Capítulo 1: Adiós, recuerdos

El sol brillaba sobre Farawaytown, pero no tanto como cuando Mari seguía viva. Sunny pudo sentir su suave piel abrazando los rayos solares del sol en el patio del hospital. Si se quedaba así todo el día, en algún momento desarrollaría algún tipo de cáncer de piel, pero no le importaba, en lo absoluto.

Su nariz se abrió, dejando entrar el aire por sus fosas nasales, para luego dejarla escapar entre la comisura de sus rotos y no tan cuidados labios. Su garganta picaba, por alguna razón, y ahora veía a "Algo" en su sombra, oculto de la vista humana, aunque ya lo era en un incio. Sunny clavó su vista en el ojo, ese ojo que lo juzgaba desde su penumbra.

Sunny se había despedido de Basil hace unas horas, y estaba listo para irse en la ciudad donde vivió, creció, se enamoró, pasó bueno momentos y en el que mató a alguien. Sacudió su cabeza, quitando ese sentimiento abrumador de todo su cuerpo, mientras "Algo" se empezaba a asomar del suelo. Respiró y calmó sus nervios, provocando que la criatura cíclope volviera a su estado de letargo momentáneo.

Sunny entró a el hospital, viendo a gente con vendas en el cuerpo, otras andando con muletas, y otros... Bueno, era algo que él ya había visto hace mucho, pero no tenía el valor de pronunciar la palabra. Sunny, rápidamente, entró al baño al sentir una comezón intensa en su ojo malo, siendo el que no funcionaba en lo absoluto.

Entró, y se miró al espejo. Se quitó su parche junto a las vendas debajo de esta dónde estaba el ojo lastimado por Basil. Pudo ver cierta cicatriz aún cicatrizando y su ojo estaba totalmente ciego. No estaba molido, siendo puré o tómate molido para su estómago débil, era solo su ojo ciego, de un blanquecino puro. Era raro e incómodo ver por solo un ojo, pero no le importó mucho, había salvado a Basil después de todo.

Su ropas eran las mismas cómo las de aquel día; viste una camisa de cuello blanco con un chaleco negro encima. Llevaba unos pantalones cortos de color beige, calcetines blancos y zapatos negros. Está visiblemente pálido y delgado, debido a la constante desnutrición que tuvo cuando pasó 4 años encerrado.

Sacó las gotas para echarse en el ojo. No funcionaban como ponerse lágrimas falsas, debido a que aún tendría que pasar tiempo para que su ojo se recuperara del todo, pero era una solución momentánea. Parpadeó con su ojo ciego un poco, adaptando el líquido y lanzó su parche usado en el basurero, para colocarse uno nuevo de las bolsa que le dió el doctor.

Sunny salió del baño, y se dirigió a la recepción donde estaba una cara que no vió desde hace mucho tiempo...

- ¿Mamá? -. Preguntó Sunny hacía la mujer de cabello rizado y castaño, quien hablaba con una mujer en la recepción.

La madre se volteó y vió a Sunny. Su mirada se horrorizó al verlo, pero luego se calmó y suavizó para su hijo. La mencionada se acercó y se arrodilló con una pierna para envolverlo en un abrazo, totalmente cariñoso y amoroso. Aunque se sentía un tanto de fuerza, Sunny no pudo decirle que no a su madre.

Lo dejó desnutrirse en la antigua casa en la que estaban viviendo por 4 años aislado sobreviviendo con comida pasada y caducada, pero aún así, amaba a su madre, era lo poco que le quedaba.

- Sunny. Mí pequeño sol -.

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[ 29 de Febrero ].
[ 1997 ].

Fue un camino dolorosamente silencioso en el auto. Sunny estaba en asiento del copiloto, mientras su madre conducía por una ruta desolada, solo acompañada al buen olor de el aromático que estaba en el auto. Las plantas parecían brillar por un conjunto de su misma especie, tan hermosas que no podía quitarles el ojo. Frente a ellos, mucho más adelante, estaba el camión de la mudanza quien llevaba todas sus pertenencias a su nuevo hogar. No sabía a dónde se iban a mudar, pero esperaba que no fuese igual que Faraway. Si bien extrañaría los viejos tiempos que pasó allí, no quisiera pasar por el mismo barrio tan pequeño que había allí, dónde todos conocían a todos. Quizás una ciudad, un poco más grande, dónde no todos se conozcan, y cada persona sea diferente a la otra, logrando una conexión y experiencia más llevadera para cada persona, pero... ¿El realmente puede socializar después de eso? Nunca lo hizo, solo necesitaba a su grupo de amigos y nada más.

¿Pero y ahora? Ya no sabía que hacer. ¿Cómo se socializaba? Mari lo hacía todo por él, así que nunca aprendió el cómo se hacía del todo.

Bueno, ya se adaptaría...

Sunny giró la vista, para mirar a su madre, quien estaba sacrificando todo para que él pudiera vivir mejor luego de que mató a Mari. Si bien, el hecho de que toda la comida caducada era un poco su culpa, también era su culpa por haber arruinado todo lo que tocaba y tenía a disposición. Le quitó la vida a su hermana, su padre los abandonó, Mewo se fue de casa y nunca volvió, perdió a sus amigos, le quitó la novia a su otro hermano mayor por una rabieta y, sobre todo, arrastró al cielo a la figura a la que sus amigos admiraban.

...

¿Tenía que contarle a su madre sobre lo que él había hecho? No era que él la quisiera lastimar ( más de lo que ya lo hizo), pero ella necesitaba saberlo, necesitaba saber que el hijo que ella misma parió, crió, gastó dinero y en el que confiaba plenamente, era un jodido asesino. Su mirada fue vacilante, ya que su madre estaba conduciendo y eso podría terminar en tres posibles escenarios:

1. Ella se detiene en seco, lo maldice y lo deja tirado en la nada.

2. Ella va y se choca contra un árbol y se mueren los dos.

3. Ella lo odia, y ocurre una situación similar a la de hace años, con ella lejos de él para no verlo jamás.

...

Aunque fueran pesimistas las pobre opciones que presentaba en su cabeza, destruida por el constante paso de HeadSpace, eran las "más realistas" bajo su perspectiva. Tragó saliva y, aún más vacilante, iba a preguntar. Esperaba que todo terminase bien pero, bueno, vale la pena soñar.

...

Terrible chiste, pensó Sunny.

- Mamá... -. Llamó el joven Suzuki, con un poco de nervios en su interior; ya había vivido está situación antes.

- ¿Qué ocurre, Sunny? -. Respondió, centrando su vista en la carretera y su mente en otros lugares, cómo su trabajo, la nueva casa, los vecinos, compañeros de trabajo, etc.

- ... Es sobre Mari -.

Un silencio sepulcral se llevó a cabo, mientras el auto seguía su movimiento, imperturbable de la conversación y del pie que se mantenía en el acelerador y el volante. Las ruedas giraban por la ruta con una única dirección fijada y sin cambio aparente.

- E-Ella... ¡N-No se suicidó! ¡La maté! -. Exclamó, sintiendo que "Algo" seguía inspeccionando cada rastro de su alma.

- ... -. Su madre parecía imperturbable.

- L-La empujé un poco, y la tiré por las escaleras... ¡N-Nunca fue intencional, fue un accidente...! -. La voz de Sunny temblaba.

El auto, ya no tan imperturbable con su ruta a seguir, se desvió del camino y se quedó en un lugar al lado de los maizales, protegidos por vallas para que nadie entrara ahí tan fácilmente. Sunny miró a su madre, quién encaraba con la mirada a el jóven, pero ella estaba... ¿Sonriendo?.

- Sunny..., me alegra que me dijeras esto, pero yo y tú padre ya lo sabíamos desde hace mucho -. El corazón de Sunny se detuvo por unos milisegundos, mientras su cerebro procesaba la información reciente.

- ¿Q-Qué? -.

- Sunny, mira, no he sido la mejor madre para ti ni para Mari, es mí primera vez en toda mí vida y no es fácil serlo. Sin embargo, si algo sé, es que voy a amarte a ti para siempre. Los policías ya sabían todo lo que hiciste, y la ayuda que Basil te dió. Tus huellas quedaron impregnadas en la ropa y piel de Mari, mientras que las de Basil se encontraron en la cuerda para saltar y los mismos lugares tuyos, hijo -. Explicó, mientras unas ligeras lágrimas se formaban. - Tu padre quiso llevarlos a ustedes dos a un reformatorio de menores, queriendo contactar también a los padres de Basil, pero se lo impedí... -.

- ... ¿Por qué? -.

- ¡Eres lo único que me queda Sunny, no iba a perderte así! -. Sus manos , cálidas y formadas para abrazarlo, tocaron sus hombros que se veían sus vendajes. - No quería perder a otro hijo ese día... Tus amigos ya saben la verdad, y no se lo tomaron bien por cómo ví a Kel y Hero saliendo del hospital, y golpeando algún que otra botella, pero ese no es el punto ahora. El punto es, que no vendería a mí hijo. Yo sé que fue un accidente, y no voy a dejar de creer eso, Sunny. Sufrimos todos lo suficiente para sufrir más, y yo odio sufrir -. Su corazón, ahora estaba hecho una bola de masa, la cuál iba agrandando su tamaño por cada golpe verbal que le estaba dando su madre con sus tan hermosas palabras.

- M-Mamá... -. Su ojo empezó a sentirse húmedo, mientras "Algo" cerraba el ojo, pareciendo asentir a lo que decía la madre, cómo si entendiese todo lo que quería decir.

- Los primeros días lloré, y cuando me enteré, seguí llorando, porque no quise creer lo que pasó... No sé cuál de los dos tuvo la idea, pero aún así, fue una idea enfermiza -. Regañó la madre, para luego, suspirar un poco. - ... Sunny, prométeme que nunca volverás a Faraway para visitar a alguien más que a Mari. No quiero ese chico Basil te quite un ojo de nuevo. Por favor, prométeme eso -.

Los ojos suplicantes de la mujer mayor hicieron que su garganta se haga un nudo, y sus piernas gritaban por correr de ahí, pero un impulso interno no lo dejaba negarse. Su madre sabía la verdad, y no lo odiaba para nada, lo quería más que a nada, más que a la relación con su padre y, si bien lo dejó en la casa por 4 años, nuevamente, no le importaba, porque seguía amando a su madre. Sus manos flojearon, luego se cerraron. Sus labios se curvaron, y comenzó a llorar silenciosamente.

Se apegó el abrazo, y los dos se quedaron ahí, bajo el brillante sol.

Quizás no brilla tanto desde que Mari murió, pero brillaba con la misma intensidad cuando Sunny se reconectó con su madre.

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[ Bienvenido al Espacio Blanco ].

[ Has estado viviendo aquí desde que puedes recordar ].

[ Todos se fueron, pero aún queda alguien aquí ].

[ Omori espera, impaciente, su próxima tarea impuesta por el soñador ].

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