Capítulo 12: La tregua
JESSE
Al final pudimos convencer a Jazzy de que vuelva a Toronto a estar con su familia, estaba muy desanimada y me afecto demasiado verla tan triste. La acompañó Steve, tengo entendido que son amigos y por eso trabaja como nuestro guardaespaldas, así que sabíamos que no le pasaría nada en su compañía.
Se podría decir que el concierto salió muy bien y estaba prácticamente lleno de personas, algo que nos hace muy felices.
Ahora estoy acostado en mi cama. No he hablado prácticamente nada con Octavia desde ayer por la noche o mejor dicho desde hoy por la madrugada. He tenido la cabeza más pendiente de cómo estaba Jazzy que de otro asunto.
Reviso mi celular y hablo un poco con Lili, quien me había enviado un mensaje preguntando como estoy. Le hago un breve resumen y luego hablo un poco con mi madre. Ella me dice que por allá están todos bien y que Brownie cada día está más grande, lo que se traduce a que lo está alimentando de más.
Había pensado en traerlo conmigo, pero después de ver que eran tantos viajes, decidí pedirle a mi madre que lo cuidara por mí, tal vez eso me haga un padre horrible, pero seguro ahora está disfrutando de las atenciones que le dan mis padres.
Sebastian se disculpó con nosotros por la manera en que la trató, a pesar de que las disculpas más importantes y sinceras deben ser para ella. Jazzy no nos dijo como se sentía respecto a Sebastian y nosotros comprendemos que eso no es lo importante justo ahora.
Cuando salgo de mi habitación, me encuentro con la sorpresa de que Octavia se encontraba a segundos de tocar la puerta, aunque conociéndola me sorprende que no lo haya hecho ya.
–Hola... quería saber cómo estabas. Ya sabes con lo de Jazmín, quiero que sepas que no estoy de acuerdo con como actúo Bash y nosotras se lo hicimos saber...
–No tienes que disculparte en su nombre, tú no hiciste nada malo.
–Lo sé, solo venía a eso. Creo que es mejor que vaya con las chicas. Al parecer Bash se encerró en su habitación y no quiere abrirle a nadie. Debo estar ahí por cualquier cosa
–Supongo que eso quiere decir que no me harás mis clases, ¿verdad?
–Lo había olvidado, puede hacerte algunos ejercicios si quieres...
– ¿Crees que puedes acompañarme a un lugar sólo unos minutos?
–Depende, ¿qué lugar tienes pensado?
(...)
–De ninguna forma voy a meterme ahí –dice en cuanto ve la piscina
A mí el agua me relaja y como aun no quiero que se vaya, pensé en invitarla, porque ¿a quién no le gusta pasar un buen rato bajo el agua?
No está demás decir que tuve que pagar un poco más para utilizar una piscina para que sólo estemos nosotros y que nadie nos tomara fotos. No quiero que empiecen a inventar que salgo con Octavia.
Así que más bien es un jacuzzi privado. Lejos de cualquier persona que nos pueda molestar.
– ¿Tienes algún problema con el agua?
–No vine preparada para meterme al agua en primer lugar, además... no sé nadar
–Puedes meterte así mismo y con respecto a lo otro, es un jacuzzi. No es hondo, además estarías conmigo, no te pasara nada
–No. Está bien si tú te quieres meter, pero a mí no me gusta. Jamás alcanzo el fondo por más que digas que es bajo.
Entonces uso la única técnica que sé que funciona con ella:
–No sabía que fueras tan cobarde
–Claro para ti es fácil decirlo, eres alto. Jamás vas a sentir que te ahogas y te quedas sin respiración. No eres nadie para tacharme de cobarde. Así quédate con tu agua y yo me iré
–Te puedo enseñar a nadar, no es tan difícil como crees y tiene unas escaleras para que puedas bajar. ¿Le tendrás miedo al agua toda tu vida?
Octavia me observa y luego dirige su vista a las escaleras. Finalmente accede a meterse al agua.
Yo vine un poco más preparado y me meto al agua solamente con unos shorts. Octavia se quita su pantalón y queda en su ropa interior.
–Juro que si me pasa algo... haré que te hundas conmigo. Y no soy ninguna cobarde, tienes que retractarte
–Me retracto, no eres ninguna cobarde –digo con una sonrisa
Ella se afirma de las escaleras como si su vida dependiera de ello, mientras la observo dar pequeños pasos. Finalmente se queda parada en el último escalón. Sin tocar casi nada el agua, apenas un poco más que los tobillos.
–Tienes que bajar hasta donde estoy yo
–No me pidas demasiado, ya estoy en el agua.
–Vamos, te ayudo –me acerco a la escalera y extiendo los brazos para que se afirme de mí. La sujeto de los brazos y la meto de una vez al agua.
–Está fría –se queja
–Eso es porque recién te metiste, luego entrarás en calor –no pierdo de vista que me mira como si quiera ahogarme en cualquier momento –Muy bien, ahora intenta tocar el piso
–No me bajes, aun no estoy lista
La separo un poco de mí y me doy cuenta de que probablemente alcance justo a tocar el suelo, así que camino por todo el jacuzzi con ella en brazos para que se acostumbre al agua.
–Ahora quiero que cierres los ojos y te afirmes muy bien de mí
– ¿Qué vas a...?
Me hundo un poco en el agua y luego salgo a la superficie todo mojado. Ahora sí es probable que quiera que la suelte y es por eso que estamos en el lugar más bajo.
–Maldita sea, no sé nadar y a ti se te ocurre que es buena idea hundirme. Pude haber muerto... Y también trague agua gracias a ti
–No seas exagerada no ibas a morir –intento sonar serio, pero no me resulta porque es divertido verla actuar de esta forma
Sé que debería soltarla para que se dé cuenta de aquí sí toca fondo, pero no lo hago. Sigue pegada a mi cuerpo porque teme hundirse. Si sólo supiera...
–Eso no lo sabes tú, pasan accidentes todo el tiempo y si sólo hubiera pasado un segundo...
No lo resisto más y termino besándola. Tanto ella como yo sabíamos que terminaría pasando de un momento a otro, pero ella se separa de mí a los pocos segundos
–No quiero que me vuelvas a besar, yo ni siquiera quería venir y...
–Oh, ¿ahora también eres mentirosa? Yo no te obligué a estar aquí e incluso te he estado cargando todo este rato hasta que te acostumbres al agua y quieras soltarme. Porque no sé si es que no te has dado cuenta o finges no hacerlo, pero eres tú quien está aferrada a mí. No hay nada de malo con que te guste tocarme, de hecho yo lo estoy disfrutando
Vuelvo a sonreír cuando ella se queda callada observando la manera en que están unidos nuestros cuerpos. Y mi sonrisa es más amplia cuando me mira molesta, aunque esa molestia es reemplazada en unos segundos por otra emoción. Una que me recuerda a lo que ocurrió anoche en mi habitación del hotel.
Ella me besa esta vez a mí y yo la acerco mucho más a mi cuerpo, sus piernas rodean mi cintura y sus brazos mi cuello.
Una de mis manos va a parar a su trasero y la otra en su espalda. Lo cierto es que en el agua casi no debo hacer fuerza y mucho menos cuando ella tiene tanto miedo que se recarga contra mí como si pudiera defenderla de los males que hay en el agua.
–Aun quiero que te hundas en el agua –dice a escasos centímetros de mi rostro
–Y sigues mintiendo, te estás portando muy mal
– ¿Recibiré el castigo que merezco? –ni siquiera había pensado en el doble sentido de mis palabras hasta que sale con ese comentario.
En definitiva me gusta esa mente tan sucia que tiene.
–Sí, yo me encargaré de darte la lección que necesitas, pero antes... –observo el lugar viendo si hay cámaras y al no ver ninguna me tranquilizo solo un poco.
Tendría que haber pensado en esto antes. Mis padres se avergonzarían si algo así se filtrara y desde luego yo no quiero hacerme famoso por un video así.
– ¿Antes qué? –pregunta sonando impaciente
–Podemos hacer más cosas aquí, además te dije que te puedo enseñar a nadar y eso es lo que haré.
(...)
Cuando salimos del jacuzzi ya es tarde así que no tuvimos que pasar frente a tantas personas. Y las pocas que había no nos miraron más de dos veces para seguir en lo suyo. Ambos estamos mojados y la habitación de Octavia queda más cerca, así que nos despedimos aquí.
–Mi habitación está vacía, acompáñame –dice tirando de mi brazo y en efecto no hay nadie, aunque a esta altura supongo que ya todos lo sospechan
Es casi del mismo tamaño que la mía, aunque aquí las dos camas grandes están juntas y en la mía solo hay una gran habitación y la sala.
Octavia se mete al baño y se da una ducha, luego me dice que puedo pasar a asearme y quitarme toda el agua del jacuzzi.
Así que en cuanto salgo del baño, ella está comiendo una manzana. Y pensar que ayer no dejaba de tomar helado con galletas.
No sé si en algún momento vaya a entenderla completamente.
–Me gustaría aclarar unas cosas contigo –dice observándome
–Muy bien, ¿qué tienes pensado?
–Como debes de haberlo notado, me atraes un poco... –tengo que aguantar mi risa, porque luego de estos días es más que un poco lo que le atraigo, pero creo que esto nos podría beneficiar a ambos, así que la escucho
–Sí, lo noté. Tengo varias marcas en el cuerpo como prueba de eso
–Como sea, me gustaría seguir con esto que estamos haciendo, pero antes quiero aclarar unos puntos: primero no somos amigos ni novios. No somos absolutamente nada. Segundo, no te vas a enamorar de mí. No quiero ninguna relación sentimental y tercero, no seremos exclusivos. Si ahora estoy aquí contigo y luego quiero estar con alguien más, puedo hacerlo. Tú tienes la misma libertad que yo.
–Si hablamos de las condiciones, estoy de acuerdo con todo salvo con lo de la exclusividad. Lo siento, pero a mí no me gusta la idea de que estés conmigo y luego con alguien más. No me pienso enamorar de ti, después de todo las relaciones no se me dan bien, así que no tienes de qué preocuparte. Pero somos exclusivos o no hay trato.
No pienso ceder en eso y me alegra sonar tan seguro cuando hablo.
–Muy bien, seremos exclusivos, pero seguimos sin ser absolutamente nada. Me da lo mismo lo que opinen los demás. Podremos seguir juntándonos por las tardes en algún lugar o en nuestras habitaciones y te seguiré ayudando con las clases de español. Si en algún momento te aburres o conoces a alguien más, me lo dirás y se acaba todo.
–Lo mismo aplica para ti, Octavia. No me gustaría ser yo el que te rompa el corazón cuando te enamores de mí –digo a modo de broma, pero veo que algo cambia en su expresión cuando responde:
–Puedes estar tranquilo Jesse, no me enamoraré de ti. Y no te preocupes por romperme el corazón, aun no logro unir todas las piezas desde la última vez que alguien lo rompió.
Su mirada transmite tantos sentimientos que lo sé, está hablando de Jason. Aun no puede seguir adelante con su vida o al menos no del todo, porque no logra superar su muerte.
Han pasado años de eso y aún no lo supera. Y por supuesto que yo tenía que fijarme en ella. Como si necesitara otro recordatorio de que jamás seré la primera opción de alguien.
Siempre habrá alguien más.
Todas las personas tienen a alguien a quien aún no han podido olvidar, quien marcó sus vidas de una forma que deja huella. Me pregunto si alguna vez yo seré esa persona para alguien.
Es una suerte que ella no esté en busca de una relación, porque yo me cansé de intentarlo e intentarlo y de llegar a la misma conclusión siempre: jamás seré a quien escogen.
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