Capítulo 13: Nuevo futuro: Clavos ( 4/5)

El soplido del viento calmaba las angustias internas de Aubrey. Desde que Sunny se había ido de Farawaytown las cosas habían cambiado mucho. No tanto en el poblado, pero sí en ellos. Si pudiera decirse quién cambió más de todos, sería ella.

Sí, seguía siendo la misma delincuente con el pelo teñido de rosa y amenazaba a todas las personas con un bat de béisbol con clavos, pero había cambiado bastante. Esas amenazas eran mucho menores y sus enojos constantes ya eran casi imposibles de provocar. Además, había dejado los actos vandálicos por un tiempo bastante largo..., claro, si dos días eran un tiempo extremadamente duradero. Al menos hacia el esfuerzo.

El conejo que tenía de mascota saltó hacia la cama de la chica, quien solamente descansaba boca abajo, siendo una posición demasiado rara para descansar, pero hey, para ella funcionaba.

Bun-Bun, mirando a su dueña aún inundada en el mundo de los sueños, decidió acercarse hacia su cara con la misión de pedirle su desayuno habitual. La joven gruñó en molestia, no queriendo levantarse por el momento. Sin embargo, y aunque pidiese más tiempo para querer dormir, su despertador, sonando justo al mismo tiempo que su amigo peludo le dieron una razón para empezar el día.

Aubrey se giró, encontrando con sus ojos a su mascota quien, solamente, se acercó para olfatear su cara haciendo un contacto con la piel de ella. La joven cristiana se rió, mientras se sentaba en la cama y apagaba la alarma.

- Ya voy, ya voy -. El conejo se bajó de la cama de la cama. El largo cabello de la chica se recostó en las sábanas, demasiado desordenado, pero no era nada que una cepillada no arreglase.

Se sentó en el rectángulo de madera y frazadas coloquialmente llamado como cama, y se puso unas pantuflas de conejos. Amaba a los conejos. Empezó el día, levantándose y buscando la comida de su amigo. Al encontrarla, la puso en su pequeño plato y el animal, contento porque su tan delicioso alimento era servido, saltó de alegría y comenzó a devorar su desayuno. Aubrey solo pudo sonreír.

El monitor de la computadora parecía estar encendido, lo cuál le provocó a Aubrey una ligera mueca de molestia. Se había olvidado de apagarla nuevamente y sería demasiado trabajo pagar más de la cuenta la luz con los ahorros de jubilada que tenía su madre. Se sentó en la silla frente al escritorio, mientras cepillaba su cabello.

- ¿Qué se supone que estaba haciendo con esta cosa tan tarde? -. No podía recordar mucho de lo que hizo en la noche de ayer. Apenas y podía recordar cuál era el horario en el que pasaba el basurero.

Movió el mouse, mientras la pantalla se aclaraba mucho más. Era una página donde habían muchas personas, con nombres, apellidos, edad, localidad..., básicamente, era una lista de personas.

- Oh, cierto..., lo estaba buscando -. Aubrey suspiró, mientras usaba el teclado para buscar a alguien en específico. - Si no me respondes, entonces te buscaré. No sé a dónde te fuiste, pero tengo que decirte... algunas cosas... -.

¿Pero a quién buscaba exactamente?

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[ Flashback ]
[ Años atrás ]

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Aubrey había salido furiosa del hospital luego de golpear a Sunny. Estaba hecha un volcán que acababa de explotar, ¿en serio consideró eso un buen momento para romper todo? No lo entendía. Tenía que haber alguna explicación lógica para ello, pero simplemente estaba tan cegada por la ira que no quería pensar en lógica. Quería respuestas y las obtuvo. Fueron malas, pero las obtuvo a fin de cuentas.

Caminó y caminó hasta el lugar secreto donde casi mataba a Basil. Se había perdido tanto, que tomó el único lugar que se le vino a la mente. Que pésimo lugar para elegir. No había nadie allí, solo estaba ella, una manta de picnic con su canasta, y el lago que fluía, silenciosamente.

- ¡¿Por qué mierda ocurrió esto?! -. Exclamó mirando hacia la estatua. Le molestaba todo en ese momento. Tomó una roca y la lanzó a la misma, golpeándola un poco. - ¡¿Cuánto más nos ocultó?! -.

Parecía estar impotente ante lo que pasaba, ¿y cómo no estarlo? Su enamoramiento platónico había revelado que asesinó y colgó a su segunda hermana y lo fingió como un suicidio. Manipuló a Basil para que dijera lo mismo y se salió con la suya por muchos años. ¿Cómo no podía estar molesta?.

Las preguntas que lanzaba al aire, eran respondidas por el golpeteo de las rocas contra el concreto de la estatua, abollando y rompiendo un poco de la misma. Era una chica con mucha fuerza debido a la genética de su padre, y se notaba demasiado cuando entraba en una colera imposible de frenar.

Aubrey estaba cansada de todo a su alrededor. Todos le escondían cosas importantes, todos le mentían, todos eran falsos doble cara... estaba harta de todo simplemente. ¿Podían tener secretos? Claro, pero tampoco era para que la dejasen de lado y no contaran con ella. Parecía la quinta rueda de un auto.

Sentía molestia del como la hacían a un lado. Ira, por cómo secretos que hubieran ayudado hace cuatro años atrás eran revelados recientemente. Inseguridad, sobre su antíguo grupo de amigos..., ¿por qué revelar todo de golpe y justo ahora cuando todos estaban reconstruyendo sus vínculos?

- ¡Gah! -. Lanzó una piedra una vez más, pero sin fuerza debido a que cayó al agua, hundiéndose en el fondo. Así se sentía Aubrey; cayendo en un fondo sin salida, rodeada de mentiras. - ... ¿Por qué nos pasa esto solo a nosotros? -. Su voz se quebró, sintiendo como todo se le venía encima.

Se derrumbó en el suelo, abrazando sus rodillas en el muelle del lago y llorando en silencio. Era demasiado impulsiva en todos los aspectos, ¿y cómo no hacerlo? Su mejor amigo que la escuchaba todos los días era un monstruo...

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[ Dos días después ]

Aubrey seguía muy molesta. Su ira no lograba calmarse ni golpeando frecuentemente su almohada.

[ Dos semanas después ]

No sentía mucha ira. Solo estaba decepcionada de Sunny. Quería golpearlo nuevamente si tuviera la oportunidad, pero una parte de ella se negaba a hacerlo.

[ Un mes después ]

Se estaba replanteando si fue muy dura con lo que le hizo a Sunny. Sí, se lo merecía, ¿pero estuvo bien hacer eso? Después de todo, ella también los abandonó en su momento más débil.

[ Cuatro meses después ]

Ya no se entendía así misma. ¿En serio estaba perdonando a un asesino que le quitó todo a ella y a sus amigos por un arrebato de ira?
...
Sí. No eran tan diferentes.

[ Meses más tarde ].

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Entrar a un hospital siempre es complicado. Puede ser por muchas razones en específico. El ambiente donde cada vida está en juego, el sonido de máquinas retumbar de manera sombría, los doctores con una mirada similar a la de las mil yardas, los ancianos con enfermedades crónicas... era simplemente un duro lugar para ir.

Aubrey entró al hospital, ya más calmada y reflexiva gracias a la ayuda de Kim y sorpresivamente Hero. Si bien este último no lograba calmar su odio contra el joven Suzuki, tampoco podía odiarlo a muerte. No era lo que Mari quería que hiciese.

Le tomó un total de seis meses entender la desición de Hero a medias. Sí, no era lo que Mari desearía, ¿pero cómo sabía si en verdad Mari no lo deseaba? Era una pregunta estúpida, pero Aubrey se aferraba a este argumento muy flojo para aún justificar la golpiza que le dió en ese momento.

Entendía por lo que pasó Sunny y lo comprendió poniéndose en su lugar. En ciertos aspectos, eran un poco iguales. Tampoco podía decir que lo ocultó para seguir con más víctimas para asesinar, fue más bien... un instinto humano, como cuando rompes algo, lo escondes de tu madre, y luego utilizas una excusa tonta para explicar cómo se te ha roto el juguete. Sabes que es mentira, pero no te importa si es para cuidar tu imágen de niño responsable y bueno.

Aubrey lo había hecho un par de veces, pero nunca con un cadáver-. Suspiró. Aún sentía un ligero ( extremo) odio hacia Sunny, pero tanto tiempo para reflexionar y pensar la hizo arrepentirse de su actuar. No fue lo correcto dejarle el único ojo morado y golpearlo con la fuerza que ella tenía, simplemente fue un arrebato...

Perfecto, ahora justificaba su arrebato de ira para limpiar su cagada justo como Sunny hizo. Hipócrita, pensó Aubrey.

Se dirigió hacia el mostrador de la señora que atendía el lugar. Sabía que Sunny no estaba allí hace demasiado tiempo, pero necesitaba saber de una manera para contactarlo a él o a su madre. Quería disculparse con él, aunque sabía que solo hablar no arreglaría nada, al menos lo intentaría.

Grande fue su sorpresa cuando la recepcionista le dijo que no tenían el número de ninguno de los dos. Claro, se iban a mudar y la madre de Sunny estaba ocupada todo el tiempo, así que no tendría sentido buscar información aquí...

Le pidió ayuda a todo el mundo que conocía a Sunny. Ninguno sabía lo que había hecho, pero eso no la salvaba de que nadie tuviera su contacto. Basil se lo pasó un día, pero todos mandaban al mensaje de voz para su desgracia.

...

No recordaba cómo, pero había logrado encontrar páginas donde quizás lograría contactar a Sunny. No era fácil, teniendo en cuenta la velocidad a la que cargaba su tostadora y los 179.000 resultados de gente con apellido Suzuki.

Eso iba a tomar un tiempo...

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[ Actualidad ]

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El golpear de su ventana la desconcentró de su búsqueda de Sunny que, más que nada, parecía un acoso total. Se levantó de su silla y abrió la ventana de su habitación ubicada en el ático. Se asomó, para ver a Kel y Basil, esperando afuera.

- ¿Qué diablos hacen golpeando mí ventana con piedras? -.

- Estábamos aburridos y te buscamos -. Dijo Basil con simpleza.

- ¿En serio piensas que soy la opción divertida, Basil? -. Preguntó con cierta gracia en su voz.

- Puede ser -. Se encogió de hombros Basil, mientras que Kel asentía con la cabeza con cierta duda.

- ... Tch. Bien, ahí bajo -. Cerró la ventana, para buscar su ropa habitual. No era de ponerse muy llamativa.

Le dió un último vistazo a su computadora, con el apellido Suzuki grabado en ella pero con diferentes nombres. Suspiró, solo para acercarse y cerrar la página con su mouse.

- Ya te encontraré en otro momento. Por ahora un descanso no hará daño -. Se ató su cabello en una coleta, para abrir la trampilla y salir de su cuarto.

La habitación se quedó en silencio, adornada con el cantar de las aves y las luces del sol entrando e iluminando todo a su paso.

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