Capítulo 41: Bagel
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Basil recordaba aún de manera fluida ese día. En ese entonces veía muy estresado a Sunny por la práctica para el recital que tenía con Mari. Si bien no se lo dijo de manera explícita, sabía cómo se sentía. Era su mejor amigo a fin de cuentas, y no saber lo que pasaba no le iba a ser difícil. Era una conexión intuitiva más que otra cosa.
Aubrey también lo notaba extraño. Recuerda una ocasión en la que ellos dos estaban hablando en los columpios aunque bueno, era ella quien hablaba, Sunny escuchaba. Recuerda que no se sostenía a las cadenas de los columpios. Era como si le ardiera al poco tiempo o algo similar.
Ella obviamente se había preocupado por ello, pero Sunny le afirmó que estaba bien. No era un misterio que Sunny mentía mucho para no preocupar a los demás, y eso mismo le preocupaba a Basil.
¿Mentiría toda su vida solamente para ocultar el dolor, estrés o similares con tal de que ellos pudieran sólo ver una cara de la moneda? A Basil no le parecía para nada bien esa decisión. Era egoísta y lo haría ocultar muchas cosas... Cuestionables cuanto menos.
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Era el día del recital. Faltaban unas cinco horas en total y Basil se arreglaba en su cuarto. No era la hora acordada para ir a dirección al recital, así que no era plenamente necesario ponerse el traje ahora mismo. Sus ojos divagaron por la habitación. Su cámara polaroid pasó por sus delicadas manos y buscó algo para fotografiar. La noche iba cayendo más por el borde del mundo dejando un gran atardecer. El sol y la luna danzaban en el cielo, compartiendo sus dos circunferencias a la vez.
Sus ojos se posaron sobre la ventana. Ninguna oruga, ningún caracol, pájaro, gusano, planta... Nada. No había nada para poder fotografiar y tenerlo de recuerdo. Hero y Kel seguramente estaban igual de aburridos como él, al menos por el apartado del héroe. Kel era mucho más impaciente que cualquiera. Esperar nunca había sido el fuerte de nadie, y tampoco lo iba a ser de él.
Una idea sobrevoló por su cabeza. ¿Y si iba a visitar a Sunny y Mari? Era una buena idea. Si bien era probable que pudiera interrumpirlos en plena práctica, quizás podría tener un adelanto V.I.P en su dueto. Además, una foto para la ocasión de ambos tocando juntos en un ensayo sería demasiado bonito.
Poniéndose de pie sintió un ligero mareo. No era buena idea estar mucho tiempo acostado sin hacer nada. Al recomponerse, salió de su cuarto y se dirigió hacia la puerta principal. Una voz lo detuvo.
- ¿A dónde vas, Basil? -. Preguntó su abuela. Si bien era la madre de su madre, la consideraba... Eh, bueno, su madre. Su familia nunca lo consideró un hijo y lo dejaron vivir con ella a los siete años. Fueron de los mejores años que tuvo el vivir aquí.
- Voy a visitar a Sunny y Mari, abuela -. Basil sonrió como habitualmente lo hacía. A pesar de que fuera un poco raro en general en la escuela, él nunca paró de ser feliz. Su abuela sonrió, contenta.
- Oh, ya veo. Bueno, te deseo suerte. Mira a ambos lados al cruzar la calle y cuídate, ¿está bien? -. Basil asintió. Su abuela siempre fue muy protectora con él y lo apreciaba ferozmente.
¡Era como una verdadera madre para él en ese momento! Claro, no en el sentido literal de la palabra, compartían línea sanguínea a lo sumo, pero de todas formas, era una figura materna bastante querible.
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La casa de Mari y Sunny siempre le dió mala espina. No solo por el hecho de que fuera... Eh, un poco más grande que la suya, si no por el hecho de que era un poco siniestra y rara. La casa de Hero y Kel se parecía un poco, sí, pero en ninguna casa tenías que subir unas escaleras para ir al baño o a los cuartos. Era jodidamente rara.
No le tomó mucha importancia. Se acercó al porche de la casa y quiso tocar la puerta. El viento sopló y la misma se movió, indicando que entrara allí. Raro, la puerta de aquí siempre tenía que estar cerrada la mayor parte del tiempo.
Bueno, cosas.
Esperaba que Mari no lo regañara por entrar sin permiso, pero en su defensa, la puerta estaba abierta.
Todo estaba un poco silencioso, aunque escuchó un poco de bulla por las escaleras. Le extrañó el hecho de que no hubiera ningún piano o violín sonando, dejando su perfecta combinación fluir con el entorno. Bueno, no era importante, pensó.
Se iba a acercar e ir a la habitación del piano, pero voces llenaron sus oídos. Era Mari. Sonaba furiosa. También pudo captar por el rabillo del ojo un objeto con sus hilos desbordando por el suelo junto a la quebradiza forma del objeto en cuestión. No sabía bien que era. No había mucha luz.
- ¡¡Eso era un regalo por el cual trabajamos mucho, Sunny!! -. Mari sonaba molesta, decepcionada y desesperada. Basil se asomó por el marco de la puerta de la sala. Mewo se encontraba durmiendo en el sofá. Gato vago, duerme y no ayuda en nada.
- ... -. Sunny se quedó callado, enfrentando a su hermana con una mirada visual ciertamente estresante.
- ¿No vas a hablar? -. Mari bufó, molesta. - ¡Al menos puedes decirme la razón! ¡Sunny, faltan cinco horas, cinco, para el recital y...! -. Le costó decirlo. Un nudo en su garganta se formó. - ¡Jodiste todo por un berrinche! ¡Mira lo que hiciste! -. Apuntó al objeto desconocido en cuestión. Basil no sabía que era ese objeto. Nunca especificó qué rompió, pero podía suponerlo.
Durante el año anterior, Mari, Hero, él, Kel y Aubrey se esforzaron demasiado para comprar un violín para Sunny. Mari lo recomendó, ya que era bueno con el piano, así que tendría que haber sido bastante bueno tocando cualquier otro instrumento. Sunny tenía demasiadas expectativas por Mari, su familia y ellos. Entendía el estrés por el que pasaba.
No le importaba que lo rompiera, era algo material, algo reemplazable. Además, los cinco se la pasaron bien reuniendo el dinero en secreto. No era para tanto... Claro, si no tomábamos en cuenta el hecho de que el recital estaba a la vuelta de la esquina. Eso sí era jodido. Pudo romperlo cuando se acabara.
- ... -. Sunny hizo silencio nuevamente. Se quiso ir, dirigiéndose al baño, probablemente para encerrarse.
- ¡No, tú no te vas de aquí! -. Mari empujó a Sunny para atrás, haciendo que Sunny tambaleara hasta su lugar de antes. Estaban muy cerca del borde de la escalera.
Basil intentaría interrumpir, claro, si no fuese porque su cuerpo y garganta se lo impedían. Siempre que había una discusión se le dificultaba poder interrumpir, y más si Sunny se metía en la misma. Se sentía nervioso.
- ¡...! -. El instinto humano es simple. Cuando alguien nos golpea, empuja, insulta, o cualquier derivado es justificación suficiente para devolverla con la misma o más potencia.
Sunny lo hizo. Empujó a Mari con la mínima fuerza que podía hacer por su físico no tan bueno. Mari casi no se movió del lugar, pero la que sí lo hizo fue su pierna mala. La misma perdió el equilibrio y Mari empezó a sentir que volaba.
Luego, volvió a la realidad.
- ¿Sunny...? -. Unas palabras de confusión fueron sus últimas palabras.
Cayó por cada maldito escalón. Bueno, no, de hecho no fue por cada escalón. Fue el primero de la segunda planta, el tercero, luego el octavo, doceavo, vigésimo...
Su cabeza chocó duramente contra el suelo, siendo aún más duro el golpe debido a que el violín amplió el daño de su cráneo. Su cabello se juntó con los hilos del violín y partes de madera del mismo rasparon su piel, provocando lastimaduras y sangre caer sobre el violín destrozado en el suelo.
Basil quedó horrorizado por la escena. Se acercó a paso de pingüino hacia la ya muerta Mari. Su mirada fue para arriba. Sunny lo miraba. Luego miró sus manos y sus pupilas se dilataron. Bajó con estrepitosa prisa para revisar a Mari.
...
No recuerda mucho. Sus huellas se habían quedado impresas en la ropa blanquecina de Mari, haciendo que posiblemente sea cómplice del crímen. Estaba jodido mentalmente por toda la situación. Sunny no estaba mejor que él.
- losientolosientolosientolosientolosientolosientolosientolosientolosientolosientolosientolosiento -. No paraba de disculparse con Mari, aún sabiendo que la caída la mató de manera instantánea.
Basil sabía que él no iba a soportar mucho antes de tener un colapso mental. Sunny era alguien que no podía haber hecho esto queriendo hacerlo. Fue un accidente. Basil lo presenció de primera mano.
Miró a su mejor amigo en su momento más débil, sentado en el suelo al lado de la cama de Mari. Se sentía horrible, ¿por qué diablos hizo eso? Se decía así mismo.
Basil no podía soportar el verlo así de roto, culpandose por todo lo que acababa de ocurrir. Si los médicos vieran las huellas del acto o si Sunny era mandado a un reformatorio para menores y más tarde a la cárcel al cumplir la mayoría de edad, no aguantaría ni una semana. Sunny era demasiado bueno con todos para que estuviese en un lugar así de horrible. Tenía que proteger a su mejor amigo.
Se masticó las uñas del miedo, estrés y nerviosismo.
... Es ahí cuando la idea tan cuestionable cruzó por su mente. Era lo peor que se podía hacer en esa situación, pero debía de intentarlo...
- Sunny... T-Tengo un plan -.
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- Y ahí fue cuando decidiste colgarla, ¿verdad? -. Hero colocó una mano en su hombro. Basil parecía nervioso al contar eso desde su punto de vista. Era doloroso recordarlo.
- Sí... -. Basil sacudió la cabeza un poco para poder concentrarse. La imágen de Mari mirándolo con un ojo abierto lo seguía perturbando. Quizás no estaba tan muerta como ellos pensaban. - Tenía miedo... Miedo a que culparan a Sunny de todo y que algo le pasara. Tenía que protegerlo de algún modo -.
- Y elegiste el método más asqueroso que he presenciado -. Hero lo miró.
- ... Lo sé... -. Basil se acarició el brazo, con molestia. Aún le incomodaba la decisión que eligió.
- Podrías haber llamado al 911 antes, o inclusive a nosotros... Aunque creo que llamarme sería la opción menos viable. Mí yo de esa época no iría a reaccionar muy bien al saber que Sunny hizo eso. Crecer y entender que lo que ustedes hicieron fue para protegerse es algo que admiro, y también supe algunas cosas mientras crecí... Pero cuando se trata de un asesinato, ya sea consciente o no, hay que decirlo y confesarlo a las autoridades o paramédicos. No es bueno vivir aguantando una verdad tan cruda como esa, Basil -.
- ... -. Basil se encogió en en sofá. Tenía ganas de llorar.
- ... No me malentiendas, estuvo mal, sí, pero si bien lo hiciste para cuidar a Sunny, no puedo decir que hiciste realmente lo correcto o algo producente para ayudar a Sunny. Al contrario, lo traumaste más de lo que debería de haberlo estado -. Hero le dió un par de palmadas en la espalda. - Al principio quería denunciarlos a las autoridades, pero... Simplemente no podía. Fue un accidente, y lo entiendo... -. Hero miró por la ventana.
La vista de una Aubrey cómoda con un Sunny adormilado le hizo soltar una sonrisa genuina en bastante tiempo.
- Además, están empezando con su futuro, a seguir su propio rumbo. Ya sufrieron mucho. No quiero hacer que sufran más de la cuenta. Guardaron tanto dentro de ustedes por tanto tiempo... -. Acarició la espalda de Basil. - No niego que me sentí culpable por la muerte de Mari. Sentí que hice algo mal y por eso ella había tomado esa decisión, pero al saber que ustedes lo hicieron sentí un enojo indescriptible al primer segundo... A los meses, empecé a dudar de que cosas no cuadraban. Ya no sabía si perdonarlos o no hacerlo. Al final, esa herida sigue sin cicatrizar bien... Sin embargo Sunny me hizo darme cuenta de que ustedes dos sufrieron, más que yo, un tonto adulto que lloró por la muerte de alguien y ahora llora porque le obligan a estudiar la anatomía humana -.
Basil y Hero se rieron un poco. El último sonrió amargamente.
- ... Sólo puedo decir que ustedes dos me tienen más que orgulloso -.
- ¿Orgulloso? -. Preguntó con los ojos levemente cristalizados.
- Sí, como Kel o Aubrey. Ustedes dos pudieron avanzar y seguir con sus vidas incluso sabiendo todo lo que hicieron. Si bien es seguro que no estabas de acuerdo conque Sunny te encubriera como tú lo hiciste con él, al final del día, pudieron seguir adelante. Estoy seguro de que un buen futuro les espera. Yo los perdono a ambos, Basil. Quería que tuvieras eso en cuenta -.
Basil sintió que un gran peso salió de su espalda. Hero lo abrazo un poco, y él correspondió al mismo. Se sintió mejor que nunca al contar algo que lo estuvo atormentando por tanto... Irónico. Él encubrió a Sunny y sufrió, tratando de no contar la verdad. Luego, Sunny lo encubrió a él y también sufrió, pensando que no merecía la vida que Sunny le había dado en Faraway, mintiendo sobre la verdad.
Ahora se sentía libre...
Sin culpa alguna...
El abrazo se rompió lentamente. No pudo llorar, pero ya lo haría en otro momento. Hero le sonrió y le revolvió el cabello.
- Oye, creo que tengo un par de bagels, ¿quieres uno? -. Preguntó con cierta gracia. Basil puso los ojos en blanco.
- Ja, ja, ja, qué gracioso... Quiero uno -.
- ¡Je, ese es el espíritu! -. El hermano mayor se levantó del sofá y se dirigió a la cocina.
Basil sintió que las cosas mejoraban para la pandilla.
...
- ¿¡Dónde están esas bolsas para dormir?! -. Exclamó Kel, mientras buscaba con Polly las mismas.
Que casa tan complicada para buscar las cosas que quería. ¡Odiaba lo ordenado que era todo! Así nunca encontraría nada.
Pobre Kel.
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