Aunque me hubiera gustado ir a casa de mis padres, la cercanía con Nora me hubiera matado, así que no tuve otra opción que venir al departamento de Saiko.

Ahora estoy frente a su puerta y he tocado el timbre. Al abrirme, ella se queda sorprendida.

—Jenny, ¿Qué te ha ocurrido? —pregunta, preocupada—. ¿Por qué vienes hecha un desastre?

Yo no respondo, solo le abrazo y me hecho a llorar. Ella no dice nada, solo me deja pasar a su piso.

*****

Después de calmarme, le conté todo a Saiko y ella escuchó. Las dos estamos sentadas en la sala con un par de vasos de agua.

—Entonces, por fin lo sabe y no te dijo nada.

—Tampoco quería escucharlo. Tal vez por eso postergue tanto el decírselo, no quiero escuchar eso de ella o que ella me llegue a odiar.

—Yo creo que deberías escucharlo, tal vez rompa tu corazón, pero al menos sería una forma de acabar todo. —Suspira—. Es muy cruel dejar a un corazón ilusionarse y luego golpearlo con la realidad. —Acerca su mano a la mía—. Me alegra que por fin te alejes de eso y te des la oportunidad con alguien que realmente esta dispuesta a luchar por ti.

Es cierto, Saiko... haría eso por mí, ¿No?

Por fin... ser la que no tenga que esperar a alguien.

Ella... siempre estará ahí, entonces yo... debería hacer lo mismo, ¿No?

—Acepto —dije decidida, luego voltea a verla—. Iré contigo a Japón.