Río abajo
—¿Estás seguro de esto? —pregunta Verónica pisando con cuidado aquel tronque seco que hace de puente improvisado en el río.
—Lo vi en la tele, unos exploradores los usaban para cruzar los ríos, y ya viste que funcionó con los demás —dice Nicolás sujetando el tronco para que suba Verónica.
—No sé, tengo miedo ¿Si vas tu primero?
—Vero, date prisa que sólo faltamos nosotros dos para cruzar.
—¿Por qué tuvimos que venir por este lado? ¿Y si los demás nos buscan?
—Ya quedamos en que era imposible que bajen por el mismo lugar a rescatarnos, lo mejor que podemos hacer es río abajo donde el camino no es tan elevado.
—Igual tengo miedo, ve tu primero.
Creo que ya está amaneciendo, decidimos bajar por el río en busca de una forma de volver al camino y ser rescatados, pero el agua nos cerró el paso, así que tuvimos que cruzar al otro lado del río por la parte más angosta que encontramos, para nuestra suerte había un tronque que nos sirvió de puente. Verónica y Nicolás siguen del otro lado, no sé de qué hablan tanto, pero ninguno se atreve a cruzar el río.
—¿Qué están haciendo esos dos? —pregunta Jorge, quien está sentado en una piedra bastante grande.
—Ya se tardaron mucho, mejor voy a ver qué pasa —les digo disponiéndome a subir nuevamente al tronco.
—¿Cruzarás otra vez el río? —me pregunta Alejandra.
—Sólo iré a ver qué pasa con esos dos, no tardaré mucho —le digo y comienzo a avanzar lentamente por encima del tronco, no es muy ancho pero la primera vez lo hice bien. Veo al frente que Nicolás y Verónica dejaron de hablar y me miran en silencio.
—¡No vengas! ¡Ya estamos yendo! —me grita Nicolás, justo cuando estoy a medio camino. ¿Para eso me ofrezco a ir? Bueno, por si acaso llegaré al otro lado y veré por qué se tardaban tanto.
Esta vez el tronco está un poco más resbaloso, no lo sentí así al principio, trato de moverme con más calma todavía, si caigo no sé si le pueda ganar a la corriente, estoy cerca de la orilla, unos cuantos metros más, intento dar otro paso, pero mi pie se hunde en el tronco, creo que esta cosa esta hueca por dentro, ¡No puedo sacar mi pie!
—¿Estás bien? —me grita Nicolás que está muy cerca.
—Sí, sólo me atoré un poco —le digo mientras continúo forcejeando, doy un tirón más y consigo sacar el pie, pero el impulso me desequilibra y resbalo, caigo de espaldas al agua, y me sumerjo un metro más o menos, giro rápidamente apoyándome en algunas piedras altas que siento bajo los pies, salgo a flote nuevamente, pero veo que la corriente me ha alejado unos cuantos metros río abajo.
Escucho los gritos de mis amigos desde ambas orillas, intento nadar, pero la corriente es más fuerte, ¿Qué hago? ¿Qué hago? Me estoy quedando sin fuerzas, tal vez si consigo topar con otra piedra grande pueda sujetarme de ella para no ser arrastrado más todavía.
Intento estirar mis piernas para intentar topar con alguna piedra, pero el movimiento del río no me deja, ¡Ah! ¡Me entró algo en los ojos! No puedo ver bien, lo que me faltaba, estoy nadando a ciegas y no sé ni en qué dirección, creo que siento un poco el fondo del río, las pequeñas piedras y la arena, creo que esta parte no es tan profunda, si consigo topar con algo que me detenga podría lograrlo, pero... ¿Qué es esto? Ya no siento nada, es como si mis pies flotaran, que extraño, también escucho que el sonido del río se hace más fuerte, siento mi cuerpo pesado, ¿Qué está pasando? Intento abrir mis ojos, pero antes de lograrlo siento un golpe en las piernas y luego en el resto del cuerpo. Creo que ya no siento nada.
¿Qué es toda esa luz? Abro los ojos, todavía me arden, y el sol me pega directo en la cara, ¿Dónde estoy? Me incorporo lentamente, siento que me duele todo como si un camión me hubiera pasado por encima. Estoy sentado a la orilla del río, parece que la corriente me trajo hasta aquí, veo más al fondo y hay una especie de cascada, creo que ahora entiendo que pasó, me levanto con un poco de esfuerzo, tengo las zapatillas mojadas y la ropa con un poco de arena. ¿Y ahora hacia dónde voy?
Tal vez deba seguir a la corriente del río, un momento, ¿Y mis amigos? Creo que primero debería buscarlos a ellos, pero, ¿Y ahora cómo vuelvo a subir? tal vez deba dar un rodeo para llegar a la parte de arriba del río, pero si lo hago tal vez me aleje más o incluso puede que me pierda.
Sin muchas alternativas mejor voy a buscarlos, espero tener un poco de suerte y no termine perdiéndome en el intento, pero creo que le tengo más miedo a los posibles animales salvajes que pueda encontrar, bien, no debo pensar en eso, mejor me pongo en marcha.
Me pregunto qué hora será, bien, es momento de usar todos mis conocimientos adquiridos de programas de televisión, mmm... ¿Qué hacían primero en esos programas? ¡Ah! Si, primero a buscar provisiones y alimentos, aunque tal vez eso me retrase, pero no puedo buscarlos sin tener provisiones, ¡Claro! tal vez los encuentre con hambre intentando comer hormigas y me vean llegar con una bandeja de frutos frescos y carne recién salida del fuego, supongo que Alejandra me vería como un héroe. No se diga más, ¡A buscar provisiones!
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