12
Domingo al mediodía y estoy en la terminal de autobuses. Para mi desgracia, hay muchas personas. No me gustan las aglomeraciones, pero creo que mis nervios y entusiasmo hacen que olvide mi pánico por sitios con mucha gente.
Me quedo mirando la entrada hacia los autobuses, esperándola. Entonces por fin la veo llegar un par de maletas en la mano. Sin esperar más, camino rápido hacia ella. Cuando nota mi presencia, muestra una linda sonrisa y solo me hace darme cuenta lo mucho que la necesito a mi lado. Están hermosa que hace que mi corazón se acelere.
Una vez juntas, extiende sus brazos y me abraza fuertemente, yo hago lo mismo. Al tener su cuerpo tan cerca, me llega el olor de su perfume. Manzana. Creo que empiezo a tolerar más esa fruta.
—Me alegra, verte de nuevo —murmuro a su oído.
—Yo también, tengo mucho que contarte.
—Tendremos todo el verano.
Y algo me dice que este verano será un punto de partida de nuestras vidas.
*****
Luego de nuestro encuentro, fuimos a la casa de Nora. La verdad es que da miedo lo descuida que está la fachada del lugar, el pasto ha crecido demasiado y hasta el árbol que da a la ventana de Nora está muy descuidado.
Como podemos, entramos a la casa y nos encontramos como ha estado en los últimos años: la madera del piso algo podrida, algunas goteras, los muebles cubiertos con sábanas blancas y mucho polvo y telarañas. Es un milagro que todavía no esté vandalizado o rota alguna ventana.
—¿Estás segura de que este año quieres estar aquí? —pregunto—. A mis padres no les molesta que esté en casa.
—No te imaginas lo mucho que estoy agradecida por ello, pero desde aquel verano solo he estado ahí y no me he atrevido a quedarme de nuevo en esta casa. —Se queda mirando—. Creo que por fin tengo el valor de estar aquí. Además, quiero quedarme aquí una última vez para despedirme.
—¿Despedirte? —¿De qué habla?
—Sí, estoy pensado en vender esta casa. —Toca uno de los muebles—. Tuve que dejar mi trabajo de medio tiempo, ya que pronto voy a comenzar la residencia. —Entristece—. Además, hice cuentas y el dinero de la abuela solo me alcanzará un año más. No quiero... abandonar esto.
No me puedo quedar de brazos cruzados si ella está en esta situación.
—Nora yo podría...
—Detente. —Alza su palma frente a mí—. Ibas a decir que me ayudarías con el dinero, ¿No? No quiero que lo hagas. No puedo aceptarlo. Ya has hecho demasiado por mí, no quiero arrastrarte más.
—No pienses eso. —Me acerco—. Yo sería muy feliz viendo que logras tu sueño. Estoy dispuesta a trabajar y darte...
—No, Jenny. —Se aleja de mí—. Cruzar ese límite no te voy a dejar hacerlo. —Me da la espalda—. Tranquila. Tengo esta casa y... es grande y en un buen terreno. Si la vendo bien o la rento, podré obtener lo que necesito. Es lo mejor. No vale la pena conservar un recuerdo tan doloroso.
Me alegra que piense así, pero... ¿Por qué siento que esas palabras... no son suyas? Es como si... las estuviera repitiendo.
—Está bien, confío en tus decisiones. —No me queda de otra.
—Gracias, Jenny. —Suspira—. Además, también para evitar más gastos, creo que este será mi último verano aquí en Los Ángeles. Me quedaré a vivir permanentemente en San Francisco.
¿Cómo? ¿Qué... está diciendo?
Mierda. Siento... que... quiero... llorar.
—¿Te... gusta vivir ahí? —Me estoy conteniendo, pero mi voz tiembla demasiado.
—¡Sí! Me gusta mucho la ciudad. —Se ve muy alegre—. El edificio universitario donde está mi habitación tiene una vista hermosa y mis compañeras son muy agradables. Me siento muy a gusto. —Mira hacia un lado—. Definitivamente, es muy al contrario de a cómo me siento en esta ciudad.
—No te culpo, aquí tienes muchas cosas dolorosas que recodar.
—Solo regreso aquí por una razón.
—¿Cuál?
—Tú.
... Mis mejillas... siento que... van a... explotar.
¿Cómo puede decir eso con esa sonrisa en la cara y esperar que esté tranquila? Odio lo tonta e inocente que es para no medir sus palabras.
—Jenny. ¿Estás bien? —Su voz hace que vuelva a mirarla.
—Sí. —Debo tranquilizarme—. Entonces... ¿Qué vamos a hacer hoy?
—Primero quiero limpiar, dejar mi cama lista y mirar los defectos de la casa. Va a ser aburrido.
—Me gusta la idea, pero tampoco quisiera desperdiciar el verano en eso.
—Cierto, hay muchas cosas en estos días. —Se lleva una mano a la nuca—. Además, todavía faltan más cosas, como tu ceremonia de graduación y... también tengo que contarte algo importante.
—¿De qué se trata?
—Tranquila, te lo diré en unos días. Solo... estoy esperando a que llegue para poderte contar todo con claridad. Espero que puedas entenderlo. —Luce muy contenta y algo apenada.
¿Por qué tengo el presentimiento de que esa sorpresa no es nada agradable?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top