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Londres, Inglaterra. 

Mayo. Año 2011

Esta noche tenemos un coctel con modelos de Tokio Revolution. Brianna está hablando con varias y algunos altos cargos con tanta naturalidad, mientras yo estoy en la barra con una piña colada en la mano. Estoy bastante agotada de hablar tanto.

Está bien que he logrado mejorar mis habilidades sociales, pero llego a un punto en el que no puedo más. Esperaré un rato más antes de regresar a casa.

—¿Jennifer... Park?

Volteo hacia mi derecha y de pronto me encuentro con una mujer esbelta, de cabello largo y negro. Se me hace muy conocida, pero en cuanto me encuentro con sus ojos oscuros, casi me voy para atrás y se me cae la piña colada.

—¿Saiko... Wilson?

—¡Jennifer! —Sonríe ampliamente—. ¿Qué haces aquí? ¿No estabas en Los Ángeles?

Ahí va de nuevo. Sonriendo como siempre, mientras que yo... me siento algo incómoda por recodar como acabaron las cosas. Sin embargo, también estoy alegre de verla de nuevo.

—Es una larga historia, pero cuéntame tú, ¿Cómo terminaste siendo modelo?

—¿Ya lo sabías?

—Te vi en una revista de modas hace un tiempo, reconocería tu rostro en cualquier lugar.

Saiko aparta la mirada y puedo notar un leve sonrojo en sus mejillas.

—Yo también te reconocí a la primera, Jennifer. Me alegra... ver que te has puesto más hermosa en estos años, ¿Por fin te has dado cuenta?

—Costo trabajo, pero sí.

Se me acerca un poco más.

—Por el gafete en tu pecho, debes ser de prensa ahora, ¿No?

—Sí, fotógrafa.

—¡Genial! Siempre has tenido potencial. —Se encoge los hombros—. Lamento no haberlo apreciado más en nuestra época juntas.

Mierda, acaba de hablar de esos días. Ahora me siento más incómoda, ¿Deberíamos... hablar de ello?

—Jennifer.

—Saiko.

Decimos nuestros nombres al mismo tiempo, de la misma forma temerosa.

—¿Por qué no vamos a la terraza para hablar mejor las cosas? —sugiere y eso hacemos.

Nos vamos a la terraza, un lugar apartado, en el exterior y con unas increíbles vistas desde lo más alto del hotel donde estamos.

—Habla tú primero, Jennifer.

—Yo... lamento como terminaron las cosas esa tarde, yo debí... ser más amable.

—No, Jennifer. Yo soy la que debería disculparse por ser una mocosa caprichosa. —Suspira—. No estaba bien ese día y me desquité contigo. ¿Cómo podría pedirte que respondieras a eso cuando toda nuestra relación solo se basó en lo físico?

Tiene razón, más que ahora sé... que lo preciado que estar cerca de alguien también a nivel emocional.

—¿Qué hay... de esa chica rubia que está a tu lado?

Su pregunta me sorprende y noto tristeza en ella.

—¿Cómo sabes de... Nora?

—Con que se llama Nora, ¿Eh? Las vi una vez fui a Estados Unidos, cuando... unas vacaciones de verano —confiesa.

—¿Qué? ¿Entonces por qué... no te acercaste?

—No quería interrumpirlas, se veían felices y más tú. —Frunce los labios—. Nunca te había visto los ojos tan iluminados como cuando estaba con ella. ¿Son felices?

Mierda, ¿Por qué preguntas eso ahora?

—Es una historia compleja, pero, en resumen, ella y yo... solo somos amigas.

—¿Qué? ¿Pero tú...?

—Sí, solo yo.

—... Lo lamento, debió ser duro.

—Tranquila, lo estoy superando ahora que estoy aquí.

De pronto, siento la mano de Saiko cerca de la mía. Todavía es muy cálida, tal y como recuerdo.

—Jennifer, yo... jamás pude olvidarte —dice—. Todavía sigues en mi corazón de una forma extraña y como un gran recuerdo a pesar de todo, es por ello por lo que quiero verte feliz. ¿Podrías permitírmelo esta noche?

Sus ojos siguen siendo tan hechizantes. No entiendo cómo. Lo más correcto sería despedirme y desearle lo mejor en su vida, pero también quiero algo de compañía. Si bien no estado sola gracias a Brianna y su familia, en un ámbito un poco más personal, sí lo he estado.

Supongo que... no estaría mal solo un rato.

Ambas tomamos asiento y pedimos que nos traigan bebidas, así tomamos y nos ponemos al corriente de nuestras vidas. Resulta que después de regresar a Japón, ella adoptó el apellido de su familia materna, Takano. Luego volvió a ser Wilson cuando incursiono al mundo de la moda. Lo sé, todo un lío.

Quizás con cada bebida, yo me vuelvo un poco más atrevida y comienzo a contarle toda mi historia con Nora: cómo la conocí, cómo me enamoré y cómo termino estando con un estúpido como Philip. ¿Está bien hablar de un ex amor no correspondido a tu exnovia? No lo sé, Saiko no se queja o dice algo.

Llegamos a un punto en el que apenas y podemos caminar hacia el elevador, me siento tan mareada. Una vez se cierran las puertas y estamos solas, siento que me empujan contra la pared y como unos brazos rodean mi cuello para atraerme con fuerza hacia un beso. Todo ello es acto de Saiko.

—¿Qué haces? —pregunto en voz baja.

—Besarte, tontita. —Sonríe—. Toda la noche he tenido ganas de hacerlo.

—No sé si esto... este bien.

—¿Por qué? ¿Sigues amando a esa chica que siempre te ignoró?

—¡No! Ella... ya no está.

—Entonces, ¿Sales con alguien?

—No.

—¿Lo ves? Eres soltera y sin compromiso, un beso no es nada.

—Pero tú...

—No te estoy pidiendo un compromiso o una relación, solo una noche. —Se aparta—. Sin embargo, es tu decisión. Solo te doy la opción de que estoy aquí. —Me da la espalda.

No solo me acorraló contra la pared. Qué astuta.

Es cierto...

Solo una noche, ¿No?

No compromiso, no relación.

Solo... una noche.

Está... bien, ¿No?

Yo me he sentido sola y realmente... Saiko me sigue parecido increíblemente atractiva.

¿Por qué... podría divertirme una ocasión?

Tan pronto, abrazo por detrás a Saiko y ella se queda inmóvil. No esperaba que hiciera eso.

—¿Cuál es tu habitación? —susurro a su oído.

—102. —No la veo a la cara, pero sé que está sonriendo—. ¿Vamos, Jennifer?

Cuando las puertas del elevador se abren y llegamos a nuestro pasillo destino, la tomo de la cadera mientras caminamos hacia la habitación.

Hoy... solo me dejaré llevar.

*****

Cuando abro los ojos, todavía es de noche, ya que la habitación solo está iluminada por la pequeña lámpara en el mueble de lado. A mi lado está Saiko, la cual está rodeada por mi brazo. Las sábanas de la cama son lo único que está cubriendo nuestros cuerpos sudorosos. Recodar todo lo que hicimos me hace poner roja de cara.

Mierda. Me vuelvo salvaje cuando se trata de sexo.

Al moverme un poco, Saiko también se despierta.

—Lamento despertarte —murmuro.

—Descuida, tengo el sueño ligero. —Sonríe—. No has perdido el toque, Jennifer.

—No digas eso.

—¿Qué? ¿Qué eres increíble en la cama?

La golpeo con mi almohada un poco en forma de juego. Qué vergüenza.

—Jennifer, ¿Seguirás aquí en Inglaterra?

—Sí, ¿Por qué la pregunta?

Saiko frunce el ceño.

—Yo debo irme mañana al mediodía a otro compromiso en Milán.

—Entonces, supongo que este es final de nuestro reencuentro. Fue... lindo verte de nuevo.

Sin esperarlo, Saiko me toma del rostro y me hace mirarla los ojos.

—Jennifer Park, te prometo que la próxima vez que nos veamos, yo haré todo lo posible por enamorarte.

—¿Eh?

—¡Hoy comprobé lo mucho que todavía me gustas y realmente quiero dar lo mejor de mí para enamorarte! —grita a todo pulmón—. ¡Yo te haría feliz! ¡Juro que lo haré! Solo... dame la oportunidad.

Me abruma, pero a la vez me gusta su pasión.

Ella sigue superándome en ser más abierta con lo que siente.

No sé qué pasará en el futuro, pero... la próxima vez que la vea, quizás yo... podría elegirla. Quizás... ella... y yo... podríamos... ser algo más.

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