Media hora después, Saiko llega y me encuentra en el piso. Entonces vuelvo a romper en llanto y le cuento todo.

—Lamento haberla traído —dice Saiko—. Solo pensé que querías decirle un último adiós.

—Está bien, de todos modos, es como dijiste, tenía que quitarme las ilusiones de una vez por todas.

Me esperamos un rato en silencio en lo que llegaba el taxi por nosotras y finalmente partimos hacia el aeropuerto. Caminando hacía el abordaje, siento como esta escena se repetía, aunque esta vez la conclusión era más triste que la última vez que me fui.

Ingenuamente, observo mi alrededor, no sé por qué sigo teniendo esa estúpida esperanza de ver cómo llega Nora y me detiene, diciéndome que ella también me ama.

Qué estúpida soy también.

Luego de varios protocolos, llegamos a las escaleras para subir al avión. No estoy segura de por qué, pero vuelvo una vez más hacia las ventanas del aeropuerto. Me parece ver una silueta de una mujer rubia, muy parecida a Nora.

¿Qué estoy diciendo?

Obviamente, ella no está aquí, jamás haría algo así.

Sigo mi camino.

Por último, tomo asiento junto a Saiko. Estoy nerviosa. Sé por experiencia propia que huir no solucionó nada, pero esta vez, alguien sostenía mi mano.

Espero que esta vez pueda ser feliz.

Deseo ser feliz.

Nora no me importa si tú no me aceptas cuál soy, yo siempre te guardaré en mi corazón como la persona que más amé en la vida, pero yo tengo que continuar sin ti.

Espero que tú... también seas feliz.

*****

Diciembre. Año 2013.

—¿Bueno?

—¡Jenny! Gracias a Dios que has respondido a mi correo.

—¿Qué pasa, Thomas? ¿Por qué quieres hablar conmigo?

—Tienes que regresar a Estados Unidos.

—¿Por qué?

—Jenny, Nora puede morir.

-Final de Parte II-