68
Cuando mis ojos ven a Jenny, siento que mis piernas y manos tiemblan. Claro, no habíamos hablado en años y la forma en la que todo terminó, fue lamentable. Sin embargo, también siento algo más, una presión en el pecho y también siento que estoy sudado mucho. Espero que ella no sé de cuenta.
La miro fijamente mientras me le acerco.
—¿Jennifer? ¿En verdad eres tú? —pregunto.
Entre más la miro, me doy cuenta de lo mucho que ha cambiado. Ahora ella se ve... se ve... se ve...
—Hola, Nora.
Solo se me viene una palabra a la mente.
—¿Cuánto ha pasado? ¿Seis años? ¿Cuándo regresaste?
—Sí, han sido seis años. Hace unos días que regresé.
Hermosa.
*****
Luego de invitarla a mi casa renovada y hablar un poco de lo que ha pasado, es momento de despedirse. Desde la puerta principal, miro a Jenny caminar hasta el pórtico. Debo admitir que en estas horas, he tratado de no pensar en el tema principal, pero me fue inevitable darle vueltas en mi cabeza.
Solo hay una pregunta que deseo hacerle ahora.
De pronto, ella voltea hacia mí con una mirada determinada y seria.
—No...
—Jenny —la interrumpo antes de que ella hable—. Hay algo que debo preguntarte.
—Sí, dime.
Es ahora o nunca.
—Cuando te fuiste, me enviaste un mensaje. ¿Qué significaban esas palabras?
—¿Q-Qué palabras? —Se pone nerviosa—. ¿A qué te refieres?
Entonces me acerco lo más que puedo antes de ponerme más nerviosa de lo que ya estoy ahora.
—Jennifer Park... ¿Me amas?
Tengo que escucharlo de ella para estar completamente segura. Tiene que ser su voz la que me diga eso.
—Te amaba, Nora.
¿Te amaba? Bueno, supongo es lógico. Han pasado años como para que me siga amando como antes.
—¿Me amas ahora?
Esa pregunta salió tan de repente de mis labios que no creí que fui yo la que respondió.
—... Como mi mejor amiga, sí.
Amiga.
Amiga.
Amiga.
Por alguna razón, siento una punzada.
Una pequeña, pero dolorosa punzada.
—Yo también te amo, Jenny. Eres mi mejor amiga y siempre te amaré por ello.
Volví a responder tan de repente que... sonrío. Los verdaderos y las mentiras de mi corazón se mezclaron en esa frase que ni yo misma sé que es cierto o no. Tengo millones de dudas y miedos muy dentro de mí, pero solo sé algo con total claridad. En cuanto regreso y entro a casa, puedo dejar salir mi verdadero rostro de esta situación,
¿Por qué?
¿Por qué...?
¿Por qué... me siento con el corazón acelerado y mi cara arde?
******
Una semana después, Jenny y nos reunimos ayer en la cafetería y ella me explicó que buscaba donde vivir.
—Oye, ¿No te gustaría vivir conmigo? —Fue lo que le pregunté sin dudar.
Claro, lo hago por ayudar a mi amiga, pero... ahora que lo pienso con la mente fría, quizás no sea buena idea. Después de todo, ella sentía algo por mí y yo le hice mucho daño al ignorar sus sentimientos en esos días. Bueno, tampoco lo sabía. Ahora no sé si yo fui muy idiota como para no ver que le gustaba o ella era muy buena ocultando sus sentimientos.
Me pregunto, ¿Qué habría hecho mi yo joven al saber que su mejor amiga la amaba?
Debo admitir que, desde que volví a pensar en el tema y recordé el mensaje, jamás se me pasó la idea de que una mujer se volviera mi pareja, pero... extrañamente, si pienso en que esa persona podría ser Jenny, la idea de vernos como una pareja que va a citas, sale a comer, mira películas en las tardes...
No lo sé, me recuerda a lo que solíamos hacer y era muy feliz con ella.
Aunque ahora las cosas incluyen abrazos, besos... y... cosas... cosas... cosas...
¡Ay! Mi cara arde de nuevo, ¿Por qué el verme así junto a ella me pone así? No lo sé. No estoy segura de lo que siento ahora.
En ese momento, me llega un mensaje de Jenny.
De: Jenny
Lo estado reflexionado mucho.
Mañana nos vemos en la cafetería y te digo la respuesta.
Aquí vamos, la misma presión en mi pecho. He recibido muchos mensajes de ella y que me pida reunirnos, pero... es la primera vez que me pone nerviosa.
No... lo entiendo.
Tengo... tengo que pensar bien... toda esta situación.
*****
—Primero, quiero decir algunas condiciones —dice Jenny con cierta seriedad.
—Dime.
—Primero, quiero pagarte por vivir ahí. No quiero ser una arrimada.
Vaya, eso quiere decir que...
—Por mí no hay problema si no pagas...
Yo te invité.
—No. No me sentiría feliz de hacerlo. ¿Podrías aceptarlo?
—... Bueno, está bien.
No me gusta la idea, pero no quiero incomodarla.
—Segundo, no me quedaré para siempre ahí. Me iré en cuanto pueda encontrar algo.
Eso...
—¿Segura? —pregunto, tratando de ocultar que no me gusta oír esa idea.
—Sí, tú y tu hijo también merecen privacidad familiar, así que no me meteré en sus asuntos. Tampoco quiero discutir eso.
—... Andas muy decidida en muchas cosas. —Sonrío.
—Por último... me sentiría un poco mal si vivimos cada una su vida, pero en la misma casa. Así que convivamos cuando podamos y si algún día todo se vuelve frío o tenso, se acabó.
En eso tiene razón, no quiero volver a pelear con ella. Aunque también lo he estado pensado toda la noche y decidí una cosa:
Quiero ser solo su mejor amiga.
Solo eso para ella y que ella solo sea eso para mí.
¿Por qué? Porque no estoy segura de lo que siento ahora y si yo doy un paso en falso, siento que podría perderla y esta vez sería para siempre. Algo me dice que sería así. No quiero que se aleje, no quiero alejarme, quiero que todo vuelva a hacer como antes, cuando era ignorante de todo y solo la veía como mi mejor amiga.
¿Por qué? Porque llegué a una conclusión a noche:
"¿Qué tal si solo pienso en darle una oportunidad por el cariño y al final descubro que solo es eso, cariño y amor de amigas, y no el que espera de mí?"
Piénsalo, es como si un chico y una chica, mejores amigos y que siempre han estado juntos, de repente uno de ellos se confiesa al otro y deciden salir, pero el otro al final descubre que solo sentía mucha simpatía y no amor, romperían y ambos terminarían con una amistad dañada.
Es la misma situación.
No quiero eso con Jenny.
No puedo perder a alguien más.
No me lo perdonaría jamás.
No quiero que sepa que tengo dudas y que estoy consciente, quiero que siga suponiendo que soy su amiga tonta que no se da cuenta de sus sentimientos. No le diré nada hasta que yo misma sepa que es lo que siento por ella, amistad o...
Quizás y solo quizás...
Tal vez...
—Me parece bien, aunque yo solo tengo una condición.
—¿Cuál?
—Si una de nosotras se enamora, se acabó.
... Quiero descubrirlo por mí misma cuando vivamos este tiempo juntas.
Es gracioso, esto será como jugar con una flor e ir quitando sus pétalos uno por uno. Solo espero que el resultado, que sea que salga, sea lo menos doloroso para ambas.
—Acepto. Vivamos juntas, Nora.
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