Extra #10: Un cierre melódico
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Era un viernes por la noche. Los ojos de Sunny se abrieron de par en par mientras la penumbra de la madera del techo lo recibía. Miró a su costado para notar a su amada esposa dormir plácidamente. Entre medio de ellos, su hija descansaba en medio entre las sábanas totalmente desparramadas por doquier, y una pierna en su costilla.
La curvatura de los labios de Sunny se torcieron en una sonrisa amorosa, a la vez que volvía a conciliar el sueño, atrayendo a ambas a un pequeño y cálido abrazo. Aubrey sonrió inconscientemente.
Su mirada se centró en el calendario que estaba pegada en la pared antes de dormirse realmente. Marcado con un marcador rojo, solamente suspiró un poco.
Hoy era uno de marzo...
La mente de Sunny comenzó a divagar, mientras se perdía en la penumbra de su retorcida y creativa cabeza...
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[ Bienvenido a HeadSpace ].
[ Ya no usas éste lugar ].
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HeadSpace estaba totalmente vacío luego de tantos años. Sólo era un blanco inmenso y sin final aparente, parecido a un lienzo en el cuál pintar. Si fuera su yo más antíguo, crearía algo realmente impresionante y genial, pero no estaba aquí por ello...
"Algo" estaba frente a él. Su único ojo se mantenía quiero, para luego cerrarlo y sonreír con el mismo. La forma que tomaba siempre lo traumaba, recordándole el trauma.
- ¿Por qué sigues aquí? Después de todo, ésta historia ya terminó hace tiempo, ¿sabes? -. Sunny se rascó la nuca. La risa de "Algo" simplemente se escuchó. Tan nostálgico...
- Sé que no soy la Mari real. Solamente soy un vestigio que tu mente creó y se quedó anclado junto a Omori, sin embargo, ¡es divertido observar tu historia! ... Aunque hablando del diablo, hace tiempo que no aparece, ¿pasó algo con él? -.
- Sí, desde que tomo medicamentos, me concentro más en mí vida con mí familia y trabajo para darles un futuro mejor. Creo que desapareció porque cumplió su propósito: me protegió hasta que ya no vió necesario que lo hiciera una vez más -.
Sunny tocó una mano rojiza que estaba por allí vagando, y ésta le entregó el libro de bocetos de Omori. Una sonrisa nostálgica se formó en su rostro, mientras lo presionaba contra su pecho.
- No pude despedirme correctamente de él, ya que la última vez que lo ví fue en lo de Rowan... Pero sé que Omori fue como un segundo "ángel guardián" que me protegía cuando podía y se preocupaba por mí salud. Irónico que una imaginación consciente de preocupara más que yo me preocupaba de mí mismo en ese entonces -.
- Sí, es un poco raro, pero estoy segura de que él te protegió a su manera. Después de todo, y aunque te hubiera castigado antes de ésto, supo manejarlo. Tu mente ahora está en paz, con vista en el futuro y no siempre al pasado. ¡Es un gran avance! -.
La forma de "Algo" comenzaba a deformarse mientras optaba por una versión mucho mejor. El cuerpo de Mari se hizo presente, cubierto por su vestido de flores favorito. Sonrió como nunca.
- Optar por su forma es otra forma de tortura, ¿sabes? -. Sunny suspiró con desgana.
- Veo que ver a Mari frente a ti ya no te afecta... Has madurado mucho -. Su sonrisa se amplió.
- ... Decir que "he madurado", no quiere decir que lo haya hecho realmente. Aún sigo siendo el mismo niño llorón que ama el bistec... Pero crecí, lloré, sangré, me enamoré, me casé, trabajé y traje a la vida a una hermosa niña... Nunca pensé en llegar a éste punto, pero tampoco pensé en ser muchas otras cosas que actualmente soy. Ser padre no es para nada como me lo imaginaba, pero creo que esa es un poco la gracia de crecer: afrontar lo desconocido... -. Sunny llevó su mano izquierda a dónde Basil le había arrancado su ojo, notando que aquí, estaba sano y salvo. - Sé que no eres la real. Mari ya partió hace tiempo, pero tengo que decirte algo... Mari, tu hermanito llorón y frágil se hizo un hombre. Gracias -.
"Mari" sonrió, a la par que se acercaba a abrazar al Soñador... No, bajo el punto de vista de Sunny, ser llamado "El Soldador" era algo del pasado... Correspondió al abrazo con la misma sonrisa con la que miró a su hija antes de dormir.
Ahora mismo, sólo era Sunny. Nada más.
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Los pasos retumbaban entre las paredes blancas de HeadSpace. Todo su mundo imaginario se había esfumado hace mucho tiempo atrás, pero era reconfortante ver los sedimentos que quedaban ahora en el suelo, convertidos todos en lirios del valle. "Mari" y Sunny caminaban por el lugar, viendo las hermosas plantas que estaban allí.
- Aún no entiendo la razón del por qué sigues aquí. Es raro que Omori no esté y tú sigas como si nada -. La vista de Sunny se desviaba entre las flores, teniendo una vista relajada.
- Supongo que no me podías "olvidar" y eliminar así sin más. No tenías la convicción para hacerlo desde hace tiempo, como pasó con Omori. Supongo que hay algo que todavía te ata o te incómoda -.
- ... Sí, de hecho lo hay... Hoy es el cumpleaños de Mari, ¿sabes? Supongo que me gustaría tocar con ella una única vez. Aunque no seas ella y sólo seas una creación de mí cabeza... Tengo la necesidad de hacerlo -. Sunny se rascó la nuca con una sonrisa.
"Mari" se rió un poco, mientras caminaban en un silencio cómodo. La flores se formaban para hacer un camino, mientras Sunny sentía que algo aparecía en sus manos.
Siguiendo aquél camino de flores, recordaba lo que Basil decía en su tiempo:
"Estas flores se llaman lirio de los valles. Se dice que son capaces de ahuyentar a los espíritus malignos y ayudar a las personas a ver un futuro mejor. Supongo que por eso me recuerdan a MARI. Siempre puedo contar con ella para ayudarme a mantener una actitud positiva".
El corazón de Sunny calmó sus latidos mientras seguía a "Mari". Ella fue su pilar y lo sigue siendo. Lo que está viendo no es nada maligno. Es algo que lo estaba "guiando" a un futuro mejor...
En otras palabras, se estaba guiando así mismo a un futuro mejor.
Las pisadas de "Mari" se detuvieron frente a aquél piano. Su mano se posó frente al negro reflejante. Las siglas de Omori se marcaban finamente en aquél instrumento gigante y armonioso. "Mari" observó a Sunny, quien sostenía aquél violín en sus manos.
Estaba algo oxidado en tocar aquella cosa, pero la memoria muscular serviría de algo aquí. Sentándose en aquél taburete, "Mari" se crujió los dedos para posarlos finamente en las teclas.
- ¿Estás listo..., Sunny? -. La sonrisa de "Mari" se mantuvo.
- Estoy listo..., Mari -.
Finalmente... El último dueto sonó.
Era algo egoísta pedirle ésto, pero Sunny siempre fue alguien egoísta... Así que, para conmemorar a Mari en su cumpleaños... Tocar eso, aunque recordara malos momentos, también viviría los buenos.
Eso era la vida...
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Mientras la música resonaba, también lo hacía su corazón...
La voz de Mari cantaba, algo nuevo en éste último dueto, pero era hermoso escucharlo...
Sintió varios cambios mientras tocaba...
De un momento a otro, "Mari" volvía a ser la de HeadSpace, y él pasaba a ser Omori.
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Luego, pasaron a ser sus versiones de la vida real. Nada imaginario.
Ella vestía un traje al igual que él, tocando tan compenetrados el uno con el otro...
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Finalmente, Sunny ya era un adulto. Sus dedos ásperos tocaron las cuerdas junto al arco.
Mari no creció. Se mantuvo como estaba, pero usando la vestimenta de ese día.
Un recuerdo doloroso...
Pero que ya superó.
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El dueto había terminado.
Sunny se quedó quieto, mientras dejaba el violín reposar en el suelo con cuidado. Tratar tan cortésmente a algo que lo perjudicó toda su vida... Realmente dejó ese trauma y dolor de lado, junto a los malos recuerdos que lo acompañarán de por vida.
"Mari" lo observó, manteniendo una sonrisa permanentemente en su rostro. Levantándose de su asiento, con aquél vestido blanco como la vez que partió, lo observó. Era unos cuatro centímetros más alto que "Mari".
La mano de la jóven acarició su mejilla suavemente.
- Mira cuánto has crecido. Ya eres... más alto que yo -. Esa sonrisa que tanto había usado desde que fue un bebé para calmarlo...
Fue hermoso. No era ella, lo sabía... Pero eso era lo que Mari habría dicho seguramente.
- ... Gracias, Mari... -. Sunny no mentiría, pero lloró un poco. Una lágrima se le escapó por la mejilla.
La sonrisa de Mari se había mantenido en todo momento, incluso cuando ella lo abrazó fuertemente, él correspondió con todo el amor del mundo que podía.
- ... Todos crecieron mucho... Estoy tan orgullosa de ustedes... -. Las lágrimas cayeron al suelo, resonando en los oídos de Sunny.
No eran las lágrimas de Mari. Ella no podía llorar. Sólo Sunny derramaba lágrimas.
- ... Lo dije antes, no maduré... Sólo crecí y miré al futuro -.
Dándole unas palmadas en la espalda, Sunny cerró los ojos, disfrutando de éste momento tan conmovedor para él en su propia cabeza...
No se sintió triste cuando Mari desapareció poco a poco en unas bellas mariposas que volaron alrededor del lugar, yendo hacia un horizonte desconocido, perdiéndose en el vasto y amplio blanco del lugar.
- Feliz cumpleaños, Mari -.
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El piano se mantuvo allí, quieto e inmóvil. Sunny se acercó al mismo y pasó su mano por el nombre de la marca del instrumento. "Omori" estaba marcado en él. Sus ojos se cerraron ligeramente con tranquilidad y paz.
Finalmente, terminó con todas sus inseguridades.
El dolor en forma de cicatriz no se irá nunca. Tanto en su corazón, alma y piel, ese dolor que mantuvo por tanto tiempo... No es más que un viejo recuerdo.
La vida es vivir con los malos y buenos momentos por igual, sabiendo dejar atrás lo que nos duele y avanzar.
Aunque sigamos siendo inmaduros en una parte, crecemos en todo aspecto...
Y Sunny entendió eso más que nadie.
- Adiós, Omori. Gracias -.
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El despertador lo sacó de su sueño. Miró a su alrededor notando que sólo él estaba durmiendo hasta ahora. Su hija y Aubrey seguramente estaban en la sala desayunando o algo por el estilo. Hoy era un Sábado, por lo que no tenía la más mínima prisa.
Se levantó para darse una ducha rápida y quitarse el sueño de encima. El agua dándole en el cuerpo era lo más refrescante del mundo...
Se cepilló los dientes para tener aquél aliento tan a sabor a mentas que sería insoportable ponerse a su lado. Se vistió apropiadamente para luego verse al espejo.
Ciertamente había crecido, ¿eh? ... ¿Debería de usar el parche? Su hija nunca lo vió sin él puesto...
... Un cambio de aires nunca viene mal.
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El olor a huevos y tocino mejoraba el día de cualquiera en todo momento. Aubrey sabía eso, y aunque a ella dos les encantara los huevos con tocino, estaba cocinando un bistec para su marido ya que hoy era el cumpleaños de Mari. Aunque no era el suyo, Sunny siempre comía bistec en cualquier cumpleaños.
Ciertamente era un ritual más que nada...
- ¿Ya está la comida? -. La pequeña preguntó con emoción. Tenía los cubiertos en sus manos y golpeaba suavemente la mesa.
- Aún falta un poco, espera querida -. Respondió con tranquilidad y una sonrisa. Era tan parecida a ella y Sunny de pequeños...
La puerta de su habitación se terminó abriendo revelando al único hombre de la casa. Sunny sonrió mientras veía a ambas personas.
Su hija pareció emocionada al verlo sin el parche. ¡Al fin había desvelado el misterio más grande del mundo!
Aubrey se mostró con una sonrisa que reflejaba el gran aprecio y amor que le tenía al jóven Suzuki.
- Buenos días, querido -.
- ¡Buenos días, papi! -.
Sunny se quedó callado por unos segundos, antes de sonreír ampliamente.
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" - Buenos días -".
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~ Bueno, aunque me oxidé un poco de escribir descripciones en las acciones, no lo hice en los momentos en que los personajes pueden brillar ~.
~ Esto fue todo lo que la historia pudo ofrecer, y estoy satisfecho con ella.
No voy a explotarla más. Todo merece tener un final, y éste ya lo tuvo ~.
~ Fue una odisea escribirlo, pensarlo, redactarlo, hilar todo, pero fue muy divertido y me alegra haber escrito algo que, en lo personal, es de lo mejor que pude haber hecho ~.
~ Gracias nuevamente.
Espero que el futuro les pueda sonreír ~.
~ Les dejo un dibujito que hice con un boceto robado jaja.
No es lo mejor, ni tampoco es lo peor.
Es decente, como este autor.
¡Y eso es más que suficiente! ~.
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