CAPITULO 11
SAMADHI
Los nervios se apoderan de mi en este preciso momento en el que me encuentro: parada frente al apartamento de Clarence Johnson.
— ¿Estas temblando? —indaga Sony.
— ¡No! — respondo tajante, pero con buen humor tratando de ocultar el nerviosismo que me corroe el cuerpo entero.
—Si, estas temblando —confirma.
— ¡No!, solo es que ya he estado aquí antes —trato de explicar sin dar mucho detalle.
No funciona de mucho porque Sony es todo lo contrario a la palabra silencio.
— ¡Dios mío Sam! ¿Con quién? — nuevamente se estaba burlando de mí.
Últimamente el comportamiento de Sony hacia mí, me ponía a pensar si en realidad esto era una verdadera amistad. Pues sus burlas se hacían constantes. En ocasiones se mostraba egoísta, y criticaba tanto mis puntos en los exámenes.
Claro, casi toda la vida hemos sido amigas. Pero desde que regresó de Londres y comenzó una relación con Brad la sentía distante. Aún recuerdo cuando los presenté...
—Él es mi mejor amigo, Brad — los dos se tomaron de la mano para un breve saludo. Pero Sony no es de las que perdía el tiempo. No, no. Ella le estrecho la mano, para después arrastrarlo hacia ella y darle un casto beso en la mejilla.
— Mucho gusto Brad — respondió coqueta.
Si, tiempo después se dio cuenta que Brad me gustaba. Pero sin embargo noté que a ella también, y simplemente me hice a un lado cuando me dijo que salían.
— ¿De verdad que no te importa que me haya invitado a salir? — era un hecho. Ya estaban saliendo.
— No amiga, él te invito a ti. Yo me alegro por eso.
Tiempo después anduve con...
—¡Llegamos! — me despertaron de mi ensoñación la voz de Brad y Will.
— Tenemos una plática pendiente eh, Sam —añade Sony.
Asiento con pesadez.
El lugar nuevamente estaba abarrotado de gente. Universitarios ebrios entraban y salian del pasillo y del apartamento. Algunos con cerveza y botellas de whisky en mano, otros simplemente cayéndose de borrachos. Brad y Will llevaban consigo una hielera color roja donde yacían hielos y cerveza helada.
Nos encaminamos entrando al apartamento de Clar.
— Hola primor —saluda el chico a quien conocía por el nombre de Samuel.
Bueno, así es como lo había llamado Clarence el día anterior. No omito sonrisa alguna. El que me llame primor de da tanta gracia. No le hago mucho caso, simplemente niego con la cabeza y sigo caminando.
Sony seguía observándome extraño, sabía que el bombardeo de preguntas aún estaba en proceso. Me daba un poco de gracia el saber la primer pregunta que me haría; ¿Ya has follado? Típico de Sony, esperando a que le cuente si mi primera vez fue maravillosa. Pero aún no había una primera vez. Por lo tanto, la espera para ella era novedosa.
Hago caso omiso a sus miradas acosadoras en caminandome a la pequeña barra cerca de la cocina donde ya se encuentra Will.
—Y... cuéntame más sobre ti — Will el preguntón.
Los intentos por querer sacarme platica ya iban mas allá. William es como un libro abierto y eso es una cualidad que me agrada en las personas.
—Creo que éste no es un buen lugar para ligar —comento sin tapujos. Él esboza una sonrisa radiante, sabia a lo que me refería. Las fiestas como éstas solo son para ligar y después darse el acostón de su vida con alguna chica. Bueno, al menos eso es lo que he pensado en mi corta vida.
— Tienes razón, mereces muchísima más atención —vamos bien Will. —¿Quieres un trago? — ya no Will.
Suelto una carcajada.
— ¿Me quieres poner borracha? —le pregunto riéndome.
— ¡Dios, no! —se ríe con fuerza. Risa, que me contagia. —Al menos no aún —bromea y yo pelo los ojos conmocionada.
—Haré de cuenta que no dijiste eso, podría denunciarte o salir huyendo —añado burlándome de su cara.
— ¡Joder, no! Es broma, lo sabes ¿No? — pregunta dudoso.
— Si, si quiero uno trago —le contesto para que deje de ponerse nervioso y note que yo también estoy jugando.
William asiente y se encamina a Brad. Éste me mira de cierta forma determinada que por alguna estúpida razón me hace temblar poniéndome los nervios de punta.
—¡Estaré viendo que no le pongas algún ingrediente extra, eh! —exclamo bromeando observando con detalle la sonrisa que esboza William.
William suelta otra carcajada dirigiéndose a la hielera posicionada cerca de uno de los sofá. Trato de pasar desapercibida, pero siento los ojos clavados de Brad sobre mi provocándome un cosquilleo extraño en el estomago.
Recuerda, es el novio de tu amiga Sam, ¡El novio de tu amiga!
Desisto a su mirada verdosa posando la mía en otro lado viendo a la multitud de chicos y chicas llegar con bañados con pintura en la cara. La Neon party se puso intensa y los polvos neón no dejaron de salir hasta que se acabó la fiesta.
Will y el trago que me daría estaban tardando, mi perfeccionismo no me deja estar posicionada en su solo lado así que decido hacer un tour por el lugar infestado de universitarios.
Todo era tal y como lo recordaba. Paredes blancas, piso de mármol color negro, muebles y sofás del mismo tono haciéndolo visualizar elegante. Un enorme ventanal con la vista hacia el exterior donde se puede divisar muy bien la ciudad en el pequeño balcón de barandal blanco. La barra y la pequeña cocina se encontraban justo frente a la estancia del lugar. Y a su lado derecho el pasillo que se dirigía a las habitaciones. Decido encaminarme por éste ultimo echando un vistazo.
Hombres y mujeres no dejan de entrar y salir de los cuartos. Me pregunto... ¿Qué estarán haciendo?
El pasillo del corredor es amplio conformado por cuatro puertas, dos por cada uno de los lados. Como era de esperarse me encaminé a la segunda puerta del lado izquierdo, recordando que esa es la habitación de Clar. Tomé la perilla girándola sin recibir respuesta de abrirse. Es de los que cierra con llave.
—¿Con que buscando habitación eh? — un chico alto, moreno y parecido a Will fue quien me pillo.
—No, yo... —balbuceo —yo solo buscaba el baño —recompongo mi tono contestándole con seguridad.
—Bien, solo porque vienes con Will —dice —. En ésta habitación hay un baño.
Asiento.
—Gracias, tienes un parecido a él — le hago saber.
El parecido era demasiado. Rulos castaños pegados a su cuero cabelludo, piel morena y unos impactantes ojos verde río. Si, definitivamente eran demasiado parecidos.
—¡Pues claro, es mi primo!
—Ahora lo comprendo, por eso es que estamos aquí —indago.
—Mmm, digamos que tal vez —me sonríe.
El chico, de quien no sabía su nombre, saca una llave para después abrirme la puerta.
—Gracias.
—No hay de que —se da la media vuelta, pero antes de adentrarme por ella se regresa. —Solo, no le tumbes nada, el dueño de esta habitación es algo especialito con su trabajo —aclara y yo asiento.
—Tranquilo, soy peor.
Giro sobre mi propio eje devolviéndome a la habitación. Cuando entro a ésta cierro la puerta para que nadie más entre. Enciendo la luz de una lámpara y la visualizo por vez primera, pues la ultima que estuve aquí fui echada a patadas por no comportarme como una ramera. Recordar eso último me da tanta gracia. ¡Dios! Sí que me sentí humillada, pero como siempre trato de no darle mas importancia de la necesaria.
La habitación estaba impecable. Los edredones soltaban ese aroma a limpio, las paredes perfectamente blancas sin una mancha de suciedad, los muebles negros como los de la estancia, y un estante enorme donde yacían figuras y bocetos de diseños hermosos de edificios, casas y demás. Todos ellos detallados y hermosos.
Me siento en la orilla de la cama mirando a mí alrededor y jugueteando con mis sandalias cerca de la cama. Es una habitación cálida y reconfortante con el simple aroma de la misma. La fragancia varonil de Clar.
—Vaya, comienzas a verte perfecto —musito más para mí misma.
Dirijo la mirada al suelo notando la cazadora negra por la que tanto lloraba Clar. La recojo del piso para colocármela después. Regreso a la barra y sigo espernado a que regrese Will.
Siento una mirada en mi rostro, pero no una mirada como la de Brad. Si no una totalmente diferente. Miradas asesinas y de odio hacia mi persona. Busco de reojo notando la mirada clavada de Samantha en mi rostro. Decido ignorarla, a mi no me van a intimidar sus miradas. Prefiero las cosas de frente antes de andarme con cosas a las espaldas. Como dicen, a los problemas se les enfrenta, no se le acobardan.
Después de unos minutos los ojos se me posan en el ser humano que va entrando por la puerta del apartamento. ¡Dios! ¿Es que no puede verse peor?
Éste chico me hace temblar con solo verlo. Y como no, si era un monumento bronceado de cuerpo completo.
Me deshago de esos pensamientos. Va con dos chicos, el tipo que casi me encuera entre la multitud y al que por cierto le dijo que no me diera más de beber. Y otro chico muy simpático y bien vestido. Él sí que me cayó bien, se le notaba la moda por la ropa que llevaba puesta. Una playera ligera de seda color rosa, y un pantalón short bellísimo color negro... Era alto, igual a todos ellos, rostro perfilado y cabello castaño con facciones definidas.
Clar me sonrió por un momento, pero al ver a Will cerca de mí su mirada y por lo visto su humor, cambiaron a uno mas brusco. ¿Qué, ahora estaba celoso por verme con Will? Eso sí que era patético, puesto que yo ni siquiera le interesaba en lo absoluto. Digo, de ser así no me habría dejado plantada hoy para irse a dar un acoston con su amiga la voluminosa.
—Toma, lo preparé especialmente para ti — Will estira la mano entregándome un pequeño vaso de alcohol, que con tan solo olerlo quería deshacerme de él al momento.
Desprendía un olor fuerte a alcohol. Le di un pequeño sorbo, y después lo deje disimuladamente sobre la barra de la cocina donde me encontraba recargada. No soy de beber mucho, y con el alcohol que ya había en mi sistema era suficiente.
— Delicioso —comento ¡Pero en realidad estaba asqueroso! —Y dime, ¿Qué harás cuando te gradúes? Por lo que sé, vas en la universidad con Brad, ¿cierto? —le pregunto al chico.
—Claro, el padre de Brad es socio en un bufete de abogados, y es ahí donde pienso hacer mis prácticas.
—Eso sí que es genial...
Will se esmera hablando de su carrera y de lo mucho que le gusta, pero no le presto la más mínima atención. Ésta estaba dirigida a Clarence quien estaba sentado en el sofá con nadie más y nadie menos que su amiga Samantha.
¡La muy descarada tenía sus piernas sobre él!
Un revoltijo extraño en el estomago suplanto las ganas de querer estar ahí cerca de él. Ya no me encontraba tan mareada desde hace un tiempo por haber bebido. Y eso, si que era algo bueno porque si lo quería, en cualquier momento podía regresarme a casa.
—Entonces es por eso que estudio una carrera de abogado...
No me gustaba ser grosera, ni mucho menos ignorar a la gente cuando entablaba una conversación conmigo, eso era solamente para personas sin educación. Pero William no se callaba, y yo en estos momentos no estaba siendo para nada educada. Me sentí mal por él, por no estar escuchándolo hablar sobre lo que le apasionaba. Decido que lo mejor en estos momentos es ignorar a Clar y enfocarme en la persona frente a mi.
Después de platicar por lo que parecía ser una eternidad, resultó que el nombre del chico parecido a William era Lucas.
— Y si, Lucas es mi primo, y para ser honesto, aquí no soy bienvenido —hace una mueca chasqueando la lengua —Tengo que irme Sam, ¿Vienes conmigo? — me pregunta. ¿Por qué no es bienvenido aquí? No quería irme aun, así que le dije que lo mejor era esperar cuando se fueran Sony y Brad —. Bien, entonces... ¿Podemos vernos después, no sé, una otro dia? ¿Una cita?
Le sonrío, pues claro que le daría la oportunidad de una cita. Se veía buen chico.
—Por supuesto que si Will — asiente y con un casto beso en la mejilla se despide de mi.
Y ahí me encontraba, de nuevo solitaria. Sony y Brad entablaban conversación con otros chicos conocidos para ellos, y preferí no interrumpir. Me puse la cazadora y antes de salir del apartamento llamé a recepción del edificio para que me pidieran un taxi.
Me encamino a la entrada escuchando las zancadas de alguien muy conocido para mi. No cesaban, al contrario, cada vez las sentía mas cerca de mi.
— ¿No te cansas, verdad? —espeto.
Le di el discurso de mi vida, lo tenía muy bien preparado luego de la declaración de su mejor amiga. Era más obvio que los dos tenían ese tipo de relación convencional. Una relación de amigos con beneficios y sexo casual. El solo pensarlo me dio un revoltijo nuevamente en el estómago.
Le deje las cosas claras, ¡Pero la verdad es que ni yo misma sabía lo que me pasaba! Después de ofrecerme llevarme a casa le jugué una pequeña broma diciéndole que William me llevaría. Lo cual no era cierto, pero tampoco quería pasar demasiado tiempo con él. Me sentía demasiado expuesta y vulnerable a él dejando que me tratase de esa manera. Pero como siempre, volví acceder invitándolo a mi casa.
Y es que ese perfecto rostro, sus hermosos ojos color azul profundo, su perfecta mandíbula cuadrada y su perfecta nariz perfilada, su deliciosa piel bronceada... ¡Me hacía suspirar como tonta!
¡Dios! Es una monería.
Salí corriendo, no sin antes darle un casto beso en sus jugosos labios, los cuales me siguen tentando cada vez que los veo. No lo negaría, Clarence Johnson me atraía.
Al salir, me subí al taxi que ya me esperaba cerca de la entrada, y con una sonrisa vi a Clarence por la ventana. Suspiraba a cada segundo que pasaba, ni yo misma me creía que estuviera suspirando por Clarence, y no por Brad. Lo cual era bueno, ¿no? Suspirar por otro que no fuese Brad.
Le conocía desde que inició el curso en el instituto hace un año. Solo lo veía de lejitos, pues su complejo de chico malo me hacía querer retroceder a cada rato.
Llegué a casa, la cual estaba completamente sola y vacía. Sabía que mi madre estaba cumpliendo su sueño, pero eso no evitaba que me sintiera sola por dentro. Siempre he sido una persona fuerte, no me dan miedo los retos, el trabajo arduo y duro es lo mío. Pero a pesar de tantos esfuerzos, de tratar de ser la chica y la hija perfecta, al llegar a casa siempre era un completo vacío. Una familia rota, una familia de solo dos personas...
Abrí la puerta, y el olor a limpio permanecía como siempre. Subí las escaleras y después me adentre a la habitación, la cual estaba iluminada por la pequeña lámpara que siempre dejaba encendida. No le temía a la oscuridad, pero cuando me encontraba sola en casa era una excepción.
Me quité la cazadora, y aspire su aroma... un perfume fresco desprendía de ella. En realidad nunca me había tomado la libertad de aspirar el aroma de su cazadora, y lo que decía sobre ella siempre era una broma para molestarlo. Reí ante éste último pensamiento, pues me gustaba complicársela demasiado.
Me quité la ropa que traía y decidí meterme a la ducha para dormir mucho más a gusto y fresca, pues la pintura ya estaba seca. Y después de darle tantas vueltas al asunto...
—Bien, creo que a final de cuentas daré mi brazo a torcer con Clar, y olvidarme por completo del amor imposible de Brad.
Dicho esto ultimo, me metí a bañar...
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