CLARENCE

Otra vez me encontraba en la misma situación de siempre.

Mujeres, alcohol y drogas, no eran una buena combinación. Y menos si la mujer que tenía al otro lado de la cama era mi mejor amiga, Samantha Jones.

Como toda fiesta de viernes, Samantha se quedaba a dormir en mi cama para después pasarla bien un buen rato. No me quejaba por ello. Recuerdo muy bien el día exacto en que la desfloré. Los dos, más bien juntos perdimos la virginidad, ese había sido el pacto de ambos. Pero al día de hoy, después de seis años y a mis veintiuno, todo se había olvidado. Cada quien tomó su rumbo para poder tener sexo y experimentar con otras personas, que al día de hoy lo nuestro era convencional y sexo casual.

— Buenos días — escucho su sensual voz detrás de mí.

— Buenos días — le respondí, girándome hacia ella. La tomé de la cintura y la subí sobre mí colocando mi erección mañanera sobre su intimidad.

— Mmm... alguien amaneció contento — ¡Mierda! Sabía lo que me gustaba, su sensualidad y la descares con la que me trataba. Tal vez por eso no me aburría de su cuerpo, pues era perfecto, todo lo que yo buscaba en una mujer como ella.

— Tú lo pones contento — le dije, mientras dejaba un rastro de besos sobre su cuello.

— ¿Quién era la chica de ayer? — preguntó. 

¿Quién?

— ¿Cuál chica? — le pregunté.

— La chica, estabas con una en la fiesta de Paul el día de ayer — dijo frunciendo el ceño —. Y después la vi fuera del apartamento dirigiéndose al ascensor, y lo más extraño es que traía tu cazadora negra, la cual nunca me prestas.

¡Mierda! ¡Mi cazadora la tenía ella! No me había dado cuenta. Sí que me acordaba de ella, cabello castaño, ojos color miel, y unas increíbles tetas. No estaba voluptuosa como me gustaban, pero fea no era. La mojigata y recatada de Samadhi Stone.

— Si, la recuerdo. Lo que no recordaba era que se había llevado mi cazadora negra.

— ¿No te cansas de jugar con mojigatas de instituto? — esbocé una sonrisa, su rostro mostraba un atisbo de celos que ella siempre quería ocultar. Y yo siempre terminaba descubriendo.

— La verdad es que no — le dije, quitándomela de encima. Otra vez tocaría esa conversación, de la cual, no me gustaba hablar.

Me levanté de la cama. Me puse un pantalón de chándal y una playera blanca para evitar el tema.

— ¡Lo siento! Sé que no te gusta tocar ese tema, pero deberías pensar en... en tener una relación formal y seria con alguien, y más si tu papá...

— ¿Podrías cerrar la boca por un momento Samantha? El tema de mi padre es lo que menos me importa en éste momento.

— Yo solo decía. Ya, discúlpame — dijo, mientras se envolvía en una de las sabanas.

La deje en mi habitación para ir a la cocina y desayunar algo, pero el desastre que había era peor al de semanas anteriores cuando organizábamos una "reunión".

«¿Es que no te has dado cuenta de todo el desastre que tienen aquí?». La señorita perfección, con su habitual impertinencia, pero después de todo tenía razón. Recordar sus palabras me causó gracia, y después un atisbo de culpa. La había dejado irse completamente sola.

Llamé a John, seguro él sabía que habría pasado con ella, después de todo tenía mi cazadora. Éste respondió a la brevedad.

— Señor Johnson, ¿en qué puedo ayudarle?

— John, la chica con la que llegué ayer, mmm... ¿En qué se fue? — pregunté desinteresadamente, pero si le había pasado algo había registros y testigos que la vieron aquí llegar conmigo.

— Sí señor, le pedí un taxi que la llevara directo a casa — ¡Que alivio!

— Bien John, era todo, gracias.

Bueno, al menos alguien la vio irse sola.

— ¡Hermano!

— Lucas, ¡Pero que desastre hicieron ayer! — espeté molesto.

— Ya viene el personal de limpieza para asear, ¡Tranquilo viejo!

Rodeé los ojos, para después ver salir a una Samantha recién bañada y cambiada de mi habitación.

— Bien ¿almorzamos? — dijo animada.

Los dos asentimos, para después comenzar a preparar el bendito desayuno que nos hacia falta. Yo no tomaba alcohol, así que no tenía resaca. Pero la cara que traían ambos les delataba.

¡ULTIMO CAP DEL DÍA! 

Capitulo cortito para Clarence y lo comiencen a conocer un poquito.