CAPITULO 26


SAMADHI



Me resultaba extraño ver al padre de Brad sentado en la sala de mi casa.

— Y... ¿Cómo vas en el instituto? — preguntó interesado. Realmente él no tenía idea de que ya no asistía. No lo quise incomodar, así que le respondí.

— Bueno pues... ya estoy por entrar a la universidad en dos semanas más — le dije.

— ¿A la universidad que asiste Brad? — preguntó. Vaya, el parecido entre ambos era impresionante. Simplemente asentí a su pregunta — Que bien eh, ¿Qué estudiaras?

— Negocios — respondí tajante sin querer. Carraspeé — Negocios es lo que me gusta. Sobre todo el área de economía y finanzas — respondí — ¿Tiene algún interés en mi madre? — me fue imposible no preguntarle.

Falco Labello se atragantó al hacerle esta pregunta, pues justamente estaba tomando un sorbo de agua.

— Discúlpame Falco, pero tenía que atender esa llamada — salvado por la campana Labello. Mi madre tomó asiento a lado de Falco.

— ¿Qué sucede? — pregunté.

— Bien hija — ¿mi madre nerviosa frente a él? Eso sí que era una novedad — Falco será nuestro abogado.

¡Dios mío! Y yo mal interpretando las cosas, aunque nada me quitaba de la cabeza que algo se traían ellos dos. No me opondría ¡Claro! Pero tener al padre de Brad como padrastro, eso sí que era algo confuso y raro.

— Y... ¿Por qué ocupamos un abogado? — pregunté curiosa, sentía que algo estaba pasando.

— No es nada malo hija, tu tía Clarisa y yo firmaremos para un proyecto sobre los diseños y requerimos de un abogado para que revise el papeleo — hizo una breve pausa, y miró nerviosa al señor Labello —. Por lo cual lo veras muy seguido por aquí.

Sonrió ampliamente. Suspiré y esbocé mi mejor sonrisa.

— Me parece bien — le hice saber. No entraría en detalles, no aun —. Si es todo ¿me puedo retirar?

— Si hija, es todo — respondió —. Tenemos una conversación pendiente Samadhi, no se me olvida — espetó eso último mirando mi atuendo.

Me dirigí a mi habitación.

Ya dentro vi el desastre que era, pues el día de ayer había buscado por todos lados el vestido... ¡el vestido! Bien, el vestido que ahora he olvidado en casa de Clar.

Comencé a recoger el desastre que era mi habitación. Y después de un par de horas, ya se encontraba completamente limpio el lugar. Aspire el aroma que ya extrañaba, aroma a limpio.

Mi madre abrió la puerta.

— Y bien Samadhi — allá vamos —. ¿Dónde estabas? Llegué a las diez de la mañana y aun no llegabas. Vi tu coche estacionado y supuse que estabas en casa, pero cuando voy a tu habitación ¡Sorpresa! No estabas.

— Fui almorzar con Sara — mentira —, y se me fue la nocio...

— No mientas Samadhi, si vi cuando el muchachito este llamado Clar te trajo ¿Pasaste la noche con él?

¡Mierda!

— No exactamente... — le respondí, me tomó in infraganti — Bien, salgo con él, pero no es lo que parece. No porque traiga su ropa ya significa que me acosté con él madre — al menos no ayer.

¡Diablos!

— Te creo hija, por el simple hecho que confío en ti, pero que no vuelva a suceder — asentí —. Bien. Me ocupare lo que resta de la tarde en mi habitación. La comida está hecha, y si piensas salir regresas temprano.

— Si madre — que rápido habla ésta mujer.

Así que bajé al primer piso, y me dispuse a comer.

Eran las siete de la noche cuando recibí la llamada de Clar. Esbocé una sonrisa radiante con tan solo ver su nombre en la pantalla de mi celular.

— Hola cariño — respondí con voz melosa. Quería escuchar su reacción.

Hola, Samadhi Stone — contestó. Di un suspiro, me fascinaba cuando pronunciaba mi nombre completo con su voz —. Lucas y yo ya vamos para tu casa.

— ¿Y Sara? — pregunté.

¡Hola amiga hermosa! — escuché a Sara gritar, también escuché como los demás la callaban.

Llegamos en menos de veinte — me confirma Clar.

— Está bien, aquí espero — respondí emocionada, pues ya quería que llegara.

En un momento te veo, cariño.

Las libélulas en mi estómago revolotearon contentas al escucharlo llamarme de esa manera. Colgamos el móvil, y puse mis sandalias. Mi atuendo era fresco, un vestido veraniego de lino a rayas color beige que caía a medio muslo. Solté mi cabello alborotado de colores extraños y evite por completo el maquillaje.

Escuché voces en el primer piso, una de ellas era la de mi madre. Bajé por las escaleras, no sin antes tomar mi pequeño bolso el cual cargaba a todos lados con lo esencial. La otra voz que escuché fue la de:

— Brad — dije su nombre al verlo en el umbral de la puerta en la entrada.

— Hola Samadhi — saludó con su gruesa voz. Un tremendo escalofrío me recorrió.

Su mirada era diferente, los ojos verde claro lucían un tono más oscuro. Sin embargo, su entusiasmo al saludarme me agradó.

— ¿Qué te trae por aquí? — le pregunté.

— Vine a traer unos documentos que se le olvidó dejar a mi padre — me limite asentir solamente —. Te ves preciosa.

Tragué en seco. A estas alturas Brad ya me hacia sentir incómoda.

— Gracias — murmuré por lo bajo, su presencia después del inoportuno comentario, ya me estaba desagradando.

Mi madre bajó con otro montón de papeles que colocó sobre la mesa de centro que se encontraba cerca de los sofás.

— Toma Brad, y dile a tu padre que muchas gracias por su atención — mi madre le esbozó una sonrisa, una que ni siquiera a mí me la daría. Una sonrisa de agradecida.

— Sin problema, para mi padre es un placer — le respondió Brad.

Pero claro que es un placer, de lejos se ve que Falco quiere con mi mamá. Ella es guapa, claro. No pasa de los 45 años y se mantiene en forma.

— Samadhi, acompaña a Brad a la entrada por favor — no se vaya a perder — ¿Supongo que ya te vas?

Asentí de mala gana sin que se diera cuenta para después caminar a la puerta.

Miré mi coche, el cual hoy no usaría.

Recorriendo el camino al portón de mi casa me quedo estática. Clarence está por llegar, y no le agradara para nada ver a Brad salir de mi casa.

No articulamos palabra alguna, el recorrido al portón fue silencioso.

— Y... ¿Cómo has estado? — pregunta Brad.

— Bien — respondo amable. Llegamos afuera y me recargo en la pared llena de trepadora.

— Samadhi... — comienza hablarme, quedando frente a mí — Quería pedirte una disculpa — enarqué una ceja — pero lo que dije esa vez en tu coche era cierto — comencé a ponerme nerviosa, y no por su confesión, si no por su cercanía, y el saber que Clarence llegaría en cualquier momento.

— Hay que olvidarlo Brad, tu estas con Sony y...

— Sony y yo terminamos — interrumpió —, y ese día en el baile de graduación fui con ella solo por mero compromiso, ya habíamos quedado semanas antes. Dame una oportunidad, por favor...

Fue acortando su cercanía hacia mí. Con un hábil movimiento me hice a un lado, pues no quería que me acorralara.

— Lo siento Brad, pero a pesar de todo Sony sigue siendo una persona importante en mi vida, ni siquiera puedo sacar de mi mente que la he traicionado — hablé —. Además, estoy saliendo con Clar.

La mirada de Brad se oscureció por completo, como si estuviese molesto por mi respuesta.

— Clar no te merece Sam — espetó molesto.

— ¿Y tú sí? — solté un bufido — Te recuerdo que eres o fuiste el novio de mi mejor amiga.

— Ex — puntualizó —, y ex mejor amiga, que si Sony se entera de esto dudo mucho que lo siga siendo, porque por ti terminé con ella— ¡Es un maldito! Me miró como si estuviese divertido.

— No se lo dirás ¿O si Brad? — pregunté. Odiaba encontrarme en ésta situación. Pero no había vuelta atrás, lo hecho, hecho esta.

Brad esbozo una sonrisa burlesca.

Escuché el claxon de un vehículo, los dos nos sobresaltamos y volteamos al mismo tiempo. Era la Jeep de Leonard quien se iba estacionando. De copiloto iba Sara, quien me miraba con sorpresa, y en la parte trasera iba Lucas y Clar.

Éste último bajó de un salto y se dirigió a nosotros. Lucía tan guapo con una bermuda negra y camisa ligera en color blanco.

— ¡Que mierda haces aquí Brad! — espetó Clar entre dientes, dirigiéndose hacia nosotros. Corrí hacia él y lo abracé.

— Amor — le dije sin pensarlo, depositando un casto beso en sus labios. Clar me miró, y después miró a Brad.

— Yo ya me iba — respondió Brad como si quisiese provocarlo —. Nos vemos Samadhi.

Negué. Di un suspiro exasperada, mientras veía a Brad dirigirse a su vehículo.

Le rodeé el cuello a Clar, y lo miré a los ojos.

— ¿Amor? — dijo con sorpresa mostrándome una sonrisa en sus labios, que me dieron ganas de besarlo.

— No te emociones — respondí.

— ¿Qué hacía Brad aquí Samadhi? — preguntó insistente.

— Su padre es el nuevo abogado de mi madre — le hice saber.

— ¿Está en problemas? — preguntó — Porque si es así mi padre conoce a mejores aboga...

— No, no lo está, más bien siento que algo se traen — hice una pausa —. Pero bueno, eso no importa ahora.

El claxon se volvió a escuchar, y lo siguiente que hicimos fue subirnos a la Jeep. Los chicos se fueron atrás, y Sara me hizo un pequeño lugar en el asiento del copiloto.

Nos adentramos a las avenidas largas. El clima era cálido para la hora en la que nos encontrábamos. Estábamos por llegar, cuando el tono de un mensaje entrante sonó en mi móvil. Era un mensaje de Brad:

"Si lo tuyo va enserio con Clar, dime, ¿Ya te contó sobre Hanna?"

Ese nombre, otra vez.

Bloquee la pantalla del celular, pues no quería que Clar se diera cuenta de mi expresión.

¿Quién era Hanna? Y lo más importante ¿Por qué siempre mencionan a Hanna sin omitir a Clar?

Sabía que Clar estaba dispuesto a intentarlo, yo sabía los riesgos que venían con ello. Así que no le preguntaría nada, pues no quería presionarlo, prefería que él mismo se abriera a mí y me contase ese pasado que lleva consigo y que lo atormenta.

Siempre he pensado que las personas con un desastroso pasado son más frágiles, y mucho más sensibles a la hora de admitir sus sentimientos hacia los demás. Así que con Clar seria todo lo paciente posible, a pesar de que la ha jodido infinidad de veces Sin embargo, todos tenemos un límite, sólo espero no llegar al borde del mío.

Llegamos a la playa, donde William y Gerard ya estaban. Era extraño ver a William convivir con ellos y no con Brad.

Bajamos de la Jeep y me dispuse a saludar a los demás.

— ¡Hola nudista! — exclamó Gerard. Le di un golpe en el brazo y Clarence le dio otro en la nuca.

— Con mi chica no Gerard — dijo Clar.

Vi un coche rojo a lo lejos acercándose cerca de la playa, del que después bajaron Sony y Samantha.

¿Sony con Samantha?

— Ya llegaron las víboras ponzoñosas — espetó Sara — ¿Quién las invitó? — me preguntaba lo mismo yo...

— ¡Qué bueno que vinieron! — exclamó Gerard. Sara y yo nos miramos.

Di un suspiro, esto no era para nada bueno.

No pasó ni una hora cuando Brad también llegó.

¡Pero que mierda!

Clarence se tornó extraño, y cuando vio a Brad bajar de su vehículo, no se despegó para nada de mí.

El clima en la playa era cálido. Los chicos hicieron una fogata y cocinaron carne en una parrilla que pusieron justo en medio de las llamas.

Stephan, el acompañante de Leonard y él mismo, eran quienes preparaban lo que comeríamos. Sara y yo nos ofrecimos ayudarlos, pero éstos se negaron.

Sony me miraba de mala gana, y no pude evitar desviarle la mirada. Cuando Clar se dispuso ayudar a Leoanrd, Sara con Lucas y yo sola, Sony aprovechó y se acercó a mí.

— ¿Seguirás ignorándome? — me preguntó.

— No te ignoro Sony — le respondí.

— Entonces ¿Por qué estás tan distante? ¿Te hice algo?

¡Mierda! No podía ni mirarla a los ojos. Por un momento quise decirle que Brad había terminado con ella por mi culpa, pero me contuve. ¿En realidad era mi culpa? Tal vez Brad ya no quería estar con Sony y utilizó como pretexto el beso que le había propinado tiempo atrás. Si fuese así ¿Por qué rayos seguía molestando?

— Lo siento — respondí —. Me he mantenido ocupada.

— ¿Ocupada con Sara? — preguntó — Sam, de verdad no sé qué es lo que te pasa, pero puedes contarme — Dios esto me iba a terminar matando —. No hay nada que no haga por ti, y lo sabes. Acepto que no he sido buena amiga contigo y de verdad lo lamento, pero es que Brad siempre ha sacado lo peor de mí, y ese discurso que diste el día de la graduación... — dio un suspiro — Me hizo abrir los ojos y ver las cosas desde otra perspectiva. Así que, si necesitas ayuda con lo que respecta a chicos o cualquier cosa, dímelo.

Bien, me sentía terrible. Había traicionado a mi mejor amiga.

— Gracias Sony — respondí con la voz quebrada y un deje de tristeza en ella.

— No hay de que — respondió sonriente —. Y no importa que tengas una amistad con Sara, ella es buena chica.

— Pues no puedo decir lo mismo de Samantha — lo pensé y se lo dije también. Para después volver a sentir ese sentimiento de culpa que no me abandonaba.

— No somos cercanas, solo fraternizamos. Brad me la presentó hace unos meses — se paró de donde se encontraba —. Bien, después hablamos ¿vale?

Solo asentí y sonreí a su petición.

— ¿Y bien? — me preguntó Clar, sentándose sobre la arena justo a mi lado.

— Ahora me siento peor — le hice saber. Hablar con Clar hacia que me quitara un peso de encima cuando me sentía realmente culpable por lo de Sony y Brad.

— Tranquila, todo a su tiempo — besó mi mejilla, y sentí como ésta se teñía a un color rosado.

Todos a nuestro alrededor entablaban conversación con cada uno, Brad, William y Gerard se encontraban juntos cerca de la playa, claro Samantha y Sony estaban con ellos. Lucas y Sara se habían metido a refrescar gracias a las calurosas llamas de la fogata. Leonard y Stephan estaban por terminar de asar la carne en la parrilla, mientras Clar y yo los veíamos.

— ¿Qué sucede? — le pregunté al verlo con la mirada perdida. Miraba hacia la curva de la carretera que se veía a los lejos, un lugar que en el que ya no transitaba ningún vehículo.

— La vida se va en un segundo ¿no crees Sam? — me preguntó. Me desconcertaron sus palabras.

— Bueno, tal vez...

— Nos mortificamos demasiado por ser alguien bueno en la vida, pero no sabemos cómo vivirla, ni quiera sabemos si el día de mañana despertaremos.

Lo miré fijamente, él seguía mirando aquel lugar con cierta melancolía.

— Dime Samadhi — giró su mirada hacia mí — ¿Qué es lo que más te gusta hacer? Y no hablo de estudiar una carrera, si no, un hobby o algo que se le parezca.

Bien, tenía varios en realidad. Me gustaba leer, la natación, y como mi madre, diseñar. ¿Cuál era mi favorita?

— Me gusta diseñar — respondí —. Algunos bocetos que ha diseñado mi madre, cuentan con detalles que yo misma he puesto. También me gusta la natación, no soy una experta, pero sí que sé aguantar la respiración. La verdad es que me gustaría hacer de todo, no tengo algo en específico — respondí con la verdad —. Y tu Clar ¿Qué es lo que más te gusta hacer? — Pregunte con nerviosismo, Clar era una caja de sorpresas, y cualquier respuesta estaba segura sería buena.

— Fuera de mi carrera y lo tanto que me gusta — volvió la mirada hacia aquella carretera —, me gusta surfear porque te pierdes en las olas del mar, escuchar solamente el ruido cuando choca una ola con otra, es una sensación increíble — se quedó callado por un momento —. Correr, es bueno para analizar y aclarar la mente con la infinidad de dudas que yacen dentro de ti, te liberas de tu alrededor concentrándote solamente en ti mismo — pensó otro momento —.  Me gusta andar en motocicleta — hizo una última pausa, y en esta última le brillo la mirada. Este era un Clarence completamente diferente —. La motocicleta, es porque me recuerda a ella, a Hanna...

Sentí un pinchazo en mi corazón.

— ¿Quién es Hanna? — pregunté sin más — ¿Por qué todos hablan de ella? — otra pregunta — Brad me dijo que...

— ¿Brad? — me interrumpió — ¿Qué dijo Brad? — preguntó molesto.

Lo miré extrañada por su arrebato.

— Solo me dijo que si teníamos una relación, porque no me habías hablado aun de Hanna, dime ¿Quién es ella? Porque tanto misterio...

— ¡Basta Sam! — respondió tajante.

¡¿Y porque mierda la menciona si no va hablar?!

Quería que me diera una explicación, pues los celos me invadieron de lleno, pero seguí con mi plan, darle por su lado y dejar que se liberase de ese peso en el momento que lo creyera correcto. Sin embargo, ésta situación tarde o temprano de alguna manera se saldría de control. Pero como siempre, asentí a su petición.

Se le veía el semblante molesto, y después de esa conversación, se tornó extraño e incómodo.

— Iré a nadar — declaró.

— Bien, te acompaño — estaba a punto de pararme, cuando habló.

— Prefiero ir solo Samadhi.

Volví a sentarme sintiendo una presión en el pecho. Y no pude evitar preguntarme si ¿Valía la pena estar aquí?

Miré mi móvil, y tenía cinco llamadas perdidas de mi madre, así que me dispuse a llamarla, alejándome de la fogata.

— Madre — respondí.

— Samadhi, saldré a cenar con Falco, aún tenemos unos asuntos pendientes que arreglar — si, y yo nací ayer madre. Di un suspiro, si tenía una relación con Falco, debía decírmelo —, así que regresaré algo tarde hija, la llave de repuesto se encuentra en el tapete de la entrada.

— Bien madre, nos vemos.

Contesté eso último y colgué la llamada.

— Hola Samadhi — un escalofrío recorrió mi espina dorsal de nuevo.

Me había alejado un poco de la fogata para hablar con mi madre, volteé a la orilla del mar, donde se encontraba Clar con Samantha hablando animadamente, y los demás seguían ahí, excepto Brad.

— Brad — espeté, caminando hacia la fogata.

— Hoy te ves hermosa — comenzó a decir—. Y dime, ¿ya le dijiste a Sony? Te vi hablando con ella.

— No Brad, Sony aún no sabe nada — volví a contestar molesta. Su cercanía me incomodaba. Y pensar que hace un tiempo me gustaba —. Y ya basta de tus piropos y frases de cuarta, que lo único que hacen es molestarme e incomodarme — le dije. Brad soltó una carcajada.

— Tranquila Sam, esto pronto pasará.

¿De qué rayos habla?

Negué. Caminé hasta llegar a la fogata, donde ya iban llegando los demás para comenzar a cenar.

Clarence me tomó de la cintura, y depositó un casto beso en mi cabello. Me sentía molesta y nerviosa al mismo tiempo. Tenía un mal presentimiento.

— ¿Qué hacías con Brad? — preguntó serio.

— ¿Qué hacías con Samantha? — le respondí.

Me cansaban sus celos. Pues yo me limitaba a no decirle nada pero él no, cada que podía se molestaba si alguien estaba alrededor de mi.

Todos nos sentamos sobre la arena, conversando y tomando lo que parecía ser bebidas y cerveza.

— Juguemos un...

— Samantha, no empieces por favor — contestó Leonard. Todos se rieron.

Agradecí en realidad que le cerrara la boca a Samantha, que sus tontos juegos solo eran de revelar secretos hacia los demás.

Todos comenzamos a cenar alegremente. Ya habían pasado unas horas después del atardecer. Lucas y Clarence hablaban sobre los proyectos que tenían en mente, Sony y Samantha hablaban de moda, y los demás hablan sobre chicas. O al menos eso llegué a escuchar.

— Bien, creo que solo quedamos tu y yo — era Sara quien me hablaba. Le esbocé una sonrisa alegre.

— Parece ser que si, como si no pudiesen hablar de sus proyectos en casa — musité, mirando a Lucas y a Clar.

Las dos soltamos una carcajada.

— Pero claro que te apoyo con eso.

Sara y yo seguimos hablando de trivialidades, como de irnos juntas cuando entráramos a la universidad, y apoyarnos con las tareas. Yo iba directo a la carrera que ella estaba por ejercer en algún momento, así que me serviría de gran ayuda sus consejos con maestros y las materias correspondientes.

En la Jeep de Leonard sonaba "The Weeknd", pero nadie le prestaba atención a la música, si no a la refrescante conversación que mantenía cada uno.

En ocasiones, sentía la mirada de Brad en mí, y la de Clarence mirándolo fijamente a él.

Comencé a sentirme incomoda, que me paré de la arena para dirigirme a Clar y decirle que me llevara a casa.

— ¡Samadhi! — exclamó Brad desde el otro lado de la fogata. Sony se encontraba frente a él. Las palabras se le arrastraban gracias al alcohol que había en su sistema.

Tragué duro, no quería escuchar lo que estaba a punto de decir...

Clarence se acercó a mí. Tomó mi mano, y después me rodeo la cintura quedando atrás de mí.

— ¿Qué quieres Brad? — contesté, estaba claro que solo quería molestar.

Brad dio un suspiro, que me dejo perpleja al haber cerrado los ojos.

— Si te digo lo que quiero, no me lo darás — ¡Que mierda le pasaba!

Sentí los músculos tensarse de Clar, quien miraba fijamente a Brad.

— Mide tus palabras Brad, que estas colmando mi paciencia — respondió tajante Clar.

— Hermanito, hermanito — Brad no se callaba —. Sony quiere saber porque hemos terminado Sam — mis músculos se tensaron por completo, no tenía por qué decirlo frente a todos ellos —, ¿Se lo dices tú, o se lo digo yo? — miré a Sony, quien ahora se encontraba con los ojos cristalizados por las lágrimas que amenazaban con salir.

— Estas ebrio Brad, ya vámonos de aquí — le decía William, tratando de llevárselo a la Jeep.

— No, yo no me pienso ir. Bien, ¡Se lo digo yo! — exclamó un sonriente y divertido Brad.

— No te atrevas Brad, eso no te incumbe a ti — seguía defendiéndome Clar, quien me soltó por completo de la cintura y dio unos pasos quedando frente a mí aun tomados de la mano.

Sentí la adrenalina correr sobre mí, había sido un beso con Brad el que destruyera mi amistad con Sony, un jodido beso del que siempre me arrepentiré.

— ¡Brad y yo nos besamos! — exclamé con los ojos cerrados.

Los abrí y miré a Clar, quien palideció por un momento. No lo podía ocultar más, pero tampoco quería que se enterasen los demás. Tal vez ya lo sabían, pero no de mi propia voz.

Miré a Sony, quien de tanto aguantar las lágrimas por fin salieron como mares de sus ojos. Su mirada hacia mí era de odio, un odio profundo.

— Bien hecho amor — habló Brad.

Clarence bufó y se negó, para después, de un solo movimiento darle un puñetazo a Brad en la cara.

— ¡Clar! — grité. Lucas y William hacían lo posible por separarlos.

— ¡Ya, suéltame! — le gritoneaba Clar a Lucas, mientras William sostenía a Brad, quien después de su desastre se dirigió a la Jeep para irse del lugar.

Sony se fue directo al coche de Samantha, y ésta última se fue tras ella. Así que la seguí.

— Sony, por favor, todo tiene una explicación — le decía yo. Me sentía culpable por esta situación.

— ¿Cuál Samadhi? ¿Qué eres una zorra? — no me dolían sus palabras, pues me habían dicho peores. Pero el sentimiento permanecía vivo aun.

— Así no fueron las cosas — insistí.

— Te ofrecí mi ayuda Sam, me sinceré contigo y...

— ¿Y que Sony? ¿Crees que no sé el tipo de persona que eres? — la miré con asco — Desde un principio lo supiste, ¿Y qué hiciste? Ir tras él como la zorra que eres y has sido siempre.

Me desconocía por completo, esa no era yo. Pero ya no podía callar más lo que tanto me había guardado por años.

— Tal vez lo hice, vaya que lo disfruté, y tú no.

Se subió al coche de Samantha. Ahora mismo me sentía una estúpida por estar discutiendo con ella por un imbécil que ni siquiera llamaba más mi atención.

— Vámonos de aquí — masculló Clar cerca de mi lóbulo derecho.

Clarence Johnson, quien desde un principio estuvo ahí haciéndome compañía, siempre apareciendo a todo momento. No solo estaba enamorada de él, también le quería, un sentimiento más profundo que el enamoramiento.

Me gire a él, su labio estaba roto y salía un poco de sangre sobre él.

— ¿Estás bien? — le pregunté tocando con suavidad su labio inferior lastimado, quitándole el resto de sangre que había en él.

— Estoy bien — esbozó una sonrisa —. Vámonos.

Me tomó de la mano dirigiéndonos a la Jeep de Leo.

— ¿Y los demás? ¿Cómo se irán? — pregunté.

— Con Will.

Asentí y los dos caminamos. Clarence abrió la puerta del copiloto y me ayudo a subir.

Después de un rato, nos encontrábamos en la oscuridad de la carretera.

— ¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó con un atisbo de perversión en su voz, era obvio que no quería que fuese a mi casa.

— Prefiero ir a la tuya — lo miré. Él me miró por un momento, para después concentrarse en la carretera.

Asintió a mi petición.

Sentía que la perfección que un día me caracterizó, se esfumaba poco a poco. Me hacía sentir libre el decir lo que realmente pensaba, y no callarme para quedar bien ante los demás. Pero, por otro lado, también me ponía triste, pues sentía que ésta no era yo, que algo en mi cambiaba conforme iba avanzando en mi decisión.

— Siento todo esto — le hice saber a Clar.

— Está bien — respondió —. Yo sabía todo, y en algún momento explotaría eso. No de esa manera tan dramática, pero fue lo mejor.

Al llegar, bajamos del vehículo y nos adentramos al edificio de apartamentos. El señor John no se encontraba en el lugar de recepción.

Al llegar al piso de Clar, sentí como se puso tenso a mi agarre. Por un momento lo miré extrañada, pues no sabía porque se había puesto de ese modo. Después, vi su mirada, y la seguí para llegar a la persona que lo miraba.

Una mujer hermosa con un vestido color rosado, yacía fuera de la puerta en el apartamento de Clar. Sus ojos eran iguales a los de él, un azul igual de intenso, pero con destellos más claros. La piel era exquisita y delicada, y por supuesto, un tanto bronceada.

— Clarence — musitó la mujer con melancolía —. Tenemos que hablar, hijo...

Me quedé estupefacta al escuchar llamarlo "hijo".




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MIS PERFECCIONISTAS ♥

Cuéntenme ¿Que les ha parecido el capitulo?

Espero les haya gustado, tanto como a mi escribirlo, nuevamente GRACIAS por el apoyo a tod@s los que leen esta historia, que es solamente para ustedes.



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