Capítulo 25: El último beso


OCTAVIA


Una vez que llegamos al hospital y puedo ver a mi hermano, recién creo que puedo respirar tranquila.

Está bien.

Gabe, está bien.

Están mis padres y acabo de ver salir a la enfermera, así que entro a la sala y no sé quién de los tres luce más sorprendido al verme.

– ¡Octavia, viniste! Hija, tendrías que haberme avisado. No te quise asustar, pero creía que tenías que saberlo –dice mamá a la vez que se acerca a abrazarme

–Por supuesto que está bien que me lo hayas dicho. Tenía que asegurarme con mis propios ojos de que Gabe estuviera bien –entonces le doy un repaso rápido y continuo –veo que sigue igual de feo que siempre, así que está bien

–Esa es tu forma de decirme lo guapo que estoy, ¿verdad? Admítelo enana, estabas preocupada por tu pobre hermanito

Una vez que mamá deja de abrazarme, voy directa a abrazar a Gabe. Y me siento mucho mejor ahora. Que bien es comprobar por mí misma que mi hermano está bien dentro de todo. Unos cuantos moretones y uno que otro corte por el vidrio del auto.

Aun así, saber que se encuentra en ese estado por culpa de Caden, hace que quiera ir a estrangularlo.  

–Sólo un poco...

Me guardo para mí misma el hecho de que su accidente haya sido provocado, no quiero asustarlos más con esa información, al menos por ahora. Además, aun no sé muy bien qué debo hacer al respecto. Hacer algo por mi cuenta lo tengo casi descartado. 

Saludo también a mi padre, quien se encuentra sentado en una de las sillas al lado de la camilla de mi hermano.

– ¿Cómo están las chicas? –pregunta mamá

–Las chicas... están bien, vendrán más tarde a ver a Gabe. Les dije que no era necesario, pero de todas formas quieren venir a verlo. Supongo que hay una en particular que Gabe muere por ver –respondo observándolo, pero él no me sigue el juego

Sólo espero que no haya notado que titubee unos segundos al responder, espero que las chicas vengan, aunque no sé si Blair quiera.

Me siento tremendamente culpable por todo lo que le dije ayer y hoy en la mañana con suerte nos saludamos. Sé que se acaba de abrir una brecha entre nosotras y no me gusta eso, pero ayer estaba atemorizada y molesta. No fui capaz de pensar bien las cosas que le dije.

Y pensar en lo de ayer, también me recuerda a Jesse. Él me dijo que podía esperar afuera de la sala mientras yo veía a mi hermano, pero me parece de mal gusto dejarlo esperando después del apoyo que me brindó ayer por la noche. Además de que enserio aceptara acompañarme cuando podría haberse negado.

Así que una vez que Gabe me explica cómo fue que tuvo el accidente y yo compruebo una vez más que enserio está bien, decido hacerlo pasar.

–Me gustaría presentarles a alguien –digo observando a mis padres y a Gabe

Voy a la sala de espera y veo que Jesse está sentado usando su celular, así que lo llamo y lo invito a pasar.

No tengo que estar incómoda, no es como si lo fuera a presentar como mi novio o algo así. Así que con toda la naturalidad del mundo, fuerzo una sonrisa y lo hago pasar:

–Él es Jesse... 

– ¡Cuñadito! ¿También has venido a verme? Sabía que estábamos fortaleciendo lazos –dice Gabe luciendo feliz, casi conmovido de verlo ahí

– ¿Por qué lo llamaste "cuñadito"? –pregunta papá observando a Gabe – ¿Acaso están saliendo? –pregunta luego de unos segundos alternando su mirada entre Jesse y yo

–No, para nada... no estamos saliendo.

–No vengas a hacerte el padre sobreprotector ahora, nuestra niñita hace tiempo que no nos presenta a ningún chico. Es un placer conocerte Jesse, yo soy Liliana y él es mi esposo Ryan, no le hagas caso. Le gusta bromear –dice mamá acercándose para darle un abrazo a Jesse

–Es un placer conocerla, digo conocerlos... Me alegra saber que estás bien, Gabe

Luego del abrazo de Jesse y mamá, mi padre tiene la brillante idea de pararse y saludarlo con un apretón de manos. Ni conmigo hizo el amago de pararse, pero como ahora quiere intentar intimidarlo... en fin, hombres.

– ¿Saben? Tengo bastante curiosidad sobre el motivo por el que lo trajiste a él –dice Gabe señalando a Jesse –al parecer la gira los ha hecho unirse mucho más...

–Es una pena que el golpe no te haya quitado lo estúpido –digo en broma, pero mamá nos termina regañando a los dos y puedo ver que Jesse intenta disimular su risa al lado mío

–Mis hijos son tan lindos, pero tan tontitos también, eso seguro no lo heredaron de mí –dice mamá mirándonos a los dos

–Espero que eso no sea una indirecta hacia mí –dice papá

–No cariño, no fue una indirecta, creo que fui bastante directa, ¿no Jesse?

–Eh... con permiso, debo ir al baño... –dice él saliendo de la sala y provocando la risa de Gabe

–Enserio tengo curiosidad sobre el por qué lo invitaste a él y no a los otros tres chicos –dice mi hermano observándome divertido

–Yo quisiera saber lo mismo –dice papá

–No quiero que la molesten, a mí me encanta que nos hayas traído a tu amiguito, cariño. Tus amigos siempre serán bienvenidos a casa

Yo sonrío en respuesta, porque no sé qué otra cosa hacer. Por ahora estoy concentrada en Gabe y luego veré que hago con Jesse. 

Ahora incluso yo me cuestiono el por qué lo invité a él, lo último que quiero es que piensen que estamos saliendo.


(...)


Paso gran parte de la tarde en el hospital, me encargo de hacer varias preguntas para saber cuándo Gabe se podrá ir a casa y me tranquilizo cuando me dicen que es dentro de dos días.

Justo cuando ya me estaba despidiendo de Gabe y de mamá, alguien toca la puerta y luego veo que entra la señora Nadia junto a Matt con unas flores.

La madre y el hermano mayor de Jason. 

Y además traen sus flores favoritas.

Una vez más no venía preparada para topármelos tan pronto.

–Hola Lili, pasamos por aquí a saludar rápidamente. Ustedes saben que son parte de nuestra familia y cuando supe lo que le había pasado a Gabe... nos asustamos mucho, ¿verdad Matt?

Matt solo asiente con la cabeza, parece tan incómodo como me siento yo.

–Nadia... muchas gracias por venir. Al menos sólo fue un susto, Gabe pronto podrá volver a casa –dice mamá saludándola y recibiendo las flores amablemente

Yo no soy capaz de moverme ni de hacer nada, ¿por qué siempre tienen que aparecer? 

Porque son como tu segunda familia Octavia. Me recuerdo a mí misma. 

Es verdad, nuestros padres son muy amigos y eso con el tiempo no ha cambiado. Me siento culpable cuando una parte de mí quiere que se vayan. 

En cuanto la señora Nadia, saluda a Gabe y le hace unas preguntas sobre el accidente, recién ahí repara en mi presencia. Porque por supuesto yo me mantuve en silencio todo este rato. 

– ¡Octavia! Qué maravilla tenerte por aquí, claro que bajo unas muy malas circunstancias, pero me alegra mucho verte –dice abrazándome efusivamente

Yo la saludo a ella y luego a Matt.

Converso un poco con ellos y cuando creo que no puedo estar más incómoda es cuando aparece Jesse. Había ido a comprar algo de comer y en cuanto aparece las miradas recaen en él.

Al darse cuenta de la situación, vuelve a presentarse y se queda parado en la puerta. Yo tendría que intervenir y decirle que se siente a mi lado o mejor aún que nos larguemos de ahí, pero no hago nada de eso.

– ¿Eres un amigo de Gabe? No recuerdo haberte visto antes –pregunta la señora Nadia

Jesse me mira a mí y luego a Gabe, entonces asiente con la cabeza.

–Así es, soy amigo de Gabe... Vine a verlo

–Oh, es un placer conocerte, cielo. Yo soy Nadia, la madre de Matt y de Jason. Seguro que Gabe te debe haber hablado de él.

–Sí, me lo ha mencionado...

Ya tuve suficiente.

–Muy bien, yo creo que saldré a dar una vuelta y luego vendré con las chicas, ¿sí? Jesse... ¿quieres que te lleve? –pregunto solo para sonar educada, en realidad Jesse ya debe irse al aeropuerto

– ¿No quisieras acompañarnos Octavia? Justo con Matt íbamos a ir a ver a Jason. Seguro que él va a estar muy feliz de verte.

–Mamá, no... –dice en voz baja Matt

– ¿Por qué no? Si sabes lo unidos que son ellos. Jason y Octavia siempre están juntos.

Me mata cada vez que la escucho hablar de esa forma. Él no puede estar feliz de verme porque está muerto. Nunca podremos volver a vernos, y sé que para ella debe de ser más difícil el proceso de duelo, pero esta situación me tiene un tanto harta. Aun así, me recuerdo que ella no tiene la culpa de esta situación.

Y yo debo ser lo más amable que pueda con ella, se ha portado tan bien conmigo y mi familia y también la quiero mucho. A pesar de que cada vez que habla, siento que me entierra un puñal, porque me es inevitable sentir pena cada vez que menciona a su hijo menor.

Mi Jason. 

Inspiro hondo y me armo de paciencia para responderle.  

–Creo que iré a ver a Jason más tarde, envíele muchos saludos de mi parte cuando lo vea –le digo a la señora Nadia con una sonrisa y luego me despido de Matt con un gesto de la cabeza –Gabe, mamá... más tarde vuelvo. Si quieren que les traiga algo... Me envían un mensaje, ¿sí?

No espero a que alguno me responda, sino que simplemente salgo de la sala y escucho que Jesse cierra la puerta tras él.


(...)


–Gracias por haber venido –le digo cuando estamos a solas en mi auto.

–No tienes que agradecerme por nada... me alegra ver que Gabe esté bien. Esos cortes sanarán –dice él tomando mi mano entre las suyas

No ha dicho nada sobre los comentarios de mi padre sobre nuestra estrecha relación o de la señora Nadia acerca de Jason. Algo que agradezco mucho, porque no tengo ganas de dar explicaciones ni de hablar del tema.

Miro nuestras manos unidas y el silencio se apodera del auto. Ninguno dice nada, sólo nos observamos. 

–Supongo que está es nuestra despedida, ¿no? Sé que te están esperando para que te vayas al aeropuerto. Sólo quiero darte las gracias por haberme acompañado hasta aquí

–De hecho ya me has dado las gracias antes y te vuelvo a repetir que no es nada. Me alegra haber sido una buena compañía. No me molesta estar acá

Estamos en un estacionamiento exclusivo del hospital, en mi auto. Tengo entendido que también hay alguien esperando aquí a Jesse. Así que sólo lo estoy reteniendo yo. Aun no quiero que se vaya, pero tampoco se me ocurre que más puedo decirle.

–Es bueno saberlo... como es lógico pensar, nuestro trato acaba aquí. De ahora en adelante cada uno continuará con su vida...

–Supongo que sí

–Pero antes... ¿me darías un último beso? –admito que no esperaba hacerle esa pregunta, más que nada porque siempre uno de los dos buscaba al otro y ahora se siente diferente

Jesse se ve sorprendido por mi pregunta, como si lo hubiera pillado con la guardia baja. Aun así no me arrepiento, porque eso es lo que quiero.

Nuestro último beso, uno que pueda recordar cada vez que me suba a mi auto.

Así que luego de observarnos los segundos más largos de mi vida, finalmente él se acerca a mí y me besa.

Nos tomamos nuestro tiempo en besarnos y saborearnos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo y no hubiera nadie más salvo nosotros dos. Olvidando por completo que estamos en un lugar público y de que cualquier persona que esté afuera podría vernos a través de las ventanas del auto.

Un gran error por nuestra parte.


(...)


Una vez que Jesse se bajó en dirección hacia el auto que lo estaba esperando, me quedo un momento sentada sin hacer absolutamente nada. Sólo rememorando como se sintió besarlo por última vez.

Que patética me siento ahora mismo.

No es la primera vez que me ocurre, a lo largo de mi vida me he besado con distintos chicos y no pienso para nada en ellos, espero que funcione de la misma manera con Jesse, sino...

No. Estaré bien.

Es lo que debía pasar.

Sacudo mi cabeza de un lado hacia el otro como si de esa manera pudiera deshacerme de esos pensamientos tontos.

Finalmente decido ir a casa y descansar un poco, luego llamaré a las chicas para ver si alguna quiere venir a hacerme compañía, creo que las necesito ahora más que nunca. 


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