Capítulo 10: Nuevo futuro: Tuerto ( 1/5)

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Sunny se sentía mal consigo mismo. Miraba sus manos casi tan pálidas y blancas como la nieve. Se sentía tan patético... ¿no podía conseguir cosas por su propia mano? Desde que Omori había decidido tomar el control de su cuerpo en la prueba de reintegración, había tenido la mente pérdida ligeramente. Sí, estaba contento en parte, su madre y Rowan también lo estaban, pero no estaba muy satisfecho con lo que eso conllevó. ¿De qué le servía esforzarse al cien por ciento si, al final, alguien más lo haría por ti? Para eso, hubiese preferido no haber estudiado nada y que la suerte pudiera apiadarse de él y darle una ayuda a un asesino-

Negó con la cabeza rápidamente. Sunny se había prometido así mismo no culparse más por ese hecho que tanto lo atormentaba. Matar a Mari fue algo muy traumático y, si bien podría necesitar a un psicólogo, sabía que la terapia no iba a ser suficiente para él... y tampoco quería decirle que a su psicólogo que había matado a alguien y ocultó su cadáver como si se hubiese suicidado. No quería desvelar algo tan complejo y frágil como eso, que había tardado cuatro años en desvelarlo finalmente... había tardado mucho, sí, pero no tenía mucha opción. No tenía el valor en esos días.

Sin embargo, hoy era distinto a su yo de hace... eh, ¿un mes aproximadamente? Bueno, era un avance, a decir verdad. Aunque, a pesar de que se estaba adaptando a su nueva vida, habían cosas que podían perseguirlo hasta su nueva vida; después de todo, el pasado siempre vuelve, era como una herida que nunca cierra por completo. Sacándose ese pensamiento, Sunny miró a su techo, sin tener mucha idea de qué hacer en el resto del día. Había pasado unos días dónde había pasado la prueba de reintegración y estaba ya anotado en la escuela. "4B" era su clase, la misma a la que iban Rowan y Abby. Estaría contento, pero pensar que tendrían los dos y todo el resto de sus compañeros lidiar con sus cambios de personalidad constantes le hacían ver una situación desalentadora a futuro. No debería de ser bonito estar hablando de, no sé, la "Fotosíntesis" y que de la nada, un alumno se volviera una especie de cosa vacía sin ganas de nada y dijera "Israel no es un estado legítimo", ¡eso sería muy estúpido e incómodo!

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Ciertamente, no tenía mucho que hacer. Se sentó en donde se encontraba acostado y luego se levantó, para salir de su cuarto. También tenía que decorar su habitación; estaba muy vacía y sombría.

Sus piernas se movían de manera sincronizada con un único destino, indicado por las neuronas de Sunny; la cocina. El olor a una sopa con verduras se abrió paso por su naríz y, luego, abrió un poco su apetito. Una sopa con el frío de afuera era lo más delicioso del mundo. Rápidamente, se acercó a su madre. Ésta lo notó acercarse y lo miró, sonriente.

- ¡Hola, querido! -. Lo saludó, de manera orgullosa y amorosa. No siempre se podía estar tan contenta con el desempeño de un hijo en el reintegro del mismo a la sociedad. - ¿Ocurre algo? -.

- Eh, bueno... estaba aburrido y... quería ver si necesitas ayuda, ma... -. Dijo entre cortado. Si bien algunas veces hablaba de manera fluida y sin cortarse, seguían costandole algunas veces. Era sólo aprender y ya lo haría, todo a su paso.

- ¡Oh, claro que sí! Puedes... -. Iba a pedirle que cortase las verduras, pero recordó el peligro que era Sunny con el cuchillo cuando era más pequeño ( 12), robando uno que otro cuchillo de la cocina. Era muy raro. Luego ojeó la mesa, y notó que faltaban muchas cosas por poner. Sonrió nuevamente. - Bueno, puedes ayudar a poner la mesa, querido -.

Sunny asintió, mientras se acercaba a la arquitectura de madera caoba pulida con sus cuatro patas. Habían cosas simples; un marco con una foto de él y Mari cuando era un bebé y un florero... Sunny mentiría si dijese que no extrañaba a Mari, la extrañaba hasta la muerte. Uh, bueno, mala elección de palabras, no es que sea bueno pensar eso por un tiempo. Sentía que "Algo" lo observaba desde algún rincón de la casa. Era raro, ya que no lo vigilaba tanto desde que se concentraba en estudiar para la escuela. Suponía que era algo que "Mari habría hecho", no lo creía del todo, ya que no sabía bien como ella actuaría en ésta situación ni en éste contexto. No sabía interpretar a la gente ni tampoco saber que sentían. Preguntenle a Aubrey, no sabía cómo se sentía y ella tenía que decirle todo. En ese sentido, era como un psicólogo para ella... nunca le cobró, y hasta ahora él caía en eso. Desearía volver atrás en el tiempo aunque no fuera posible dicha cosa.

Sunny sacaba las cosas de la mesa con un cuidado demasiado notable. Él sólo no quería dañar algo que no podía arreglar nunca más, por ello trataba las cosas con un cuidado inhumano y/o excesivo para él. Su madre parecía notar éste accionar tan peculiar, pero solo pudo negar con la cabeza; Sunny era como una muñeca de porcelana que cuidaba otras cosas de porcelana. Era irónico y no tan raro de ver.

- Es... raro, Sunny -. Dijo de la nada su madre. Sunny dejó lo que estaba haciendo y miraba a su madre, con una mirada que la cuestionaba levemente.

- ¿El qué, mamá...? -. Preguntó con un tono bajo y audible para su madre.

- Está Rowan aquí y decidiste pasar el rato aquí. No me molesta en lo absoluto para nada, pero me parece algo raro de ver -. Respondió de manera sincera la madre Suzuki.

- Bueno..., desde que pasó "eso"..., no tuvimos mucho tiempo juntos, así que creo que... -. Se detuvo un momento, para sonreír un poco. No solía sonreír de manera frecuente, pero era una buena oportunidad y momento para abrirse más y abrazar todo el amor que su madre le daba. sus labios se curvaron en una sonrisa, y cerró su ojo bueno. - Solo quiero pasar el día contigo -.

La madre sintió como su corazón se derretía ante las palabras tan sinceras de su hijo, hace tiempo que no era sincero porque... bueno, no podía por el trauma, pero también era porque Mari siempre se echaba la culpa a ella misma por cosas que rompía y/o ocasionaba Sunny... aún recordaba una situación cuando ella aún vivía.

[ Años atrás ].

- Muy bien, chicos, quiero que me respondan con sinceridad -. La madre interrogó a sus hijos con la mirada. Una Mari de dieciséis años y un Sunny de doce años parecían mirar a su madre, expectantes ante lo que dijese.

- ¿S-Sí, mamá? -. Dió la cara Mari, con todo el coraje del mundo. Sunny mantuvo el silencio.

- Veamos... ¿Creen que no me daría cuenta de que uno de ustedes rompió un jarrón? -. Les preguntó, cruzándose de brazos y afilando la mirada.

El jarrón no era relevante de dónde había salido o cuánto costó, pero era un regalo de los vecinos cuando se habían mudado y tenía un peso simbólico. Esa misma semana, Sunny lo había roto cuando sus padres no estaban con ellos y mientras jugaba con Mari a algún juego tonto. Rápidamente habían escondido ese objeto roto, pedazo por pedazo, dentro de un peluche al cuál escondieron. Aparentemente, esconderlo entre los arbustos no era un buen escondite.

Sunny se sentía muy culpable y no era muy común de él admitir la culpa porque, eh, bueno, no podía. Mari era otro caso, ya que a ella no le importaba mucho dar la cara por los problemas que su hermanito ocasionó aunque, más que nada, ocasionaron los dos, así que era algo en conjunto que otra cosa.

- ¿Y? ¿Quién lo rompió? -. Preguntó la madre, impaciente.

- ... -. Sunny hizo un silencio leve, pero parecía mostrar culpa.

- ... Y-Yo lo hice -. Se culpó así misma Mari, para sorpresa de Sunny quien casi ni lo ocultaba. Su madre sabía que había sido su hijo por cómo reaccionaba y pues... lo conocía, era su madre, ¿no? ... Bueno, tanto no lo conocía porque no se daban las circunstancias, pero podría decirse que sí, sabía que mentía.

Al final de la historia, Sunny fue encontrado culpable del crímen del jarrón, sin embargo, no los castigó a los dos; era un objeto material a fin de cuentas. Solo se llevaron una advertencia sobre jugar adentro y los peligros que conllevaba eso.

[ Actualidad ].

Ah, Mari, era una niña tan tierna y amorosa que sabía que ella nunca habría sido, ¿Mari cometiendo errores? Nunca podría haber sido posible. Aún desearía que Sunny nunca la hubiese matad-.

La madre negó con la cabeza. Aún no superaba el hecho de la verdad de que Sunny hubiera matado a Mari y, de vez en cuando, tenía ciertos pensamientos contrarios a lo que ella realmente quería; quería proteger a Sunny, pero una parte decía que lo debía entregar a la policía o un reformatorio. Pero no podía. Aunque lo pensara, ella tomó una decisión, y se va a quedar con la misma. Cuidará y vivirá con Sunny. Es su hijo y lo abandonó en su momento más frágil en el cuál estaba pasando.

- ¡Aww, querido, eso es bonito de tu parte~! -. Dijo con una sonrisa amorosa en su cara. Sunny le correspondió la sonrisa, mientras ponía la mesa con los cubiertos y platos.

Una rica sopa para aliviar el frío del lugar donde se hospedaba era la mejor manera de manejarlo. Ya con todo colocado, a los minutos, la comida había llegado a la mesa en forma de caserola. El olor a el agua con diferentes caldos, fideos y verduras inundaron sus fauces. Prefería un bistec, pero la situación no le dejaba elegir, así que no podía quejarse.

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[ Lunes - Día de colegio Nuevo ].

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Al día siguiente, Sunny se encontraba con una mochila colgando en sus espaldas. Su madre lo veía de arriba y abajo, inspeccionando algún fallo o defecto de su vestimenta, pero no encontraba ninguno aparentemente. Solo sonrió y veía a su "bebé" con su nueva vestimenta con una sonrisa.

- Perfecto -. Sunny se incomodó un poco con la palabra. Sin embargo, su madre no notó dicha inconformidad por estar sonriendo a su pequeño. Esta lo vió, y le revolvió su cabello. - ¿Estás listo para empezar otra vez, Sunny? -.

Este asintió con una sonrisa extrañamente emocionada. ¿Quién se pondría contento por ir a la escuela? A la corta le gustaría por sus amigos nuevos, pero a la larga se cansaría de la rutina tan aburrida y repetitiva. Sin embargo, había solo una vida, y tenía que vivirla, ¿no?.

- ¡Sí, Rowan me espera afuera, así que me voy, mamá! -. Con una sonrisa y emoción se despidió de la misma, mientras su mano se encontraba con el picaporte de el rectángulo de madera.

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[ Aunque pasen los años, la personas no llegan a cambiar mucho. Algunas más que otras, pero las demás... ]

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Sunny parpadeó. Sintió cómo volvía a la realidad donde estaba. No quería recordar más el pasado; no era el momento adecuado para ello. Estaba en la misma posición en la que estaba hace 2 años para ir a la escuela. Su madre se veía igual, solo que tenía unas canas leves en su cabello. Parecía imperturbable con esa sonrisa calmada, llena de paz.

Sunny creció unos dos centímetros más y recuperó su tono de piel normal; ahora se sentía más vivo. El parche desapareció, perdiendo el miedo de mostrar su ojo ciego a los demás. Vestía el uniforme reglamentario de la escuela y portaba su mochila que le había comprado su madre con tanto cariño como el primer día.

- Cuídate, ¿okey? -. Preguntó, con un tono endulzado a su hijo mientras mantenía la sonrisa.

- Lo haré, má. Tranquila, sabes que voy con Rowan siempre -. Respondió, con una calma palpable en su voz, mientras le sonreía.

Su madre no pareció muy convencida, pero solo asintió con la cabeza. - Cuídense ustedes dos, y mándale saludos a Rowan. ¡Ah, y que se deje de meter en líos, su tía no deja de hablarme de las travesuras que hace! -. Dijo, con cierta gracia.

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[ Las demás no cambian en absoluto. Ahora, es momento...].

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- Se lo haré saber, má. Nos vemos -. Sunny giró el picaporte y abrió la puerta. Se despidió de su madre ladeando la mano, saludándola. La señora le devolvió el saludo, sonriente.

Saliendo de su departamento, se dirigió al elevador del piso donde estaban y notó a Rowan. Unos centímetros más crecidos que Sunny, además de mantener ese cabello oscuro corto, aunque llevaba un gorro en la cabeza que le daba un toque de amante a videojuegos y diferentes estupefacientes. Su vestimenta era la misma que la de Sunny, exceptuando los zapatos. Estaba usando unas zapatillas deportivas.

- ¿En serio? ¿Zapatillas, Rowan? -. Preguntó, con un tono cuestionante y rebosante de curiosidad y burla.

- Cállate, SunnyBoy. Perdí mis zapatos y no los encontré. Que la directiva se adapte a lo mío. No los jodo y ellos no me joden; es una lógica muy simple -. Se encogió levemente de hombros con un cierto aire de egocentrismo acumulado.

- Lo que digas, roble. ¿Y tu hermana? No es que sea importante, pero me parece raro que no esté aquí -.

- Se adelantó. Lo hizo desde cuarto, tuerto -. Se burló suavemente y con una sonrisa burlona.

- Ah, sí, ya me parecía -. Bufó con cierta calma y tranquilidad. - Mí madre dice que no hagas tonterías, de ahora en adelante -.

- Oh, claro, porque yo le temo a tu madre, SunnyBoy... -. Sunny lo miró con cierto desgano y frunció el ceño. Rowan solo suspiró. - Trataré, pero si me molestan, yo voy a actuar -.

- Es una respuesta poco desconcertante, a decir verdad -. Respondió con ciertos aires de ironía.

- Sí... -.

...

Sunny miró su reloj de muñeca, notando que el elevador no llegaba desde hace unos dos minutos. Tenían tiempo de sobra, pero no era lo mejor esperar algo que no iba a llegar probablemente.

- ... ¿Rowan? -.

- ¿Sí? -.

- ¿Llamaste al ascensor? -.

- ... No -.

Sunny se dió una palmada en la cara, mientras parecían esperar ahí como idiotas. Sunny era más listo que eso. Finalmente, llamaron al ascensor.

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[ Ahora es momento de cambiar y mirar adelante. Desde ahora, Sunny, escribes tu propia historia ].

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Sunny y Rowan bajaron y salieron a las calles, con dirección al colegio. Era uno privado por suerte, así que no tenía que preocuparse por fallar en la educación, ya que la de allí es mucho más preparada que la de muchas escuelas públicas.

- ¿Estudiaste para hoy, Rowan? -. Preguntó, con las manos detrás de su nuca, sin prisa de llegar tarde. Tenían tiempo de sobra.

- ¿Había prueba hoy? -. Rowan preguntó, sin mucha sorpresa y con desgano.

- Sí, matemáticas -.

- Odio esa cosa -. Exclamó su odio a la materia más popular por causar dolores de cabeza a mucha gente.

- Sorpresa, odias matemáticas. ¿Quién lo hubiese creído? -. Dijo con burla, mientras caminaban.

- ¡Serás, ven aquí...! -. Rowan atrapó a Sunny en su brazo, y le comenzó a restregar su puño en su cabeza. Como un fósforo cuando lo intentabas hacer encender en su caja.

Sunny se reía con cierta burla a lo fácil que era molestar a Rowan, mientras que Rowan, poco a poco, sonrió con él, aunque con cierta superioridad moral y un poco ególatra. Los años pasan, las estaciones cambian, y la gente cambia para bien, ¿no?

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