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Jeremy cavilaba en sus pensamientos y el restaurant se iba llenando, la barra estaba cada vez más llena y en su primer día de trabajo se sentía mejor que nunca, y mientras él conversaba con la rubia de la barra, no se dio cuenta de que una mirada de ojos verde agua estudiaba cada movimiento que hacía, cada sonrisa que dedicada a su, lo que supuso, conquista de esa noche. Samantha lo observaba junto con Román y éste de un momento al otro le tocó el hombro para captar su atención.
-¿Qué te traes con el nuevo?- fue directo al grano, como era él y más con ella, siempre la cuidaba y por eso Sam lo adoraba.
-Nada Rom, solo miro como se las arregla para ya tener más de 4 números telefónicos en lo que va de estas horas de trabajo- respondió sin quitar la vista de la pelirroja que se había unido a la caída de babas de sus amigas y que tenía tomado de la mano sin poco disimulo en la barra a Jeremy y que él no tenía apuro en apartar.
-Jajaja sos tan bonita a veces, cuando no sos una pervertida amante de las nalgadas- Samantha le dió un pinchazo en las costillas con su dedo índice- auch eso dolió, pero me lo merecía, me pase. No sé que te traes con el flaco, pero ya me vas a contar, siempre es así. Yo te tengo un caramelito de noticia.
Eso captó toda la atención de Samantha, cuando Román tenía noticias nuevas, eso significaba que o en el hotel habría cosas nuevas o algo nuevo se venía.
-Bueno no hagas tanto suspenso, contame antes de que tenga que ir a la mesa 4.
-Jaja no creo que lo que tu cabecita se imagina sea lo que voy a contarte, pero bueno... si querés saber - se puso frente a ella tapando su visión de Jeremy y por un momento se sintió débil e indefensa, a su cabeza regresaron recuerdos que ella no quería que volvieran y dio un paso atrás, Román debió de darse cuenta porque le tomó la barbilla con la mano derecha ya que con la otra le había tomado el brazo para que no se fuera - Perdón, no me di cuenta- se disculpó, se puso a su lado nuevamente y ella le regaló una sonrisa, solo él sabía de su pasado y no podía enojarse- la noticia es que habrá una reunión de sexo, entre los mejores de Alemania, Brasil, España y Argentina y obviamente de acá y tengo dos pases VIP.
La cara de Samantha pasó del shock al asombro y después estalló en una carcajada ronca y llena de sentimiento que se sumó y contagió a la de Román.
-¿Me estás hablando enserio?, ¿Cómo conseguís esas cosas?- dijo con sus hoyuelos a la vista y los ojos brillantes; y por un momento el corazón de Román se llenó de melancolía, porque esa sonrisa le recordó lo feliz que esa mujer inocente era antes de que le rompieran el corazón por primera vez.
-Me las regaló mi primo, él no puede ir por el trabajo, así que me dijo que las aprovechara y bueno...
-Hace mucho no voy a una de esas fiestas, desde que terminé con Fabián.- su primer ex novio, el que la había hecho mujer y cuando ella se encariño como una joven de 17 años enamorada de su primer amor, todo se derrumbó. Con él había ido al primer club de sexo cuando cumplió los 18 y tuvo permiso de entrar. Luego de un par de meses lo encontró a la salida del boliche con una rubia de atributos bastante generosos tomados de la mano y quitándose el oxígeno con besos que no debían ser permitidos fuera del dormitorio.
Y en cuanto reaccionó, ella se acercó y le planto una bofetada, Fabián había quedado anonadado y la rubia se había alejado unos metros, Samantha estaba furiosa y dolida, ella no quiso saber nada más de amores y sólo se guiaba a nuevas experiencias sexuales y no emocionales.
-Tierra llamando a Sam- chasqueo los dedos frente a sus ojos perdidos.
-Perdón, me puse a cavilar.
-Me imagino, bueno y eso, tengo ganas de ir pero no sé con quién...-dijo mirándola a ella y a Jeremy en la barra que la estaba mirando nuevamente- o... Te las puedo dar y vas a darte un revolcón con el nuevo.
Cuando Samantha reaccionó, se rió a carcajadas y se fue a atender la mesa 4 que era de los huéspedes más importantes y de los pocos que dejaban propina del hotel dejando a un Román muerto de risa yendo a ocupar su lugar de trabajo como guardia de seguridad.
Dos horas después de que los huéspedes ya habían tenido la cena, el postre servido y se habían retirado los platos, Samantha se dedicó a disfrutar de la banda de jazz de sus amigos llamada Smooke que el hotel había contratado en la segunda semana de haber inaugurado ya que había tenido gran éxito con las personas que ahí vivían.
-Son buenos, ¿los conoces? - Jeremy sorprendió a Samantha a mitad del espectáculo y ella le regaló una media sonrisa antes de responder.
-Hola.- dijo volviéndose un poco de lado- Si los conozco, son amigos míos y son excelentes, no buenos - respondiendo a su pregunta con una sonrisa que a Jeremy le provocó ternura y excitación y tuvo que acomodarse la creciente erección disimuladamente. - ¿Ya terminaste?- señaló la barra con la barbilla.
-Jaja puede que tengas razón, es la primera vez que los escucho, todavía no puedo decir que tan buenos son, pero se ven profesionales y...- alargó la palabra y se paró detrás de ella y susurró al oído- todavía no termino, pero cuando lo haga quiero tomar algo con vos, afuera de estas paredes.
Por un momento Samantha se quedó quieta, perdiéndose en la seducción disfrutando de su aliento a menta y frizze Blue fresco que le puso la piel de gallina y se sintió empapada entre los muslos, tanto así que apoyó la curva de su trasero contra su entrepierna y lo que sintió ahí semiduro la mojó más, pero las palabras no salían de sus labios y Jeremy habló más lento y sensual.
-Voy a tomar eso como un "si" bonita, y te preocupes, que no tuve ojos para nadie más que vos en toda la noche, noté tu mirada fija en un momento, aunque si no fue para mí esa mirada, igual tus ojos son preciosos.
-Crei que ya habías invitado a alguna de tus admiradoras- dijo en un tono que sonó medio inocente y sensual y volteo un poco el rostro para ver el de Jeremy que solo se distinguía un poco con la tenue luz y ella estaba casi pegada a su boca- gracias por el cumplido, yo salgo en media hora, si me querés esperar, vos vas a salir antes si ya tenés todo limpio y ordenado.- le rozó la entrepierna una vez más, le rozó la mejilla con sus labios y volvió a ocupar su lugar alejada unos centímetros de su calor y volvió la atención a la banda dejando a un excitado y sonriente Jeremy que se fue al segundo a servir unos tragos que pedían unos clientes y terminar de limpiar para tener tiempo de prepararse para la noche que le esperaba con la castaña de curvas matadoras.
Media hora después, los dos salían de Mephs con sus camperas de cuero caminando hasta el hotel Voilet que estaba abierto las 24 horas y por las noches funcionaba también de bar, pero tenía habitaciones en el segundo piso. Al ingresar se ubicaron en el lado izquierdo de la barra, al lado de los baños, se sentaron en los taburetes y pidieron, ella un whisky a las rocas y él un martini y comenzaron a charlar.
-Al fin salimos- dijo Samantha mientras se quitaba la chaqueta y la acomodaba en su espalda- ya los zapatos me están matando.
-Jaja yo la pasé bastante bien- dijo mirándola a los ojos mientras bebía su martini con lentitud.
-No lo dudo, aunque te doy crédito, para ser el primer sábado que trabajas, te fue bastante bien, tenías muchas personas pidiendo tragos- cuando levantó la mirada hacia Jeremy él se estaba riendo de lado- ¿Qué te causa gracia?.
-La forma en que dijiste "personas" para no decir mujeres o algo más fuerte, ¿acaso estás de nuevo celosa?. -pregunto y ella bajo la mirada, el de nuevo la dejaba fuera de juego porque iba a tener que hablar de la mañana y no tenía ganas de pensar en eso ahora, y justo empezó a sonar una canción lenta, Say you Say me de Lionel Richie, que ella le encantaba bailar ya sea sola o acompañada
-¡Amo está canción! - saltó de su taburete y se puso a menear las caderas de forma lenta y sensual al ritmo de la balada dejando a Jeremy completamente anonadado, cuando se giró estiró su mano, lo miró fijo con su mirada verde agua y habló de nuevo - ¿Bailas conmigo?.
Pasaron unos segundos antes de que Jeremy reaccionara y tomara la mano que Sam le ofrecía, pero cuando lo hizo se soltaron por un segundo y sacudieron de dolor por el toque de electricidad que les había dado a ambos, se miraron y se tomaron de nuevo las manos y comenzaron a bailar al compás de la melodía del tema que estaba por la segunda estrofa, cuando él puso su mano sobre la espalda baja de Samantha un calor inundó su cuerpo por completo; cuando ella le rodeo el cuello con sus brazos y lo miró a los ojos, el tiempo se detuvo para ambos, en sus miradas podía sentirse las ganas que se tenían, el calor que emanaban sus cuerpos era palpable con solo pasar por su lado.
Sus rostros estaban casi pegados rozándose y cuando ya no aguantó más la tensión, Jeremy agachó la cabeza en los centímetros que le quedaban y la besó, primero suave, tanteando el terreno, rozando sus labios pidiendo permiso para explorar y ella una vez que dejó de resistirse abrió los labios para él. No pasó ni medio segundo y ya se estaban devorando, él la pegó a su cuerpo y ella hizo puntitas de pie para amoldarse a su cuerpo, poco a poco fueron alejándose de la pista y acercándose a los baños, a el pasillo que dividía el de hombres y mujeres, necesitaban un momento para ellos sin que los vieran las demás personas que había en el lugar.
-¿Sabés que arriba de este bar hay habitaciones que corresponden al hotel?- preguntó Samantha entre beso y beso mientras Jeremy la acorralaba contra la pared como había hecho la noche anterior y cuando terminó de decirlo se sorprendió de la insinuación que había tenido, no era propio de ella, pero estaba loca por saber lo que la boca de este hombre podía hacer con ella fuera de sus labios.
-Sí, lo sé. Te iba a decir lo mismo, pero no quería ligarme un cachetazo o espantarte ya que nos estamos conociendo y no te veo como una mina que quiera acostarse a la primera con alguien, no me das esa impresión.
-Gracias, la verdad es que no lo soy, no sé porque te lo dije, perdón..- subió las manos a su pecho para empujarlo, él se la tomó y las puso sobre su cabeza.
-¿Perdón por qué?, no te vas a escapar, las ganas que te tengo creo que las dejé bastante claras desde el primer día, ahora te lo pregunto, mirame a los ojos- ella levantó la mirada y se encontró con los ojos más verdes y excitados que jamás había visto, él estaba muy serio y a ella le encantó- ¿Querés que pida una tarjeta y subamos a una habitación y pasemos la noche juntos?.
Samantha asintió, no podía hablar, se había quedado muda con la muestra de respeto que le había demostrado este hombre que recién estaba conociendo y que estaba calando en su vida como ninguno lo había hecho después de su rompimiento con Fabián. Una vez que termino la balada y bailaron un par de temas más, se dirigieron al vestíbulo donde Jeremy anotó sus datos y les brindaron la tarjeta de la habitación n° 15, una vez que el ascensor los dejó en el pasillo correspondiente junto con otra pareja que había ahí, caminaron de la mano como si fueran una pareja, él abrió la puerta y al pasar automáticamente tomó a Samantha por la cintura, él detrás de ella y empezó a acariciar cada espacio de su cuerpo y a besarla en el cuello mordiendo tan solo un poco sin dejar marca y haciéndola temblar entre el dolor y placer que sus dientes le provocaban, ella mientras se dejaba hacer le acariciaba los bíceps y el cabello y le daba mayor acceso a su cuello.
Una vez que Jeremy tuvo suficiente de caricias, la giró y Samantha atacó sus labios, no fue suave, no fue tímida como solía serlo, fue sensual pero firme, pidió permiso y con su lengua recorrió cada espacio de la boca del hombre que la tenía en brazos y que de a poco le iba subiendo la camiseta para poder quitársela pero sin alejar su cuerpo de el de ella, solo se separaron para quitarse las respectivas prendas y siguieron devorándose como si no hubiera un mañana, se sentían deseosos, él de un cuerpo femenino al cual adorar y disfrutar, ella de caricias y de un poco de contacto más allá de un revolcón, pero ninguno hablaba, solo disfrutaban de lo que estaban viviendo en ese momento.
Una vez que ambos quedaron en ropa interior se tomaron unos minutos para observarse, Jeremy descubrió un tatuaje de lo que insinuó era una pequeña rosa de color azul en la cadera izquiera de ella, también vio que sus pechos dentro del sostén de encaje negro se le antojaron tentadores y la tanga del conjunto le quedaba de maravilla, hacía que sus muslos se vieran delicados y él se moría por degustar lo que se ocultaba debajo; Samantha descubrió torso muy sexy, grande y sin bello, con pectorales y espalda ancha que se veía mucho más atractiva sin nada encima, que era igual de atractivo que el abdomen definido por seis abdominales bien marcados y la V en la diminuta cadera que ella quería degustar con su lengua hasta llegar el bulto de gran tamaño que se podía apreciar a través de los bóxers de color negros y cuando subió la vista de nuevo descubrió un tatuaje de los Ases de pocker en el antebrazo derecho un brazo musculoso que quería que la rodeara y mientras subía vio sus labios entreabiertos al igual que ella sentía los suyos y quiso besarlo, su nariz era ideal para su rostro anguloso y cuando su mirada encontró la suya su garganta se secó ante la intensidad que vio en los ojos verde pardo de Jeremy que parecía que querían deborarla, como si fuera una presa lista para cazar y definitivamente quería ser cazada.
Después de observarse unos segundos más, de dejar que la tensión creciera un poco más él avanzó un paso hacia ella, y como toda mujer insegura que era Samantha por momentos, retrocedió sin quitar la mirada de su compañero en ningún momento y como si fuera un baile de seducción y provocación así siguieron hasta que la parte trasera de las rodillas y gemelos de Sam tocaron los pies de la cama -besame- pensó Samantha muerta de ganas de que de una vez por todas la tocara; y como si él hubiera leído sus pensamientos subió su mano lentamente rozando la cinturilla de su tanga por el lado derecho, seguidas sus costillas y su senos, hasta llegar al cuello donde detuvo su mano y con el pulgar y las yemas de sus dedos tomó el rostro de la hermosa mujer que tenía enfrente y la besó, la devoró como ella quería que lo hiciera y ambos cayeron en la cama con un ruido que amortiguó el cubrecama azul marino que hacía contraste con las pieles claras de ambos. Entre besos y caricias Jeremy le quitó el sostén a la castaña quien no se opuso, le tomó un pecho en su gran mano, lo apretó y masajeo mientras su lengua invadía la de ella demostrando en cierta forma lo que haría una vez que la hubiese penetrado, algo que encendió la lívido de Samantha la cual tomó coraje y metió su mano dentro del boxer tomando el miembro de él que ya estaba duro, no semi duro, estaba duro y con un gota pre-seminal con la cual lubricó la cabeza antes de empezar a masajear de arriba hacia abajo descubriendo que era más grande lo que ella hubiera tocado o probado y se sintió mojada y deseosa de tenerlo dentro, pero la previa con caricias y besos fogosos que la estaban haciendo llegar a la locura le encantaba, y más le gustaron cuando con su boca Jeremy cubrió uno de sus pechos y lo succionó y con la mano que tenía libre se deslizó lentamente por su abdomen plano y se metió entre sus bragas, rozando su pubis hasta meter el dedo medio en su humedad sin llegar a penetrarla, simplemente masajeando su botón de nervios casi haciéndola explotar en un orgasmo que jamás se había aparecido tan pronto. Unos minutos más y pararon a respirar y fue cuando Jeremy habló entre jadeos.
-¡Mierda, no aguanto más! - dijo entre jadeos mientras se giraba para tomar de la canasta que se encontraba en el velador un preservativo- Podría besarte toda la noche, pero sentirse mojada me calentó y necesito estar adentro tuyo, ¿qué opinas?.
-Opino lo mismo, pero antes quiero probarte- dijo entre jadeos cuando la penetró con su dedo y la besó.
-Entonces no perdamos la oportunidad.-dijo sonriendo de lado antes de tomarla y quedar el contra el colchón y acomodarla a ella para que quedara de rodillas hacia el otro lado con su hermoso culo hacia su cara y que la de ella quedara hacia sus piernas y lentamente comenzó a quitar la última prenda que le quedaba para dejar a la vista la parte que él más deseaba ver, su centro de placer. Cuando ella se rió suave con sus pierna la ayudó para que pudiera quitarle el boxer y pudiera tomarlo en sus manos, pero antes de que pudiera probarlo con su boca se le adelantó y empezó a brindarle sexo oral haciéndola jadear y retorcerse en sus manos al compás de su lengua y cuando Jeremy se detuvo ella aprovechó y se metió su pene entero en la boca ahuecando las mejillas y un jadeo ronco seguido de un <<mierda>> salió de la boca de el muchacho que clavó la cabeza en las almohadas y después de recuperarse de la invasión de esa boca mojada que sabía chupar y succionar como a él le encantaba, volvió a usar su boca para degustar el sabor que algunos podrían decir que era amargo, pero para él, la vagina de una mujer era un afrodisíaco y le encantaba probar, era un fetiche y saber que Samantha no era tímida, que le gustaba arriesgarse, lo calentaba tanto que sintió cuando creció en la boca de esa mujer sexy que casi se atraganta.
Cuando sintió que se aproximaba el primer orgasmo de los que muchos que quería darle esa noche, apresuró a su lengua y le introdujo dos dedos ya que estaba bien lubricada y no le iba a causar dolor haciéndola parar con su mamada y explotar en su boca llenándose del clímax femenino mas sabroso que hacía meses no probaba, de algo que no quería admitir pero que si lo degustaba nuevamente se volvería una adicción para él y más cuando la escuchó gemir...
-¡OH DIOS MIO! ¡Si, ay si así Jeremy no pares, oh mierda que...oh si!- gemía Samantha mientras se retorcía en los brazos de ese dios del sexo oral que la estaba volviendo loca con sus dedos y lengua, como cuando la besó en promesa cumplió con su boca y ahora ya no aguantaba, quería tenerlo adentro lo más pronto posible, quería que su enorme pene se introdujera en ella centímetro a centímetro.- Ya, por favor, dame el preservativo- le dijo dándose vuelva sosteniendo el miembro entre sus pechos desnudos dándole la visión más erótica que hubiese imaginado, con manos temblorosas tomó el profiláctico entre sus manos, lo abrió con ambas manos manteniendo el equilibrio y sonriendo de lado, se veía muy sexy y Jeremy tenía que hacer acopio de toda su fuerza para no eyacular ahí, en su boca, cara y pechos de lo excitado que estaba, pero cuando se puso el preservativo en la boca la cordura la perdió por completo, jamás se lo habían puesto de esa manera y se volvió un esclavo de esa mujer sin haberlo planeado, casi se había quedado sin aliento cuando la vio arrodillarse y apoyar las manos en sus muslos como hacían las chicas sumisas.
En ese momento la adrenalina estaba al máximo y tuvo que controlar su fuerza cuando se levantó a besarla y acostarla en el medio de la cama con una almohada abajo de la espalda y otra en su cabeza.
-No te das una idea de lo linda que te ves con esa cara sonrosada- ambos rieron- ¿estás listas? Estoy muy puesto y no quiero dar marcha atrás cuando empiece.
-Jeremy, tengo 18 y no soy virgen, tengo experiencia suficiente para hacerte venir al menos 3 veces en lo que quieras que nos quedemos en el hotel- se apoyó en un codo y con su mano le tomó la mandíbula- Estoy lista bombón, no doy más de las ganas- le chupó y mordió el labio inferior volviéndolo loco como él la había enloquecido a ella con el sexo oral de hacia unos minutos y se recostó nuevamente poniendo ambas manos al lado de sus pechos apretándolos suavemente mientras se pellizcaba los pezones.
Y mientras Jeremy mentalmente pensaba-Mi Dios, esta mujer va a matarme- metió el pulgar de su mano izquierda entre sus labios después de haber separado sus muslos y haber dejado a la vistas sus labios sonrojados por el sexo oral que le había dejado palpitando y con la mano derecha poco a poco primero la cabeza y luego el resto se fue introduciendo en ella que emanaba calor por cada poro de su cuerpo y se sintió temblar a par de ella, ambos jadearon al momento de que todo el miembro entro y encajó a la perfección en su entrada.
Poco a poco fue moviendo las caderas, entrando y saliendo con parsimonia y jadeando en el esfuerzo por no venirse como un adolescente precoz, estaba demasiado excitado y ver la cara de placer de Samantha no lo ayudaba con nada, la penetraba despacio, cuando la veía morderse los labios aumentaba el ritmo, siempre en la misma posición, como hacía con cada mujer que iba a la cama con él, le encantaba mirar a los ojos cuando estaban por llegar al clímax, los ojos vidriosos, los labios entre abiertos, la cara sonrosada de excitación y placer; ella movía su cuerpo al compás de sus embestidas; habían llegado a 3 orgasmos juntos desde que habían comenzado hacia dos horas, y ella sola por cortesía de la resistencia de ese hombre que la estaba enloqueciendo había tenido 4 orgasmos sola en menos de 10 minutos y parecía que él quería brindarle más, el tiempo parecía que no pasaba.
Había palabras cariñosas, nada rayando lo romántico pero se notaba que ninguno quería decir algo que pudiera afectar el momento ya que se acababan de conocer, pero en sus mentes sabían que llegar a ese primer encuentro les iba a cambiar ya sea para bien o mal con el pasar del tiempo. Y cuando Jeremy se agachó para succionarle un pezón, ella se apretó encerrando con su calor su erección y gritó su nombre llegando nuevamente al orgasmo tirandole del pelo para atraerlo hacia su boca y besarlo apasionadamente; así Samantha después de 3 meses sin sexo volvió a sentir electricidad en la boca de un hombre y Jeremy sintió electricidad en su columna vertebral, en sus testículos cuando ella rozó su lengua con la suya y mirándola a los ojos dijo; -Nena, no sé qué tenés, pero estoy a punto de acabar - y volvió a besarla y se levantó, puso sus manos en sus muslos para mantenerlos abiertos, apoyó el mismo pulgar que hacía aproximadamente dos horas había puesto su boca lo apoyó en el clítoris hinchado y mojado de la muchacha arrebatadoramente sensual que tenía debajo de su cuerpo y apresuró sus embestidas, se volvió salvaje, se lo hizo duró y con todo el cuidado posible acompasó sus movimientos corporales con su pulgar haciendo que ambos se volvieran locos de placer y cuando ya no aguantó más la tensión, dio tres embestidas profundas y tiró la cabeza hacia atrás.
-¡OH MIERDA SAM!- gritó el orgasmo y mientras se derramaba dentro de ella como hacía mucho no hacía, por miedo a que fallara el preservativo y provocar algo en la chica con la que estuviera teniendo sexo, se sintió como en casa y cuando se miraron a los ojos mientras ella seguía apretando su sexo con el suyo, el tiempo se detuvo. Luego de salir despacio de su interior, de comprobar que no había ningún derrame ni se había roto por la fricción el profiláctico, le hizo un nudo y lo tiró en la papelera al lado de la mesa de noche y luego se recostó encima de la bella chica que tenía desnuda, sudada como él por el esfuerzo y el calor, la besó dulce en los labios y luego con cuidado la acercó a su pecho y los tapó a ambos con el cubrecama.
Ninguno dijo palabra alguna, no querían pensar, estaban agotados, satisfechos y con muchas preguntas internas, pero como buenos amantes y sin olvidar que al día siguiente debería actuar como los compañeros de trabajo que eran, Jeremy apagó el velador que estaba en su lado de la cama, Samantha se acurrucó contra su costado, sintiendo su calor corporal y tratando de no pensar en lo bien que se sentía dormir de nuevo con alguien por las noches.
-Buenas noches chico nuevo- dijo depositando un beso en su mejilla.
-Descansa preciosa, en un rato vienen los de servicio a cuarto- dijo viendo que eran las 5 de la madrugada- yo pido por los dos si te parece.
-Suena genial- respondió y luego bostezó acurrucándose una vez más y sintió el beso que ese chico de mirada intensa depositaba en su cabello luego de abrazarle el hombro.
Debían descansar, la jornada del domingo para ambos iba a empezar de la manera más extraña que hacía mucho tiempo no vivían, acompañados el uno con el otro.
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Buenas buenas, tanto tiempo.
Pido disculpas a las personas que están leyendo la novela por no haber actualizado en todo este tiempo, tuve un bloqueo tremendo de escritura y lectura, y al parecer empezar la universidad me lo ha quitado, espero poder actualizar cada dos o tres días o fin de semana de por medio. Pero por haberme demorado tanto, les regalo un capítulo larguito, realizado con esfuerzo y mucho amor para que la narración sea de su agrado.
Si les gusta voten y comenten, si no les gusta o creen que le faltan cosas, dejen sus comentarios también, su opinión es muy importante.
Espero que sientan la misma emoción que yo al redactar la historia, ABRAZO GIGANTE.
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