CAPITULO 12

CLARENCE




Las llantas de la motocicleta chocaban a cada instante con el asfalto húmedo de la carretera. La noche era agonizante, pues una precipitada lluvia había aparecido de la nada en medio del paseo habitual que dábamos.

¿Le llamas paseo, a lo que en realidad hacemos? — musitaba en mi oído izquierdo la cálida voz de Hanna, quien siempre solía burlarse de mi. ¡Se le llaman carreras, Clarence!

Una Hanna divertida apareció. Dejé de sentir su cálido agarre que rodeaba mi cintura, para después alzar los brazos al aire, disfrutando de la velocidad. Le encantaba la velocidad, que digo le encantaba, ¡Le fascinaba! 

Sentía mi corazón latir con fuerza, pues estábamos a punto de llegar a la meta donde todos nos esperaban, William y Samantha en segundo plano — como siempre — Hanna y yo en el primero, como de costumbre...


Sentí en el hombro unos leves golpes, pero no me despierto. Los ojos me pesan, y lo único que quiero es estar en una cálida cama y poder seguir durmiendo.

Hoy, precisamente hoy estaba teniendo una de esas pesadillas, las que me persiguen y me perseguirán de por vida asi pase el tiempo.

—¡Despierta! —escucho la irritante voz de Brad. —Hemos llegado.

Abro los ojos de golpe, miro la pantalla del radio de la Jeep para verificar la hora, la cual marca las cuatro más veinte de la madrugada.

Habíamos llegado. Nos encontrábamos en el estacionamiento del hospital donde se encontraba internado mi padre. Éste estaba ubicado a por lo menos una hora de mi apartamento.

Aun vestidos con la misma ropa y llenos de pintura me bajé de la camioneta, mientras veo a Brad rodearla dirigiéndose hacia la entrada del hospital central.

—¡Vamos hermano! — vuelvo a escucharlo. Doy un suspiro aguanto unas tremendas ganas de golpearlo. Pero como siempre lo he hecho, me limito. Que me diga hermano lo ver como un pendejo.

Hace más de un año que no veía a mi padre después de lo sucedido. Y no porque él me haya alejado, si no porque aún no estaba listo ni mucho menos preparado para poder mirarlo a los ojos que me recriminan siempre lo que hicimos. Y justamente hoy, después de ese tiempo, volvería a verlo.

Le sigo el paso a Brad, su cercanía me ponía a pensar si en realidad quería estar aquí con él y Rachel, pero la respuesta es la de siempre, quiera o no Rachel està con Clark. Abro las puertas del hospital, y el aroma que emerge del mismo me hace recordar a Sam y su: "Setenta y cinco porciento alcohol, veinticinco porciento naranja".

Me río por lo bajo como un completo imbécil. No me extrañaría que a Samadhi le gustasen los hospitales por su olor a limpio, que sé yo. No era experto en limpieza, y mucho menos en la limpieza de éstos lugares.

El hospital es cálido y agradable, hay completo silencio, paredes y asientos en color blanco, la recepción se encuentra en medio de dos pasillos que yacen a los costados...

—No señorita, él es mi padrastro — escucho decir a Brad, entablando conversación con la enfermera en la recepción del lugar. Una mujer regordeta de piel morena y con su traje de enfermera, es quien lo atiende y no lo deja entrar.

—Lo siento joven, pero solo se permite la entrada a familiares.

Brad me mira de reojo como si estuviese pidiendo mi ayuda, pero yo no me inmuto ni para acercarme, vine aquí a saber su estado de salud, más no a visitarle. Sigo mi camino ignorando su mirada acusadora por mi respuesta. Si, es mi padre, pero el que lo sea no me da el derecho a verlo si no quiero.

—¡Bien! — responde exasperado. Después lo veo llamando a alguien desde su teléfono móvil.

No le tomo la más mínima importancia, pues sé perfectamente que es a Rachel a quien le habla.

Después de un buen tiempo veo a Rachel salir por uno de los pasillos. Como de costumbre, bien arreglada para la ocasión, su cabello castaño recogido y las facciones finas de señora rica no podían fallarle.

—Mis niños — musita Rachel, siempre llamándonos de esa manera ¡No soy tu hijo Rachel! Se acerca dandonos un beso a cada uno en la mejilla. —Ya pueden pasar y ver a Clark — dice, dirigiéndose precisamente hacia mí.

—Sabes que no lo haré, yo solo vine a ver como se encontraba, si es que estaba bien —contesto. 

—Pues ya se encuentra bien — Rachel da un suspiro —. Clar, él es tu padre, tienes que verlo también, aunque sea por un momento.

—Si, bueno, pues si mal no recuerdo hace un año y medio dijo lo contrario. Así que gracias Rachel por avisarnos. Si ya se encuentra bien, yo me largo.

Estiro el brazo para después abrir la palma de mi mano dirigiéndome a Brad, éste da un suspiro dándome las llaves sin poner pero alguno. La Jeep era mía, pero gracias a mi generosidad, o la de mi padre se la quedó Brad.

—Gracias.

Doy la media vuelta encaminandome a la salida del hospital.  Por un momento pensé que me detendría Rachel, pero ésta no lo hizo. Lo cual agradecí profundamente. Sin embargo, las zancadas de Brad se escucharon por el asfalto encaminandose tras de mi

—Hombre, no puedes estar toda la vida enojado con tu padre —declara Brad.

—Sabes Brad, ¡No te metas en mis asuntos! — espeto con molestia. Me jode que se meta en lo que no le importa.

Abro la puerta del lado piloto. Me adentro a ella y la del copiloto se abre sentándose Brad a un lado.

— ¿No te quedarás? —le pregunto poniendo mi cara de mal genio.

—No es mi padre quien esta en el hospital, y mi madre insistió que me fuera contigo, así que...

Doy un suspiro arrancado el motor. Brad decide cerrar los ojos quedándose dormido a mitad de camino.

Tuvo que haber pasado por lo menos una hora cuando por fin llegamos a la casa de mi padre. Ni de loco regresaría al apartamento. Pues sabia a la perfección que las fiestas después de una Neón Party perduraban hasta la mañana del día siguiente. Y claramente por la hora en la que me encontraba, aun no se terminaría.

Eran las seis más veinte de la mañana, y apenas dormiría. La casa de mi padre era tal y como la recordaba. Enorme, la entrada era la misma, un portón eléctrico que abría y cerraba constantemente las 24 horas del día, con el jardín que tanto le gustaba a Rachel. El camino a la puerta era rodeado por una gran fuente donde se encontraba un pequeño nido de pájaros y el césped con un llamativo color verde. Nos estacionamos frente a la entrada de la casa.

— ¡Llegamos! —grito despertando a Brad con el claxon de la Jeep. Éste salta del asiento quejándose por mi inoportuna acción pero a mi me vale.

Los dos bajamos de la Jeep. Abrimos la puerta color marrón oscuro y nos adentramos a la casa. Se me estaba haciendo una costumbre no grata, entrar y aspirar el aroma que inundaba el que alguna vez había sido mi hogar.

Paredes color beige y el piso en color negro era el mismo de hace ya un tiempo atrás. No había cambiado nada, todo seguía exactamente igual. Subí las escaleras en forma de arco que adornaban la entrada, en donde se encontraba precisamente entre ellas la estancia. Del lado izquierdo la cocina, del lado derecho la sala.

Me dirigí a mi habitación subiendo por las escaleras y adentrándome al pasillo pero del lado derecho. Desafortunadamente la habitación de Brad quedaba justo frente a la mía. Por lo tanto escuchaba sus pasos de niña atrás de mí.

—Así que, sales con Sam eh... — dice. 

Sonrío de medio lado ¡Pues claro que tenías que preguntar! Ya te estabas tardando.

—Eso no es de tu incumbencia Brad — le respondí tajante antes de entrar a mi habitación.

—Solo preguntaba, no es para que te molestes —informa.—Sam es buena chica, así que de preferencia, no la lastimes — maldito imbécil. Di un suspiro.

—Ve y dile eso a tu querida novia Sony, que Samadhi en realidad la aprecia, y no es para que hable porquerías de ella — mi enojo iba en aumento.

¿Qué jodidos le importaba a él Samadhi? Tuvo la oportunidad y la desaprovecho por completo, así que yo ya había tomado el pase para mi turno y no lo iba a soltar con facilidad.

—Si bueno, ambos sabemos que Sony está completamente fuera de lugar — responde, sin siquiera defenderla. 

No me molestó, pero lo que en realidad me jodía era saber que esto era una mentira, y que a quien Samadhi quería era a Brad, no a mi. No me lastimaba, pues enamorado yo no estaba, pero ¿Brad? ¡Vamos Sam, que tiene Brad!

Una inquietud creció en mí, ¿Y si Brad estaba enamorado de Sam? «¡Hum, lo bueno que no te importaba Clar!» pensé.  No me contuve y le pregunté.

—¿Te gusta Samadhi, Brad? —Vaciló por un momento, y lo negó.

— Yo estoy con Sony y ella es tu chica, no mía así que...

— Una palabra, dos letras, y no es la que me estas respondiendo —añado. —¿Sí o no? —da un suspiro y con pesadez responde.

— No, Sam es una buena amiga.

Dicho ésto, se adentró a su habitación cerrando la puerta justo en mis narices con fuerza.

¡Vaya, vaya! Esto se torna interesante gracias a su asombrosa respuesta. Ahora me quedaba claro, porque estúpido yo no era. A Brad le interesaba Sam. Me resultó contraproducente su respuesta porque no era del todo cierta.

Sam sabía ser una buena amiga, pero Brad y Sony estaban lejos de serlo para ella. Así que de esto me encargaría yo, mis amigos son leales y sinceros a comparación de éstos dos.

Me adentro a la habitacion que tengo años sin visitar. Enciendo la lámpara que se encuentra en el buro color blanco justo a lado de mi cama. Seguía igual, como toda esta jodida casa a la cual no podía llamar hogar. ¿Quién le llama hogar a una mansión donde se le abandona?

Me lancé de un tirón a la cama saliendo polvo de ésta. Toso por el exceso de polvo que hay. «¿Desde cuándo no hacen limpieza en mi habitación?». Ignoro mi propio pensamiento. Estoy cansado y mi mente me juega chueco de nuevo con los sueños. Trato de quedarme quieto sobre la cama, pero los ojos mieles de una chica en especial comienzan a quitarme el sueño.



(***)


¡MIERDA!

Diviso el reloj que tengo justo frente a mis ojos. Doce del mediodía.

¡Mierda, mierda, mierda!

Busco mi teléfono móvil por todos lados, hasta que lo encuentro tirado bajo la cama. Marco una y otra, y otra vez ese número ahora conocido para mí, sin ningún tipo de respuesta. Estaba en problemas, Samadhi definitivamente me odiaría por esto.

Corrí a la ducha para bañarme e ir en busca de ella. Otra vez. Rebusqué cualquier atuendo de Brad, ya que mi ropa no se encontraba en éste lugar y me puse lo primero que vi.

Después de unos minutos, salí corriendo por la puerta, no sin antes tomar las llaves de la Jeep. Pues Brad aún se encontraba en un coma completo de sueño, así que aproveche mi única oportunidad.

¿Cuál era mi excusa ahora? Espero no crea la mierda de Samantha y piense que estuve con ella toda la jodida noche. Rogaba que estuviera en su casa, dormida o estudiando, ¡Que se yo!

Y aquí me encontraba, justo afuera de su casa. Volví a llamarla pero en ningún momento contestó mi llamada. Le envié mensajes de texto diciéndole que estaba justo afuera, y nada. Decidí esperar un tiempo recargado sobre la puerta de la jeep. Si no estaba, en algún momento debería llegar ¿no? Pero... ¿Y si estaba dentro y no quería salir?

Mierda otra vez.

Masajeé las sienes. La cabeza comenzaba a palpitarme pero no quería irme sin obtener respuesta de ella. Sin querer volteé hacia mi lado derecho, y ahí se encontraba. Se quedó sin moverse por unos segundos cuando me vio. Lucia tan hermosa...

¡Dios, sí que era hermosa!

Lucia sensacional con ese vestido floreado hasta medio muslo que en ocasiones se volaba con el ligero aire del día. Su cabello recogido en una coleta completa y algunos mechones traviesos rondando sueltos por su rostro. No quería aceptarlo, pero tenía que hacerlo en algún momento; me fascinaba todo de ella. Sus labios, sus pecas...

—Sam —hable apenas se acercó. 

No me miró, de hecho, se desvió del camino rodeándome y dejándome con la palabra en el aire. ¿De verdad estaba por decir "Lo siento" por tercera vez en todo este jodido fin de semana? 

Por un momento pasó por mi mente retirarme de ahí e irme a buscar a Samantha, la que nunca dice "no". Pero ya ni ganas me daban. Ahora estaba atrapado por ésta chica, la perfeccionista y para su mala suerte no se desharía de mi con facilidad.

— ¡Stone! — exclamé duro y fuerte. Mierda ni yo mismo me reconocí, pero ya no sabía que más hacer ni de que otra forma detenerla para que me mirase.

Se detuvo a medio andar dando un pequeño salto justo cuando le grité. Llevaba una bolsa con lo que parecía ser comida dentro, a lo que supuse se disponía a comer. Dio un suspiro.

—¡Esfúmate de mí vista Clar! — ¡Vaya, por fin habló! con su tremenda bocaza, claro, pero al menos habló.

—Déjame explicarte, no con un lo siento. Sí, estoy consciente que llego un poquito tarde... — enarcó una ceja.

— Si, solo con seis horas de retraso —respondió con sarcasmo.

—Todo esto tiene una explicación.

—Si, una muy buena seguramente. De casualidad, ¿La explicación no tendrá que ver con Samantha?

¡Pero que exasperante!

—¿Celos? —cuestiono mirandola de manera despectiva pero con gracia en mi voz.

—Ja, sueñas Johnson.

Me acerque más a ella, la miré directamente a los ojos penetrantes y fabulosos. Solo esa fiera tendría esos ojos. Divise esas tenues pecas en el puente de su nariz y algunas dirigiéndose a sus pómulos. Por un momento, o tal vez por instinto propio me dieron unas tremendas ganas de besar sus mejillas, su boca.

Sin si quiera querer moje mis labios, lo cual ella notó.

—¡Oh no chico lindo, ni lo pienses! — ¡Que inoportuna Sam! No pude evitar soltar una risa estúpida por su reacción. Claramente se dio cuenta que en cualquier momento podría besarla. Retrocedió dos pasos hacia atrás para después abrir la puerta de la entrada —. Espero que tu excusa sea buena.

¡Di un suspiro de maldito alivio! Por un momento me imaginé saltando como tonto en mi mente. Deseche al momento ese estúpido pensamiento que me causó gracia, y nuevamente me fui tras ella como un cachorro con su juguete...

No digo que ella lo fuera. Simplemente su cercanía me reconfortaba de alguna manera extraña y era lo que me impedía quedar mal con ella.





VOTEN BELLAS PERFECCIONISTAS ♥ Y haganme saber si quieren otro CAP desde el punto de vista de CLARENCE ♥

Hanna en la imagen :O 🙊👀





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