Capítulo 27: Ascendiendo ( 11/11)
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Ver una película con alguien no era malo a veces, podía llegar a ser muy divertido. Rowan se encontraba con Sunny, degustando de ver una película con él. Habían pasado algunos meses desde que se conocieron y habían entablado una gran amistad para la sorpresa y desconcierto de su hermana. Rowan pasaba bastante pegado a su compañero tanto, que podrían empezar a decirle que salió del armario. Era muy unido a él pero no de una forma rara o enfermiza, era algo más sano que dañino para ambos.
- Sweetheart no sacaba tan malas películas desde hace un tiempo. Al menos que yo pueda recordar -. Comentó Rowan, cruzado de brazos mientras daba sus comentarios a tan mediocre cinematografía.
- Sí. Puede ser -. Omori habló mientras Sunny dormía tranquilamente en su paraíso. La película le había aburrido tanto que se durmió al instante.
No había pasado mucho tiempo desde que se conocieron y él, muy a su sorpresa, le comentó ciertos problemas por lo que pasaba a menudo; principalmente un cambio de personalidad cuando él se dormía o ocurría otro hecho que cambiaba su personalidad. Se dice llamar Omori, como la famosa marca de pianos en la ciudad. Era raro, pero no era tan mal nombre bajo su experiencia de nombres horribles. Además y aparte a ello, le comentó del por qué estaba allí; sus amigos lo habían vapuleado y se mudaron para mejores oportunidades. ¿Qué clase de amigos vapulean a alguien? Obviamente obviaba detalles desconocidos para Rowan en ese momento, pero no se daba mucha cuenta.
- Hola chicos, ¿necesitan algo más? -. La madre Suzuki habló, contenta por ver que su hijo había hecho un gran amigo nuevo.
- No, gracias mamá -. Aunque no fuera Sunny, sabía cómo comportarse a medias como el Sunny original.
La madre de Sunny era alguien muy extrovertida, que le encantaba hacer cosas y se preocupaba mucho por Sunny y los amigos del mismo. Aunque hubieron casos raros dónde ella lo miraba con cierta tristeza, como si extrañara a algo o, más bien, a alguien con ellos. No se iba a meter más allá de lo que puedan contar.
- Estamos bien, señora Suzuki, gracias -.
Finalmente, la madre se retiró a su habitación para poder descansar y relajarse un rato. Era una fresca noche y ellos seguían viendo la tan dichosa película, llena de drama tan barato que haría ver a los Teletubbies como una magnus opus de la literatura moderna. En serio, ¿a quién le gustaría este drama tan malo?
- ¿A alguien le gusta esto? -. Preguntó sin ningún tono de broma, sabiendo que todo esta película era... bazofia.
- Ja, creo que no -. Omori era alguien simpático a veces, ¿quién lo diría?. - Bueno, iré al baño, no me tardo -. Levantando su huesudo cuerpo del sofá, se dirigió al baño para hacer sus necesidades.
El iba a seguir viendo la película, si tan solo el estúpido teléfono de su amigo no empezara a sonar de la nada. Por suerte, Omori no escuchó el tarareo de la llamada ( o al menos, eso suponía él ) y Rowan, con todo el cariño del universo condensado en la palma de su mano, agarró el teléfono.
Basil figuraba como el portador de la llamada. Sunny le había comentado esto hace unos días. No recibía llamadas por el momento de ellos ya que, bueno, era demasiado pronto para que lo perdonaran. Sunny había dicho que sus amigos lo habían golpeado, pero no específico quién sí lo hizo y quién no. ¡Basil debía de ser uno de esos amigos que los vapuleó! Tomando el teléfono con rabia, esperó a que la llamada terminara y, sin que se quisiera dar cuenta de que Sunny usaba ese teléfono móvil, borró el contacto de Basil y lo bloqueó.
Es más, no fue el único con el que hizo eso, ¡los demás también fueron bloqueados y eliminados! Nadie de ellos merecía decir un perdón o insultarlo a través de un rectángulo con pantalla y hecho de circuitos. Si querían resolverlo, debían de haberlo hecho antes y sin tantos problemas de por medio.
Pero esa no era la única razón por la que decidió el haber realizado esa acción. Si Sunny los perdonaba, lo más seguro es que volviera a su pérdida Farawaytown. De hecho no, no lo era, era una precipitación muy apresurada y grande, pero Rowan no quería ser abandonado nuevamente por su mejor amigo. Simplemente no quería que ocurriera de nuevo.
Ya satisfecho de su trabajo realizado, dejó el teléfono móvil en el pasamanos del sofá. Sus ojos se engancharon en la basura cinematográfica con poco interés a lo que pasaba detrás de la pantalla cuadrada como una caja de zapatos. Omori bajó del baño ya habiendo cumplido con gran efectividad sus necesidades privadas.
- Hey -. Saludó Rowan mirando, concentrado, el ñordo de película.
- Hola. ¿Llamaron a mí celular? Escuché una música cuando estaba en el baño -. Omori preguntó, ciertamente con una duda creciente en él.
Rowan pensaba que él había logrado que no pudiera oír el pitido tan molesto de llamada, pero no, lo oyó fuerte y claro. Maldijo en un bajo tono, a la vez que inventada alguna especie de excusa convincente.
- Oh, bueno, son estas nuevas empresas de servicios telefónicos. ¡Te llaman por lo que sea! -. Exclamó él joven Woods, a la vez que Omori parecía entender a lo que quería llegar.
- Qué raro, pensaba que solo llamaban a teléfonos que sean fijos. No sabía que también afectaban a este tipo de teléfonos -. Su sorpresa era real, a la par que una genuina muestra de confianza hacia Rowan.
¿Por qué no confiar en Rowan? Fue un gran compañero estos últimos días y era un dúo dinámico, que jamás se separaba. No le molestaba, al contrario, le gustaba que alguien le permitiera ser tan abierto como una persona jodidamente normal. Rowan se rió, con una leve sonrisa.
- Todos pensamos eso. Son unos pesados, pero seguro que ya no te llaman, los colgué y los mandé al demonio -.
- Oh, entiendo, muchas gracias Rowan -.
¿Estuvo bien lo que había hecho? No sabía, sólo quería hacerlo. Ellos lo iban a alejar de su lado, de su control y, por si fuera poco, se lo iban a quitar de su amistad. No quería que eso ocurriera otra vez, así que iba a mantenerlo consigo aunque sea lo último que él hiciera en vida.
Omori iba a hablar, pero sólo pudo salir un estruendoso sonido de un reloj sonando. Ese maldito reloj lo seguía hasta en sus sueños con ese pitido tan devastador para sus tímpanos.
Se acercó a Omori pesadamente, mientras el sonido de filtraba más por sus oídos. Ya frente a él, alzó su brazo y lo bajó cerrado en un puño...
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El sueño terminó. Golpeó de una manera tan fuerte su despertador que lo estropeó. Adiós pasado y hola triste presente. Fue bonito mientras había durado repasar su pasado, y ahí se dió cuenta del causante de sus problemas. Ya sabía que ese dúo de James y Michael eran un gran lío, pero no recordaba que lo eran tanto.
Miró sus pastillas para las alucinaciones. Dicen que tomarlas en exceso causaría un efecto tan dañino que podría matar a alguien con ella. Hm.
- Bueno, tengo una idea... Me voy a deshacer de esos dos, cueste lo que me cueste -.
La misión y decadencia empiezan ahora.
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