Capítulo 47: Conejos y Camas

.

.

.

Aubrey arrastró sus suaves y delicados dedos sobre el esponjoso pelaje de Bun-Bun, quien aprobaba dichas caricias. Habían ido de visita a la casa de Basil ya que estaban más que cerca. Además, Aubrey había insistido en visitar a su esponjosa mascota y amigo personal.

Mientras que Bun-Bun era acribillado por las muestras afectuosas de su dueña, Basil, Kel, Sunny y Hero estaban en la habitación del primero. Cuadros con algún que otro trébol de cuatro hojas enmarcados junto a las fotos de ellos seis anteriormente era destacable.

Lirios, rosas, girasoles... Cientos de flores iban a darle la bienvenida, asfixiando los pulmones de los chicos por un rico olor que desprendían las mismas. Basil se arrastró sobre su cuarto, pareciendo contento con la distribución y la bienvenida que le daban sus queridas plantas reposando en las macetas.

- Bienvenidos a mí cuarto. Hace tiempo que no la ven, ¿verdad? -. Sunny tarareó en respuesta. No recordaba, o al menos no podía tener un recuerdo ciertamente presente de su cuarto. Era grande, pero no tanto como la habitación suya en la ciudad. Era un poco más pequeña.

- ¡Este lugar es increíble, Basil! -. Rodeando su brazo sobre el hombro del florista, Kel reconoció con una animada actitud.

- Hey, Basil, ¿no era... peligroso dormir con tantas flores? -. Basil parpadeó confuso ante el mayor del grupo. Levantó las manos con nerviosismo. - A-Al menos leí eso en un periódico hace tiempo -.

- Eh, bueno, no. Dicen que es peligroso porque expulsan dióxido de carbono y respiran el oxígeno. El oxígeno no es un problema real, ya que no nos quitan lo suficiente como para matarnos, y tampoco expulsan el dióxido de carbono suficiente para que podamos morirnos realmente... Creo que esa es una respuesta, ¿quizás? -. Basil se encogió de hombros perezosamente, restándole importancia. - Dormí toda mí vida con las plantas, y sigo vivo. Esa noticia es mentira, Hero -.

Hero pareció entender el punto de Basil, aunque ligeramente inseguro con ello. De todas formas, si el chico había dormido casi enteramente su vida de esta forma, no debía de hacer una escena de preocupación que terminaría cayendo en una falsa alarma por creer en noticias falsas o mitos inventados.

Kel se cernio sobre la cama de Basil, agitando los dos brazos. Era tan suave que podía hundirse y hacer una especie de ángel de nieve. El florista se rascó la mejilla.

- ¿Tan cómoda es? -. Kel afirmó positivamente con un asentimiento ligero. Hero y Basil se unieron. El mayor pareció entender lo que dijo su hermanito, pero al florista le pareció lo más normal del mundo.

Si fuese Sunny, quién calificaba las camas de los demás al entrar a sus casas, probablemente a esta le pondría un siete o un cuarto. El dúo con raíces latinas tendrían que darle un diez.

Ahora que lo piensa, esa faceta de Sunny se perdió eventualmente con el pasar del tiempo. Una pena.

- Oigan, ¿dónde se fue Sunny? -. Cuál sombra siendo alumbrada por una linterna, se desvaneció tan silenciosamente que ninguno de ellos lo notaron.

- Seguramente con Aubrey, aunque no importa ahora... Dios, esta cama es un copo de nieve~ -. Tarareó en confirmación Hero.

Ahora tenía que lidiar con dos hermanos obsesionados con su cama. Dios se apiade de él.

.

.

.

- Veo que ha recibido un muy buen cuidado, Polly -. La cuidadora de Basil, Polly, sonrió desde la cocina ante las palabras tan motivadoras de la ex-delincuente.

- ¡Gracias! Hicimos lo mejor que pudimos con Basil. Me alegra saber que dió frutos -. Aubrey asintió en confirmación, mientras el conejito se retorcía en el suelo, siendo víctima de la gran cantidad de caricias y cariño que recibía.

Los conejos no era especialmente como los gatos domésticos. Uno tiene un hambre implacable de sentir cariño en todo momento y, si te pasas de cariñosa, te muerde. Los conejos, en cambio, son la mierda más tierna y linda del mundo. Tienen cuidados ciertamente más básicos, aunque la comida es un poco cara. Sin embargo, tener un conejito como Bun-Bun era lo mejor del mundo.

... Aunque un pequeño erizo de mascota no estaría nada mal tampoco. Pero ella siempre eligiría a los conejos por encima de los gatos, aunque le gusten los dos.

Aubrey se sobresaltó cuando sintió un suave pero frío toque en su hombro. Deslizó los ojos llenos de curiosidad, y divisó a Sunny en su campo de visión. Suponiendo lo que su amigo e interés amoroso quería seguramente, hizo un lugar a su lado. Sunny asintió y se sentó a su costado, cruzando sus piernas.

- ¿Están las cosas aburridas allí? -.

- Se tiraron en la cama de Basil. No había lugar y el olor de las flores me hizo sentir raro en mí naríz. Era un fuerte olor -. No era desagradable, pero un olor tan dulce y fuerte podría llegar a causar algo malo en la nariz.

- Oh, entiendo... -

Un silencio ciertamente cómodo se alzó entre el dúo enamorado. Una lo tenía más claro que el otro, aunque el que menos sentía, probablemente veía algo en la chica. El conejo, regocijándose en el suelo felizmente, insistó a Aubrey que siguiera rascando su estómago.

Aubrey... Estaba ciertamente feliz. Sunny no podía evitar no mirarla. Ese cabello chicle se ondeaba por algún que otro brusco movimiento de sus brazos y manos que Bun-Bun recibía a gusto, disfrutando del afecto físico que demostraba la chica.

Sus ojos, que aunque fuesen lentes de contacto, le daban un toque más de delincuente juvenil. No iba a decir que NO le gustaba eso, porque la hacían ver muy bien.

Su corazón dió un vuelco cuando ella le sonrió, contenta por estar todos reunidos...

Desde que ella había estado cuidando su pobre y huesudo trasero, se sintió una experiencia más tranquila junto a ella. Aún le dolía un poco los golpes que le había dado en el hospital por decir la verdad. Claro, le dolían de manera metafórica, más ya no física. Pero debía de admitir algo, y es que ella lo cuidó como toda una amiga que estaría preocupado por su mejor amigo.

... Sin embargo, en el hospital, él también empezó a desarrollar y experimentar con cosas en su interior.

Como el sentimiento de mariposas en su estómago. No es que se hubiera comido una. Simplemente, así se manifestaba el amor. No le era una experiencia ni sentimiento ajeno, ya que siempre le gustó Aubrey cuando la conoció.

Aún recuerda cuando Basil se burló de él por ver su foto en un impermeable rosa con tanta insistencia. En ese tiempo era relativamente obvio lo que sentía, sólo que ella ni Kel se dieron cuenta. Al menos, eso supuso.

...

Pero cuando todo eso pasó, simplemente se encerró y evadió los problemas. Se resignó a salir y abrirse incluso con su madre. Dios, estaba tan mal...

El sentimiento que tenía por Aubrey, alguna vez, se había quedado sepultado bajo toneladas de peso imaginativo que Sunny tenía. Para ser creativo era lo mejor en ese apartado, pero nada más destacable. Cuando la vió por tanto tiempo después, cuatro años para ser exactos, se veía tan... fuera de lugar todo...

Sabía que, en el fondo, seguía siendo la misma Aubrey llorona que amaba las películas de SweetHeart y a Disney con sus cuentos de príncipes y princesas.

Dió igual si lo denigró.
Dió igual si los amenazó.
Dió igual si pelearon.
Dió igual si ella lo golpeó repetidas veces...

Cuando tuvo ese "accidente", ella fue la única que se prestó a ayudarlo verdaderamente a mejorar en aquél hospital, tan aburrido por dentro y con un sentimiento constante de peligro por todos lados.

Tenía sus razones, sí, pero una cosa no quita la otra, y es que ella daba todo de sí para poder cuidarlo lo mejor que podía. Se parecía a Polly en ese sentido; Aubrey era una Polly delincuente.

Divertido cuánto menos.

- ¿Hey, Sun? -. ¿Sun? ¿Qué clase de apellido tan... bonito era ese? El mencionado solamente se giró hacia la chica. La misma miró con sus dos ojos a Bun-Bun.

El conejo, en cuestión, se encontraba sentado frente a Sunny. Claramente, quería una muestra de afecto proveniente de él, y no iba a negar que quería acariciarlo.

Dudó con algunos movimientos de su cabeza, aunque Aubrey le dió un pulgar para arriba, ciertamente con ganas. Sunny solo pudo mirarla por unos segundos, antes de que esta sonriera.

Su corazón latió.

¿Por qué se veía tan tierna...?

No, espera, hay preguntas mejores. ¿Por qué las chicas con problemas de casa y con poco acceso económico eran mayormente más atractivas? No tenía sentido.

Quizás vió el patrón ocultó de Dios... O solamente tuvo suerte.

Con cierta duda ante la accesible de Aubrey, movió sus dedos con cierto desdén por el pelaje del conejo. Nunca acarició uno, pero tampoco era lo más impresionante del mundo. El conejo restregó su cabeza contra la no tan pálida mano del chico.

Un ligero cosquilleo caluroso invadió sus mejillas cual migajas. Un rubor adornó su rostro mientras tomaba al conejo entre sus brazos con calma y cuidado. Lo acarició y jugueteó con el mismo, quién saltaba tan alto como Kel intentando imitar a un basquetbolista profesional al meter la pelota en el aro.

Oficialmente, Sunny amaba a los conejos.

Aubrey vió enternecida la escena, y su corazón pareció haberse derretido en caramelo.

La mirada curiosidad y juguetona de Sunny le alegró aún más la tarde. El chico Suzuki ciertamente se ponía cariñoso con los animales, ya sean gatos, perros y ahora conejos. De hecho, Sunny ERA un maldito gato. Siempre observando todo con curiosidad y haciendo un poco de tonterías a menudo, pero era tan tierno...

Bun-Bun se quedó acurrucado en el regazo de Sunny y se acostó hecho un ovillo. Sunny no dudo en acariciar su pelaje tan suave. Los dos adolescentes se miraron y se rieron en silencio.

Sunny observó a Aubrey, sonriente, mientras que su corazón simplemente palpitaba más rápido...

Puede ser que se haya enamorado otra vez de la misma chica. Nunca fue bueno con los sentimientos, pero ESE en específico, lo conocía de primera mano...

Era un hecho de que amaba a Aubrey.

...

Los dos habían olvidado que una Polly los miraba, con una sonrisa desde la cocina.

Eran unos jóvenes tan densos y obvios... Se dió cuenta al instante de que los dos se gustaban.

Que dios los apiade.

.

.

.

- ¡Kel, saca la cabeza de la ventanilla! -. Hero ordenó. Cual perro, el hermano menor observaba la gran carretera mientras que el aire golpeaba en su rostro y mecía su cabello.

- Oh, vamos... -.

Luego de obtener la afirmativa de Polly y los padres de Rodríguez, el grupo pudo ir a la ciudad dónde vivía Sunny. Tuvieron que dejar a Sally con Polly para que la cuide, pero no iba a ser un problema realmente grave cuidarla.

La pandilla iba en el mismo vehículo que Hero usaba todo el tiempo. Basil, Sunny y Aubrey iban en la parte trasera, mientras que Kel iba de co-piloto.

Mientras que los de adelante discutían silenciosamente entre mirada, con un Kel aferrándose a la negativa de querer dejar de sacar la cabeza de la ventana, Basil miró pasar la vegetación por el camino.

Todo pasaba tan rápido... Diablos, desearía tener su cámara en momentos como estos. No la llevó porque le faltaba un rollo para poder sacar más fotos. Se giró para intentar hablar con él dúo enamorado, pero se detuvo con una sonrisa.

Ya parecía costumbre, pero ambos se durmieron pegados nuevamente. ¿Era una especie de broma universal que los hacía dormir siempre codo con codo en el mismo lugar probablemente? Era una posibilidad bastante probable.

Aubrey se encontraba recostada en el horno derecho de Sunny, mientras caía un poco su cabello sobre sus hombros. Sunny fue la misma historia, sólo que descansaba ubicando su cabeza encima de la de Aubrey. Eran dos tontos enamorados pero muy densos para admitirlo, pensó Basil.

- Duermen bien estos dos -. Kel interrumpió la pequeña disputa por el adueñamiento de la ventanilla con Hero. Por el retrovisor, los observó sonriente.

- Sí... Kel, rápido, abra la guantera -. Acatando la órden, sacó una cámara polaroid de su interior. Sin quitar la vista del camino, dió la entrega al florista de atrás. - Tomales una foto, amigo. Eres mejor fotógrafo que yo. Y tengo los ojos ocupados aquí -.

- ¿De dónde sacaste tú una cámara tan buena y con rollo de sobra? -. Preguntó Kel, ciertamente confundido.

- Se la regalé un día. Ciertamente, olvidé que lo había hecho. De todas formas, gracias antíguo yo -. Tarareó en respuesta.

Colocándose en una posición favorable, la cámara pudo sacar la foto sin mayor inconveniente a pesar del flash. Sacó su jugoso premio, sólo para ver allí la foto completa.

La enmarcaría en un maldito cuadro.

Basil sonrió para sus adentros. Una foto más para molestar a Sunny con su enamoramiento. Era bueno volver casi a los viejos tiempos.

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top