❣ 호 석
✧ Let's not fall in love - Big Bang ✧
Ho Seok
Tenía tan solo quince años cuando conocí a Yoon Gi, él se caracterizaba por su poco tacto y a la vez, tierna sonrisa que podía enamorar a cualquiera, incluso a mí.
Ambos nos hicimos amigos de inmediato, pues según él, mi alegría lo cautivo, mientras que su personalidad me encantó.
Todos decían que éramos un dúo algo extraño, pues no solamente la edad nos diferenciaba, sino también nuestros gustos y la forma en la cual nos expresábamos, lo cual fue un obstáculo para cultivar una bella amistad que terminó en algo parecido al amor.
Claro que era incorrecto para ambos tener este tipo de relación cuando nos habíamos acostumbrado ciegamente a permanecer como mejores amigos durante casi toda nuestra adolescencia. Sin embargo, esos pensamientos se vieron afectados cuando ambos despertamos desnudos debajo de unas sábanas blancas, que ciertamente eran de un hotel al cual parecer fuimos en estado de ebriedad después de nuestra fiesta de graduación. Fue ese el punto que cambió nuestra amistad y nuestras vidas.
Claro que ninguno dio el siguiente paso para concretar esa soñada realidad. Tanto él como yo teníamos miedo de afrontar nuestros sentimientos, acabando así en una separación. Él busco ser doctor, mientras que yo buscaba ser un famoso ingeniero.
Yoon Gi se fue del país por un buen tiempo, dando como último recado Sé feliz, porque yo sí lo seré. Palabras que se me quedaron grabadas hasta que logré entrar a la universidad.
Al iniciar con mi carrera, interactúe con personas nuevas, muchos de ellos se centraban en sus estudios, mientras que yo solo buscaba olvidar al chico bajito de piel pálida que seguía atormentando mi cabeza y mi corazón. Fue en ese punto donde conocí a Tae Hyung, él era hermano de Ji Min, un compañero de clase con el cual había logrado entablar unas cuantas pláticas.
Tae Hyung era un chico algo ingenuo y muy bueno en su esplendor, él era distinto a YoonGi. En ese momento solo buscaba una distracción, mientras que él buscaba una relación duradera, algo que prometí darle al iniciar nuestro noviazgo.
Todo marchaba bien o eso parecía ser, pues a mi madre no le gustó mucho la idea de haber reemplazado a Yoon Gi por un cualquiera, sumándole a esto la reciente llegada de mi anterior romance. Sus primeras palabras al verme fueron un claro y sincero te amo. Luego vino un abrazo que terminó en un beso y lo que posteriormente nos llevó bajo las sábanas.
Él había regresado por mí y por aquella relación que habíamos dejado pendiente, Yoon Gi había regresado para recuperarme.
Muy en el fondo quería decirle que ya tenía una vida hecha y un noviazgo que debía respetar, pero ante sus besos y las caricias que nos entregábamos, todo se iba a la mismísima mierda.
YoonGi sabía lo que quería y como lo conseguiría, pues a los pocos días de su llegada, se había logrado comunicar con mi madre y acordar que viviría en mi departamento, algo que al principio no me hizo mucha gracia, pero que terminó gustándome mucho.
Los primeros meses siempre mantuve a Tae Hyung alejado de mi departamento, evitaba cualquier contacto con él e incluso cancelaba nuestras citas para pasar más tiempo con Yoon Gi, algo de lo cual ahora me arrepiento.
Pensé que podría mantener en secreto mi relación clandestina, al igual que mi noviazgo, pero las mentiras tienen patas cortas y por tanto, la posibilidad de vivir engañando a la gente es poco probable. Todo se descubre y muchas veces de la peor manera, como me ocurrió a mí.
Recuerdo perfectamente aquel día. Llegué a mi departamento con la gran angustia de buscar un regalo para Tae Hyung, estaba tan concentrado en mis pasos, que jamás llegué a levantar la cabeza hasta escuchar mi nombre salir de los labios de mi novio.
Logré visualizar a Tae Hyung junto a Yoon Gi, ambos reían mientras me miraban. Hasta ahora no logro explicar que fue lo que sentí al ver que las dos personas a quienes creía amar, estaban bajo el mismo techo y para colmo, sonriéndome.
Ese mismo día Yoon Gi se enteró de la a relación que llevaba junto a Tae Hyung y a pesar de aquello, no se atrevió a decir nada. Solo nos dedicó una sonrisa falsa y una mirada llena de dolor, la cual yo sí logré identificar. Minutos después ya me veía discutiendo con él, pero como todas las veces, logramos arreglar nuestros problemas bajo las sábanas, en donde nos juramos amor eterno.
Me sentía realmente mal por estar engañando a alguien tan especial y único como Tae Hyung, pero yo no lo amaba y por más cruel que sonara, lo había utilizado para llenar ese vacío que sentía en mi corazón.
Para nuestro aniversario de un año, Tae Hyung decidió entregarme algo muy significativo para él y para nuestra relación: su castidad.
Al principio me negué rotundamente a hacerlo mío, ya tenía demasiado con decir un te amo que carecía de valor, para ahora decir que le hacía el amor cuando en verdad no era así, pero como el idiota que era, esa pequeña negación se convirtió en una aprobación para posteriormente terminar en sexo. Sí, sexo, eso era lo único que le podía entregar a Tae Hyung y lo único con lo que él podía engañarse.
Después de aquello nuestra relación se puso algo más tensa. Ya no me atrevía a besarlo y mucho menos tocarlo, razón por la cual discutimos y por la que nos separamos más de un mes. Creí haberme desecho de él, pero al cumplir casi los dos meses de nuestra "separación", volvió a aparecer y a decir lo mucho que me amaba.
Tae Hyung realmente estaba enamorado de mí. Pero yo no de él.
Esa misma noche terminamos con una rencociliación muy explícita y placentera para ambos.
Había regresado nuevamente con él.
YoonGi, por su parte, no se vio nada alegre con esta noticia. Él me quería para sí mismo, pero también quería mantener la amistad con Tae Hyung.
Era un gran embrollo el que vivíamos, muchas veces esperaba que todo se solucionara, pero eso nunca ocurrió, al contrario, todo se complicó.
— Positivo — esa fue la única palabra que salió de mis labios al leer esa prueba de embarazo y a la vez, de mi descuido.
Esa sería la única palabra que ahora marcaría un nuevo camino para mí.
Yoon Gi me daría un hijo, yo no estaba preparado para tener descendencia y menos con un noviazgo falso, pero tampoco podía acobardarme y abandonar a mi futura familia.
— Tienes que hacerte cargo, yo no quiero, ni puedo educar a un niño solo — levanté la mirada ante las melancólicas palabras de mi persona favorita y solo atiné a colocarme de pie y abrazarlo como nunca antes lo había hecho.
— Estaré contigo siempre mi amor — mis palabras fluyeron en el aire y se impregnaron en su corazón, al igual que en el mío. Jamás dejaría solo a Yoon Gi, mucho menos al fruto de nuestro amor.
Él se aferró a mi espalda y asintió con un leve movimiento de cabeza que logré sentir.
Perdóname, Tae Hyung pensé.
Sabía que esto era lo correcto y que no había marcha atrás con mi decisión.
Para ese mismo día, mi madre ya sabía de su futuro nieto, al igual que de nuestro apresurado matrimonio.
Iba a casarme con Yoon Gi antes de que el bebé naciera, una idea muy radical, pero a la vez muy bella, que nos llevaría a convertirnos en una familia completa. Situación que no alegraba a todos. Ji Min era uno de ellos, ese pequeño chico estaba enterado de todo, pero nunca se atrevió a decirle palabra alguna a su hermano, Tae Hyung. En cambio, solo lograba dedicarme miradas de odio cada que nos encontrábamos en los pasillos de la universidad, obviamente lo ignoraba.
— Si piensas seguir jugando con él, te aseguro que te arrepentirás toda tu vida — sus palabras fueron claras y directas. Ji Min se había atrevido a amenazarme e incluso a jurar que le contaría a media facultad el tipo de persona que era si no terminaba con su medio hermano. Algo que simplemente acepté.
— Hace mucho tiempo que quiero librarme de tu hermano. — mis palabras al igual que las de él, fueron frías y sinceras. — Tendré una familia y lo último que quiero es arrastrar con una relación que jamás tendrá futuro.
Ji Min se enojó bastante, lo pude ver en su mirada y en la tensión que emanaba su cuerpo, sin embargo, solo atinó a caminar lejos de mi presencia.
Y así fue por los dos meses siguientes.
Mi relación con Tae Hyung ya se iba enfriando de a poco y las constantes visitas que solía hacerme, iban desapareciendo.
Ya todo se estaba desmoronando, una buena razón para acabar con esa ilusión o al menos eso quería creer.
— Positivo — las dos rayitas que se mantenían en ese test de embarazo confirmaban mi otro descuido.
Había metido la pata por segunda vez y lo peor era que lo hice con alguien a quien no amaba y con quien no pensaba tener una familia.
Tae Hyung se veía alegre ante la noticia, pero yo no lo estaba. Yo no quería a ese bebé, incluso paso por mi mente darle dinero para que lo aborte, pero eso sería algo doloroso e imperdonable, no solo para él, sino también para mí.
— Yo no quiero tener hijos, Tae Hyung — fue la mentira más grande, a parte de nuestra falsa relación, que alguna vez pude haber dicho.
La sonrisa y alegría de Tae se marchó dando paso a una mueca de preocupación.
Pensé que me haría todo un espectáculo al no querer reconocer a su hijo, pero en vez de eso, solo asintió y me habló de su tan preciado perdón. Escuché atentamente sus palabras, pero nunca me puse a reflexionar sobre estas hasta que Yoon Gi me preguntó la razón por la cual Tae Hyung estuvo en nuestro departamento. Claramente tuve que mentirle para así evitar ciertos problemas en nuestra futura vida y futura familia.
Para los siguientes meses, todo marchaba bien en mi tan preciada relación. Yoon Gi iba aumentando de peso y su vientre iba creciendo con gran rapidez, algo que no nos preocupó, pues a los cinco meses nos enteramos que serían mellizos. Fue una gran noticia y la alegría no tardó en hacerse presente al sentir las primeras pataditas de nuestros bebés.
Nuestra relación no podía estar mejor, tendría bebés y a la persona que de verdad amaba en mis brazos.
De Tae Hyung no sabía nada, lo único que podía escuchar de él por los pasillos de la universidad era mucha mierda. Muchos decían que era una puta al estar embarazado sin tener pareja, mientras que otros solo decían que debió abortar a ese bebé que esperaba para así no arruinar su futuro. Me dolía escucharlos pero no podía hacer nada. Tae Hyung ya no era nada mío así como yo ya no era nada de él.
Ji Min lo único que hizo al enterarse de las habladurías que le dedicaban a su hermano fue trasladarse de universidad, algo que me facilitó la vida, pero a la vez me llenó de coraje, pues los insultos hacia los hermanos Park y Kim iban en aumento y ahora nadie podría detenerlos.
Al igual que las veces anteriores, solo escuchaba atentamente cada palabra e ignoraba el hecho de que insultaran al que una vez fue mi novio y a su medio hermano. Solo podía acobardarme y seguir con mi vida.
Para el octavo mes de embarazo, ya me veía casado con Yoon Gi. Nuestra ceremonia de bodas fue algo simple, pero muy significativo para ambos, al pronunciar el simple acepto me sentía tan libre de todos los problemas que el ver a Tae Hyung unos días después, con su ya vientre abultado, no me causó ningún signo de culpabilidad.
El noveno mes fue el más tranquilo de todos, hasta que llegó el día del parto.
Yoon Gi gritaba y jalaba de mis cabellos mientras iba en la silla de ruedas hacia el quirófano. Quería estar con él en todo momento, pero sabía que al momento de soltar su mano, cada uno estaría por su lado.
El niño fue el primero en ver este mundo mientras que mi princesa fue la segunda en soltar sus agudos grititos.
La maravillosa experiencia de ver a esas pequeños tesoros entre los brazos de Yoon Gi e incluso cargarlos era algo que no podía comparar con nada en este mundo.
— JiHoon y MinSung — esos fueron los nombres que salieron de los labios de mi esposo. Solo sonreí y asentí ante tan bellas palabras.
Nuestros pequeños ya tenían un nombre y eso me hacía muy feliz, demasiado feliz.
El ser padre me había cambiado la vida, los niños lloraban, se ensuciaban y gritaban a cada minuto del día, algo que al principio me pareció muy tierno, pero con el paso de los días se volvió muy estresante e incluso cansado.
Yoon Gi solía tener ojeras y bolsas debajo de los ojos mientras que yo no podía estudiar y cuidar de niños al mismo tiempo. Por tal razón me vi en la obligación de dejar la universidad y ser un padre tiempo completo. Esa fue un gran idea pues los bebés iban creciendo y teniendo nuevas experiencias en sus vidas, en las cuales había estado presente para cuidar y velar por ellos.
[✨]
Al despertar aquel día, no imaginé encontrarme con un par de ojitos que destellaban felicidad y alegría. Jamás imaginé ver a mis hijos con tres añitos y con una gran sonrisa en su rostro por la gran mañana que les esperaba.
Hoy entrarían por primera vez al kinder.
Estaba muy orgulloso de mis hijos al igual que Yoon Gi, ambos estábamos más unidos que nunca y nos amábamos más que a todo en este mundo.
Esa mañana era de la más normal, desayunamos entre risas y gritos de parte de los niños, los vestimos a regañadientes y nos dirigimos hacia el kinder, donde ahora, nuestros bebés pasarían la mayor parte de la mañana. Era un día como otro hasta que logré toparme con ese pequeño.
Un niño con cara de conejito y con unos cabellos negros azabaches, muy parecido a los míos, a mí parecer era un ser muy tierno a comparación de mis hijos, pero esa perspectiva cambió cuando logré descubrir al padre de este.
Yo era su padre.
Tae Hyung venía corriendo en busca de nuestro pequeño, pero al verme lo único que hizo fue ignorar mi presencia, hasta que me atreví a saludarlo. Sabía que era algo hipócrita decir un hola Tae Hyung después de toda la mierda que le hice pasar, pero no sabía por dónde empezar
— Es mi hijo, ¿cierto?
Tae Hyung no lo negó, solo rogó por no hacerle un espectáculo en medio patio y claro que no lo haría.
Quería comprobar algo que ya era totalmente afirmativo, pero de igual manera lo quería escuchar salir de sus labios. Algo que nunca pasó, pues JiHoon se apresuró a abrazar mi pierna y a llamar mi atención. Tae Hyung lo vio todo y lo único que hizo fue pronunciar palabras duras y frías que dañarian a cualquier padre.
— Olvídate de todo esto.
Esas palabras seguían grabadas en mi mente y a pesar de que ya había pasado un mes desde que nos habíamos reencontrado con Tae Hyung, aún no lograba olvidarlas.
No podía olvidar el color de ojos que tenía Jung Kook y las pequeñas lágrimas que cayeron de sus ojos al momento de caerse. No podía evitar recordar a la familia que dejé.
Un suspiro salió de mis labios y me coloque el cinturón de seguridad.
Ya era demasiado tarde, Yoon Gi se enojaría como cada noche y de seguro terminaríamos discutiendo por cosas de mi trabajo, lo típico de siempre.
Emprendí marcha y al salir del estacionamiento me di cuenta de la hora que era, definitivamente el trabajo me estaba consumiendo. Las calles estaban oscuras y solo eran alumbradas por los postes de luz y por la luna.
Mi cuerpo estaba cansado y mis párpados pesaban, pero eso no impidió que detuviera el auto antrs de atropellar a la persona que se había atravesado en mi camino.
Esa persona era Tae Hyung.
Logré abrir los ojos en par cuando me percaté de nuestro hijo en sus brazos. Lo primero que se me vino a la mente fue bajar del auto y pedir una muy buena excusa para encontrarlo a altas horas de la noche y para colmo, con mi hijo en brazos.
Me quedé totalmente callado al encontrarlo con lágrimas corriendo por sus mejillas, estaba totalmente alterado y aferrándose al pequeño cuerpo de Jung Kook.
Sentía mi cuerpo paralizado y lo peor ya estaba pasando por mi mente.
— Llévame a-al ho-hospital
Al escucharlo todo mi mundo cayó. En ese mismo momento me arrepentí de haberlo dejado solo, en ese momento vi la gravedad del daño que le había causado tanto a Tae Hyung como a nuestro hijo.
Estaba pensando en cambiarle algunas cositas al final, no sé la verdad.
Gracias por seguir aquí.
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