24. Sin control
Hermione salió disparada hacia la taberna. Malfoy no trató de detenerla, así que eso era un punto bueno porque ella lo necesitaba lejos. Su mejor arma en estos momentos era pretender que él no existía.
Y también necesitaba olvidar la sensación de traición que sentía.
Lo mejor que podía hacer, era ir directo a con sus amigos, porque sabía que ellos podrían calmarla. Pero también tenía en cuenta que se preocuparían y al final Hermione soltaría la sopa y todos irían contra Draco. No le desagradaba la idea, para ser sincera, pero aún así no quería que eso sucediera.
Así que decidió terminar lo que nunca comenzó; ir con Nick.
Hermione se acercó lentamente a la barra y se sentó en un banco a esperar que su amigo terminara de atender a otros clientes. Ella jugó con sus uñas hasta que una mano grande y flacucha se puso frente a la barra y llamó su atención.
Alzó la vista y miró a Nick, luego sonrió.
—¿Qué va a querer de beber? —preguntó, fingiendo una voz profesional.
Ella lo miró con una ceja alzada antes de que él desinflara los hombros y alzara la tabla que dividía la barra para poder cruzar y abrazarla. Hermione era pequeña a lado de él; Nick era un intermedio entre Harry y Ron.
—Casi olvidaba tu rostro —dijo con tono indignado cuando Hermione regresó a sentarse y él a su lado de la barra.
—Eso es exagerado —se burló ella con un bufido—. Sin mencionar que fuiste tú quien me dejó plantada la última vez. Lo siento igual, he estado ocupada.
Cuando ella mencionó sobre la noche que la dejó plantada, apenas alcanzó a ver que él se tensó antes de que recuperara su actitud casual y alegre.
—¿Ocupada? —preguntó, extrañamente ignorando lo que había dicho—. ¿De qué manera?
Hermione frunció el ceño casi indescriptiblemente hacia él y luego se encogió de hombros.
—Sólo... ocupada —murmuró.
Nick sacó una libreta de debajo de la barra y luego un bolígrafo. Dio una mirada por encima del hombro de Hermione y sonrió antes de comenzar a escribir lo que parecía un inventario de bebidas.
—¿Ocupada con aquel rubio que me ve con mirada asesina? —preguntó con un ligero movimiento de cabeza que apuntaba por detrás de la morena, aún escribiendo en la libreta.
Ella se giró lentamente y al momento de cruzar miradas con Draco, regresó su vista al azabache.
—No —respondió.
—¿Segura? —insistió, dándole una mirada divertida antes de leer lo que él mismo había escrito—. Porque juro que me está mirando como si...
—Draco y yo ya no tenemos contacto —interrumpió desviando la mirada mientras intentaba no sentirse incómoda.
Nick no pareció darse cuenta de lo tensa que estaba.
—¿En serio? —preguntó con curiosidad—. ¿Desde cuándo?
No quería hablar de eso, quería cambiar el tema inmediatamente. Pero se sentía con la necesidad de darle al menos una respuesta.
—Sólo digamos que nunca nos llevamos bien —respondió Hermione, encogiéndose de hombros y mirando la madera de la barra.
Nick guardó la libreta en su mandil y colgó su bolígrafo en este mismo. La morena alzó la mirada y se dio cuenta de que él estaba mirando detrás de ella; probablemente donde estaba Malfoy. Eso la dejó curiosa pero se obligó a mantenerse impasible hasta que él la volvió a mirar.
El azabache le dio una mirada extraña.
—Disculpa la pregunta, pero, ¿él te hizo algo?
A Hermione se le cerró la garganta. Lo miró durante tres segundos antes de parpadear y fingir una sonrisa.
—No —contestó—. Todo está bien. Es sólo que en realidad Malfoy y yo no nacimos para ser amigos.
No quería que él supiera que había sido una estúpida.
Nick la miró fijamente antes de suspirar y asentir, diciéndole que estaría para ella si algo pasaba.
Pasaron la siguiente hora hablando sobre lo horrible que era su estancia en Slytherin. Él constantemente buscaba hacer la plática divertida mientras contaba sus experiencias, pero ella podía escuchar esa extraña tensión detrás de todo. Se preguntó qué tanto estaría ocultando detrás de esa alegría que aparentaba.
E igualmente miraba por encima del hombro de ella cada cierto tiempo.
También le contó cómo batalló para hacer el proyecto del señor Binns él solo. Aunque nunca respondió a la pregunta de Hermione cuando pedía saber por qué no pudo hacerlo con ella, pero parecía que él no quería responder; siempre evitaba la pregunta. Y aunque eso le pareció muy extraño, no insistió.
Cuando ella creyó que fue suficiente (y también porque creía que distraía a Nick de su trabajo), se despidió y caminó hasta la mesa de sus amigos.
Al llegar, se sentó a lado de Ame, quien parecía más cuerda de lo normal. Harry estaba a lado de ella, y ambos conversaban con tranquilidad. Ron parecía estar muriéndose de rubor cada vez que Jennifer le sonreía o hacía algo por él. Hermione sólo llegó y se sentó junto a Harry, mirando la mesa del centro con lejanía.
Una cabellera rojo fuego llamó su atención entre todo el gentío y, desde la otra punta de la habitación, pudo divisar a Ginny y Blaise; ambos cruzados de brazos con una botella cada uno y dándole a beber al otro. Hermione se sorprendió y luego se aseguró de que Ron no se diera cuenta de ello.
Por instinto, giró su mirada hasta la mesa donde yacían Draco, Pansy y los demás. Y aunque la mayoría estaban ahí, no se sorprendió al ver que los primeros dos no se encontraban. Aunque ese hecho por alguna extraña razón la incomodó y se prometió no mirar más.
Cada vez que Hermione recordaba lo que le dijo Pansy, le entraba una furia extrema, una que no sabía dónde expresarla. Quería dejar de pensar en ello, pero no podía. Lo peor era que no sólo le molestaba, también le dolía.
Ella le entregó su confianza y él la desgarró.
Esta furia no era buena.
Bajó su mirada hacia la mesa de centro, donde estaban todas las bebidas. Necesitaba sacar lo que tenía dentro de alguna manera.
La Hermione racional gritaba que no lo hiciera, pero la Hermione de estos momentos sólo quería dejar de pensar.
Sin pensárselo dos veces, tomó la botella más grande que encontró y la abrió. La alzó y comenzó a empinársela sin importarle nada; solamente quería reprimir su furia. Había sido usada. Pero ya nunca más.
Parecía que era Whisky de Fuego, nunca lo había probado antes, pero realmente a eso sabía; su garganta se sentía en llamas, sólo ardía y ardía. Si no estuviera consciente de que era una bebida que tenía esa fama, habría creído que alguien rasgó su garganta.
El dolor era insoportable y el sabor horrible, pero no le importó.
Siguió tomando y tomando, sin parar en ningún momento, a pesar de los gritos aclamadores que daba su audiencia. Aunque estos se escuchaban un poco lejanos mientras ella sólo se concentraba en terminar la botella.
—¡Ey, ey, ey! —decía la voz de Harry, aunque se oía muy lejana—. ¿Qué mierda haces? ¡Basta!
Harry intentó arrebatarle la botella pero ella se puso de pie y lo impidió; su alrededor nadó cuando eso sucedió, pero siguió bebiendo. Sabía que él tenía razón, probablemente incluso terminaría con una gran resaca, pero no le importaba. Se sentía bien lo que estaba haciendo, de alguna tonta manera.
Nunca había salido de la rutina de una forma tan drástica, y se estaba sintiendo libre.
Ron también intentó arrebatarle la botella para impedir que siguiera bebiendo, pero antes de que lo lograra, Hermione ya había bajado el whiskey.
No supo cómo lo hizo, pero se bebió todo el whiskey. Aplausos comenzaron a sonar a su alrededor, pero ella ni siquiera conocía a esa gente. Apenas se escuchaban audibles incluso.
—¿Qué carajo te pasa, Hermione? —Ron preguntó con voz furiosa, arrebatándole la botella vacía y dejándola en la mesa con un ruido brusco contra el cristal—. ¿Tienes idea de lo que acabas de hacer?
Mareada, se giró a mirar a Amelia —pues era a quien tenía más cercana—, y esta la veía entre una mezcla de muchas expresiones. Parecía predominar la sorpresa.
—Pasa el tip para aguantar toda la botella —dijo finalmente. Hermione rió. No sabía qué había de gracia en ese comentario, pero comenzó a reír.
Harry se acercó a ella.
—¿Te sientes bien? —preguntó, mirándola con atención y cubriéndola de las miradas burlonas y lascivas que le estaban dando su coro de aplausos—. ¿Quieres que salgamos de aquí?
Hermione negó con la cabeza, ajena a que Harry intentaba cubrirla.
—Estoy bien.
Aún estaba cuerda, y sabía que Harry y Ron estaban preocupados y muy molestos, pero realmente no le importaba. Esta noche, quería hacer todo lo que nunca haría.
La música de la fiesta cambió a una que Hermione jamás había escuchado, pero aún así fingió que le gustaba. Se acercó a Amelia y jaló su mano hasta ponerla de pie, indicándole que fueran a bailar. Esta le tomó la mano entre miradas confusas, pero se puso de pie y ambas fueron al centro de la pista. Jennifer y otra chica más no tardaron en seguirles el rastro.
Hermione no sabía bailar, pero una de las ventajas del whiskey era que no le hacía recordar eso.
Ella sabía que estaba mal lo que había hecho; reprimir sus sentimientos en alcohol. De hecho, nunca creyó que llegaría a ese extremo, pero la Hermione que existía en estos momentos, tenía todo lo estúpido en un solo cuerpo.
Solamente quería divertirse.
Ella bailó, dejándose llevar al ritmo de la música, perdiéndose cada vez más y sólo dejando que su cuerpo tomara posesión de todo lo demás. Pronto sintió que alguien se acercó y rió con gracia cuando vio a Ginny bailando a su lado.
Harry y Ron. Ella podía verlos por algún lado. Intentaron alejarla a ella y a Ginny en los primeros minutos, pero luego parecieron rendirse y ella no los volvió a ver. Sabía que estaban ahí porque constantemente escuchaba sus llamados, pero no podía verlos.
Hermione casi se besó con un chico de Slytherin antes de que Ron interviniera con rapidez y la alejara; ella regresando a bailar.
La noche siguió y siguió. Gente que la morena jamás había visto en su vida se unió a ellas, y eso lo hizo más divertido. Pronto —aunque parezca imposible—, Hermione se robó la atención. Tal parecía que sí sabía bailar; no tenía planeado cómo moverse, simplemente su cuerpo se movía al ritmo de la canción. El alcohol era bueno para eso.
Incluso olvidó la hora. Seguramente ya habían sobrepasado las diez treinta, pero jamás en su vida se había divertido tanto.
Todo estaba perfecto, hasta que sintió que alguien la jalaba de entre la multitud de gente y la sacaba del lugar. Muy a lo lejos, podía ver que los demás seguían bailando y divirtiéndose, y ella quería quedarse con ellos, pero estaba suficientemente cansada como para luchar con quien la arrastraba.
Así que decidió dejarse llevar.
•••
La luz de la ventana comenzó a picarle en los ojos, hasta que logró abrirlos.
Respiró profundamente y luego se sentó sobre la cama. Después de tallarse los ojos, giró su mirada hacia donde se encontraba. Estaba en su habitación, pero ya no había nadie más además de ella.
Hermione ni siquiera recordaba cómo llegó ahí.
Con un bostezo, se giró hacia el buró más cercano y extendió su mano para alcanzar la nota que estaba ahí. Se sentó más cómoda y la leyó:
Hermione:
Harry y Ron me dijeron que no te despertara, preferían que durmieras después de la gran desvelada que te diste ayer. También dijeron que por favor no te preocuparas por tus clases, ellos iban a cubrirte en todo lo que pudieran; y además, tienes muy buen nivel académico como para faltar hasta un mes sin afectar tus calificaciones. Las demás y yo nos fuimos desde temprano a clases, espero encontrarte más cuerda para cuando regrese.
Pd: Si te duele la cabeza es normal, en mi baúl hay una poción para la resaca.
Te quiere,
Ame
Hermione devolvió la nota a su buró y miró la hora: tres y treinta. Eso era un récord para ella. Si se apuraba, mínimo llegaría lo que restaba de las últimas clases. No se sentía del todo mal (el dormir demasiado le había bien), así que decidió pararse para darse un baño.
Aunque definitivamente tomó una poción de las que Amelia dijo.
Debía admitirlo, no recordaba ni la mitad de lo que había sucedido el día anterior. Sólo recordaba que bebió por completo una botella de Whisky de Fuego. De ahí para delante sólo recordaba pequeñas fracciones de todo.
Y eso le era inquietante.
Después de ponerse el uniforme, y asegurarse de que su rostro no se veía horrible, bajó las escaleras para dirigirse a su última clase.
•••
—Por favor, tomen los asientos correspondientes con sus parejas.
Hermione maldijo internamente, pero se obligó a mostrarse impasible. Draco se levantó del lugar que compartía con Blaise y se acercó a ella al mismo tiempo que Ron se ponía de pie para irse con Harry.
Era tiempo de entregar el proyecto del profesor Binns. Mínimo habría una ventaja, y era que después de entregarlo, podría cortar todo lazo de comunicación proveniente de Malfoy.
Se sentó a su lado y Hermione se alejó unos centímetros de él. Ni siquiera se molestó en mirarlo, a pesar de que él sí la miró a ella.
—Voy a llamarlos por orden alfabético y me entregarán sus proyectos, después les haré unas preguntas y les daré su calificación —dijo el profesor, y hubo un ligero asentimiento por parte de todos.
Comenzó a llamar a las parejas que estaban antes de ellos. Cosa que molestó mucho a Hermione, porque Draco no hacía otra cosa más que intentar hablarle.
—Hey —susurraba, aunque su tono era tenso y ella podía jurar que el aula entera podría escucharlo.
Pero ella lo ignoró y siguió haciendo como si estuviera escribiendo en su pergamino. Aunque lo único que hacía eran garabatos; unos más furiosos que otros, pero le ayudaban a distraerse.
—Granger —llamó él, ganándose de nuevo ninguna reacción por parte de ella—. No puedes ignorarme todo el tiempo.
La morena casi se carcajeó. Malfoy no dejaba de mirarla, podía sentir que incluso su mirada la quemaba.
—Bien —dijo él—, sí puedes. ¿Pero podrías por favor no hacerlo?
La tercera pareja fue llamada por el profesor, dos más y sería el turno de ellos.
Malfoy apartó su mirada de ella y la giró hacia atrás, probablemente mirando a Pansy, ella no lo supo. Luego comenzó a patear una y otra vez el suelo en pequeños sonidos.
—Hermione —llamó otra vez girándose hacia ella, un poco inquieto y haciendo mucho énfasis en su nombre.
Ella deseaba con fervor que el profesor los llamara ya. Estaba apretando su pluma contra el pergamino con tanta fuerza que en cualquier momento podría derramarse toda la tinta.
—¿Podríamos hablar? —él insistió.
—Señorita Granger y señor Malfoy —dijo el profesor y entonces ella se puso de pie tan rápido que la tinta por fin se derramó con desastre en el pergamino.
Ella lo ignoró y tomó su reporte. Hermione se puso de pie de inmediato, y aunque Malfoy tardó unos segundos en reaccionar, la siguió poco después.
—¿Su proyecto?
La morena entregó sus reportes y el profesor comenzó a leerlos con ojos muy rápidos, Hermione imaginó que años de ser fantasma ayudaba a desarrollar ciertas actividades. Pasaron un minuto y medio en silencio antes de que el profesor se girara hacia ambos.
—¿Qué hizo cada uno? —preguntó, alzando una ceja por encima de sus anteojos fantasmales.
Hermione abrió la boca para responder, pero Malfoy habló primero:
—Granger hizo todo —mintió con voz firme y segura—. Ella encontró los paisajes y también hizo los reportes. Yo en realidad no hice nada.
Ella se giró a mirarlo por primera vez en todo el día, con expresión confusa. Eso no era cierto, Hermione nunca fue capaz de encontrar un paisaje por sí sola, fue Malfoy quien hizo eso. Él se estaba echando la culpa de algo que no debía.
El profesor miró a Malfoy con los ojos entrecerrados durante varios minutos antes de girarse con Hermione.
—¿Es cierto eso, señorita Granger? —preguntó, pero por su tono de voz estaba claro que no creía el que Malfoy le hubiera cargado el trabajo sólo a ella.
Así que no tenía ningún caso mentir.
Hermione se giró hacia él. Era verdad que Draco no merecía su piedad, después de que él la hubiese usado para su beneficencia, era normal que ella se quedara con el crédito. Pero su parte honesta le decía que hiciera la correcto; fue él quien encontró los paisajes, y fuera de cualquier problema, el ámbito escolar era muy diferente.
—No, profesor —respondió con igual firmeza—. Malfoy fue quien encontró los paisajes, y yo fui quien plasmó los reportes.
Ahora era Draco quien la miraba confundido y perdido. El profesor en cambio, parecía aburrido.
—Quiero la verdad.
—Yo nunca le mentiría, profesor.
El fantasma la miró unos momentos con la ceja alzada, pero luego regresó su mirada al reporte.
—Tienen una E —dijo finalmente—, regresen a sus lugares.
Ambos caminaron hasta volver a sentarse y Hermione suspiró mientras lo hacía. Ahora era libre de cualquier cosa que la atara con Malfoy, a excepción de su sala común.
Ni uno ni otro habló lo que restó de la clase, hasta que terminó.
Hermione caminó directo a la biblioteca, después de haber salido del aula, intentando alejarse de Draco, pero fue en vano.
—Oye —llamó su voz desde atrás de ella. El pasillo estaba solo. La morena respiró hondo antes de darse la vuelta hacia él y mirarlo—. ¿Podemos hablar?
—Malfoy, no hay nada de qué hablar.
—Pero necesito explicarte. Por favor, las cosas no son como parecen y quiero que en realidad me des la oportunidad para contarte cómo...
—¿Contarme cómo Pansy y tú se pusieron de acuerdo para tomarme el pelo y apostar para ver quién sacaba el mejor provecho de mí? —preguntó en voz baja y hacia el suelo, aunque su tono fue suficiente para hacerlo callar. Luego se encogió de hombros, aún sin mirarlo a los ojos—. Tú ya lo hiciste con el proyecto, no veo qué sigues haciendo aquí.
Un largo silencio.
Al ver que no hablaba, alzó la mirada y se dio cuenta de que él estaba perdido en sus pensamientos. Luego frunció el ceño lentamente.
—¿Eso fue lo que Pansy te dijo? —preguntó.
Hermione lo observó atentamente, y entonces una idea loca pasó por su mente. Soltó una pequeña risa amarga que más bien pareció un bufido.
—¿Por qué? —replicó, fingiendo diversión—. ¿Había más qué contarme?
Él sólo la miró, luego parpadeó.
—No —respondió—. Eso era todo. Y enserio quiero que sepas que lo siento.
Ella sonrió con amargura.
—No sabes cuánto me alegra —murmuró rodando los ojos. Se dio la vuelta para alejarse, pero él comenzó a seguirla.
—¿Podemos hacer las pases de nuevo? —preguntó adelantándose al frente con sus largas piernas para impedir que siguiera caminando.
Ella resopló.
—Creo que se te hizo tarde para eso.
—Vamos, Granger —dijo y suspiró—. Realmente quiero llevar esto en paz.
No sabía por qué, pero la conversación le estaba afectando. Quería alejarse o quería que Harry y Ron llegaran a salvarla; pero no tenía idea de dónde estaban.
Respiró hondo, tratando de calmarse y lo miró a los ojos.
—Malfoy, no sé por qué buscas mi perdón. Ya no me necesitas, ya hiciste lo que querías, no veo por qué sigues hablándome.
Él hizo una mueca, como si hubieran dicho algo en contra suya.
—Es que eso no es lo que quería —dijo, un tanto desesperado—. El proyecto nunca me importó. Acabas de darte cuenta de eso; te ofrecí toda la calificación.
—La diferencia es que yo sí soy justa. Tú hiciste tu parte y yo la mía, cada uno tiene su calificación y todos felices.
—Pues yo no lo estoy.
—Y no entiendo por qué —respondió encogiéndose de hombros.
Draco suspiró. Un largo silencio donde se limitó a mirarla antes de que volviera a hablar.
—Lo siento —dijo en voz muy baja.
Hermione tragó saliva.
—No me sirven tus disculpas —dijo también en voz baja—. Sólo quiero que te alejes de mí.
—Pero es que yo no quiero alejarme de ti —masculló arrastrando los dientes—. Dijimos que podíamos ser amigos.
—Pero yo sí quiero que lo hagas —replicó, ignorando su última frase—. Ahora, por favor, quiero ir a la biblioteca a terminar mis deberes.
Malfoy se negó a moverse y ella comenzó a impacientarse.
—¿Podrías darme una segunda oportunidad?
—Ya la tuviste.
Draco bufó.
—¿Podrías darme una tercera?
—Quiero irme.
—Granger...
—Malfoy, hablo enserio —dijo con voz y ojos duros—. Quiero irme, por favor no vuelvas a acercarte a mí. Te lo pido. Volvamos al tiempo donde ambos ignorábamos la existencia del otro.
Por alguna razón, toda la conversación, comenzaba a pesarle a Hermione, y la impresión le decía que no podría olvidarla dentro de un tiempo.
—Creí que con lo que hiciste del profesor Binns, podríamos volver a hablar —murmuró él.
—Creíste mal —contestó ella, obligándose a sonar indiferente—. Anoche te dije que pasando este proyecto no volvieras a hablarme. Por favor, cumple eso.
Hermione lo miró de arriba a abajo, y luego lo rodeó para poder alejarse.
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