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Agosto. Año 2008.

Ha pasado tiempo desde aquella noche en casa de mi jefa y desde entonces, empecé a seguir los consejos de la Señorita Garner: comer tres comidas al día, tomar agua, hacer alguna actividad física, no dormir tan tarde si es posible, dejar el cigarro y la bebida y por último, el más importante, leer.

Ella me dijo que su compañero cuando quiso saber más del tema la orientación sexual fue informarse con libros y artículos sobre historia, psicología, sociología y hasta novelas del mundo LGBT y Queer. Ya que ella tampoco encontró a alguien con quien hablar directamente al principio, su mejor guía fueron las letras. También ha ido a museos y si es posible, conferencias.

Estoy contenta de que algo que amo me siga acompañando incluso en este tema y veo que poco a poco hay más apertura, me pregunto si en el futuro esto irá en aumento. Espero que sea así.

Una vez más, la Señorita Garner me ha invitado a comer a su casa, estamos celebrando que he firmado para cuatro años más para quedarme en el puesto en Inglaterra. No puedo estar más que contenta de que haber tomado la decisión de levantarme y dar lo mejor de mí, haya logrado dar sus frutos en el ámbito laboral.

Incluso ambas mujeres fueron muy amables de comprar un pastel de chocolate para comer. Ahora estamos de nuevo, mi jefa y yo en el balcón con un par de cervezas en la mano.

—Henos aquí, unos meses después, pero con una Jennifer mucho más contenta y por buen camino. ¡A tu salud, Jennifer! —dice la Señorita Brianna, creo que ya está algo ebria porque ya habíamos tomado un poco en la cena.

—Todo gracias a usted.

—No seas modesta, yo solo te quise guiar, el resto ha sido tu iniciativa.

—No quisiera romper el momento, pero... ¿Por qué quiso ayudarme?

—Como te dije, te vi potencial y como estabas perdiendo el rumbo. Luego me contaste tu historia y hecho de sentirte sola y desorientada en ese tema. En parte, me recodaste mucho a mí cuando era joven. También era igual de insegura y torpe al inicio de mi vida adulta.

—Cuando me dice que no tenía confianza con usted misma, sigo sin poder imaginarlo. Usted es muy hermosa.

—Pues deberías verte al espejo. —Frunce el ceño—. Es imposible que una chica tan guapa como tú sea tan insegura: sabes cocinar, tienes un gran trabajo y con ese sentido de lealtad y compromiso, me da hasta envidia. A mí me costó ser comprometida, hasta que conocí a mi bella Samantha, ¡Juro que el día que pueda casarme con ella, voy a ser la primera en la fila! —Levanta la voz.

Cierto, aquí no está aprobado el matrimonio igualitario todavía.

—Yo no soy... tan guapa.

La Señorita Brianna me voltea a ver, parece ofendida.

—Si dices esa estupidez de nuevo, te voy a dar una paliza. ¡Eres hermosa, mujer! Claro, a mis ojos siempre será más bella mi Samantha, pero tú tienes lo tuyo, ¿Entiendes? —Me señala—. Ahora escucharme bien, Jennifer Park, deberás venir a la oficina con ropa moderna y que resalte tus cualidades. ¡Es una orden de la jefa o estás despedida, te quiero siempre lo más hermosa que puedas!

Sí, ya está muy ebria.

—Pero...

—Nada, es una orden. —Se relaja—. Te dije que no iba a opinar mucho en ese asunto, pero haciendo una pequeña excepción hoy, hiciste bien en venir aquí. Tus sentimientos son muy dulces, pero dejaste de colocarte en primer plano para poner a esa chica y eso no está bien. Recuerda, primero debes amarte a ti misma y luego podrás amar a alguien más. —Me señala de nuevo—. Debes estar consciente que esa inseguridad tuya te frena mucho. De lo contrario, podrías haberte deshecho a ese chico con un chasquido. —Frunce el ceño—. Sin embargo, también entiendo que fue doloroso que te amenazara con revelar tus sentimientos, porque se revelaría tu orientación. "Salir del closet" debería ser decisión de cada uno.

—Incluso algo ebria, habla de manera coherente, jefa —confieso.

—Entonces... ¿Sigues enamorada de ella?

—Sí. —Me tiembla un poco la mano—. Sin embargo, yo... quiero olvidarla.

—Me parece bien, pero lo cambiaría a "guárdalo en tu corazón como un preciado y doloroso recuerdo y sigue con tu vida." Créeme, la indicada llegará tarde o temprano. En mi caso, ya tiene 6 años que la conocí y no me arrepiento de esperar tanto.

—Está bien, pero costará trabajo.

—Sí, pero no es imposible. Solo... sé firme. —Suspiró—. Algo me dice que la próxima vez que vuelvas a enamorarte, será la definitiva.

—Espero tenga razón, jefa.

*****

Febrero. Año 2009.

Hoy es mi cumpleaños número 26. Brianna y Samantha me han organizado una pequeña fiesta. Ahora que también me llevo bien con Nicole, parece que ellas me han adoptado como otra hija. Es divertido. Me agrada estar con ellas, incluso me ha propuesto vivir con ellas, pero me negué. No quiero cruzar este límite.

Cuando regreso a mi departamento, la soledad ya no me afecta. Incluso he aprendido a disfrutarla y verle el lado positivo: lo uso para leer, hacer algo de meditación, aprender nuevas recetas o ver películas y series.

Sin embargo, no negaré el hecho de que deseo poder compartir mi vida con alguien. Más ahora que me di cuenta de que deseo eso que tienen ellas: una familia y un lugar llamado hogar. Sí, ese se ha convertido en mi sueño. Quiero conocer a alguien que sé que estará cuando yo regrese a casa y a quien esperar.

Incluso, si podemos tener hijos, sería muy feliz.

Sé que para eso tengo que salir en citas o acércame a otras personas, pero todavía no me siento del todo lista y tampoco quiero salir solo a "divertirme" un momento, otra vez. Quiero a alguien para algo serio, por eso solo abriré de nuevo mi corazón cuando sienta que la otra persona pueda corresponderme.

No tengo prisa, pero... sigo anhelando ese momento.

*****

Diciembre. Año 2010.

Hoy es primero del mes, hoy estoy en mi casa con jugo de manzana en la mano, ya que me dieron ganas de comprarlo y tomarlo. Sí, sé que hoy es su cumpleaños y mentiría diciendo que no la recuerdo, pero... el sentimiento es diferente ahora. Se ha convertido en un recuerdo que ya no duele tanto y que cada vez dejo de lado, pero hay momentos es que sigue regresando a mí.

Todavía su sonrisa al leer está grabada en mí, pero... a la vez... siento que se va desvaneciendo. Es como un punto intermedio.

Dejando al lado que mi amor imposible, ella fue mi mejor amiga y alguien que estuvo mucho tiempo en mi vida, así que todavía la quiero así, como mi preciada amiga. Me pregunto si estará bien y espero sea así. En verdad que deseo con todo mi corazón que sea muy feliz y siga su vida. Ahora yo también sigo con la mía.

Aunque, todavía hay algo que quiero saber... ¿Qué fue lo que pensó cuando leyó mi mensaje?

Sea lo que sea, quizás nunca lo sepa y debo aceptar ese hecho.

*****

Mayo. Año 2011.

Hoy salí de compras con Samantha y Nicole, ya que mañana en la noche Brianna y yo tendremos que salir a un coctel muy importante con varias modelos de la marca Tokio Revolution. No, nada que ver con el nombre de la revista. Solo una coincidencia con la palabra.

Luego de mucho tiempo, por fin veo a ver lo interesante que se puede ser ir al centro comercial. Quizás ahora que sé más de este mundo, puedo apreciar los modelos, colores, texturas y diseños. Siempre pensé lo superficial que era, pero incluso aquí hay cosas que se consideran arte y que me han deslumbrado como tal.

Por otro lado, en los últimos años (y por obligación de Brianna), he cambiado mi guardarropa y mi estilo. Ahora uso ropa más moderna y sobria, manejo mucho mejor el caminar con tacones, mi cabello es más brillante y siempre está suelto y ahora soy mucho mejor para maquillarme.

Al principio solo fue para las ocasiones relevantes, pero ahora es cada día en el trabajo y me siento muy cómoda. Cuando me miro al espejo, ya no reconozco a la persona que veo.

Me veo y me siento una mujer hermosa.

No solo por lo físico, sino porque ahora soy mucho más segura y directa en algunas cosas. Me ha costado mucho: psicólogo, yoga, lectura y, sobre todo, luchar contra mis miedos.

Quizás lo único que es valor para admitir delante del mundo que soy lesbiana y que no voy a dejar que nadie me haga sentir mal por eso, así que estoy segura de que pronto llegará al día.

Yo, definitivamente, estoy plenamente feliz.

Aunque, hay algo en mi interior, la última herida que me pide ser sanada.

*****

Junio. Año 2012.

Es de noche y mientras estoy en el computador, tengo en la mano mi café cargado. Siento que no puedo dormir hasta haber tomado esta decisión. La revista está muy contenta con mi trabajo, por lo que me mandó en contrato para renovar otros cuatro años. Sin embargo, esta vez no estoy muy convencida.

Ya he llegado a un punto en mi trabajo que me siento segura y cómoda, pero a la vez siento que necesito un aire nuevo.

Mierda, ¿Qué debería decir?

Por ahora, mejor será terminar con la selección de fotos para mañana. De mi pequeña caja de memorias Micro SD, sacó una y la coloco. Como todas las demás estaban llenas, utilicé una vieja que aún tenía algo de memoria.

Mientras miro los archivos, me encuentro con fotografías desde el año 2004 y la vi, después de tantos años, me encontré con una imagen de Nora Sanders.

Ella estaba en un jardín de girasoles que visitamos en verano del 2004, usaba un vestido blanco y un sombrero. El cielo azul de fondo, las flores rodeándola, el vestido y el sombrero movido ligeramente por el viento y su hermosa sonrisa. La imagen es perfecta en su colores, encuadre y composición, aunque recuerdo que no pensé en ello cuando la tomé, solo en su hermosa figura.

Ahora que la he vuelto a ver, sé lo que tengo que hacer.

*****

Julio. Año 2012.

Al aeropuerto me acompañan Brianna, Samantha y Nicole, las tres nos abrazamos muy fuerte antes de que suba al avión de regreso a Estados Unidos.

—¿No puede quedarte un poco más, Jenny? —pregunta Nicole—. No sé qué haré sin mi hermana mayor.

—Prometo mandarte mensaje todos los días, así no sentirás que me fui. —Trato de reconfortarla.

—Te vamos a extraña mucho, Jenny —dice Samantha—. Por favor, no nos olvides.

—Jamás lo haré, lo prometo.

Por último, Brianna y yo nos vemos y nos damos un último gran y fuerte abrazo de despedida.

—Mi niña —murmura—. ¿Estás segura de que quieres irte?

—Lo hablamos la otra noche, ya tomé una decisión.

—Recuerda que tú eres fuerte y que mereces ser amada de la misma forma, nunca te conformes con menos. —Se nota que se contiene las lágrimas, pero se separa de mí con una sonrisa—. Que tengas un buen vuelo, Jennifer.

—Nos vemos pronto.

Me alejo de esta familia que me extendió los brazos y me permitió entrar cuando más necesitaba, me guio, apoyó y comprendió y que amó y aceptó tal cual soy. Yo también comienzo a llorar por esta separación, pero aprendí a que debo seguir adelante y solo lo haré al regresar.

Ahora sé lo que debo hacer y nada me va a detener.

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