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Octubre. Año 2000.

No tardé mucho en descubrir lo popular que era Philip: guapo, inteligente y el presidente del comité a alumnos. A todos les agradaba por su carisma y elocuencia, además de belleza.

A pesar de estar siempre tan ocupado, siempre nos reuníamos en la biblioteca o en lugar escondido detrás de los jardines en la hora del almuerzo. Ahí, a escondidas de todos, Philip se mostraba débil.: odiaba que todos lo buscaran, despreciaba tener que sonreír y, sobre todo, odiaba el hecho de no tener control de su vida y su futuro.

Tenía la responsabilidad del presidente, su club escolar, sus materias y sus amistades, pero la que más pesaba en él, era su familia.

Él era el menor de tres hermanos y los otros dos eran ya profesionistas y perfectos para los demás. Cargar con el hecho de igualarlos, era abrumador. Aunque la gota que lo llevo al límite fue su destino impuesto de seguir los pasos de toda su familia: abogados, fiscales y hasta jueces.

—Odio tanto esto, Nora. —Me dijo una vez, llorando—. Odio que no tengo control. Odio no ser libre.

Philip estaba harto de luchar, harto de tener que esforzarse, de llevarse bien con todos, de ser alguien perfecto y contento. Solo deseaba tener libertad y estudiar lo que quería, medicina. Igual que yo.

Oírlo hablar de esa manera, me quebraba el corazón y me recordaba tanto a Matthew que no pude evitar sentir dos cosas: la necesidad de protegerlo y un creciente amor adolescente. Mi primer amor. La primera vez que deseaba un destello en mi corazón y un sonrojo en mis mejillas cuando estaba a mi lado.

Con el paso de los días, en lo más profundo de mi corazón, crecía el deseo poder ayudarlo a cumplir ese sueño y estar a su lado, no quedarme sin hacer nada esta vez.

No... perder a alguien de nuevo.

Incluso si eso me condenara a la hoguera a mí.

El acoso contra mí aumentó cuando esa tal Isabella, exnovia de Philip, se dio cuenta de nuestra relación. No le simpatizaba para nada el verme junto a él.

—¡Es tan terca! ¿Cómo se atreve a hacerte daño? —grita Philip, enojado—. Pero ya me escuchará...

—¡Por favor, no! ¡No lo hagas! —Suplico—. ¡Podrán irse contra ti!

—Pero, Nora... no soporto lo que te hacen.

—Isabella conoce tu lado débil.

Philip se pone tenso.

—¿Ella te amenazó... con eso?

—Sí, así que... podré resistirlo. —Sonrío—. Quiero protegerte, podré hacerlo.

Sé lo mal que Philip lo podría si lo exponen como lo débil que realmente es, este mundo es cruel... lo sé.

Él se me acerca y me abraza.

—Gracias, Nora. Gracias por... hacer esto por mí.

Qué él este a mi lado, es todo lo que me importa.

No necesito algo más, a nadie más.

Yo puedo con todo para proteger... a mi primer amor.

Yo... puedo sola.

*****

Hoy, tarde en la biblioteca, reviso el anuario del año pasado de la escuela. Ando buscando fotografías de Philip y en todas se ve muy guapo.

Sigo y sigo mirando las fotografías hasta que llego la sección de los clubes y me encuentro con las fotografías del Club de Fotografía, ahí una particular que me llama la atención. Es del edificio principal con el atardecer de fondo. ¡Qué hermosa imagen! ¿Cómo lo logró? ¿Así ve este lugar en ese momento del día? No me había dado cuenta. Sin duda, esta persona debe tener talento para captar esto. Miro el pie de la imagen y ahí parece un nombre.

"Jennifer Park"

¿Así ve el mundo ella? ¡Qué encantador!

Debe ser alguien muy sensible y genial para capturar algo así.

Quizás... algún día la conozca.

*****

Al salir del baño de mujeres, no encuentro mi ropa. Alguien las robo y no necesito adivinarlo. Pensé que resistiría, pero cada vez puedo menos. Es cierto, todavía no llegan tan lejos como lo hicieron con Matthew, pero es... doloroso recibir tanto odio injustificado. ¿Por qué me odia tanto la gente? ¿Qué les hice? ¿Nada más por un chico?

Es... estúpido e imbécil. Todos son unos idiotas llenos de odio.

No... puedo más...

Ya no puedo...

Oh, ahí está una chica. ¿Sabrá dónde está mi ropa?

—Oye, ¿Has visto mi ropa?

Ella no me responde, solo tiene la cabeza baja. Tratado de llamar su atención moviendo mi mano frente a ella, pero no lo consigo. De repente, extiende las manos y me entrega ropa.

—Se llevaron tu... ropa unas chicas —murmura y tartamudea esa chica—, pero tengo algo extra... para ti.

Lo tomo y cuando estoy por agradecerle, sale corriendo. No pude verle el rostro por tener la mirada al suelo, pero ese gesto de bondad me volvió la confianza.

Tal vez... sigue habiendo gente amable en este mundo cruel.

*****

Noviembre. Año 2000.

Philip me ha traído a su casa y el primero que nos recibe es su hermano mayor. Me mira con mala cara, pero yo lo saludo amablemente, aunque recibo una respuesta fría. Entramos nos prohíbe subir a la habitación, por lo que estudiamos en la mesa y henos aquí, estudiando en la mesa de su casa. Entonces llega la madre de Philip con nosotros. Ella también me mira con desprecio.

—Hijo, ¿Por qué traes a esta chica aquí? —dijo su madre—. ¿No ves que me va a ensuciar la casa?

Jamás me había sentido tan insultada. Aunque Philip me defiende, su otro hermano mayor llega con nosotros.

—Esta debe ser la famosa zorra que la pobre de Isabella dice que te está lavando el cerebro con "sigue tus sueños son importar lo que diga tu familia". —Frunce el ceño—. Me molesta que hayas dejado a Isabella por ella.

—Si tanto quieres a Isabella, ¡Sal con ella! —grita Philip, furioso.

—No digas tonterías, yo ya tengo novia e Isabella es como mi hermana. Me duele ver que la dejas por esta...

—¡BASTA! ¡YA BASTA! —Philip está por llorar.

—¡Vete de una vez, por favor! —me dice su madre—. No quiero volver a verte aquí y cerca de Philip.

Philip no mentía, su familia es un asco.

Igual o peor que la mía.

Mientras salgo de su casa, puedo notar a las amigas de Isabella viéndome a lo lejos "escondidas".

Algo malo va a pasar.

*****

Mientras camino por el pasillo, siento como esas chicas me comienzan a seguir. Están todas menos Isabella. Empiezo a correr por el miedo. Quiero ir al baño, pero es inútil. Son mujeres también. Podría ir al aula de profesores, pero me ignoraría como siempre, así que solo se me ocurre esconderme detrás del edificio principal, entre la basura.

Sin embargo, logran encontrarme.

Me toman del cabello y empiezan a golpearme entre todas.

Aunque trato de defenderme... es inútil, parece que... de esta no me salvo.

Ahora me doy cuenta de que no soy tan fuerte como pensaba...

Ya no puedo más... me rindo...

Hagan... lo que quiera conmigo.

Lo siento, Philip...

Lo siento, Matthew...

Antes de entrecerrar los ojos, veo a una de las chicas ser empujada por alguien muy rápido y a toda velocidad. La chica se coloca frente a mí e interponiéndose entre mis agresoras y yo. Entonces ella me mira a la cara, es... una chica... bonita.

Está nerviosa, pero... determinada.

Luce como... un... un... príncipe.

Espera... no es... ¿La chica que me dio la ropa?

*****

—¿Por qué haces esto? Es la segunda vez que me ayudas.

—No me parece justo que pases por todo eso.

—¿Cómo puedes decirlo? ¿Qué tal si soy la zorra que todos dicen que soy?

—No lo eres.

—¿Cómo lo sabes? —Me molesta—. No me conoces.

—En eso tienes razón, pero algo me dice que no eres así.

¿Me cree? ¿En serio? ¿En verdad es... amable?

—Sí, fui a la casa de Philip ayer, —confieso— pero siempre estuvimos en el comedor, estudiando y con sus hermanos mayores presentes. Nada más. Lo juro. —Empiezo a llorar—. Jamás me he acostado con un chico, ni siquiera he tenido novio. Tampoco me gusta que se me acerquen y que la gente piense mal de mí. Yo... no soy una... perra.

Estoy harta de que me llamen así.

No puedo dejar de llorar y estoy así durante un largo tiempo, hasta que me tranquilizo y me doy cuenta de que ella sigue aquí.

—Gracias por quedarte. —Decido decir al fin—. ¿En serio tomaste fotos de lo que ha pasado?

—Sí. —Me muestro la cámara—. Será mi seguro de vida a partir de ahora.

Ella... es... tan amable.

—Me llamo Nora Sanders.

—Yo me llamo Jennifer Park.

¿Jennifer Park? ¿La de la fotografía el anuario?

Después de todo tenía razón, ella es... una chica genial y sensible.

Gracias por... rescatarme.

Igual que un príncipe, ¿No?





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