27
No puedo dormir.
Tengo los ojos muy abiertos mientras solo miro el techo.
¿Ella me invito a vivir juntas? Claro, no solo seriamos las dos, ahora está su hijo.
¿En serio esto está pasando?
¿Qué debería hacer? No estaba en mis planes esto. ¿Cómo... pudo decir eso tan a la ligera con esa sonrisa? ¡Qué tonta! ¡Qué estúpida! ¡Qué boba! ¡Cómo me molesta!
¿Por qué está actuando tan rara? ¿Por qué a veces la veo sonrojada? ¿Por qué me confunde tanto? ¿Tanto cambió en estos años? Todo esto es una cara de ella que es nueva y... me resulta molesta, pero... adorable.
¡¡¡¡¡¿POR QUÉ AHORA ESTO ME PASA AHORA?!!!!
¡ELLA YA NO ME GUSTA! ¡ELLA ES PASADO! ¡ELLA DEBE QUEDARSE AHÍ!
Espera un minuto...
¿Por qué estoy exagerando tanto las cosas cuando ya no me siento así por ella?
¡Claro! ¡Todo está claro ahora!
Solo somos amigas, ¿No? Será la oportunidad perfecta para iniciar desde cero y verla únicamente como debimos ser siempre, mejores amigas. Además, no será para siempre. En cuanto tenga un sueldo fijo, más ahorros y encuentre un buen lugar, me iré.
¡Es un brillante plan! ¡Genial!
Nada puede salir mal.
*****
Al día siguiente, nos reunimos en la misma cafetería, temprano en la mañana.
—Primero —comencé a hablar—, quiero decir algunas condiciones.
—Dime.
—Primero, quiero pagarte por vivir ahí. No quiero ser una arrimada.
—Por mí no hay problema si no pagas...
—No —la interrumpí—. No me sentiría feliz de hacerlo. ¿Podrías aceptarlo?
—... Bueno, está bien. —No luce muy contenta.
—Segundo, no me quedaré para siempre ahí. Me iré en cuanto pueda encontrar algo.
—¿Segura?
—Sí, tú y tu hijo también merecen privacidad familiar, así que no me meteré en sus asuntos. Tampoco quiero discutir eso.
—... Andas muy decidida en muchas cosas. —Sonríe.
—Por último... me sentiría un poco mal si vivimos cada una su vida, pero en la misma casa. Así que convivamos cuando podamos y si algún día todo se vuelve frío o tenso, se acabó.
Esto lo digo porque no quiero revivir lo que pasó entre las dos antes de irme a Inglaterra y que esta vez no podamos recuperar la amistad. Me dolió mucho tratar de olvidarla, pero me dolería más perderla a ella. No quiero... que eso pase, nunca.
—Me parece bien, aunque yo solo tengo una condición.
—¿Cuál?
—Si una de nosotras se enamora, se acabó.
... Tiene lógica. Si ella conoce a alguien, querrá vivir con él. También, si yo conozco a alguien, querré irme con ella. Con los puntos en claro, mi corazón también lo estará.
—Acepto. Vivamos juntas, Nora.
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