07
Noviembre. Año 2000.
En el club de fotografía decidimos hacer una de nuestras actividades favoritas, salir y caminar por la escuela en busca de algún momento o paisaje que nos resulte perfecto para capturarlo con las cámaras que nos presta la escuela. Ya tengo cinco minutos caminando por el patio y cerca de los jardines, pero nada me parece extraordinario.
Yo me voy hacía el fondo, cerca de la parte trasera del gimnasio y donde suelen poner el mobiliario roto y la basura. Quizás pueda encontrarme algo raro por aquí. De pronto, se escucha un grito ahogado y un fuerte golpe. Corro hasta llegar al ruido, pero cuando me percato que hay personas, me oculto rápidamente detrás de los contenedores de basura.
Un minuto, esas son las chicas del otro día en el vestidor de mujeres, están todas, menos la líder pelirroja. Parecen rodear a alguien que está en el suelo.
Volteo y pronto siento un profundo dolor en el pecho. La chica en el suelo es Nora, con la cabeza agachada, la ropa desaliñada y el cabello revuelto. Sus cosas y su mochila están regadas alrededor de ella, rotas y sucias.
Una de las chicas se acerca, tiene un cartón de las pequeñas leches de sabor que dan en la cafetera, la abre y se la tira encima a Nora.
—¿No es esto lo que te gusta, que te tiren leche a la cara? —Aquella chica tiene una sonrisa tétrica en el rostro y luego le avienta el cartón a la cabeza.
—Seguramente lo disfruta —habla otra—, después de todo, es una puta que se mete con todos.
—Una zorra que ya debe estar enferma —se burla la otra—, espero no le haya contagiado a Philip.
—¿Por qué me hacen esto? —murmura tan débil Nora que apenas y se escucha.
Una de ella la toma del cabello y la jala para que levante su cabeza hacia ellas, pero lo hace de una manera brusca que hace gritar de dolor a Nora.
—¡Aparte de zorra, eres una tonta! ¿Acaso no fuiste a la casa de Philip en la tarde de ayer? —grita enojada.
—¡Solo fuimos a estudiar! ¡Lo juro! —Nora se defiende.
—¡PERRA MENTIROSA! —La empuja contra el suelo—. ¡TE ACOSTASTE CON ÉL! ¡PUTA! —En seguida, le escupe en la cara.
—¡POR TU CULPA NUESTRA AMIGA ISABELLA LLORÓ TODA LA NOCHE! —grita otra y le da una patada—. ¡JAMÁS TE LO VAMOS A PERDONAR!
—¡TE VAMOS A HACER PAGAR CADA UNA DE SUS LÁGRIMAS, MALDITA PERRA!
Entre las tres empieza a patearla y se ríen. ¿Cómo alguien puede disfrutar hacerle daño a alguien más? Nora, como puede, se abraza a sí misma y cierra los ojos. No tiene intención de detenerlas, solo soporta.
Mientras yo... me quedo... inmóvil unos segundos. No puedo soportar más esto. Lo mejor sería ir por alguien, pero podría pasar algo más grave si me voy. Entonces... ¿Qué hago? El miedo, la impotencia y la rabia se apoderan de mí, pero no me permiten moverme. Miro una vez más a Nora y veo como ella abre los ojos, encontrándose con los míos.
Solo bastó la mirada de esos ojos azules, llenos de lágrimas y dolor, para que mis dudas desaparecieran y solo corriera hacia la escena. Como toda mi fuerza, empuje a una de las chicas para alejarla y mientras las otras dos se sorprendían de mi llegada, yo me pongo en medio de las chicas y Nora. La miro fijamente y extiendo mis brazos ante ellas.
Estoy nerviosa, demasiado nerviosa, pero estoy decidida a no permitir que le sigan haciendo daño.
—¿QUIÉN ERES TÚ? ¿POR QUÉ ME EMPUJASTE, IMBÉCIL? —me grita la chica que derribe—. ¡QUÍTATE DE NUESTRO CAMINO O TAMBIÉN NOS VAMOS A METER CONTIGO!
—¡NO ME VOY A IR! ¡NO VOY A PERMITIR QUE LE SIGAN HACIENDO MÁS DAÑO! —Creo que por primera vez en mi vida estoy gritando.
—Bien, tú te lo has buscado.
Las veo muy decidas a golpearme. No me importa, estoy lista para recibir esto. Aunque antes de que pudieran hacer algo, ante nosotros aparece la chica pelirroja y alguien que no esperaba, Philip. Ambos están tomados de la mano.
—Basta, chicas —dice la pelirroja—. Ya no sigan con esto.
—Pero...
—Philip y yo hablamos, no pasó nada entre Nora y él. —Se acerca a Philip—. Hasta ya volvimos a ser novios.
—Sí, dejen a la chica en paz. —Philip mira a Nora, pero puedo sentir algo de desprecio—. Ella y yo no tenemos nada que ver.
Las chicas que golpearon a Nora no parecen contentas, pero deciden hacerle caso a la pelirroja y Philip, quienes se alejan del lugar. Las demás le siguen, pero la que empujen me decide decir una última cosa.
—Juro que yo te...
—Atrévete a hacerme algo y le mostraré las fotos a los profesores sobre lo que le han hecho a Nora hoy —la interrumpo—. Estoy muy segura de que mínimo te vas a llevar un reporte para la universidad.
Vaya. No sé de dónde ha salido ese lado de mí, pero me gustó. Además, la he dejado sorprendida y molesta, espero que con eso se calme un poco. Por fin, ellas se alejan. Un poco de tranquilidad, o eso pensaba hasta que volteo hacia atrás y Nora ya no está.
Tampoco parece estar cerca. Seguramente huyó mientras estábamos con todo esto.
Sin perder más tiempo, camino por los lugares cercanos en busca de Nora. Tengo que llevarla a la enfermería y a que se cambie de ropa. Para mi suerte, la veo a lo lejos en los jardines y de bajo de un árbol. Está con la cabeza recargada en las piernas y se nota que está sollozando.
Siempre que la he visto con Philip, la notaba sonrojada y muy feliz. Lo que ha hecho él, debió ser un golpe muy duro. Inclúyele a eso todo lo que pasó con esas chicas.
Podría dejarla sola para que procese todo, pero me rompe la idea de dejarla sola más tiempo. Más cuando la veo así.
No puedo seguir más tiempo en la sombra.
Antes de acercarme a ella, voy rápido a un pasillo cercano, donde vi una máquina expendedora de bebidas. Rayos. Solo tienen jugo de manzana. Espero que a ella si le guste esta fruta.
Voy de regreso y ella sigue ahí. Creo que estoy más nerviosa que hace diez minutos, pero no voy a dar un paso atrás. No más.
Tan rápido que no me di cuenta, me paro frente a ella y extiendo el jugo de manzana frente a ella. Eso llama su atención y me mira con esos ojos azules. Rayos. Creo que de cerca son más hermosos.
—¿Q-Quieres algo de beber? —Estoy tartamudeando otra vez, ¿Qué me pasa?
Nora se me queda mirando, supongo que debe estar dudando en confiar en mí o no. Me pone más nerviosa no recibir alguna palabra o acción de ella, pero pronto veo como acerca su mano al jugo y lo toma.
—¿Por qué haces esto? —pregunta con una voz tímida—. Es la segunda vez que me ayudas.
—No me parece justo que pases por todo eso.
—¿Cómo puedes decirlo? ¿Qué tal si soy la zorra que todos dicen que soy?
—No lo eres.
—¿Cómo lo sabes? —Frunce el ceño—. No me conoces.
—En eso tienes razón, pero algo me dice que no eres así.
No podría decirle que la he estado viendo desde lejos. Suena algo acosador si lo pienso bien y lo que menos quisiera es que me odie. Por otro lado, Nora sigue mirándome, hasta voltea hacia un lado y se vuelve a recargar en sus rodillas.
—Sí, fui a la casa de Philip ayer, —confiesa— pero siempre estuvimos en el comedor, estudiando y con sus hermanos mayores presentes. Nada más. Lo juro. —Empieza a llorar—. Jamás me he acostado con un chico, ni siquiera he tenido novio. Tampoco me gusta que se me acerquen y que la gente piense mal de mí. —Con cada palabra, Nora se quebraba—. Yo... no soy una... perra.
No puedo verla así de triste, pero no aparto la mirada de ella. Nunca he sido buena para hacer o decir algo para reconfortar a la gente, así que lo único que hago es sentarme a su lado y esperar a que se desahogue llorando. Al menos seré quien la escuche y se quede aquí.
Luego de varios minutos, ella por fin se calma. Por suerte, todo esto ocurrió después de clases y durante el horario de los clubes, pero creo que no me hubiera importado terminar perdiéndome una o dos clases si podía estar junto a Nora.
—Gracias por quedarte. —Por fin habla Nora, en voz baja—. ¿En serio tomaste fotos de lo que ha pasado?
—Sí. —Le muestro la cámara—. Será mi seguro de vida a partir de ahora.
Ahora que lo pienso, empuje a alguien con la cámara colgando en todo momento en mi cuello. Es un milagro que no se haya roto y hubiera tenido que pagar una a la escuela con lo caras que son.
—Me llamo Nora Sanders.
Eso lo sé, pero me gusta que ella lo diga.
—Yo me llamo Jennifer Park.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top