Destapando la caja de recuerdos.
Amaba el agua, nadar era una de las pocas cosas que conseguían relajarlo. Se sentía liberado siempre que se sumerge, podía gritar y gritar y volver a gritar cada vez más fuerte que el resto del mundo no era capaz de escucharlo. Cuando salió a la superficie el sol le da de lleno en la cara, abre los ojos y se hizo el pelo rubio hacia atrás. Buscó la escalera y salió de la piscina buscando con la mirada la toalla.
― ¿Buscabas esto? ― una voz ronca le hizo levantar la vista.
― Gracias ― cogió la toalla de manos de Dylan, sonrojándose ante la mirada examinadora de su mejor amigo.
A Dylan se le había parado el corazón y vuelto a latir con una fuerza descomunal.
Estaba en el porche, mirando el periódico cuando sintió a alguien meterse en la piscina, al mirar se encontró con que Thomas se había sumergido y sus ojos pardos recorrieron la figura del rubio salpicada por gotas de agua cristalina. Por mucho que quisiera evitarlo, aquellos pensamientos y lo que sus ojos veían le pasaban bastante factura a sus partes masculinas.
Aún se preguntaba de dónde sacó las fuerzas para levantarse e ir a darle la toalla.
― No sabía que estabas aquí ― objetó Thomas, con las mejillas sonrojadas mientras se ataba la toalla alrededor del cuerpo.
Dylan chasqueó la lengua con molestia, a Thomas aún le daba vergüenza enseñar su cuerpo.
― Leía ― mostró el periódico y el rubio sonrió, sabía de sobra que el concepto de buena lectura para Dylan significaba un artículo de periódico que no tuviera más de dos columnas.
― ¿Cuándo llegan tu hermana y los demás? ― preguntó, incómodo ante el silencio.
― Mañana por la mañana ― respondió, seco.
Thomas miró el cielo, comenzaba a anochecer. Habían cogido el avión de la tarde así que era normal. Por alguna razón se sintió triste, siempre pasaba igual, el tiempo en Italia se iba volando.
― Voy a cambiarme ― le dijo, cogiendo sus cosas y dirigiéndose a la entrada de la casa.
― Thomas ― lo llamó, él se dio la vuelta con rostro confuso ante su llamado.― No, nada ― ¿en qué estaba pensando?
Cuando llegó al interior de la casa se apoyó contra la puerta, su corazón se había acelerado de tal manera al ser llamado por Dylan que le costaba respirar. Posó una mano sobre su pecho, pensando que aquella situación estaba llegando demasiado lejos, sabía que no era buena idea ir a Italia, nunca era buena idea estar solo con Dylan sabiendo lo que provocaba. Había deseado que él lo tomara y lo besara, pero eso no iba a pasar. Se obligó a sonreír mientras subía a su habitación. Encima tenía que contarle lo de Ethan, ¿es que no había ni un momento tranquilo en su vida?
Después de la suculenta cena preparada por Lisa en la que el matrimonio O'Brien lo había puesto al día de todo respecto a Kristal, se las arregló para salir al jardín sin hacer ruido.
Por lo que en esos momentos se encontraba como horas antes, flotando dentro de la piscina. La tela del pijama que llevaba puesto se pegaba a su cuerpo como si fuera una capa más de su piel. Era una completa imprudencia lo que estaba haciendo, podía ponerse enfermo, pero consideraba que era completamente imposible que existiera una enfermedad como la de hace tres años.
Se sentía impotente, el hecho de no recordar lo que había pasado lo frustraba. Le daba igual que los psicólogos consideraran que había conseguido superar tan deprisa el trauma gracias al olvido, aunque ¿deprisa? Le costó más de medio año superar la depresión en la que cayó, casi pierde a Ethan en el proceso.
Sin embargo, cerrando los ojos, notaba sensaciones en su cuerpo. Sensaciones que Thomas no era capaz de recordar, pero su cuerpo sí. Cuando se encontraba dentro del agua, con los ojos cerrados y concentrándose en el tacto de su piel con el líquido, notaba el cosquilleo del placer como si alguien lo hubiera acariciado con mucho cariño; notaba el calor que se extendía revolucionando sus hormonas por las caricias; notaba la sensación de sentirse lleno por dentro; notaba la satisfacción y el amor y cuando todo se concentraba en su cabeza... abría los ojos y se topaba de nuevo con la realidad.
Tal y como le acababa de pasar ahora. ¿Quién había sido el que le había infligido esas caricias?
Sonrió con amargura, con Theo nunca se sintió así, siempre que lo acariciaba lejos de sentir placer el sentimiento de duda, la culpabilidad e inseguridad no lo dejaban tranquilo. Tenía miedo cuando estaba con él, una lástima que no se hubiera dado cuenta hasta que pasó lo inevitable.
Volvió a cerrar los ojos, la tristeza y el asco lo embargó. En su cuerpo aún estaban vivos las bruscas caricias, los golpes que había recibido y los moratones que le duraron meses.
Notó una leve vibración en el agua y abrió los ojos asustado, incorporándose.
― Sabía que no te resistirías a esto ― la voz masculina le hizo dar la vuelta.
Se obligó a tragar saliva al notar la boca completamente seca de repente. Dylan estaba sentado en el muro de la piscina con sólo los calzoncillos puestos.
― Cuando viniste aquí después de la muerte de tus padres lo hacías cada noche, esta vez no puedo imaginarme el motivo.
Se quedó sin palabras, así que se encogió levemente de hombros.
Al contemplar a Dylan notó de pronto la fría temperatura del agua y como sus pezones se ponían duros, haciendo que la tela de la camisa le hiciera daño.
Dylan se metió en la piscina, y él se estremeció, pues en menos de lo que parpadeaba lo tenía a un palmo de distancia. Se encogió al sentir lo grande que era, lo había hecho retroceder y sus fuertes brazos lo aprisionaban contra el frío muro de piedra.
― ¿Qué es lo que estás planeando, Tommy? ― le miró, pero él sintió como si no lo estuviera haciendo, los ojos de Dylan parecían distantes, como si estuviera pensando en otra cosa.― Porque he ido a buscarte a tu cuarto, entré ¿y sabes lo que encontré sobre tu escritorio?
¡No! Thomas se asustó, Dylan iba a malinterpretarlo todo.
― La foto de Theo ― él se encogió aún más cuando Dylan golpeó el muro de piedra.― ¿¡Qué demonios haces con una foto de Theo, Thomas!?
La rabia que expulsaban los ojos de él le hizo sentir miedo, pero un miedo diferente al que Theo le había hecho sentir, Dylan se veía más como un novio celoso. Eso lo hizo estremecer de placer, pero no podía ser. De modo que, allí donde estaba, entre los brazos de Dylan, se decidió a responder.
― Por eso fui el otro día a casa de sus padres ― murmuró con un hilo de voz, casi inaudible.
― Eso ya lo había deducido yo solito, Thomas Brodie-Sangster, quiero saber por qué ― entonces las manos de Dylan pasaron del muro a los brazos de Thomas que sintió un agradable cosquilleo.― ¡Quiero saber por qué diablos tienes la foto del hombre que te violó!
A pesar de que era la verdad, Thomas sintió un doloroso pinchazo, Dylan siempre había evitado decirlo tan directamente. Sabía que era comprensible que el hombre que lo estaba tomando se sintiera tan enfadado, después de todo, debía ser bastante insólito.
Theo lo violó. Hace tres años lo secuestró después de que saliera de la universidad, lo llevó hasta el sótano de sus padres que en aquellos momentos estaban de viaje sabático y había abusado de él. Lo había maltratado, golpeado, había roto su confianza, sus sueños, su seguridad, su amor propio y supuestamente lo había dejado embarazado.
Thomas sintió náuseas, aunque no recordaba aquella noche del todo a veces tenía pesadillas con lo que probablemente había sucedido, tan solo se le escapaba el motivo. No sabía por qué Theo lo había violado, pero sabía que Dylan sí y muy probablemente Kaya también. Pero nunca ninguno se lo había contado, tampoco había preguntado pues nunca le había encontrado tanta importancia como ahora, ahora que dudaba del origen de su hijo.
― Mierda, lo siento ― Dylan lo soltó y Thomas se sintió desdichado y solo.― Joder ― soltó, maldiciéndose a sí mismo, no podía creer lo que había dicho, tantos años de odio reprimido habían salido a la luz con una sola frase.
Tenía intención de salir de la piscina e ir al gimnasio, donde descargaría su rabia con el saco de boxeo cuando unos brazos masculinos, pero más delgados le abrazaron y le impidieron moverse. Su cuerpo se tensó al instante, el pecho de Thonas contra su propio torso lo hicieron despertar. Estaba tan cegado por la rabia que no se dio cuenta de que el pijama de Thomas se pegaba caprichosamente a su piel, tanto que sentía los duros pezones como si no tuviera nada puesto.
Su miembro reaccionó inmediatamente ante ese hecho y se endureció casi al instante, Dylan soltó un quejido, era tanta la excitación que la erección le dolía.
Posó las manos en la cintura de Thomas, y lo obligó a separarse de él para que no notara lo que provocaba en su anatomía, pero al hacerlo sintió la decepción y el rechazo en los ojos del rubio.
Y no pudo resistirlo más, estaban tan cerca que el autocontrol se esfumó. Le agarró la cara con las manos y se acercó más aún, hasta que sus labios entraron en contacto. Fue como juntar dos polos que siempre habían deseado hacerlo, la electricidad los recorrió a ambos y se extendió por cada parte de sus cuerpos.
Thomas sintió el placer recorriendo cada uno de sus músculos, la excitación recorriendo cada parte de su cuerpo. Soltó un gemido en medio del apasionado beso cuando Dylan lo obligó a abrir sus labios y sus lenguas se tocaron. Las manos de Dylan acariciaban sus brazos de arriba abajo, dejando a su paso un inmenso placer y una gran necesidad. Haciendo uso de las manos que aún estaban en su cintura Dylan volvió a pegarse a él y Thomas sintió la erección en su estómago, casi sin poder mostrarse sorprendido pues su cabeza no estaba donde tenía que estar, volvió a soltar un gemido de placer cuando las manos de él pasaron a su culo y lo apretaron.
Pero cuando Dylan pasó de sus labios a su cuello y lo mordió, el rubio sintió que el corazón se le paraba.
De pronto, una imagen vino a su mente: una habitación que había visitado incontables veces, a oscuras, él en la cama, desnudo, unas manos recorriendo su cuerpo, las mismas sensaciones... Abrió los ojos y vio a Dylan, iluminado por la tenue luz de la lámpara de la mesilla de noche y con el rostro sudoroso.
Parpadeó y se encontró de nuevo en el jardín de los O'Brien, empujó a Dylan cuando pudo reaccionar. Él lo miró confuso, aun abrazándolo por la cintura, lo examinó. Había notado el cambio que se había producido en Thomas y había parado de besarlo, ¿qué ocurría?
― ¿Estás bien? ― la voz sonó ronca de nuevo, Thomas tiembla sintiendo el aliento de él sobre su oído.
¿Aquello había sido un recuerdo o una alucinación? Fuera lo que hubiera sido, acababa de estropear el momento. Aún sentía la palpable erección de él contra sus partes y la excitación de la propia, ¿en qué momento lo había abrazado con las piernas por la cintura?
Entonces volvió a la realidad, estaban hablando de la foto de Theo y de repente él lo había besado. ¿Por qué? Dylan nunca había dado señales de estar interesado en él.
― No, yo... creo que tengo que irme ― escapó de los brazos de él y salió de la piscina.
Dylan observó cómo nuevamente se alejaba, lo siguió con la mirada hasta que la perdió dentro de la casa.
Intentó relajarse, pero la rabia se estaba acumulando en su interior, misión fallida. Al instante de descargar su puño contra el muro de piedra sintió un agudo dolor recorrerle los nudillos y llegar hasta el codo, hizo una mueca y maldijo a todo ser viviente sobre la tierra.
La relación entre ellos se acababa de romper.
Thomas cerró la puerta con cuidado y se dejó caer hasta el suelo, encogiéndose en posición fetal y escondiendo la cabeza entre las rodillas.
El pijama le hacía daño en la piel y sentía sus pezones aún endurecidos haciendo contacto con la tela, provocándole un sentimiento de irritación. Notó su cabeza dar vueltas, por lo que se tuvo que obligar a tranquilizarse, respirar tan fuerte le estaba pasando factura. Tragó saliva, su corazón martilleaba furioso contra el pecho y le dolía, le dolía mucho.
Su mente trabajaba muy deprisa mientras intentaba levantarse del suelo haciendo uso del manillar de la puerta.
Había sido un recuerdo, estaba seguro por más que intentase convencerse de lo contrario, lo sentía en la piel y su cuerpo lo recordaba aunque su mente no, había experimentado un dejá vú.
¿Pero cómo debía asimilarlo? ¿Significaba aquello que Dylan y él habían estado juntos en la misma cama? Según el recuerdo, sí.
Se dejó caer en la cama consciente de que tenía que cambiarse o enfermaría, aunque pensaba que ya era demasiado tarde pues los estremecimientos no dejaban de sucederse ante el contacto de las sábanas, pero no podía siquiera pensar en levantarse y muchos menos en cambiarse.
¿Había acertado entonces?
Se apartó el pelo mojado de la cara.
¿Era Ethan hijo de Dylan? Las posibilidades acababan de aumentar considerablemente.
Pero si era así, ¿cómo había sido capaz de aguantar Dylan todos esos años al lado de su hijo sin poder tratarlo como tal?
Otro estremecimiento le sacudió, pero esta vez no estaba seguro de si era por la fiebre o por sus pensamientos.
Tratándose de engañar a sí mismo no iba a conseguir nada, sabía de sobra que Dylan se había portado como un padre con Ethan, ¿significaba eso que él lo sospechaba? Seguramente.
Pero otra duda invadía los dudosos pensamientos del muchacho.
¿Por qué le había hecho el amor Dylan hace 3 años? Además, si no recordaba mal, él por aquel entonces aún era...
Fuera del cuarto, Dylan tenía los nudillos de su mano sana sobre la puerta, dudando si debía o no tocar, dudando de si debían verse o no, dudando de si debía dejarlo solo o no, dudando de si querría verlo o no.
Sus ojos pardos se habían oscurecido por la tristeza y la ansiedad, la angustia de haber cometido el mayor error de su vida le oprimía el pecho.
Dejó caer la mano, decantándose porque sería mejor dejarlo descansar tranquilo, mañana sería otro día.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top