Extra #7: Infierno personal

~ Esto va a ser un extra cortito ~.

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Rowan Woods había fallecido hace mucho. Su vida estuvo rodeada de malas influencias, malas decisiones, y una mentalidad inestable cuánto menos.

Cuando su corazón fue atravesado por Sunny, sentía que la vida se le escapaba de las manos. Como cuando un ave alza el vuelo, perdiéndose en el vasto cielo azul.

Lo último que podía escuchar entre la lluvia, los truenos y las sirenas, fue la voz de alguien a la que le quitó lo más preciado...

- Te volviste loco, y la locura te llevó a ese camino... Descansa, Rowan -.

La voz de su antíguo amor, su única amiga, fue lo último que escuchó en su lecho de muerte.

La última cosa que escuchó, fue la voz espiritual de Amanda.

Debía de ser una alucinación debido a sus últimos momentos.

Escuchar la voz de un muerto era el equivalente a hablar con los animales.

Ninguna de las dos cosas tenía un sentido aparentemente explicable, sólo... era la voz de Amanda.

Sabía que no iba a ir al cielo con ella, así que ir al infierno era una opción más viable y lógica. Después de todo, no merecía tener misericordia de ningún tipo.

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Ya no tenía hambre.

Ya no tenía sed.

Ya no podía hablar.

Ya no veía nada.

Ya no sentía nada.

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Luego, ya no escuchó nada.

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El despertador lo despertó, mientras que el sol brillaba con furor en las afueras. Revolviendose en su cama, se giró para apagar la molestia de sus oídos.

Sus brazos se sentían pesados y cansados, a la vez que su cabello se sentía sucio y desarreglado. Desconcertado por despertarse tan repentinamente, se colocó sus zapatos y se despojó de la cómoda cama. Si fuera Sunny, le daría un puntaje de ocho.

... Aunque era extraño. No podía oler nada, ver nada, y no sentía nada al tacto, pero sí escuchar. Su cuerpo se movía por sí solo.

Irónico que el primer sentido que recuperó, es el último que se pierde.

El frío suelo de madera recibió sus pies descalzos tan fríamente como un congelador abierto. Ahora que estaba levantado, sentía que algo le dolía en el pecho, pero no podía abrir todavía los ojos.

Sólo podía hacer una rutina de manera automática.

Caminando por su habitación, se chocó de frente a un espejo. No sintió nada, y tampoco la sangre que salió consigo de su frente.

Su mano robusta tocó el espejo frente suya y, en un momento, todo el dolor que se había proporcionado por chocarse en el espejo.

Fue como una punzada que se proporcionaba al sacarse sangre en un hospital. Aunque aquí, la sangre salía de su frente por un vidrio clavado en la misma.

Y, finalmente, pudo ver su reflejo en el espejo.

Tenía la misma ropa de cuando murió, al igual el hueco de aquella barra de metal que perforó su corazón matándolo en el proceso.

Sí, era muy bueno para ser verdad, y luego entendió lo que sucedía.

- Estoy muerto -. Habló con nadie en especial, y nadie en especial le respondió.

Una respuesta que, aunque loca, en su situación era lo más lógica posible.

Su mano tocó su rostro a la par que la sangre manchaba su piel tan blanca como la que tenía Sunny el día que lo conoció. ¡Parecía un muerto en ese entonces! Luego, se cuidó, fueron amigos, pasaron la secundaria juntos...

Y luego, lo tiró todo por el caño.

...

No se arrepentía. Esos dos demonios con aspecto humano le hicieron la vida imposible, lo condujeron a un camino inestable, y eventualmente se volvió loco por la culpa de haber llevado a Amanda a ese estado.

Aunque, y ahora que lo pensaba mejor, ¿qué fue de Amanda? La había escuchado en el momento de su muerte...

Supuso que debió de ser un debate entre el cielo o el infierno, y pudo de escucharla una última vez. Supuso que "Dios" no lo quería en el cielo...

Pero él sabía que "Dios" no lo iba a perdonar. Aún recuerda a los católicos decir que "amaba a todos sus hijos". No recuerda exactamente si era "Jesús" o "Dios" del que hablaban, pero en esencia eran la misma cosa. Sí era así, entonces amaba a Hitler, Al Capone, Mussolini, etc.

Rowan no era exactamente cristiano. Creía que ese tal "Dios" no existía, pero de vez en cuando le rezaba para la buena suerte.

...

Sí, cree que mejor no era lo mejor cuestionar a ese tal "Dios" que lo envió aquí en primer lugar junto a "Satán".

Luego de estar un rato observando su figura en el espejo, se dispuso a salir de su departamento. Parecía ser de que estaba sólo, por el nulo ruido que podía sentir en el ambiente...

Odiaba eso.

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Corría por las calles de una ciudad aparentemente en oscuridad. Era totalmente ilógico, teniendo en cuenta que hace un tiempo era de día, con un sol abrasador. Ahora, había una luna invernal la cuál posaba su mirada en él.

Hiperventilaba mientras trataba de encontrar a alguien, pero las personas no parecían ser reales aquí. Todas eran sombras de gente que conoció en su vida. Todas ellas se alejaban a una velocidad inhumana.

Lo abandonaban...

Rowan no podía detenerse de correr. Quería a alguien con quien hablar para, mínimamente, no volverse loco.

Entre las sombras de la gente, podía ver a "Algo" observarlo con ninguna expresión notable, más que un ojo permanentemente siguiéndolo. Ella también se alejaba y lo abandonaba.

No había nadie. Estaba sólo...

Mirando al oscuro cielo, gritó hasta que sus cuerdas vocales se pudieron desgarrar.

Éste era SU infierno personal.

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[ No todos los inocentes manipulados en su accionar son perdonados, y más si este busca asesinar a alguien mediante su propio egoísmo ].

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