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Por fin.

La estoy besando esos labios que muchas veces pronunciaron mi nombre, me dedicaron una sonrisa y me tentaron cada vez que los veía y vaya que es mucho mejor que lo una vez llegué a pensar.

Mil veces mejor.

Creo que hoy está usando un brillo labial con sabor a... ¿Manzana? ¿En serio? Qué ironía, ya que hoy me estoy dejando caer en tentación y aunque el estómago me da mil vueltas, al igual que mi cabeza, no quiero ni me voy a detener.

Sin embargo, me separo unos centímetros para dejarnos respirar. Al ver el rostro de Nora, noto como los ojos de ella se pusieron de una manera que jamás pensé en ver. Está muy impactada.

Debió ser mucho para ella.

Y... ahora... ya no hay vuelta atrás.

Acabo de darme cuenta de que he cruzado esa línea y ahora estoy temblando por el miedo. Estoy por darme la vuelta y alejarme, pero no me esperaba que Nora se sostuviera de la muñeca.

—Jenny, no te vayas —súplica a propósito con esa voz era tan dulce, era tan... irresistible que hizo que me temblaran las piernas de lo increíblemente erótico que fue.

O quizás seo percibí ahora que tengo las hormonas alborotadas.

La voz.

Su voz.

Era mi debilidad.

Ella es mi debilidad.

Nos acercamos y nos miramos a los ojos. Puedo sentir como sus manos están rodeando mi cuello. ¿Es lo excitada que estoy que me provoca ilusiones o Nora está acerando sus labios a mí?

No tengo maldita idea, pero yo hago lo mismo y nos volvemos a besar.

Más intenso.

Más fuerte.

Cuando siento, ella me empuja hasta que chocamos con la pared y nuestros cuerpos se juntan uno contra el otro. Ella no deja de agarrarme el cuello y coloca ligeramente su pierna izquierda en mi entrepierna.

Mierda. Cuanto calor estoy sintiendo.

No nos dejamos de besar en ningún momento, incluso cuando mis manos poco a poco se deslizan desde sus caderas hasta que toco ligeramente su trasero. Wow. Qué suave.

Mierda.

Mierda.

Mierda.

No puedo... más...

Quiero besarla.

Quiero quitarle todo...

Quiero morderla y hacerle gritar...

Quiero... dejarme... llevar...

Estoy totalmente a su merced.

Yo la...

Antes de que pudiera terminar mis sucios pensamientos, me empuja bruscamente. Cuando recupero la cordura, volteo hacia Nora y me quedo impactada al verla pálida y temblando, cuál cachorro perdido.

No entiendo, ¿Qué ocurrió?

Me trato de acercar, pero ella se aleja de inmediato y desvía la mirada de mí.

—No... —Se abraza así misma—. Yo no....

—¿Está mal... besarte?

Ahora yo estoy temblando.

¿La... lastimé?

—Sí... lo siento... no... no soy... lo siento... yo... no... —Quiere hablar, pero no puede.

El dulce e intenso momento de hace unos segundos era una farsa, yo fui la única que lo estaba disfrutando, mientras que ella... no.

La verdad es muy amarga. Está claro que jamás... podremos volver atrás.

Me siento tan mal. Quiero llorar.

—Lamento lo que hice. —No se me ocurre que más decir.

—Yo... realmente... lo siento, lo mejor que... me olvides.

Entonces, al final, mi miedo se hizo realidad.

Me rechaza.

—Entonces será mejor que te vayas —respondo fríamente.

Veo como ella se va hacia la puerta y antes de cruzar por ella, me ve por última vez. Otra vez, parece que quiere decirme algo, pero no lo hace y, simplemente, se va.

Al escuchar como cierra la puerta detrás de mí, caigo al piso con el corazón roto y me pongo a llorar y gritar.

Sabía que este sería mi destino, pero, aun así, me duele de la manera profunda que puede existir.

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