si necesito algo, yo misma lo hago, no necesito de alguien más que se haga cargo. Siempre ha sido así desde que tengo catorce años.
Su actitud despreocupada no me agradaba para nada. «¿O es que tal vez me faltaba más por conocer?» por un momento me pregunto, pero para ser honesta aun no lo quiero conocer del todo.
Sigo mi camino, no quiero hablar con él, «Al menos no en éste momento». Dije que me las pagaría por haberme dejado plantada, e ignorarlo era mi mejor venganza.
Camino hacia los casilleros donde se encuentra mi atuendo para poder ponérmelo de nuevo. Afortunadamente el que esté un poco ebria no me hace hacer estupideces como perder la llave que está atada a mi muñeca. La quito abriendo el casillero colocándome el atuendo en tiempo record.
—¿Tú eres Sam? —escucho la voz cálida y relajada de una chica haciéndome esa pregunta.
Volteo hacia ella quedando sorprendida por su hermosura. Es alta, cabello negro, ojos color marrón y todas curvas voluminosas iniciando con los senos. Si era ella, la chica del ascensor en el apartamento de Clar y de la alberca.
—Si —titubeo al principio, pero después de carraspear mi garganta recibe una respuesta mucho más firme y segura. —Si, soy yo.
—Ya veo. Ahora entiendo porque Clarence te dejó plantada el día de hoy por irse conmigo —eso si que no me lo esperaba. —Te falta carisma y un poco más de gracia.
Era la primera vez que me sentía de ésta manera, me sentía... me sentía herida. Verla a ella con su traje de baño diminuto a dos piezas me hizo dudar por un segundo de mi belleza externa.
¡¿Pero que me pasa?! Eso no me ensañaron, pues la belleza interior era lo que más importa al final. La belleza exterior es como una naranja, por fuera solo la ves apetecible, pero por dentro... por dentro está lo mejor. Lo que le da proteína a la vida, lo que le da un sentido y un sabor, donde poco a poco crece su dulzura, amargura, y se va directo a la belleza exterior. Si sus curvas pueden con eso.
—¿Qué tiene de malo? — pregunto altanera levantando la barbilla. —¿Tan insegura estas de ti misma que tienes que venir a hablarme precisamente a mí y decirme el porque me han dejado plantada? —su cara para mí es como un poema. Quería burlarme de ella, pero yo no era de esas —Lo supuse, no te rebajes cariño. Ahora, si me disculpas...
La rodeo yéndome caminando justo a donde se encuentran Sony, Will y Brad. Las sangre me vuelve a circular después de todo ese valor que tomé prestado de mi orgullo.
Había estado platicando con Will. No mostraba mucho su mirada, al contrario, era una mirada expuesta, como si fuese un libro abierto y tan agradable que dejaba ver un atisbo de confianza en ella. Al instante me cayó bien su optimismo.
—¿Quién era esa? — pregunta Sony cuando me acerco a donde se encuentran.
—Ni idea —le contesto para después cambiar de tema.
— Y... aún estas en el instituto ¿cierto? — pregunta Will.
Asiento a su pregunta solamente dándole un pequeño trago a la bebida amarga que tenía en el vaso.
—¿Y tú en la universidad? — le devuelvo la pregunta, eso yo ya lo sabía. Era lo más obvio al ser el amigo de Brad.
—Si, oye ¿te gustaría ir a una fiesta después de ésta en el apartamento de mi primo? — lo miro por décima vez. Sus ojos verdes son divinos.
«No como los de Clar».
—Iré solo si van Sony y Brad —afirmo. No estaba loca para exponerme con un desconocido.
«Mira quien habla, la que se fue con alguien que solo veía a lado de su casillero semana tras semana» pensamiento traicionero. Me deshago de la gran verdad que dice mi subconsciente, el cual aparece solo cuando le conviene.
Los cuatro nos encaminamos a la Jeep de Brad, ésta se encuentra estacionada sobre la orilla fuera de la playa. Will me ayuda a subir con él en la parte trasera.
— Negocios Internacionales ¿Eh? —añade Will a la conversación haciendo un mohín que me causa gracia.
—Es mejor que ser un abogado amargado —me defiendo.
—Disculpa, pero los abogados ¡Somos los mejores! —aclara.
Brad acelera, da un grito al aire y comienzo a reírme. William se levanta sosteniéndose de la barra metálica que sostiene la Jeep para poder gritar también. Su entusiasmo y alegría me contagia y me dan unas inmensas ganas de gritar también.
—¡Ven Sam! ¡Grita tú también! —exclama Will estirando la mano para que la tome y grite junto con él.
Tan feliz, tan despreocupado... Me levanto justo a su lado con la Jeep en movimiento. El aire fresco choca por completo en mi cara sintiendo el viento chocar contra mi piel. Cierro los ojos, y me es difícil ocultar más mi felicidad. Grito, grito tan fuerte como puedo con cientos de emociones que recaen sobre Brad.
«¿En realidad estoy enamorada de él?» Todos estos años sin alguien a mi lado se tornan tediosos. ¡No podía estar con el novio de quien se supone es mi mejor amiga! Los sentimientos por él siempre han sido los mismos después de años, pero eso tiene que hacerse a un lado. No son los valores que mis padres me han enseñado.
Después de por lo menos una hora Brad anuncia que ya hemos llegando al lugar. Lo que en realidad no me esperaba era llegar "al lugar" donde vivía Clar.
OTRO CAPÍTULO MÁS ♥
Lanceam LO SIENTO si me tarde un millón ♥️ Pero ya lo tienen aquí.
Gracias infinitas.
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