Capítulo 1: Renacer

Todo comienza con la llegada de luz a la retina del protagonista, transmitiendo las visiones de un nuevo día.

Un cielo naranja ha sido asignado como el invitado especial de hoy al pintar a la región veraniega con la sensación de calidez y alegría. Algo histórico estaba por ocurrir.

Buenos días dormilón —dijo una tierna voz femenina en las cercanías de la habitación.

¿May? —Se preguntó en sus pensamientos el entrenador Pokémon, aún no tenía su visión del todo clara al ir despertando.

Venimos en cuánto nos enteramos de las buenas noticias —mencionó otra voz femenina del lado opuesto de la habitación.

El oriundo de Kanto giró su rango de visión de inmediato al reconocer a quien pertenecía.

¡Dawn! —gritó por dentro, la emoción corría como una inyección de adrenalina por su sistema nervioso.

¿Sorprendido de vernos? —preguntó la peliazul sonriente al ver la reacción positiva del chico con las marcas z.

Habían pasado años desde la última vez que se vieron, cuando finalmente los sueños de cada uno los obligaron a separarse.

Lazos como esos rara vez se encuentran en la vida; no son simples coincidencias. Ellas se encuentran aquí para apoyar a la persona que les marcó el camino.

No era un día común; el primer campeón de Alola sería coronado hoy.

Bueno Ash te dejamos para que puedas alistarte, hablamos más tarde en el bufet —dijo la princesa de Hoenn mientras Dawn se adelantaba hacia la salida, intentando despedirse con una torpe reverencia al estilo Alola.

El entrenador de Kanto asintió antes de que cerraran la puerta de la entrada, cuestionandose por qué seguía viendo su entorno desenfocado.

En lugar de sentirse protagonista, se percibía como un espectador de su propia vida.

Observó las palmas de sus manos, sintiendo un hormigueo entumecido, como si una capa de anestesia cubriera su piel.

¿Pika? —El Pokémon eléctrico preocupado, saltó desde la ventana, aterrizando en la cama con un leve crujido del colchón, llamando de inmediato la atención de su compañero.

Pikachu, en-en verdad no sé que me está pasando —balbuceó Ash, la incertidumbre apoderándose de su voz. Era como estar en una llamada donde podía escuchar cada palabra, pero sus labios se negaban a formar una respuesta.

Ya se... ¡Pikachu usa atactrueno en mi!

A pesar de entender las intenciones de su entrenador, para él nunca sería agradable lastimarlo a propósito.

¡Chuuuuuu! —La descarga eléctrica de Pikachu ramificó la habitación en destellos.

Ash cerró los ojos instintivamente, braceando para soportar la embestida eléctrica que ahora alcanzaba niveles asombrosos de fuerza.

Después de unos segundos, se atrevió a abrir los ojos, al percatarse que el dolor con el contacto indirecto de la electricidad era nulo.

¿Pikachu? —murmuró, notando la ausencia de su compañero, que ya no estaba a su lado.

Su visión permanecía borrosa, como si un velo cubriera el lente de una cámara profesional.

Un momento, esto es... —Al aceptar la situación, Ash, con sus ojos cafés atentos, se enfocó en las imágenes en vivo frente a él—. El estadio Manalo.

Los cánticos y gritos de la multitud empezaron a resonar, el cielo se unió a la celebración con nubes que danzaban en tonos rojos y azules, fusionándose momentáneamente.

Indeciso, el entrenador se quedó observando el campo de batalla que tenía a escasos metros, donde alguien lo estaba esperando.

La brisa marina invadió el estadio, y un escalofrío intenso recorrió la piel de Ash, despertando sus sentidos justo antes de que la desesperación se apoderara de él.

Podría cuestionar la razón de todo esto durante horas, pero eso no cambiaría nada. Con su determinación característica finalmente encendida, dio un paso adelante.

Pikachu ya estaba preparado para la batalla, mirando con determinación a su oponente, un Pokémon artificial.

Ash empezaba a recomponer su razonamiento a medida que sus sentidos volvían gradualmente. Podría ser denso en algunos aspectos, pero en otros era un verdadero genio.

Algo está mal. Esto... ya lo viví —murmuró Ash, con la voz cargada de asombro.

La nostalgia se manifiesta en momentos inesperados, pero todo recae en los sentidos. Incluso un aroma peculiar puede llevarte años atrás.

¿Realmente olvidamos por completo nuestros acontecimientos? ¿Cómo una simple referencia puede desenterrar un recuerdo que creíamos perdido?

Perdido en sus pensamientos, la película plasmada a través de sus pupilas iba avanzando sin un comando de por medio, ambos Pokémon luchaban con toda su energía en este combate final.

¡Atactrueno Pikachu! —ordenó de manera involuntaria el chico de Pueblo Paleta. Sus labios ni se habían movido, su voz sonó ajena, como si alguien más la hubiera pronunciado.

Obedeciendo la orden, el roedor eléctrico lanzó su rayo más potente, fragmentando incluso parte del campo.

El oponente se desvaneció en una nube de humo, ahora cubierto de cenizas grises y negras. Pikachu, tambaleándose, luchaba por mantenerse en pie; ese ataque había drenado sus últimas fuerzas.

El suspenso se prolongó unos segundos.
No había un solo grito en el estadio.
El silencio era tal, que los suspiros profundos y el latir de los corazones resonaron, hasta que finalmente uno de los dos titanes cedió a rendirse.

—¡Silvally no puede continuar, Pikachu es el ganador! —anunciaba el árbitro con euforia, el Pokémon artificial no logró soportar los embates del Kantoniano. Los espirales en sus ojos fue la clara evidencia—. ¡Gladio se ha quedado sin Pokémon para combatir, por lo tanto, nuestro primer campeón de Alola es Ash Ketchum!

El estallido de alegría y celebración invadió el estadio, la región veraniega consagró a su primer campeón en sus islas sagradas. Un precedente que sin duda estará en los libros de historia por siempre.

Ash, atónito, intentaba procesar la irrealidad del momento que, sin embargo, pesaba con la autenticidad de un evento real. ¿Era un sueño, un viaje al pasado, una ilusión? Dejó de lado la incógnita, saboreando la oportunidad de revivir un momento como este.

¡Pikachu! —gritó, corriendo a abrazar a su fiel compañero que cayó exhausto en sus brazos, pero radiante por el triunfo que habían anhelado durante tantos años.

Bien hecho Ash, fue un gran combate —dijo Gladion, estrechando firmemente la mano de su rival en un gesto de auténtico espíritu deportivo.

Gracias Gladion. Tu y Silvally nos llevaron al límite; sigan así —correspondió el campeón al apretón de manos, La amistad que compartían ha salvaguardado a la región de sus extintas amenazas.

Representa a Alola con honor. No lo olvides. A partir de ahora, perseguiremos tu corona —advirtió el hermano mayor de Lillie, con una chispa competitiva en sus ojos. La rivalidad no había terminado, solo había evolucionado a una nueva fase.

Estaré esperando ese día —afirmó Ash, aceptando el reto futuro, su llama de combatir ardía más que nunca, como si alguien le hubiera arrojado un torrente de gasolina a su pasión.

Gladion asintió y se retiró, en busca de su madre y su hermana menor.

De repente, Ash sintió un cálido abrazo por la espalda.

¡Sabía que lo lograrian ustedes dos! —exclamó May, llena de emoción al ver a sus amigos alcanzar finalmente la cima que tanto escalaron.

¡Pika! —Pikachu se subió a los hombros de May como agradecimiento.

Gracias por no perder la fe en nosotros May —dijo Ash, conmovido por el gesto de su compañera en Hoenn, el haberse tomado la molestia de venir a apoyarlo hace este momento aún mas especial.

Ahora si, no hay de que preocuparse Ash, lo has conseguido —añadió Dawn llegando a escena, su melena azul contrastaba con el cielo invitando a la noche a despedirse del atardecer—. ¿Cómo te sientes?

Eufórico y en paz, Dawn. Es como si un gran peso dentro de mí se hubiera desvanecido —respondió Ash, reflexionando sobre la popular frase "la vida siempre da revanchas," que siempre había mantenido en mente. Lo que nunca te dicen es cuántas revanchas tendrás... —. Aún no puedo creer que hayan viajado hasta aquí solo para verme.

Te vimos en televisión durante Unova y Kalos. Lamento no haber estado ahí, especialmente en Vertress —confesó Dawn, estuvo en Unova meses antes de la Liga, por ello su descontento consigo misma.

Bueno, están aquí ahora, y es lo que cuenta —sonrió el campeón, con la intención de conmover a su compañera durante su viaje en Sinnoh. Él más que nadie sabe la agenda apretada con la que viven sus amigas, también persiguen un sueño después de todo.

Basta Ash. Nos harás sonrojar —dijo apenada la chica de coletas castañas. La creciente expresividad de Ash en sus palabras le ha sentado bien a los ojos de May.

Bueno ahora es mi turno de devolverles el favor. Estoy ansioso por ver sus siguientes Gran Festivales —dijo el adolescente con un brillo de entusiasmo en sus ojos. Hacía tiempo que no presenciaba un concurso.

Eres un tonto... —susurró Dawn, con lágrimas a punto de brotar mientras se unía al abrazo de May. La mezcla de calidez y risas creaba una paz interior que todos ansiamos alcanzar. Un instante que deseaban eterno.

Ash —pronunció una voz femenina familiar acercándose.

Para el campeón de Alola, era imposible no reconocerla.

Mamá... —susurró, sintiéndose vulnerable.

La Sra. Ketchum recibió con brazos abiertos a su hijo. Ver crecer tan rápido a su único primogénito no había sido fácil.  Aunque sea difícil de creer han pasado 7 años desde que el pequeño niño de 10 años decidió salir de casa en busca de perseguir sus sueños.

Hoy todo el mundo te reconoce como uno, pero tú siempre has sido mi pequeño campeón Ash, nunca lo olvides —dijo Delia, asegurándole a su hijo que siempre sería su admiradora número uno—. Estoy muy orgullosa en lo que te has convertido. Nunca te diste por vencido y hoy finalmente recibes la recompensa de todos esos años de trabajo duro.

Gracias mamá, lamento que en todos estos años solo estuve poco tiempo en casa.

No hay nada que perdonar. Están jóvenes y llenos de energía para explorar el mundo. Solo no dejes de visitar a tu pobre madre; cada segundo cuenta para mí.

Te lo prometo —dijo su hijo en un tono que nunca antes se había escuchado de él, al menos en público.

¡Pika pi! —El Pokemon eléctrico por poco se quedaba dormido cuando se percató que la madre de su entrenador se encontraba con ellos.

Delia no dudó en acercarse a tomarlo en sus brazos.

¡Pikachu! Muchas gracias por cuidar a mi pequeño todos estos años. Viéndolos ahora, si no se hubieran encontrado, probablemente le habría tomado más tiempo a Ash llegar hasta aquí.

¡Mamá! —dijo Ash, avergonzado, mientras May y Dawn se contenían la risa. Creía que el comentario de su madre era innecesario.

Solo digo la verdad, señorito. No te lleves toda la gloria. Tus Pokémon han sido leales y se han esforzado tanto como tú. Recuerda eso —Las intenciones de su madre siempre serán las mejores para su hijo, la humildad es algo que para ella es indispensable no perder para el éxito.

Y estoy muy agradecido por eso. ¿Verdad Pikachu?

Pika —asintió el Pokémon, la amistad entre él y Ash era una de las más fuertes del mundo a este punto.

Tiene razón tu madre, Ash. La verdad no veo a otro Pokemon como tu duo destructivo, ¿quien más hubiera carbonizado mi bicicleta —expresó May entre risas.

¿Espera, a ti también te destruyó la bicicleta? —preguntó la hija de Johanna a la princesa de Hoenn.

Ash cayó hacia atrás, avergonzado, mientras Pikachu se reía de la situación, a pesar de ser en parte responsable.

¡Ash! —llamó una voz masculina. El entrenador Pokémon se levantó de inmediato.

¿Si, profesor?

Es momento de que levantes la copa —dijo Kukui emocionado, satisfecho con el éxito de la liga. La competitividad en Alola solo crecería después de hoy.

De acuerdo, ¿listo Pikachu? —preguntó el campeón mientras inicial regresaba a su hombro.

Pika —respondió con firmeza, preparado para subir al podio.

Anda Ash, los esperamos aquí abajo —dijo Dawn con una sonrisa, ubicándose en primera fila junto a los demás. Desde esa posición privilegiada, tenían una vista clara y sin preocupaciones.

El chico de iris cafés asintió y comenzó a subir los escalones, cada paso resonando como un eco de sus anteriores derrotas. Cada peldaño que superaba era un recuerdo de las ligas que no logró ganar, de las veces que la victoria se le escapó por poco.

La derrota no siempre es un fracaso, y la victoria no se mide solo en trofeos.

Perder liga tras liga fue un pequeño sacrificio comparado con lo que había ganado a cambio: experiencias inolvidables, encuentros con Pokémon legendarios, enfrentamientos con equipos malvados, y la formación de amistades profundas. Cada batalla, cada desafío había moldeado su vida de maneras que un simple título no podría igualar.

Si hubiera alcanzado la cima en los primeros años, ¿sería el mismo Ash que estaba hoy en el podio? Esa era una pregunta sin respuesta clara, pero algo persistía en su mente. ¿Era este el final de su viaje? ¿Había alcanzado su límite?

Finalmente, alcanzó la cima del podio, donde los cuatro Kahunas de Alola lo esperaban con sonrisas cálidas y palabras de felicitación.

Ash liberó a su equipo completo de sus Poké Balls. El estadio estalló en gritos y aplausos, un coro de alegría que resonaba no solo en las gradas, sino también a través de las pantallas que transmitían el evento a millones de espectadores en todo el mundo.

Este era un momento de celebración no solo para él, sino para todos aquellos que habían seguido su viaje.

Es toda de ustedes Ash, ¡muchas felicidades! —dijo Kukui mientras le entregaba la reluciente copa dorada al nuevo campeón, quien ya se encontraba en la cima del podio.

El peso inesperado de la copa casi hizo que se le escapara de las manos, pero con la rápida ayuda de sus Pokémon logró sostenerla firmemente. Sintió la calidez de la victoria fluyendo a través de su cuerpo.

¿Listos? —preguntó Ash, preparándose para alzar la copa—. Una, dos, ¡tres!

¡Ahi lo tienen damas y caballeros, Ash Ketchum es campeón de nuestra liga Alola! —anunció el comentarista, mientras los fuegos artificiales iluminaban el cielo y el confetti caía como lluvia. El estadio vibraba con los gritos de la multitud, tan intensos que parecían resonar hasta Kanto—. Le deseamos un reinado largo y glorioso a este formidable equipo. Y recuerden, ¡prepárense para el próximo año! ¡Una nueva tradición ha comenzado!

—¡Campeón Ash!

¡Ese es nuestro campeón!

¡Tú y Pikachu son los mejores!

¡Nunca dudé de tu potencial!

¡Gracias, Ash!

¡Haznos sentir orgullosos, campeones!

¡Ese es mi amigo!

Gracias por todo Ash, ¡felicidades!

Las voces de sus amigos se destacaban entre el clamor de la multitud. Kiawe, Sophocles, Lana, Mallow y Lillie lo habían apoyado desde el momento en que llegó a esta región paradisíaca.

Ash intentaba contener las lágrimas, pero la emoción era abrumadora. ¿Qué vendría después de este momento?

Mientras su mente divagaba, una intensa luz blanca llenó su visión, borrando lentamente la imagen del estadio y de los rostros familiares.

El tiempo de los recuerdos había terminado. Por un segundo, Ash sintió que había retrocedido en el tiempo, tan real había sido la experiencia. Pero no todas las historias permiten un recurso así.

Un oscuro presagio se hizo presente en su mente. Nuevas imágenes surgieron, esta vez sombrías y desoladoras.

Se encontraba solo, rodeado por aves que huían en desesperación de un infierno recién desatado. Un escalofrío recorrió su espina dorsal.

No... Esto no sucedió —murmuró Ash, negando con fuerza la visión que tenía ante sus ojos. En el cielo, un portal oscuro se expandía, irradiando un aura de terror incontrolable.

¿Ash, qué está pasando? —gritó una voz femenina, llena de miedo, pero al voltear en todas las direcciones, Ash no veía a nadie.

Ráfagas de plasma y descargas eléctricas emanan del portal. Una silueta oscura y gigantesca comenzaba a emerger.

Lo que eran antes cánticos y gritos de celebración, se transformaron en gritos de pánico y terror. Ash comprendió que estaba atrapado en su mente, solo él podía ver esta abominación.

Sus piernas temblaban, no por lo desconocido que estaba a punto de enfrentar, sino por un trauma que había despertado de su hipersueño.

¿Ash? —una voz femenina distinta resonó, esta vez con un tono consternado.

¡No se preocupen, iré por ustedes! —gritó desesperado—. ¡Saldremos de esta!

Vamos a estar bien Ash... —otra voz, cargada de una profunda calma, llamó su atención. Sabía lo que significaba.

Sin tiempo para reaccionar, una figura oscura se abalanzó sobre él a la velocidad del sonido, sumiéndolo en una oscuridad total...

Ash despertó en un vasto paisaje teñido de morado, un limbo donde las emociones parecían desvanecerse, dejándolo vacío, sin miedo ni alegría. Solo la brisa, suave y constante, algo que nunca lo abandonó en todas sus etapas de vida.

¿Pikachu? ¿Mamá? ¿May? ¿Dawn? ¿Chicos? —gritó Ash, su voz resonando en la inmensidad. Avanzó sin rumbo por lo que parecía un paraíso desolado, pero no obtuvo respuesta.

Había sido un prisionero de sus propios recuerdos, reviviendo fragmentos de su vida sin saber si aún era el mismo de antes. Se sentía un títere, atrapado en una existencia sin dirección.

¿¡Que más quieren de mi?! —clamó, su desesperación emergiendo en un grito. Había enfrentado fracaso tras fracaso, siempre con un corazón bondadoso, enseñando y aprendiendo. ¿Por qué, entonces, recibía este castigo?

Cayó de rodillas sobre el pasto cubierto de niebla, queriendo llorar pero sin poder hacerlo. Estaba agotado, tan cansado que ni siquiera el sueño podía ofrecerle alivio.

El peso del alma de Ash se hacía insoportable. ¿De qué servía ser el mejor si no había podido salvar a los suyos de la catástrofe?

En medio de su abatimiento, una sombra se acercó a él. Permaneció inmóvil hasta que notó la presencia.

Al levantarse y ver quién era, las barreras se rompieron, y las emociones regresaron como una marea abrumadora. Nunca hubiera imaginado volver a verlo.

¿Papá? —susurró, atónito al ver a su padre, a quien creía perdido para siempre.

Las palabras se le escaparon mientras se rendía al abrazo de su progenitor. Sabía que nada volvería a estar bien, pero en ese momento, necesitaba desesperadamente consuelo.

Ash —dijo su padre, su voz era suave pero firme.

Ash alzó la vista, capturando cada palabra.

Nunca pienses que no eres suficiente. He visto tu persistencia a lo largo de los años; eso vale más que cualquier copa.

Pero no pude salvarlos, papá. Soy un fracaso. Ni siquiera con toda mi experiencia pude enfrentarlos —confesó Ash, su voz cargada de tristeza.

Hijo, escúchame bien. No puedes lamentarte por lo que está fuera de tu control. Aún tienes una misión que cumplir, y estoy aquí para darte mi última bendición.

¿Qué? —preguntó Ash, más sorprendido que incrédulo—. ¿Y mamá? ¿Y los demás?

Están bien, en un lugar más allá de este plano existencial.

Los ojos de Ash, llenos de desesperación, brillaron con una renovada esperanza.

Aún no es tu tiempo, Ash. Enfrenta la vida que aún tienes. No tengo todas las respuestas, pero siempre te apoyaré. Lamento no haber estado en tus mejores momentos, pero siempre te estaré observando desde aquí, ¿entiendes? —dijo su padre, con una ternura que traspasaba el tiempo y el espacio.

Si papá... ¿cuídalos mucho si? —trasmitió su deseo aferrándose a su padre en un último abrazo.

Lo haré. Nunca te rindas. Eres un Ketchum, un orgullo para la familia... —Las palabras de su padre resonaron mientras Ash sentía su cuerpo ser arrastrado hacia el abismo. La visión de su padre se desvaneció junto con las nubes, dejándolo solo con su misión por cumplir...

Con un respiro profundo levantando su cabeza del suelo frío despertó de su trance el chico de cabello brillante color negro, con dolor de cabeza y raspones en los brazos.

Atado de pies, Ash entrecerró los ojos, intentando acostumbrarse a las parpadeantes luces de neón que apenas iluminaban la habitación.

El techo estaba abierto al cielo nocturno, revelando una galaxia en espiral, majestuosa e irreal, que giraba lentamente sobre él. ¿Dónde se encontraba?

Antes de que pudiera decir una palabra después del viaje repleto de emociones fuera de su consciencia existente, la puerta frente a él se abrió con un chirrido agudo que resonó en el vasto vacío.

Veo que finalmente ha despertado Sr. Ketchum...

C o n t i n u a r á...
___________________________

Fecha de estreno:
Sábado, 15 de Junio de 2024

Conteo de Palabras:
3430

🇷 🇪 🇧 🇮 🇷 🇹 🇭 

3-1-16-9-20-21-12-15 2: 14-5-15-14 5-19 13-9 14-21-5-22-1 12-21-14-1
19-1-2-1-4-15, 6 4-5 10-21-12-9-15

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top