31. "Tu idiota"
Draco la miró fijamente, y entonces cerró los ojos, luego soltó un largo y profundo suspiro.
Hermione se preparó para que él la alejara de nuevo, e incluso si lo hacía, ella aceptaría que su tenacidad de Gryffindor llegaría a su fin y entonces se iría.
Pero lo que Draco hizo fue muy diferente. Porque él alzó sus brazos y la envolvió, aferrándose a ella como si fuera lo único que le quedara en la vida. No ponía presión para lastimar, pero sí la suficiente para hacerle saber que quería que se quedara con él.
Ella escondió su cabeza en él, aspirando su aroma mientras la respiración de Draco movía sus rizos y le enviaba escalofríos. Podía escuchar sus latidos y también sentir cómo estos se iban tranquilizando poco a poco.
—Granger —murmuró él encima de su cabeza, a través de sus rizos. Ella, que estaba con los ojos cerrados apenas movió la cabeza para hacerle saber que lo escuchaba—. No tienes idea de dónde te estás metiendo, ¿verdad?
Hermione negó con la cabeza, aún escondida en él.
—Espero seas un buen guía.
Lo escuchó resoplar, pero en vez de burlarse, se aferró más a ella. Hermione estaba segura de que se encontraban en una escena algo acaramelada, pero en realidad no le importaba mucho.
De hecho, en estos momentos no le importaba casi nada.
—¿Qué es lo que vamos a hacer? —preguntó Draco, y cuando ella no respondió, se separó para tomar su cara entre sus manos y mirarla a los ojos—. ¿Eh?
—¿Hay algo que se supone que debamos hacer?
Él se notó contrariado, pero aún así no dejó de mirarla.
—Soy nuevo en esto —dijo, su voz con un tono extraño que la hizo fruncir el ceño—. No sé cómo se supone que deba actuar. Las demás chicas con las que estuve apenas duraron el mes conmigo y nunca me explicaron cómo se hacían las cosas... Y tampoco creo que mi relación con Pansy vaya a ser un ejemplo a seguir.
Hermione suspiró y entonces le sonrió. Alzó sus manos y tomó las de Draco entre las suyas, luego las bajó y las acarició con gentileza.
—Puedo segurarte que tendremos más de un mes para descubrir cómo actuar —lo tranquilizó—. Yo tampoco soy del todo experimento en este terreno, si nos ponemos a comparar. Pero podemos descubrirlo juntos, ¿no es cierto?
Él la miró sólo un segundo más antes de que su sonrisa y su mirada se volvieran burlonas.
—Eso suena tan poético —dijo con diversión y ella medio rió—. Pero sí, supongo que podremos descubrirlo.
—Bien —Hermione asintió, y entonces soltó las manos de Draco. Dio un paso hacia atrás y lo miró con una expresión expectante—. Ahora, ¿tienes idea de qué debemos hacer? Porque antes de toparme contigo planeaba terminar mis deberes, pero en estos momentos no tengo idea...
Hermione no terminó de hablar porque Draco había avanzado hacia ella y la envolvió en un abrazo de nuevo. Suspiró y se aferró a él.
—Sólo quedémonos así un momento más —murmuró Draco por encima de su cabeza—. Me gusta estar así.
Ella apenas tuvo tiempo de asentir con la cabeza antes de dejarse llevar por la agradable sensación de estar en esa cercanía con él. Se sentía como si estuviera regresando a su hogar después de haber vagado años en busca de uno.
Ninguno tenía idea de qué era lo que iban a hacer, y sin embargo, ambos planeaban enfrentarlo.
—¿Necesitamos una etiqueta para esto? —Hermione no pudo evitar preguntar, esperando que su duda no arruinara el momento.
Pero eso sólo causó un suspiro en él.
—No creo —respondió—. ¿Pero quieres tenerlo? Por mí no hay problema en que vayas por ahí diciendo que eres la novia de Draco Malfoy.
Hermione sonrió aún en el abrazo.
—Mi yo interna me grita que rechace esa etiqueta —murmuró en réplica y Draco carcajeó.
—No tiene nada de malo si es lo que tú quieres.
—Supongo que no —coincidió Hermione, y entonces alzó sus manos para acariciar la espalda de él incluso a través de la tela—. Pero también debe ser algo que quieras tú. ¿Lo quieres?
Draco no esperó para volver a reír.
—No entiendo por qué lo preguntas.
—Está bien.
Se mantuvieron varios minutos en esa posición antes de que por fin se separaran. Fue en ese momento donde todo comenzó a sangrar alrededor de Hermione, y entonces la realidad la golpeó como un balde de agua fría.
Formó su mano en un puño y luego le dio un golpe duro en el brazo a Draco, lo que lo hizo dar un gruñido y un paso hacia atrás.
—¡Idiota! —gritó.
—Granger, ¿pero qué...?
—¡Me hiciste la ley del hielo durante un maldito mes entero!
Él rodó los ojos con un suspiro divertido.
—Joder, ¿por qué creí que olvidarías eso?
•••
Hermione caminó a través del campo de quidditch, aún nerviosa y repasando la conversación una y otra vez en su mente para que todo saliera bien y que no fuera un completo desastre apenas llegara.
Planeaba contarle a Harry y Ron todo, pero una tonta parte de ella temía a como fueran a reaccionar. Eran unos idiotas celosos cuando se lo proponían y se tomaban muy en serio el tratarla como a una hermana pequeña que no sabía tomar bien sus decisiones. Cosa que debía ser al revés porque era ella quien parecía ser la hermana mayor y los cuidaba de todos sus desastres.
Se había planteado no decirles, pero eso sería innecesario, pues tarde o temprano se iban a enterar. Así que era mejor que lo supieran por su boca y no por la de otra persona. Siempre se habían contado todo desde que entraron a su primer año, y ella no pretendía romper la tradición.
Además, el día del tren ellos se dieron cuena de que Hermione sentía algo por Draco incluso aunque lo hubiera negado. Ya debían haberse dado una idea.
Divisó a lo lejos a sus amigos sentados en una banca, refrescándose con una botella de agua. Había decidido que les contaría después del entrenamiento, así ellos estarían cansados y no protestarían demasiado.
Pero justo cuando estuvo a punto de llegar hacia ellos, una oleada de nervios la atravesó y se arrepintió como una cobarde. Luego dio la vuelta para regresar por donde había venido.
Pero fue demasiado tarde.
—¡Ey, Hermione! —llamó Harry por detrás de ella, y nunca deseó más que la tierra se la tragara, porque ahora parecía haber olvidado el discurso que tanto había memorizado horas antes.
Ella hizo una mueca molesta hacia el cielo, como si pudiera mostrarle su disgusto a cualquier ser divino que se encontrara allá, o porque los astros se habían puesto contra ella o una cosa como esa...
Se obligó a sonreír y se dio la vuelta, caminando hacia Harry y Ron.
—Hola, chicos —dijo acercándose a ellos y luego tomando asiento en la banca que estaba a su lado—. ¿Qué tal les fue en el entrenamiento?
Ron, quien había estado bebiendo agua, se atragantó un poco pero lo disimuló, aunque sus ojos se humedecieron un poco. Harry, en cambio, sólo le frunció el ceño. Y Hermione sabía por qué esas reacciones: nunca jamás les había preguntado eso.
Primera etapa de los nervios: hacer algo que ella nunca haría.
—¿Te sucede algo? —Ron preguntó, mirándola como si fuera una persona totalmente diferente.
—¿A mí? —preguntó Hermione innecesariamente. Ella trasladó su mirada a ambos, como esperando que ellos mismos la salvaran, pero al ver que seguían esperando una respuesta de su parte; sólo medio rió—. Claro que no.
Harry rodó los ojos con diversión y luego bufó, apartando la mirada de ella para desabrocharse los guantes de cuero de dragón que traía puestos.
—Bueno, no sé si lo recuerdes, Hermione —dijo—, pero te conocemos desde primer grado. Lo cual es... ¿Cuánto, Ron? Oh, sí, siete años. Así que sabemos a la perfección cuándo mientes y cuándo no.
Hermione le entrecerró los ojos, una parte de ella incitándola a discutir y defender que en realidad les había mentido varias veces y ellos nunca lo notaron. Sin embargo, sabía que eso sólo era una excusa para no tocar el tema al que había venido, así que sólo suspiró y dio una pésima respuesta:
—No estoy mintiéndoles.
Harry sonrió, aún quitándose los guantes. Ella se giró hacia Ron y lo encontró mirándola con una ceja alzada; él desvió su mirada un segundo hacia abajo y luego volvió a mirarla a los ojos con una chispa de triunfo en los suyos.
Segunda etapa de los nervios: ese tonto tic.
—¿Entonces por qué estás moviendo una y otra vez tu anillo? —preguntó, y apenas entonces ella se dio cuenta de que había estado haciendo exactamente eso desde que llegó.
Bajó la mirada hasta el anillo que había estado moviendo una y otra vez y entonces deseó arrancarlo de su dedo. Pero era un regalo de su abuela y no podía hacer eso, así que sólo se detuvo de golpe.
Agradeció internamente que el anillo que le regaló Draco estuviera en casa, porque Harry y Ron habrían notado de inmediato que era nuevo, y ella no tenía una buena excusa.
No pudo seguir guardando el secreto, por lo que lo soltó de una vez por todas como si fuera una bomba nuclear:
—Me gusta Draco.
Cerró los ojos en una reacción ridícula, esperando que sus amigos escupieran el agua que acababan de tomar, como mínimo. Pero no llegó nada, ni siquiera un respingo, un gruñido. Abrió los ojos, confundida.
Ellos ni siquiera la miraban a ella porque se estaban observando entre sí. ¿Lo peor de todo? Ninguno parecía sorprendido. Si había algo que fuera peor a una reacción molesta, era que no hubiera reacción alguna.
—Ya lo sabía —dijo Ron de repente, encogiéndose de hombros—. ¿Tú, Harry?
Él hizo lo mismo, como si el tema fuera algo de todos los días.
—Yo también.
Hermione parpadeó, confundida. Miró a ambos uno por uno, imaginándose que unos aliens habían abducido a sus amigos y habían hecho algo extraño en sus mentes antes de regresarlos a la Tierra.
—Es decir, Hermione, puede que aparentamos no prestar atención a tu vida —dijo Harry, resoplando—. Pero estamos al pendiente de ti. Además, era demasiado obvio, incluso nosotros pudimos haber notado que sentías algo por Malfoy.
—¿Y... no están molestos? —preguntó lentamente, como si temiera que estuvieran en una reacción tardía.
—Claro que no —respondió Ron esta vez, dándole una mirada perdida y tranquila—. Es un amorío que tendrás durante unas semanas. Seguro que se te pasa pronto. Nadie dura lo suficientemente encariñado con Malfoy. Parkinson es una prueba de ello, ¿o no?
Hermione lo miró aturdida, y entonces entró a la tercera etapa: la risita nerviosa que al mismo tiempo era ridícula y un grito de auxilio.
—Sí, claro... —masculló con una tonta sonrisa y una mirada rápida a cualquier lugar menos sus amigos—. Sobre eso...
Harry y Ron ahora sí la miraron expectantes, esperando a que ella terminara su oración. Hermione ni siquiera tuvo tiempo de suspirar antes de volver a sentirse más nerviosa.
—Estamos... —comenzó y se atrevió a darles una rápida mirada. Ambos estaban muy serios. Ninguna reacción aún—... Juntos. Ya saben, saliendo...
Harry y Ron se quedaron mirándola sin ninguna expresión, como si estuvieran procesando lo que ella acababa de decir. Ni siquiera parpadeaban, como si se hubieran perdido en sus propios pensamientos.
Pero por más que Hermione quiso aguantar la paciencia, la desesperación tomó poder y blandió su mano delante de los chicos en un intento de que volvieran con los pies al suelo. Eso pareció regresarlos a la realidad.
Ron fue el primero en girarse hacia Harry.
—¿Lo matas tú, o lo mato yo? —preguntó con un tono de voz sencillo.
—Lo matamos ambos —replicó Harry.
Ambos se pusieron de pie, y sin hacer caso a la mirada horrorizada que de repente había optado la morena, comenzaron a caminar-correr hacia el castillo. Y era "caminar-correr" porque cuando se perdían en sus pensamientos y emociones, no sabían lo que hacían y entonces sus cuerpos comenzaban a hacer cosas extrañas: en este caso, avanzar como si los estuviera persiguiendo un asesino.
Hermione se apresuró a correr hacia ellos. Apenas logró alcanzarlos y se puso delante, aunque ya que ellos no se detuvieron, tuvo que caminar hacia atrás, dando de vez en cuando una mirada para fijarse en no tropezar.
—¿Adónde van? —preguntó con voz agitada, pero ellos no respondieron—. Por favor, deténganse, siento que me voy a caer.
—Nadie te está pidiendo que camines hacia atrás —espetó Ron, aún sin mirarla del todo a ella.
—No vamos a matarlo, Hermione —Harry aclaró, como si pudiera percibir el creciente temor de la morena a través de su aura.
—¿Entonces qué harán? —exigió saber, avanzando cada vez más rápido hacia atrás porque ellos también iban con más rapidez.
—Averiguar qué quiere —Ron terció con un ligero encogimiento de hombros. Ni siquiera la estaba mirando del todo y eso la enojó.
—¿Averiguar qué quiere? —repitió ella, y estuvo a punto de decir algo más antes de que tropezara por una piedra y casi cayera hacia atrás de no ser porque Ron la tomó de los brazos con rapidez y la estabilizó.
—Sí. Es muy sospechoso que él esté haciendo esto por su cuenta —contestó Harry, ignorando el hecho de que casi Hermione se habría caído de no ser por Ron.
Al escuchar sus palabras, algo en ella se removió y entonces se detuvo en seco. Harry y Ron avanzaron sin ella, pero cuando se dieron cuenta de que ya no los seguía, Hermione escuchó que sus pasos volvieron a acercarse. La morena miró al césped hasta que sintió la presencia de sus amigos delante de ella de nuevo y alzó la mirada.
—Están insinuando que Draco sólo se acercaría a mí por una razón —dijo, y no fue pregunta, fue afirmación. Harry y Ron se miraron entre sí pero no dijeron nada, así que ella añadió—: ¿Creen que la gente se acerca a mí sólo por un objetivo y no porque realmente lo quieren?
—No dijimos eso —Harry espetó, frunciendo el ceño como si ella estuviera diciendo estupideces—. ¿Te gusta tomar nuestros comentarios en nuestra contra?
En otras circunstancias, Hermione tal vez hubiera reído, pero estaba demasiado ofendida como para hacerlo. Si había algo de que ella estaba orgullosa de sí misma, era que se quería tal cual y como era y por eso casi no tenía inseguridades. Sin embargo, que fueran Harry y Ron quienes se las plantearan, hacía las cosas mucho más diferentes.
—Escucha —Ron habló con rapidez, casi con culpa al verla desanimada—, podemos entender que Malfoy te guste, y también que lo quieras. Es normal, las personas quieren a otras personas, y tú eres una que irradia cariño a donde quiera que va. Pero es muy extraño que siendo él quien más te hizo sentir mal los años anteriores, sienta lo mismo. Sólo entiende que, nosotros siendo tú visión no cegada por él, vemos las cosas diferentes y por eso no podemos confiar en Malfoy... La misma frase dice todo incluso: ¡nadie confía en Malfoy!
Hermione no supo qué responder. Buscó y buscó algo para decirles, pero sólo masculló algo que casi no se le entendió, algo que también era una excusa tonta:
—Conmigo es diferente.
—Sí, bueno, existen las actuaciones —bufó Harry—. Y viniendo de Malfoy, en realidad no me sorprendería que fuera uno de sus muchos actos tontos para ganarse tu confianza y luego destrozarte. Entonces, escucha, Mione: si él te lastima, ¿de quién será la culpa?
Hermione dejó de mirarlos y frunció la boca, de nuevo esa inseguridad creciendo en su estómago. Ella no creía lo que le estaban diciendo, pero tampoco había una manera para demostrarles que estaban equivocados, así que sólo les dio una tonta respuesta:
—Será mía —murmuró.
Harry y Ron negaron con la cabeza, pero fue el azabache quien habló:
—No. Será de nosotros por no haberlo alejado de ti.
Hermione suspiró, sabía que lo único que ellos estaban haciendo era preocuparse por su bienestar, pero en vez de eso, habían plantado más inseguridades en ella. Bajó la mirada, incapaz de replicar algo.
—Solo vamos a hablar con él —Ron dijo luego de unos segundos.
—Conozco su manera de hablar —protestó ella con el ceño fruncido—. Ustedes son más impulsivos que yo, así que hablar para ustedes significa que en cualquier paso en falso lo golpearán.
Ron bufó.
—Eso no es cierto —dijo—. Y aunque así lo fuera, te pondrías de nuestro lado, ¿cierto?
Hermione lo soltó sin antes pensarlo:
—¿Para que golpeen a mi novio sin razón alguna? Hmm, no. No me parece.
—¡¿NOVIO?!
Tonta.
Tonta.
Tonta.
Intentó detenerlos, pero ambos ya se hallaban casi corriendo a la sala común, y esta vez ella tuvo que ir detrás de ellos como un peón porque ya le fue imposible alcanzarlos incluso si también se ponía a correr.
Apenas llegaron, sus amigos rápidamente comenzaron a buscar con la mirada a Draco. Hermione fue quien lo halló primero: él estaba sentado en una mesa del fondo, haciendo sus deberes tranquilamente. Ni siquiera tenía idea de que pronto sería bombardeado por Harry y Ron.
—Por favor, no vayan a hacer un escándalo —suplicó Hermione en voz baja cuando se paró a lado de ambos.
—Está bien —respondió Harry—. Tranquila, seremos cautelosos.
—¡EY, MALFOY! —gritó Ron, haciendo que el rubio y medio Slytherin se girara a ellos.
Hermione resopló y escondió su cara entre sus manos negando una y otra vez para ocultar la vergüenza que sentía. Harry sólo rodó los ojos y murmuró un pequeño «Debí haberlo esperado» antes de seguir a Ron a paso apresurado hasta la mesa donde estaba Draco.
Ella los siguió apenas se alejaron, y desde detrás de ellos pudo mirar la expresión aburrida de Malfoy antes de resoplar y comenzar a guardar sus libros y útiles, como si ya estuviera esperando esto desde mucho tiempo atrás. Hermione apenas alcanzó a enviarle una mirada de disculpa antes de que Harry y Ron se pusieran frente a él.
—Escucha bien esto, Malfoy... —comenzó Ron con una voz dura y un dedo amenazante, sin embargo, sus palabras se ahogaron en la burla repentina de Draco.
—¿Qué? —interrumpió con una mirada burlona. Recargó sus codos en la mesa y los miró con una sonrisa cruel—. Déjenme adivinar: vienen a decirme que van a matarme si la lastimo, ¿no?
Ron abrió la boca para replicar, pero luego la cerró tal cual pez fuera del agua. Draco le alzó una ceja como si lo incitara a responder, pero el pelirrojo sólo se giró hacia Harry en busca de ayuda.
Este, en cambio, no había dejado de mirar a Malfoy desde que llegó. Llevaba los brazos cruzados y lo miraba con los ojos entrecerrados. Draco lo miró también, y entonces Harry por fin preguntó arrastrando las palabras:
—¿Vas a lastimarla?
Draco sólo rodó los ojos y bufó.
—Tengo muy en claro que no quiero hacer eso —respondió—. Y ya entendí bien, Potter: ustedes van a matarme si...
—No —interrumpió Harry con una voz dura, él miró a Draco de arriba a abajo y luego miró a Hermione un segundo antes de volver a él—. Nosotros no al menos: será ella quien te matará. Porque al momento de lastimarla, vas a perderla para siempre.
Hermione ni siquiera quiso mirar Draco, sólo bajó la mirada y tragó saliva. ¿Y la razón?, porque las palabras de su mejor amigo tenían cierta verdad.
—Eso no va a pasar —masculló Draco luego de uno largos segundos de silencio sepulcral en la sala común.
—Bien, entonces estás advertido.
Después, Harry y Ron se alejaron sin decir nada más; el primero dándole un apretón amistoso a su brazo antes de irse. Hermione no pudo aguantar la vergüenza de sentir todas las miradas sobre ella, así que se sentó frente a la silla de Draco y escondió su cara entre sus brazos.
—Bien, ya escucharon lo que no les convenía —gruñó la voz de Malfoy—. ¿No deberían irse a escuchar otras conversaciones ajenas?
Al instante, toda la sala común volvió a su antiguo ambiente. Hermione suspiró ante la pena que sentía, por lo que no quiso levantar su cabeza. Pero segundos después, sintió cómo una cálida mano se posó en su hombro. Levantó la mirada y se encontró con una ligera sonrisa del rubio, quien hizo una seña para que lo siguiera, y ella no tardó en hacerlo.
—Lamento todo ese teatro —se disculpó Hermione apenas llegaron a un pasillo poco deambulado—. Intenté decírselos de la mejor manera, pero son muy impulsivos.
—No te disculpes —Draco murmuró y luego se encogió de hombros. Se recargó en la pared frente ella y miró el suelo, perdido en sus pensamientos—. En realidad, ya esperaba esto.
Hermione frunció el ceño, recargándose también en la pared contraria. El pasillo era pequeño, así que estaban frente a frente.
—¿En serio? —preguntó.
Él se encogió de hombros de nuevo y alzó la mirada para luego sonreírle con gentileza.
—Por supuesto —dijo y luego rodó los ojos—. Sólo míranos, Granger. Somos literalmente un cliché de novela de romance. Tú eres la chica linda con dos mejores amigos bravucones e idiotas impulsivos, mientras que yo soy el chico malo que todos creen un hijo de puta. Es decir, una escena así es bastante predecible, ¿no?
Hermione carcajeó.
—No les digas idiotas —protestó aún en la risa—. ¿Pero sabes algo? Ese es mi cliché favorito cuando leo historias de romance. Para mí no está tan mal al menos.
—Oh, por favor, Granger, no... —dijo y luego rió también.
Ella volvió a reír y luego se alejó de la pared para acercarse a él. Le sonrió apenas estuvo lo suficientemente cerca y, después de mirarlo fijamente con una expresión perdida, se alzó un poco para besarlo en los labios.
Fue un beso simple, apenas se entrelazaron antes de separarse. Fue lento, suave, y sin embargo, perfecto.
Cuando alzó la mirada a sus ojos, una expresión casi burlona estaba plasmada en las facciones de Draco. Ella estuvo a punto de fruncir el ceño y preguntar qué era divertido, pero entonces él enrolló su cintura y la atrajo a su cuerpo.
Draco se acercó a su oído y le susurró:
—No está pasando, Malfoy. Jamás te besaría. Grábatelo bien.
No hizo falta ni siquiera un segundo antes de que ella se diera cuenta que la estaba arremedando del día donde había ido por primera vez a la habitación.
Soltó una carcajada sarcástica y luego regresó a mirarlo a los ojos. Él parecía divertido.
—Eres un idiota —dijo.
Malfoy asintió con una sonrisa.
—Tu idiota.
———
Ando de vacaciones, así que a partir del lunes habrá actualizaciones diarias al menos hasta que vuelva a la escuela, jé. Pd: LEAN PERFECTOS MENTIROSOS XFAVOR.
—nico🐑
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