31

Marzo. Año 2013.

Hoy es viernes 22, el sexto cumpleaños de Matty y por ello, Nora y yo hicimos todo lo posible para organizar una fiesta de cumpleaños en el patio trasero. Hay de todo para la ocasión: muchos globos de colores, serpentinas y un gran letrero de "Feliz Cumpleaños", muchas mesas con gorritos y bolsas con dulces, una piñata y hasta un inflable. Incluso contratamos a un servicio de comida y meseros.

Sin olvidar los varios niños que andan corriendo de un lado a otro, acompañados de algunas madres que están sentadas en un área especial para ellas. Al mirar a Matty desde la ventana de la cocina, puedo notar lo mucho que ha cambiado, luce mucho más alegre. Más ahora que anda con su mejor amiga, nuestra vecinita.

Nora y yo, por otro lado, estamos preparando las cosas para comenzar con el pastel. También tomo la bolsa de regalo que ya tengo preparada desde hace meses para él. Se lo prometí. Mientras tomamos las últimas cucharas y platos, Nora nota mi regalo.

—A pesar de que ayudaste con los gastos de la fiesta, compraste un regalo para él. —Sonríe—. Muchas gracias por todo Jenny.

—¡Claro que sí! Es algo que sé que le gustará y tuve que buscar bastante.

—Tal vez por eso has estado afuera en estos días, ¿No?

En parte, también he estado buscando un departamento para mudarme. Sin embargo, no se lo diré ahora, no quiero arruinar el momento.

—Sí, luego te cuento.

Mientras ambas salimos con el pastel y las cosas, vemos como los niños se sorprenden por el enorme pastel en forma de carrusel con unos payasitos.

—¡Vamos, es hora del pastel! —grita Nora.

Luego de que todos tomaran asiento, colocamos el pastel frente a Matty y entre todos cantamos: "Feliz cumpleaños a ti". Matty y Nora lucen muy contentos y yo no puedo quedarme atrás. Aunque yo solo soy su mejor amiga, con ellos siento como en familia. ¿Está bien pensar así? ¿Qué ellos son mi familia?

No lo sé, tal vez no sea correcto.

Sin embargo, estoy segura de que yo haría cualquier cosa porque su sonrisa se mantuviera en sus rostros, porque yo los...

—¡Papá! —grita Matty entre los aplausos.

Todos volteamos hacia la entrada del jardín y al ver aquella silueta, volteo de inmediato hacia Nora, ella está impactada. Su apariencia es tan diferente a la última vez que lo vi, pedo puedo reconocer que es él. Matty, inocente de todo, corre hacia aquel hombre y este lo recibe con un fuerte abrazo.

—¡Papa! ¡Papá! ¡Papá! —grita entre lágrimas de felicidad.

—¡Mi niño! ¡Feliz cumpleaños! —Le entrega un balón—. Toma, es para ti.

—¡Gracias, Papá! —Lo toma de la mano—. ¡Vamos, ven conmigo a jugar!

Nora, deja todo atrás y se acerca de inmediato hacia ese hombre.

—Matty, tengo que hablar con tu padre —dice con una voz muy seria.

—Pero...

—¡No, Matthew! —ordena—. ¡Vete!

Matty se asusta, pero de inmediato frunce el ceño y se aleja corriendo. Me doy cuenta de que las madres están murmurando, por lo que pido a los camareros que nos ayuden a repartir el pastel y que suban el volumen de la música. Mientras tanto, Nora y Philip entran a la casa, yo lo sigo por detrás para evitar que alguien más se acerque a ellos. Entonces, los tres nos encerramos en la cocina.

Mientras más lo miro, menos puedo creer su estado: se ha cotado el cabello, rasurado de los lados y con un pequeño copete hacia arriba, ha perdido bastante peso y ya no luce tan fuerte como antes, incluso diría que su piel luce un poco rojiza. Definitivamente, algo no está bien con él.

—¿Qué haces aquí, Philip? —Nora está controlándose para no llamar la atención—. Ya que no has contestado mis llamadas, pensé que nuestro hijo ya no te importaba.

—He estado de viaje y bastante ocupado, pero ya estoy aquí y quiero pasar tiempo con mi pequeño Matty. —Cruza los brazos—. Aunque debo seguir diciéndote que ese nombre jamás me gustó para él. Quizás podríamos cambiárselo.

—¡NO! ¡SOLO QUIERO QUE TE VAYAS, NO QUIERO QUE VOLVAMOS A ESTAR JUNTOS! —enfurece.

—¿Quién dice que quiero estar contigo, vieja deprimida y neurótica! —levanta también la voz—¡Tú ya no me interesas! ¡Solo quiero a mi hijo!

—Mira —dice más calmada, pero aún sigue demasiado molesta—. Tal vez lo hubiera considerado si me hubieras contestado, pero no quiero que estés en la vida de Matty solo cuando se te da la puta gana. Así que me niego a cualquier cosa relacionada contigo

—Entonces no me dejas de otra, Nora. —Se pone serio—. Yo lucharé por quedarme con Matthew.

—¿Qué? —Frunce el ceño.

—Lo que oíste, no pienso dejar a mi hijo esta casa con una mujer tan... fácil. —Voltea a verme—. Además de una les...

—¡PHILIP! —lo interrumpe—. ¡FUERA! ¡FUERA DE AQUÍ! ¡FUERA DE NUESTRAS VIDAS!

Philip entonces empieza a caminar hacia afuera de cocina.

—Quería hacer esto de manera tranquila, pero veo que no será así. —Voltea a verla antes de irse—. Nos veremos en la corte.

Cuando él se va, Nora deja salir lo nerviosa y asustada que se encuentra, por lo que empieza a temblar y se derrumba en el piso. Quisiera correr a su lado, pero tengo rimero que hablar con ese imbécil. Corro detrás de él y lo alcanzo en la calle, antes de que abra su automóvil.

—¿Por qué siempre tienes que arruinar su vida?

Ante mi pregunta, voltea a verme y me dedica una sonrisa burlona.

—¿Y tú porque siempre tienes que actuar como su perra cuidadora? En verdad que me das pena, Jennifer.

De pronto, el impulso que tanto he estado controlando desde que apareció me gana, lo tomo del cuello y lo empujo contra el coche. Sin embargo, mientras nos miramos a los ojos, Philip solo muestra una amplia sonrisa perturbadora. Es ese tipo de rostro que pone alguien que ya no tiene miedo de nada, como si lo hubiera perdido todo.

—¿Piensas que tiene derecho sobre ellos? Veo que jamás dejarás de ser una estúpida —se burla—. Me da asco ver lo desesperada y terca que estás por el afecto de una puta depresiva como ella, ¿Acaso no estás obsesionada?

—Qué... te importa —murmuro entre dientes—. Es mi puta vida.

—Nora no me interesa, pero Matthew es mi hijo y lo único que me queda en esta vida. —Su sonrisa se vuelve una mirada seria—. Ahora que sé que vives con ellos, lucharé hasta mi último aliento para que te alejes de él. No quiero que gente como tú lo crie.

Soy más fuerte que él. Ya no me intimida como antes, entonces... ¿Por qué lo suelto y estoy retrocediendo un poco? ¿Por qué tengo miedo ante su actitud dispuesta a llegar a lo último? Cuando me doy cuenta, él observa el regalo que tengo en la mano y me lo arrebata para abrirlo, dejando ver que es una cámara de juguete.

—Qué porquería tan frágil. —Lo tira al suelo—. ¿Ves? Eres un mal ejemplo para él.

Mientras yo regojo la cámara, Philip aprovecha y se sube su automóvil para alejarse a toda velocidad. Lo que no sabe el muy imbécil, es que estás cámaras soportan caídas fuertes sin romperse, por eso son para niños.

Me asustó e intimidó su forma de ser, pero debo admitir que me dio lástima, porque pude notar, muy en el fondo, desesperación. Además de cuando lo empujé, lo noté mucho más liviano.

Philip... oculta algo y no me gusta qué es.

*****

Dicho y hecho. El lunes siguiente llega un correo a la casa. Se trata de una orden para ir a juicio por la patria protestad de Matthew Harriet Sanders.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top