Capítulo 17: Ascendiendo ( 1/11)

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La vida de Rowan Woods siempre estuvo llena de tragedia y desgracia a su alrededor. Desde que nació en un hospital abandonado por Dios, tuvo que soportar el estrés de una madre y un padre muy jóvenes. Ambos, de 21 años, tuvieron relaciones sexuales antes de lo previsto y tuvieron un embarazo bastante repentino y sorpresivo. Al padre, aparentemente, se le había roto el condón desde aquél acto consumado y pareció afectarle. Aún no terminaban de estudiar sus carreras y ya eran padres. Si bien ambos estaban ciertamente estresados por eso, a los meses lograron adaptarse y superar el hecho de que su primer hijo fue un accidente.

Rowan "Ficus" Woods, nació una tormentosa noche en un hospital a las lejanías de su pueblo natal, exactamente un viernes 13 de Noviembre de 1981. Qué buen día para nacer, ¿no?

- ¿En serio? ¿Ficus? -. Se preguntó la madre de Rowan. A pesar de haber dado a luz hace unas semanas, aún conservaba su belleza. Un largo cabello desordenado y rubio la acompañaba junto a unos ojos marrones, como el tocón de una madera.

- Charlotte, nuestro hijo se llama "Rowan" como un árbol y "Woods" de apellido. ¿No crees que queda bien? -. Preguntó el hombre, ciertamente débil físicamente por no tener músculo visible, pero lo compensaba con su gran destreza mental. Su cabello oscuro y lentes le daban una pinta muy nerd.

- ¿No? Quiero decir, no necesito que los niños de afuera le digan"niño árbol" o algo parecido, Lorenzo -. El padre se encogió de hombros, mientras miraba a su pequeño descansar entre las mantas y no expulsando ningún llanto en lo absoluto. Desde que nació no lloró.

- Se va a llamar así y punto. No quiero discutir... al menos, no ahora -.

El padre se recostó en su silla, mientras suspiraba un poco. No esperaba tener un hijo tan pronto. Sí, lo tuvo con la mujer que amaba, ¿pero tan pronto? Cuando asimiló la noticia de que su mujer estaba embarazada, hizo lo que cualquier hombre con sentido común haría. Desmayarse. Lo había hecho con un preservativo para evitar esto específicamente, pero se rompió en medio del acto y no se dieron cuenta. Después de todo, en una pequeña gota de esperma hay millones que buscan al óvulo para fecundar. Una sola gota, y pum, adiós a los sueños y futuro que tenías planeado.

- ¿Crees que sea bueno tenerlo con nosotros? Quiero decir, yo aún necesito terminar mí carrera, y tú también lo necesitas. No ahora, pero más adelante -. Preguntó Lorenzo, mientras se mordía levemente la piel del dedo sin fuerza.

- ¡Es nuestro hijo así que, sí o sí, vamos a tenerlo con nosotros! -. Exclamó, con cierto toque de emoción, pero era más opacado por uno estresado. En el fondo amaba ser madre, pero no ahora. - ... Creo que sería buena idea dejarlos con mis padres. Son buenas personas -.

- Claro, démosle a nuestro hijo a tus padres que me apuntaron con una escopeta. Buena decisión -. Irónicamente sonrió con estrés. - Mis padres son tranquilos y no están tan viejos. Cuidar a otro unos años más no debe ser problema para ellos -.

- Depende del punto de vista de cada uno, pero estoy de acuerdo -.

Con ese plan ya acordado, los dos solo miraron a su hijo, Rowan, descansar tranquilamente en los brazos y la manta de su madre. La misma, tocó su cabeza calva con cariño, a la vez que el bebé dormía con tranquilidad.

Quizás el inicio no fue tan malo, ¿no?

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[ Sí, pero aún falta para el quiebre ].

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Pasaron muchos años, más en específico, unos cuatro años desde que Rowan fue cuidado por los padres de Lorenzo. Aunque tenían unos sesenta años, cuidaron de él como su propio hijo. Sí, Charlotte y Lorenzo lo iban a saludar y cuidar de vez en cuando, pero tenían que terminar su carrera para, por lo menos, tener un empleo en lo que soñaban y sabían que conseguirían el dinero suficiente para vivir los tres sin preocupaciones. Lindas expectativas prematuras.

Rowan ahora tenía unos cuatro años de edad. Sabía hablar, aunque era muy torpe aún a esa edad, pero eso no le importaba ni en lo más mínimo. Por esos años, lo único que deseaba y quería es agarrar un palo de un árbol que se cayó e imaginar que es una espada o algo similar. ¡Magia!

A las afueras de la casa, el chico se encontraba agitando un palo alargado de madera, mientras jugaba en un parque. Sus padres iban a ir hoy allí, pero prefirió jugar con niños desconocidos a las escondidas, ¡eso era definitivamente más entretenido que juntarse con los aburridos adultos!

- ¡Jaja, gané! -. Exclamó Rowan, saliendo de su escondite al ser el último en ser encontrado.

- Rayos, y yo pensando que había estado ahí -. Se lamentó un pequeño dos años más grande que Rowan.

- ¡Tranquilo, a la próxima podrás ganarme en esto! -. Dijo, mientras se reía con diversión.

- Fácil para ti, eres más pequeño y eso te da ventaja. Yo mido más y soy visible en cualquier lado -. Bufó, ciertamente molesto. Desearía tener cuatro años otra vez.

- James, deja de llorar, perdiste -. Se encogió de hombros, a la vez que lo miraba sin ganas de escuchar sus quejas. El denominado James, solo suspiró y miró hacia otro lado.

- Cómo sea. S-Solo porque eres mí mejor amigo te lo dejaré pasar -.

James era alguien muy raro. Nunca hablaba de más y se juntaba con gente que no era de su edad porque se llevaba mejor con ellos. Hace unos dos meses atras, hizo un pacto con él y otro amigo, Michael, para ser los tres, los mejores amigos en el mundo mundial. ¡Aunque James y Michael sean unos raros, eran mejor que no tener a nadie! Rowan estaba feliz de que ellos lo aceptaran en su grupo de amigos a pesar de la diferencia de edad y la brecha de mentalidades que tenían.

Rowan era un poco tonto ya que, bueno, aún creía que solo existía Estados Unidos en el mundo. Ese era su nulo conocimiento de Geografía. James era raro, con una mentalidad más abierta, pero reservado en su totalidad aún teniendo seis años de edad. ¿Y Michael? Bueno, era la mente del grupo, pero no pudo estar allí porque estaba enfermo, lastimosamente. James parecía sentirse más cómodo con Rowan cuando estaban los tres juntos o con Michael, ya que no se sentía lo mismo con Rowan sólo con él.

- Bueno, yo... me tengo que ir. Está... atardeciendo -. Dijo, con cierto aburrimiento.

- ¡O-Oh, sí, yo también! -. Respondió, tratando de hacer un poco de conversación.

Al poco tiempo, James se retiró, dejando a Rowan solo allí. No le importaba, ya que estaba a unos escasos metros del lugar. Cargando su confiable "espada" ( palo) en su hombro, se comenzó a ir tranquilamente a su casa. Por esas horas no habían vehículos que lo perjudiquen a la hora de cruzar la calle. Sus abuelos le enseñaron muy bien como cruzar la calle; siempre se lo recordaban y se le quedó grabado en su cabeza.

Cuando llegó a su casa, Lorenzo lo recibió afuera de la casa. Parecía contento por algo. El padre cargó a su hijo en sus hombros.

- ¡Vaya que has crecido, campeón! -. Dijo, sonriente. - ¿Y por qué llevas un palo? -.

- ¡Es mí espada, con ella, destruiré a los invasores! -.

- Me gusta ese entusiasmo, pero no creo que los abuelos te dejen conservar tú... espada, hijo -. Dijo, con los ojos en blanco. Era un niño aún, así que sabía que esa etapa llegaría tarde o temprano. - Es un arma peligrosa, ¿sabes? -.

- Hmp -. Hizo un puchero y soltó su fiel arma a la mínima. Lorenzo se rió suavemente.

- Bien. Adentro hay alguien que nos gustaría presentarte -.

Aún cargando a Rowan en sus hombros, entró al domicilio. Era una casa común y corriente, tal y como las demás. Pero era común por sus muebles y construcción, los habitantes en ella eran los más raros del mundo. Lorenzo bajó a Rowan de sus hombros y lo dejó en el suelo, mientras este miraba a su padre.

- Bien, Rowan, a quien voy a presentarte es alguien especial y espero que te lleves bien con ella, ¿okey? -.

¿Ella? Rowan no sabía con quién tenía que llevarse bien, ¡era universalmente amado, así que no le importaba mucho eso! Lentamente, asintió con la cabeza para la felicidad del padre. El mismo se retiró del lugar, solo para regresar minutos después con una niña detrás de sus piernas, oculta de manera tímida.

- Abby, ven, no te va a hacer nada... -. Lorenzo la dirigió y ella, poco a poco, se acercó a Rowan. - Rowan, ella es Abby... -.

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[ ¡Tu nueva hermana adoptiva! ].

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Abby era su nueva hermana ese día, y lo terminó siendo varios años más. Nunca tuvo problemas con ella, en lo absoluto, aunque no los uniera la sangre, sí lo hacía la educación y sus padres. Lorenzo, años después, se había comprado una casa con el dinero que ganó en su trabajo. Prácticamente cuando Rowan y Abby tenían diez años tuvieron su nuevo hogar con sus padres.

A pesar de lo que pensara la gente, Abby había nacido el mismo año que lo hizo Rowan, solo que ella lo hizo un 28 de Octubre de 1981. Lindo día para nacer. Fue dada en adopción tiempo después, pero eso no evitó que creciera bien y estuviera, en vistas generales, conforme con su vida.

Sin embargo, ¿por qué la pareja de padres abrumada por haber tenido un hijo quería otro? Fácil y sencillo. Porque querían. Eso, o lo hicieron por el mero hecho de tener apoyo financiero del estado, ¿pero quién sabe? Rowan no sabía las leyes de su propio país.

¡Ahora sí, todo era color de rosas!

¿No?

...

¿No?

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