51. "¡Somos tóxicos!"

—¡Esto no nos hace amigas, Granger! —gritó Pansy, su voz resonando por el pasillo cuando Hermione la miró alejarse. Ella hizo una mueca y miró a sus costados para comprobar si alguien la había escuchado, pero el lugar seguía solitario.

Miró a la figura de Pansy perderse en el siguiente pasillo, y cuando por fin se quedó sola, no pudo evitar el suspiro tembloroso que salió de sus labios.

Dejó caer la cabeza en la pared —ahora que la puerta de la Sala ya se había des-materializado— y miró al alto techo, intentando concentrarse en cualquier otra cosa que no fueran sus tormentosos pensamientos y ese ardor en su garganta.

Porque aunque quisiera calmarlo, sentía fuego en su garganta que la estaba instando a llorar, pero se obligaba a no hacerlo.

Aún así, Hermione no sabía por qué quería llorar. Si por todo de lo que acaba de enterarse, o porque esto significaba una ruptura definitiva. O tal vez ambas.

De cualquier forma, dolía.

Incluso sus piernas se sentían débiles, y no creía que fuera por el cansancio; era solo que estaba muy concentrada en el estrujado de su pecho como para prestar atención a cualquier otra parte de su cuerpo.

Draco solo había querido destruirla desde un principio. Cada uno de sus acercamientos habían sido planeados y con intenciones ocultas. Ella había sido un medio para un fin, y no le había importado si salía perjudicada en el camino porque, por supuesto, su odio por ella era lo que lo motivaba a seguir.

Destruirla siempre había sido su objetivo principal. ¿De qué manera? No podía saberlo, pero de cualquiera dolería, de cualquiera lo haría sin piedad.

Porque así era Draco Malfoy, solo pensaba en sí mismo y jamás en el daño que causaría en los demás. Si no lo hacía con sus propios amigos, ¿cómo se habría preocupado por los sentimientos de ella? De una sangre sucia.

Hermione debió haberlo esperado, por un tiempo lo hizo, estuvo consciente de que sus intenciones eran demasiado buenas para ser verdad. Pero poco a poco, Draco fue ganándose pizcas de su confianza hasta que ella le permitió el paso, y entonces ahí aprovechó para seguir su tonta y ridícula venganza.

Pansy había dicho que las cosas se le salieron de control. Claro, eso lo tenía claro. ¿Pero a partir de qué momento comenzó?

Ella no podía pensar en ningún recuerdo de él porque automáticamente la duda la invadía en si era algo real o no.

Cuando Draco se disculpó en el baño después de su pelea con Daniel, ¿había sido real? ¿O todo venía siendo parte de su intención oculta para hacerla caer?

Cuando la besó realmente por primera vez —no aquella noche en el sube y baja, no cuando la miró con Víktor—, el día que ella le confesó lo que sentía. Draco la había mirado a los ojos y le había dicho que sentía lo mismo, ¿pero habían sido palabras y miradas reales?

Hermione ya no sabía qué creer. Ella había aguantado tantas cosas, pero no estaba segura de si podría aguantar esto también.

Esto simplemente era demasiado.

Si Draco había sido capaz de mentirle a los ojos más de una vez, nada le aseguraba que no lo haría de nuevo. Ni siquiera esa garantía de saber que él sí estaba enamorado de ella.

¿Quién le hacía eso a la persona que amaba?

Lo tienes bailando alrededor de tu dedo meñique.

Las palabras de Pansy resonaron como una canción alrededor de su cabeza, y por primera vez en toda la noche, el sentimiento emergió en ella como un maremoto. Y de repente, saber precisamente eso, le daba asco.

Ella ya no podía. Lo intentó muchas veces, porque de verdad lo quería.

Pero Hermione era solo la mitad de la ecuación, si Draco no estaba dispuesto a luchar tanto como ella, entonces las cosas debían terminar.

Despegó la cabeza de la pared y respiró hondo, cerrando los ojos e intentando tranquilizarse. Porque al parecer, estaba comenzando a hiperventilar sin que se diera cuenta.

Respira.

Era su propia voz. Era un consejo muy malo, pero apenas podía concentrarse en esas palabras.

Respira.

Esta vez su voz se escuchó más lejana. Y automáticamente Hermione se llevó una mano a su corazón para calmar su respiración, dándose cuenta que esta seguía errática.

No entendía por qué estaba reaccionando así. Hacía unos segundos había estado bien, pero ahora, pensar en todo lo malo que había pasado en apenas una hora, le estaba cobrando factura.

Vamos, respira. Lento.

Su pulso comenzó a bajar, y ella dejó de apretar los ojos. Se concentró en la manera en que el oxígeno entraba por su nariz, lo contenía, y luego lo dejaba salir en una exhalación.

Respira.

De nuevo, su voz parecía cada vez más lejana, y de hecho... No parecía del todo su voz.

—Vamos, Granger.

Hermione abrió los ojos de golpe, y apenas tuvo tiempo de procesar que Draco estaba delante de ella antes de que saliera disparada lejos de él.

El movimiento tan rápido le dejó un pequeño mareo que ella tuvo que reprimir llevándose una mano a la cabeza. Aunque luego de unos segundos, recuperó la compostura y miró al pasillo solitario que los rodeaba; el alba comenzando a emerger.

—¿Qué haces aquí? —preguntó, bajando su mano y girándose hacia Draco.

—Debería preguntarte lo mismo. Sentí cuando saliste de la habitación y te seguí, pero luego de unos pasillos te perdí. Para cuando te encontré estabas ahí hiperventilando.

—Yo...

Hermione se detuvo y guardó silencio, solo mirándolo. Porque le parecía imposible cómo estos ojos que ahora irradiaban preocupación genuina, habían sido capaces de tanta maldad y sin culpa alguna.

—Granger, ¿estás bien? ¿Por qué saliste a estas horas? —Draco bajó la mirada hacia su maletín, y dedujo rápidamente lo que había dentro—. Creí que ambos haríamos las maletas antes de que saliera el tren.

—Cambio de planes —musitó Hermione, y se sorprendió de lo débil y delgada que salió su voz.

Él también notó la vulnerabilidad en ella, y eso le hizo fruncir el ceño. Caminó los cinco pasos que los separaban y, a pesar de que Hermione tuvo el impulso de retroceder, se mantuvo quieta y sin apartarle la mirada.

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó él, y por su tono de voz, ella sabía que él ya estaba sospechando que algo iba mal.

Hermione buscó en todo su ser alguna chispa de esperanza de la instara a quedarse, a seguir luchando, pero cada vez que veía esos ojos grises, solo miraba decepción, dolor, y engaños.

Así que no pudo evitar su pregunta:

—¿Cómo pudiste mirarme a los ojos y mentirme con que todo estaba bien?

La expresión de Draco no cambió para nada, era un libro cerrado. Pero sus ojos... Había algo que ella era incapaz de leer.

—Jamás te he mentido —contestó, y eso casi le causó gracia.

—Lo estás haciendo de nuevo, Draco.

—Granger, no entien...

—No mientas —interrumpió—. Es lo único que siempre te he pedido. No. Mientas.

Él pareció captar la desesperación en su voz, porque calló de repente, y el silencio que los siguió fue tan ensordecedor que casi le hicieron sentir débiles las piernas a Hermione, de nuevo.

—¿Qué quieres saber? —preguntó Draco, y su voz salió muy baja. Jamás le apartó la mirada.

Ella le dio una sonrisa de boca cerrada. Una sonrisa que no llegó a sus ojos, y por tanto, él pareció confirmar que las cosas iban muy mal.

—El problema es que ya sé todo —contestó Hermione, encogiéndose de hombros en un acto de rendición.

Esta vez la expresión de Draco sí pareció ceder. Sus cejas se alzaron ligeramente, sus labios se entreabieron con delicabeza y un destello de algo cruzó sus ojos. Y solo hizo falta eso para que Hermione supiera que él ya sabía por qué rumbo estaban yendo las cosas.

—¿Podemos...? —dijo y luego su pregunta se cortó, mirando sus ojos de par en par. Luego lo intentó de nuevo—: ¿Podemos hablar? Hay que regresar a mi habitación y...

—No voy a volver ahí.

—Granger, por favor. Solo unos minutos.

—No.

Por favor —suplicó, tomando su brazo con ligereza antes de que ella lo apartara de un manotazo.

—¡No me toques! —chilló, y odió lo aguda que salió su petición. Parpadeó una y otra vez hacia el techo, agradeciendo a la nada el que todavía no hubiera llegado el llanto.

Ambos guardaron silencio durante unos segundos antes de que Draco decidiera hablar.

—Esto... Pansy fue, ¿no?

—Estoy harta de Pansy —confesó Hermione, y bajó la mirada del techo para caer de nuevo en sus ojos grisáceos—. Y no hablo de ella en sí. Estoy harta de que siempre tenga que ver con nosotros, estoy harta de que, de alguna manera, tú siempre regresas a ella.

Las cejas de Draco se fruncieron con confusión.

—No entiendo a qué te refieres.

—A esto —explicó Hermione, alzando un dedo para apuntar al espacio entre ambos—. A nosotros. ¿Por qué siempre piensas en Pansy cuando pasan estas cosas? ¿Por qué siempre tiene que ser ella la que piensas que arruinó las cosas?

—¿Por qué? —repitió él, y había cierta burla amarga en su voz—. Porque desde el día uno se ha encargado de jodernos todo. Así que perdóname, Granger, pero Pansy siempre será la primera persona que me vendrá a la mente cuando esto pase.

Hermione escuchó cada una de sus palabras con un horror lejano, poco a poco incrustándose en su pecho. El concepto de esto estaba reluciendo en ella con mucho brillo, como si jamás lo hubiera notado a pesar de que lo tenía delante.

—"Cuando esto pase" —citó Hermione—. ¿Te das cuenta de lo que dijiste? ¿Crees que esto es normal? ¿Piensas que estas miles de peleas e inseguridades son normales y que una persona siempre será la razón de ellas?

—Bueno, yo...

—Somos nosotros, Draco. Siempre hemos sido nosotros.

Él dejó su boca un poco abierta y guardó silencio, sus cejas fruncidas como si estuviera apenas procesando lo que ella intentaba decir.

No dijo nada, así que Hermione aprovechó para explotar.

—¿Qué fue verdad, Draco? —musitó—. De toda la mierda que pasamos, ¿qué sí fue real? Quiero saber cuándo estuviste usándome como un simple medio para un fin, y cuándo comenzaste a quererme de verdad. Si es que en algún momento lo hicis...

—Lo hice —interrumpió, y luego se corrigió—: Lo hago.

—Si no hubiera sido así, si tu odio por mí hubiera sido más grande, ¿habrías dejado de todo siguiera el curso que debería? ¿Habrías continuado a pesar de que sabías el daño que me ibas a causar? —exigió saber, y cuando Draco se quedó en silencio, Hermione tragó saliva y cerró la distancia entre ellos para estar prácticamente frente a él, nariz rozando con nariz—. Quiero que me digas por una vez la verdad. Respóndeme si habrías seguido adelante si tu odio hubiera sido más grande.

Él también tragó saliva; su nuez de adán subiendo y bajando con dificultad.

—Hay muchos "si" en esas preguntas, Granger.

—Contéstame. Sí o no. Quiero la verdad.

Se miraron a los ojos durante casi medio minuto, Hermione tratando de descubrir qué era lo que pasaba por su mente y, al mismo tiempo, preparándose para cualquiera de sus respuestas.

Instó a Draco, alzando las cejas. Él parpadeó antes de responder:

—Sí. Habría seguido.

Hermione sintió que el oxígeno se le iba de repente y aislaba su mente, un pitido lejano comenzando a resonar en sus oídos mientras se concentraba en los ojos de Draco, llegando a la conclusión que, esta vez, sí estaba diciendo la verdad.

—Bien —susurró, y fue incapaz de mantenerle la mirada más tiempo. La bajó hasta su pecho y luego dio dos pasos hacia atrás, necesitando aire porque estar cerca de él se sentía como asfixia—. Gracias por decirme la verdad, pero creo que esto también marca el final de nosotros dos.

Ella intentó dar otro paso hacia atrás, pero su mano salió disparada hacia su muñeca y la regresó hacia adelante. No fue con una fuerza para lastimar, pero si para que la tomara por sorpresa.

—Te dije que había muchos "si", Granger —dijo, y había desesperación en sus ojos. Su mandíbula estaba tensa—. Habría seguido si mi odio por ti hubiera sido más grande. Habría seguido si no te hubiera conocido realmente. Habría seguido si hubiera sido más idiota al no mirarte. Habría seguido si no me hubiera enamorado de cada jodida facción de tu rostro. De cada defecto tuyo.

Hermione miró sus ojos de par en par, y con cierta amargura, descubrió que esas palabras ya no causaban ese escalofrío agradable. No más.

—¿Sabes? —dijo ella, medio sonriendo con tristeza—. Pansy dijo que yo te tenía bailando alrededor de mi dedo meñique.

—Me tienes —confirmó.

Ella negó con la cabeza, todas las pistas reluciendo de nuevo en todo su ser, y apenas dándose cuenta.

—También dijo que tú me tenías comiendo de la palma de tu mano —siguió en voz baja, y luego de varios segundos, añadió—: Me tienes también.

Draco pareció no saber cómo responder a eso, se quedó estático y eso permitió que Hermione pudiera liberar su muñeca. La sobó un poco por mero instinto, aunque no la había lastimado, y luego alzó la mirada hacia él una vez más antes de retroceder los pasos que él había acortado.

—Tienes control sobre mí, así como yo tengo control sobre ti —musitó ella, mordiéndose el labio inferior para concentrarse en eso y no en el dolor de su garganta—. Eso no está bien, Draco. Tú y yo no estamos bien.

Él cerró los ojos durante un instante y comenzó a negar con la cabeza. Suspiró pesadamente y luego se llevó las manos a su cabello, como si arrastrarlo hiciera menos grande sus problemas. Se dio la vuelta unos segundos antes de regresar a ella.

—Hice mal —dijo—. La cagué. Todo es mi culpa, lo acepto. Jamás debí cegarme por el odio. Nunca debí meterme en tu vida para usarte y... Perdón, fue una mierda. No tardé mucho en notarlo, pero para cuando quería decirte, siempre ocurría algo; ya fuera que surgía otro problema y debía calmar las aguas antes, o simplemente porque no quería perderte.

Ella no dijo nada durante algunos segundos, solo lo miró fijamente.

—Draco, tú me perdiste desde la primera vez que me mentiste.

Eso pareció destruirlo, su expresión decayó y algo parecido a la tristeza y la culpa atravesó su rostro. Y a pesar de que Hermione nunca le había deseado el mal a nadie, no sintió nada cuando lo miró a él así.

—Podemos superar esto —insistió Draco, y el tema comenzó a hartarla. Solo quería salir corriendo y alejarse de sus problemas—. Hemos discutido antes, hemos...

—¡Así no funcionan las cosas! —exclamó Hermione, frenética ante lo terco que podía ser—. ¡Tú y yo no funcionamos! ¿No lo entiendes? ¡Somos tóxicos!

—¿Tóxicos? Ah, mierda. Esa palabra me tiene hasta los...

Hermione bufó.

—Oh, Merlín, cállate, Malfoy.

Él calló, de hecho, y lo hizo tan sepulcral que la incomodidad los envolvió a ambos como una vieja amiga. Esto... Ellos estaban...

Sí.

Los viejos tiempos.

—Malfoy —repitió él, y eso la hizo tragar saliva, esta vez sintiendo las lágrimas que amenazaban detrás de sus párpados.

—Malfoy —confirmó Hermione.

Eso endureció su expresión, y por primera vez en mucho tiempo, ella miró debilidad en él.

Esto les estaba doliendo, pero Hermione no podía deducir a quién más.

Draco se quedó callado durante un minuto entero, solo caminando de un lado a otro mientras ella trataba de regular su respiración y pensaba en lo serio que estaban yendo las cosas.

Esto no era como alguna otra de las discusiones que tuvieron. Esto era grande, y estaba arrasando con todo, sin piedad.

De repente, Draco dejó de caminar y avanzó tan rápido hasta ella que Hermione retrocedió por puro instinto.

Él se detuvo y ella también.

—Una vez, Hermione, te dije que yo era un villano. Y tú dijiste que aún así te habías enamorado de mí. Te dije que era capaz de quemar el mundo por ti. ¿Eso ahora no importa?

Hermione se mordió el labio inconscientemente, y esta vez no pudo evitarlo y las lágrimas cayeron lentamente por sus mejillas.

—Tal vez ya no quiero a ese villano en mi vida, Malfoy. No más.

—Pero...

—No nos hacemos bien. Tú no me haces bien. Hemos permitido que tanta gente se meta en nuestra relación y eso ha arruinado tantas cosas. También esto, han habido más peleas y discusiones, pero ninguna es como esta, Draco... Y yo ya no estoy segura de que si quiero seguir así. Ya no estoy segura de si quiero seguir contigo.

Draco alzó una mano lentamente, y con su pulgar limpió las lágrimas de ella, una delicadeza que Hermione habría puesto en duda si era de él si no lo hubiera conocido antes.

—No voy a hacerte daño, Hermione. Lo prometo, no hay más secretos, engaños o mentiras. Cada cosa que te he dicho ha sido cierta.

Ella se encogió de hombros, tomando la mano de él para alejarla de su mejilla.

—Ya no sé qué es cierto —dijo en voz baja—. Pero sé que no quiero volver a verte. Por el bien de ambos, pero más por el mío.

—Granger...

—Escucha, sea lo que sea que haya sido esto, real o no, gracias. Pero ya no lo quiero. Solo... Aléjate. Yo haré mi propia parte.

Por favor.

No me busques —demandó Hermione. Y luego como un recordatorio de última hora, su solidaridad salió a la luz—. Ah, y no te vuelvas a acercar a Jane.

Miró su rostro apachurrado en culpa una vez más, como si intentara memorizarlo, y luego con toda la fuerza de voluntad del mundo, apartó la mirada de sus ojos y lo rodeó para comenzar a caminar lejos de él, llevándose su maletín consigo.

Debía salir cuanto antes de su vista porque ella sabía que estaba a punto de romperse. Aún le sorprendía que no lo hubiera hecho ya delante de él; le había costado mucha fuerza mostrarse impasible.

No demostrar lo mucho que le estaba doliendo.

Comenzó a caminar más rápido, cerrando los ojos con fuerza y mordiéndose los labios para aguantar el sollozo que amenazaba con salir.

No mires atrás.

Era una orden difícil, puesto que Hermione era muy consciente que le había pedido que se alejara para nunca más volver a verlo, y un nunca era un nunca.

Abrió los ojos y siguió caminando, regulando su respiración al mismo tiempo. Pero justo cuando estaba por dar vuela en el pasillo, y el cielo comenzaba a adquirir ese tono amarillento, la voz de Draco resonó por las paredes:

—Dijiste que no querías un final.

Eso la hizo detenerse en seco, parpadeando con confusión porque en realidad había olvidado eso. Pero cuando recordó la conversación que habían tenido aquel día, la respuesta a ello vino sin problema a su boca.

—Y tú dijiste que contigo no había finales felices.

Se giró hacia Draco solo para mirar su figura destruida en el fondo del pasillo. Hermione se encogió de hombros y luego se relamió los labios antes de añadir:

—Parece que tenías razón.

Luego se dio la vuelta y caminó lejos de él.




















———

Bueno, esto era inevitable, amigos míos. Ellos debían terminar y esta vez no había nada ni nadie que pudiera ayudarlos.

Algunos creen que ellos no son tóxicos, y otros creen que sí. Yo misma me uno a los que sí, porque la verdad creo que siempre han tenido muchos problemas y se dejan llevar por lo que dicen los demás (sobre todo Pansy, cof cof).

La historia aún no termina, aún quedan por lo menos veinte capítulos. Dos de recuperación de Hermione, ocho de disculpas, reinicios y drama con Nick (😈), nueve para hacer teorías y llorar, un epílogo y un final alternativo.

CREO.

En fin, espero que esta capítulo haya salido bien porque el de la anterior versión era horrible. Muy dramático, si me lo preguntan.

Y xfa amixes, entiendan a Hermione, lo que hizo Draco no fue una cosita simple que se perdone con unos besitos.

Pdt: los retratos del pasillo andaban así: 👀

—nico🐑

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top