Capítulo 3: Trastorno de identidad. ( 2/2)
.
.
.
[ ¿Qué debería hacer Omori? ].
.
.
.
Un rápido vistazo a el vehículo de la madre Suzuki fue lo primero que hizo Omori quien usaba el cuerpo del soñador. Fijó rápidamente su vista a sus manos y las apretó, sintiendo la fría sensación de su piel recorrer en su blanquecino y esquelético cuerpo. El crujir de los huesos, llorando por la presión que se les ejerció resonó en sus oídos.
Omori miró la puerta del vehículo y luego de la ventanilla del mismo. La madre del soñador estaba hablando con un hombre, una persona que tenía las siglas de "mudanza" en su espalda visiblemente mal enmarcado.
- Seguro cobran el doble -. Dijo Omori en voz alta. Suerte que no lo escucharon. Omori, extrañado, se llevó una mano a los labios sin saber por qué dijo eso. Claro, el soñador podía pensar, él no.
No pensó mucho en eso ya que, bueno, no podía. Era una sensación incómoda totalmente grande y complicada cuando se turnen, pero no podía quejarse, no es como si fuese la culpa del soñador, ni la de nadie en general. Omori se cuestionó un poco, mirando su reflejo por el retrovisor.
Su cabello estaba desarreglado y grasiento, cómo siempre lo ha estado tanto en el HeadSpace como en la vida real. Sus vendas eran un completo recordatorio de lo que aconteció en la casa de Basil. Su vestimenta seguía siendo la misma de siempre, sin cambios notables por todo su cuerpo, solo siendo destacable algunas partes con vendajes. No sintió el dolor del soñador, del cómo la posible arma oxidada atravesaba su glóbulo ocular y lo destrozaba totalmente. No le importó, así que siguió viendo su reflejo; algo no estaba tan bien como se veía el soñador en su burbuja mental. Su ojo no tenía vida alguna. Era un vacío infinito, sin profundidad, propósito, sentimiento..., no había vida.
Omori solo parpadeó con su ojo disponible y no detrás de una venda, imposibilitando ver el resto de su alrededor. Al notar que los hombre de la mudanza se iban, abrió la puerta del vehículo de transporte y se acercó a su madre. No era importante resaltarlo, pero tenía un abrigo, así que hacía frío, supuso.
- ¡Oh, Sunny, despertaste! -. La madre dijo, con aparente felicidad en sus palabras y con una sonrisa un tanto cansada.
El soñador tuvo que pasar por mucho y ahora estaba aquí, con su madre a la cuál el soñador no vió en tanto tiempo en persona. Tendría nuevos vecinos al ser un hotel, supuso. Era humilde, no tan alto por si a alguien le daba vértigo o un ataque cardíaco por la altura del lugar, pudo suponer. Omori asintió con la cabeza a lo que dijo la madre del soñador.
- Eso es bueno. Mira, como este lugar es nuevo para ti, te diría que saludaramos a los vecinos pero... -. La señora Suzuki dió un bostezo notablemente alto y, seguramente, fingido - Es bastante tarde, ¿no crees? -.
Omori miró a el horizonte entre grandes edificios quienes tapaban ciertamente un poco la gran estrella del sistema solar dónde habitaba la raza humana. Aquella esfera de fuego no estaba, pero el cielo desplegaba un anaranjado con tonos oscuros y hermoso horizonte, siendo un claro indicio de el anochecer de la ciudad, además de los faros encendiendose e iluminando las calles, dónde posiblemente algún que otro traficante raro, asesino, furro, fetichista o demás cosas caminaran frente a su edificio donde viviría.
Omori asintió, fingiendo un bostezo al igual que su madre. Si bien había dormido antes, el soñador era eso, "el soñador", así que debía dormir más de lo normal y no sería mucha sorpresa para su propia madre. La señora Suzuki solo se rió, cayendo notablemente ante el engaño de Omori.
- Noto que los viejos ámbitos no mueren, ¿eh? -. Una sensación de nostalgia invadió a la madre soltera, quien solo negó suavemente con la cabeza. - Ven, Sunny, vamos a nuestro departamento -. Ella le tendió la mano.
Omori miró la mano de aquella madre soltera fijamente, para luego mirar de reojo al suelo. "Algo" lo veía fijamente, pero no lo intimidaba en lo más mínimo. Él había torturado al soñador tantas veces con la imágen de Mari siendo colgada en un árbol que ya se sabía todo como la palma de su mano... ¿Podría considerar la palma del cuerpo del soñador como la suya propia? Es decir, Omori era una representación/creación de Sunny hecha para no dejar que la verdad saliera a la luz, y usó al él de 12 años para crearlo. Físicamente, eran la misma persona, pero en todo lo demás no. ¿Se podría considerar la palma del soñador la suya propia...? Bah, no importaba ahora.
Sin rechistar en ningún solo momento, tomó la mano de la madre del soñador y se dirigieron directamente a el edificio donde se quedaría a vivir, mayormente, hasta que se graduara o alguna otra cosa por el estilo. Él y ella se adentraron en el edificio, notando a algún que otro trabajador al que los encargados saludaron, como una total conocida del lugar, pero parecía que no notaron a "Sunny" quien iba de la mano con la señora.
- ... Bien -. Omori soltó de manera baja. En serio, tenía que dejar de querer pensar en algo, sabiendo que no podía hacerlo. Si lo inscriban a una escuela al soñador, siendo lo más probable luego de un tutor privado, ni loco haría una prueba de alguna materia rara.
- ¿Dijiste algo, Sun? -.
Omori negó con la cabeza casi al instante. Esta, con una sonrisa aún en su rostro, solo respondió afirmativamente con la cabeza y siguieron su curso. No había mantenimiento en el ascensor así que tenían que usar en las escaleras.
El soñador no era alguien quien se ejercitara a menudo... No, de hecho, nunca lo hacía de manera personal, en casa o por su salud, solo lo hacía en educación física y nada más. Omori casi maldice en voz alta, pero se detuvo y miró a la madre soltera, mientras subían las escaleras. Poco a poco, sentía sus piernas un poco más cansadas.
Odiaba esto.
.
.
.
Habían llegado a la planta. Era doloroso sentir como sus piernas usaban la mayoría de su nula y poca resistencia de palo humanoide sin nutrientes notables. Aún tomando de la mano de su madre, no detuvieron el paso. Omori quería decirle, pero simplemente su cuerpo se lo impedía. El soñador debería de tener alguna especie de cosa insertada en el cuerpo, que impidiese pedir cosas a la gente, supuso Omori. No era lógico, lo sabía, pero no le importaba ya que necesitaba una justificación para eso sí o sí.
Omori sintió que el ojo le picaba un poco, pero no supo por qué. La sensación de tener una venda que parecía más un parche pirata bloqueando la visión notablemente era un asco, e incómodo como la mierda; el soñador la tendrá muy difícil con su nueva vida. Suerte que no se trajo el cuchillo de bistec ya que Kel se lo había arrebatado cuando el soñador apuñaló a la Aubrey del mundo real. Ah, sí, que recuerdos...
No se dió cuenta hasta que se detuvo su madre de que ya habían llegado al destino acordado. El jóven con problemas y trastornos miró el número de la puerta en la que vivirían y se acordaría para no equivocarse de puerta y que le abriese un testigo de Jehová. O un emo, no sabía que sería peor entre esas dos cosas.
143. Huh, número extraño para tener en cuenta de que estaban en el segundo piso. La madre del soñador fue la primera en entrar, y Omori iba a entrar en unos segundos.
...
Omori, por el rabillo del ojo, notó a un chico, quizás de su edad. No importaba, lo que resaltaba es que se parecía demasiado a cierto rubio que saca ojos con unas pinzas de jardinería sin problema. Lo que lo destacaba era que vestía de manera normal y para la época, 1997, siendo mucho mejor de lo que él tenía. Su cabello oscuro era su principal factor determinante para decir que él no era un Basil 2.0.
Interesante.
...
Omori entró a la casa, para darse cuenta de las cajas que estaban en el suelo sin abrir, por supuesto, dejando todo el trabajo duro para la madre del soñador y para él, aunque seguramente lo haría todo la señora, él no se sentiría bien sin ayudarla ya que también sería, de manera rara, su madre aunque no quisiera ser su segundo hijo que es creado principalmente por la conciencia de su hijo biológico y que lo torturó mentalmente con la imágen de la hermana que él mismo mató y colgó en el patio de su casa junto a Basil para hacerlo pasar como un suicidio... Sí, no quería eso.
... Un momento, si esto lo tuviera que desempacar se rompería la espalda en 857.295 partes microscópicamente distintas.
- Ten piedad... -. Omori susurró, alejado levemente de la madre.
- Bien... Vayamos a descansar, mañana lo desempacaremos todo -.
Oh, eso es conveniente. No es como si hubieran muchas ganas de desempacar todo y dar una linda imágen entre madre e hijo...
- Sí, mejor iría que irse a dormir -. Susurró para sí mismo Omori.
La madre del soñador asintió y entró a su cuarto, siendo la segunda única puerta de un pasillo minúsculo. Suponía que la del frente sería la suya, y que el baño sería esa puerta que no estaba colocada aún en el marco de aquella puerta al lado de la sala de estar. Era ciertamente espacioso, pero no era lo mejor del mundo.
Omori se acercó a la puerta de su habitación y entró. Su cómoda y suave cama que catalogó el soñador con un sólido y profundo 10 sobre 10, lo llamaba incesante para que se acostara en ella. Omori, sin pensarlo, se acostó en la misma, hundiendo su cara en la almohada y quedándose dormido, en los brazos acunadores de los sueños...
.
.
.
[ Omori lideró a Sunny ].
.
.
.
Sunny se despertó forzadamente y se sentó, desconcertado y sin saber lo que ocurría; estaba desorientado con su alrededor. Miró al suelo, buscando algún rastro de los ojos del "Algo" que siempre lo acechaba, pero no había nada más que un rechinante y refinado suelo de madera caoba. Se tocó la cabeza, pero estaba intacta y en su forma normal, como el quería que fuese...
- ¿Qué demonios...? -. Preguntó al aire, siendo solo respondido por el silencio, y las ligeras e imperceptibles bocinas de los vehículos, viendo quien pasaría primero que el otro vehículo.
Esto sería una vida difícil.
.
.
.
[ ¡Omori tiene un objetivo! ].
[ Ayudar y proteger al soñador ].
[ Un nuevo propósito es dado, a partir de una rara posesión ].
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top