Capítulo 53: Psique humana

.

.

.

Sus pasos rechinaban sobre el suelo de madera de la entrada al colegio. Su mirada se centraba en el abrazador contorno de la oscuridad que se cernía sobre él y todo el ambiente gritaba que se retirara. Sus piernas, ligeramente atrofiadas por su recuperación reciente le imploraban porque se diese la vuelta y corriera lo más lejos que podía y no mirase hacia atrás. Pero él no quiso hacerlo. Tenía que hacer algo, debía obtener respuestas y poner fin a esta absurda historia que tanto mal hizo.

- ¡Rowan, estoy aquí! -. El eco retumbó sus propios oídos, mientras caminaba por la atmósfera sombría que emanaba el sitio.

Era como esas casa que de día eran la mayor belleza visual, pero al caer la noche era un lugar donde un posible asesino serial habitara toda su vida. Era un contraste muy curioso si le preguntaban.

De todas formas, tenía que seguir con su búsqueda.

- ¿Sunny? -. Una voz femenina lo llamó a la esquina de un pasillo izquierdo. Sus ojos, ajustados a la oscuridad que ya parecía común en su vida, la observó.

- ¿Abby? -. Preguntó al ver a la hermana menor de Rowan. Levantó una ceja de pura confusión e intriga ante ella. - ¿Qué se supone que haces aquí? -.

No sonaba muy sorprendido, ya que no era sorpréndete esperar ver a la hermana de Rowan aquí. El sentimiento de curiosidad y duda se apoderaba más de él que cualquier otra cosa. Abby se rascó el brazo levemente.

- Verás... -.

.

.

.

Rowan se había estado comportando muy raro últimamente. No había ido casi ninguna vez a visitar a su "madre" luego de que cayera en un estado deplorable por un exceso de medicamentos tomados.

No sólo no parecía querer visitarlos, simplemente se desaparecía a inicios de la noche a algún lugar que no quería decirle. Principalmente no le tomó importancia, ya que no es que quisiera entrometerse en su vida privada...

Luego comenzó a preocuparse cuando su horario de llegada eran a altas horas de la mañana. Su "madre" se podría morir en cualquier momento y ella era la única que hacía algo para poder cuidarla, y su hermano sólo... desaparecía sin razón alguna.

Era tan molesto...

...

- ¡Rowan, tienes que quedarte aquí y ayudarme a cuidarla! -. Exclamó, tomando del hombro a su hermano para detenerlo de ir a su cuarto.

Su relación no era la más estable del mundo, pero se mantenía relativamente decente a decir verdad. Se preocupaban a veces por el otro y, si bien no era su hermana de sangre, ella lo consideraba su única familia además de su "madre".

Después de todo, los lazos era la manera de que ellos podían unirse realmente.

Tomando a Abby de la mano, la empujó un poco lejos de él. - No puedo. Estoy... ocupado con cosas importantes -. Esa fue su única respuesta.

- ¡¿Qué es más importante que cuidar a nuestra madre?! -. No había nadie quien pudiera detenerla a decir lo que pensaba. No había un adulto responsable que le dijera que hacer. Quizás algún que otro vecino se podía quejar, pero nada más allá de eso.

- Son cosas importantes. No lo entenderías... -. Rowan la miró con una cara de acantilado, mientras chocaba su hombro alejando a la misma de su camino. Susurró algo para sí mismo, pero qué en ese momento, Abby ignoró. - Me alegro de que ciertamente no sepas que está pasando realmente... -.

- ¡¿Me estás escuchando?! -. Su exclamación fue respondida por una puerta cerrada con seguro.

Abby sólo pudo suspirar agotada, mientras se iba retirando.

No iba a responderle con palabras, así que tenía un plan infalible...

.

.

.

- ¿Tu plan infalible fue seguirlo desde casa hasta aquí? -. Abby simplemente sonrió con una falsa arrogancia. Se tocó levemente su cabeza.

- ¡Obviamente! Soy una genia incomprendida. Las grandes mentes piensan igual. ¿Y tú qué haces aquí? -. Apuntó con cierta aura interrogatoria. Sunny suspiró de cansancio.

- ... Me mandó una carta a mí casa. Decía que quería verme aquí, pero no decía la razón de aquello -. Se metió las manos a los bolsillos, observando con detenimiento el establecimiento que siempre había visto en casi todas las semanas.

- Raro. Rowan nunca deja un tema abierto cuando escribe. Quizás no era Rowan y te engañó... Aunque puede ser que tenga sentido. Lo ví entrar aquí y lo estuve buscando por un rato. Sólo me queda ver el segundo piso y donde los tres siempre comemos -. Señaló pensando un poco la chica.

El tuerto asintió en respuesta mientras miraba las intimidantes escaleras. No había manera de caerse a los lados al estar incrustada unos soportes, ¿y qué pasaba sí se caían por las escaleras porque alguien lo empujaba por accidente? No quería comprobarlo... Al menos, no una segunda vez.

Junto a la hermana de Rowan, comenzaron a subir al segundo piso tranquilamente. Sus pisadas era el eco que se escuchaba, como una cueva totalmente gigante. No tener el sonido de los pájaros cantando sus dulces melodías, el murmuro ocasional de la gente retumbar por sus oídos o el timbre sonando, taladrando toda su audición constantemente.

Que no hubiera ruido era... tétrico. Simplemente el silencio incómodo era de lo peor.

- ¿Cómo está tu madre? -. La pregunta hizo que Abby ladeara la cabeza, mientras se cruzaba de brazos.

- Mejorando. Aún no sabemos qué clase de pastillas tomó, aunque ella afirme no haber tomado. No sé, eso es muy raro... -. Sunny se rascó la barbilla.

- ¿No crees que alguien haya querido...? Ya sabes, eh, ¿quitarla del camino o probar algo? -. La pregunta hizo que la chica se molestara, aunque ahora que lo pensaba más abiertamente tenía... sentido. Quizás alguien la quería fuera del camino.

- Puede ser... ¿Pero quién? -.

Una incógnita envuelta en enigma. Sin embargo, ya la descubrirían...

Muy pronto

...

Ahora mismo.

Sus pasos se detuvieron cuando llegaron a la segunda planta. El lugar estaba más oscuro de lo habitual, siendo iluminado vagamente por los rayos de la gran luna a las afueras. Sunny divisó con su ojo funcional los diferentes salones.

- Bien, debe de haber alguno donde él pueda estar. Vamos juntos. No quiero que esto sea una mala película de terror -. Bromeó, para ganarse un ligero golpe en el hombro por parte de Abby.

Ambos caminaron por los sombríos pasillos, sin tener idea por dónde empezar. Quizás ir al salón de los del último año podría llegar a servir, aunque no era factible.

- Hey, ¿por qué nuestro salón está encendido? -. La pregunta de Abby sacó a Sunny de su nube mental de pensamiento.

Aunque no se viera de fuera, por debajo de la puerta podía encontrarse una nítida luz anaranjada, seguramente de una vela del interior. Ellos usaban luces que no tenían dicha tonalidad; usaban tubos grandes que llegaban a iluminar todo cuando se empezaba a oscurecer en días largos.

Pero nunca vió que usaran una luz anaranjada tan poco fuerte.

La mirada del dúo se encontró, y ambos asintieron para abrir la puerta. Sunny tomó la manija de la puerta, pero Abby fue más rápida y ruda al dar una patada para abrirla de par en par. Sunny le dió una mala cara, pero entró a regañadientes.

Sabiendo dónde estaba el interruptor, encendió las grandes cantidades de tubos de luz que se encontraban por encima de sus cabezas. La vela se mantuvo imperturbable, mientras que Rowan se quedó viendo por la ventana, sentado en una mesa cualquiera.

- Aquí estás, Rowan -. Habló Abby primeramente.

Ante la voz de su hermana se quedó inmóvil por un rato. Luego, comenzó a moverse un poco. Su mano cubierta por guantes ajustados de color negros se acercaron a la vela, la cuál apagó con la yema de los guantes. De un salto muy poco fuerte, se levantó de su asiento y se volteó a verlos.

Se encontraba totalmente igual que siempre. Sólo que llevaba unos guantes y su pelo estaba totalmente desordenado, como si se hubiera levantado de la siesta recientemente. Sus ojos fue lo que más pareció perturbar a Sunny...

Ya poco rastro había de ese Rowan alegre con quien pasaba el rato.

En cambio, había una... serie de emociones que entraban en un conflicto con una resolución en común: desesperación. Una desesperación ahogada en un mar de confusión.

- Sunny, Abby... Sólo esperaba una visita aquí. No dos -. Exclamó con una sonrisa forzada. Parecía que ella no venía a cuento en esta historia.

- ¿Por qué querías verme, Rowan? -. Sunny dió un paso al frente, teniendo una distancia casi menor entre ellos.

Rowan apretó los puños, mientras miraba a Sunny con su sonrisa forzada. No es que no pudiera sonreír. La situación realmente no ameritaba sonreír, pero debía de mantener las apariencias.

Eso fue lo que le enseñaron de pequeño.

- ... Sunny, ¿cómo te sientes cuando... matas hormigas? -. Rowan comenzó a divagar por el cuarto, mientras hablaba, tomando una distancia segura del dúo.

- ¿Eh? ... Bueno, eh, nada. No las conozco y no me son relevantes. Las piso por accidente y sigo con mí vida... -.

- ¿Cómo te sentirías si matas a un animal más grande? -. Rowan miró por todo el aula.

- Yo... No tiene sentido esa pregunta. Me sentiría mal al haberlo hecho, pero... ¿a dónde rayos quieres llegar? -. Abby parecía sentirse ciertamente nerviosa al respecto. Su hermano estaba actuando muy raro.

- ¿Cómo te sentirías si matas a una persona? ¿Cómo se sintió matar a tu hermana Mari, Sunny? -.

Los dientes de Sunny se apretaron con enojo. No necesitaba que alguien como Rowan se lo recordara.

- ¡Me sentí como la mierda al hacerlo, me encerré por cuatro años y lo oculté todo, ¿me vas a responder ahora?! -.

La mirada de Rowan pareció burlarse de su respuesta.

- ... Los dos somos hipócritas. Somos iguales en ese sentido. Tú mataste a alguien, yo maté a alguien. Ambos fueron de maneras distintas, pero con un mismo destino en común. Los dos somos realmente iguales, Sunny -. Sunny pudo agudizar la mirada con cierto nerviosismo, ¿de qué estaba hablando exactamente? Rowan se rascó el cuello. - Aunque diga que fue mí culpa, realmente no lo fue. Fueron los otros, yo no tuve nada que ver... -. Su cuello estaba rojo por la fricción de sus uñas. A los segundos, paró y lo miró, sonriente. - Escúchame, Sunny, esta pregunta es para los dos... puede ser que te hayan perdonado tus amigos. Por algo los ví entrar en tú departamento... Sin embargo, ¿realmente pueden perdonarte con exactitud? ¿Es solamente por pena? ... No. No te hagas falsas esperanzas, Sunny. ¿Crees en las segundas oportunidades? -.

Sunny pudo ver a Rowan, cómo cada vez se perdía más y más en un espiral confuso. Tragó de su propia saliva.

- ... Sí, todos tenemos una segunda oportunidad -.

- ¡Eso lo dicen todos, pero es una mentira! ¡Si, ya tuviste una segunda oportunidad para cambiar, pero si la arruinas con una tercera, cuarta, quinta, sexta vez, eso no aplica! -. Ladró con cierta paranoia en su voz. - ¡Respóndeme, Sunny...! -.

.

.

.

- ¡¿Los asesinos como nosotros, merecen descansar en paz y tener una segunda oportunidad?! -.
- ¡¿Merecen vivir siquiera?! -.

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top