Capítulo XXXVI: Cumpliendo nuestros sueños.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.
Algunos meses habían pasado. Konoha, como otras aldeas, se recuperaba de los daños y bajas que causaron la guerra. Tsunade suspiro por quinta vez en el día, se giró en su silla, su asiento se hizo hacia atrás y ella aprovecho para recargarse mejor en el, colocó sus pies en el escritorio y la comodidad aumento.
Shizune entró llamando su atención— No se deben subir los pies al escritorio— dijo mientras retiraba los papeles que Tsunade había revisado y dejaba más.
—Necesito unas vacaciones.
—Si, la comprendo— Shizune se dejo caer en una silla frente a su maestra, agotada del ajetreo del día— Pero si quiere retirarse debe terminar todos sus pendientes, no puede dejarle un desastre a su sucesor Tsunade-sama.
—Si, si— la rubia miró de reojo la botella de sake que tenía cerca de su silla, solo tenía que hacer que Shizune se fuera para poder beber y relajarse— Deberías ir por algo de comer, ninguna de nosotras a probado bocado desde la mañana.
El estómago de Shizune emitió un ruido embarazoso, ella se sonrojo— Pero siga trabajando mientras no estoy.
—Claro Shizune, sabes que lo único que deseo es salir de aquí— la pelinegra suspiro y salió de la oficina de su maestra. Tsunade sonrió y tomo la botella que había escondido— ¿Cuándo será el día que termine esto y me puedas suplantar?
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Obito, Kakashi y Rin caminaban juntos. Quedaron en reunirse para comer como en los viejos tiempos, solo hacia falta su maestro Minato para que el equipo estuviera completo.
—¿Y Hinata?— pregunto Rin cargando a su pequeño Kiyoshi de cuatro años— ¿No la invitaste Obito?
—Si lo hice— respondió de inmediato— Pero tenía algo que hacer— Obito miró hacia el suelo.
Kakashi y Rin se dieron cuenta de que tenía que ser algo relacionado a Itachi, se acercaba su aniversario.
—Bueno no hay problema, será para otra ocasión— dijo Kakashi con su tono neutral de siempre, miró a su hijo y a Rin de reojo y sonrió— Rin, ¿Obito ya te dijo que Tsunade lo escogió como su sucesor?
La castaña miró a Obito emocionada— No me lo había dicho, ¿Eso es cierto Obito?
—Si, pero se supone que aún es secreto— murmuró viendo a Kakashi, el peliplata se rió, había logrado molestar a su amigo— ¿Y ustedes dos cuándo piensan darle un hermanito a Kiyoshi?
Kakashi se sonrojo bajo su máscara— No todos somos unos pervertidos como tú.
Rin suspiro— No empiecen de nuevo.
—Yo no soy un pervertido— Obito se sonrojo y cruzó sus brazos.
—No mientas, todos saben lo que le haces a Hinata cuando están solos en casa— Kakashi intento no caer en su provocación, pero con Obito siempre parecía que volvía a ser un niño.
—Cállate Kakashi, no digas esas cosas en frente de todos.
—Ya basta ustedes dos— Rin los miró con una sonrisa amable— Dejen de discutir que ya llegamos.
—Kakashi comenzó— murmuró Obito.
—Obito— lo llamo como última advertencia.
—Esta bien.
Kiyoshi dejo de esconderse en el cuello de su mamá y alzó sus brazos para que Kakashi lo cargará, el peliplata así lo hizo.
—¿Vas a querer un postre Kiyoshi?— el niño miró a su padre con los ojos llenos de emoción.
—Si, quiero un postre.
—Pues tendrás que comer tus vegetales— le advirtió Rin, Kakashi no pudo evitar reír.
—No te rías Kakashi, por eso no quiere comer sus vegetales.
—Es que tu cara se mira graciosa cuando te molestas— Rin se sonrojo.
—Dejen de coquetear frente al niño— Obito negó lentamente— Es enfermizo.
Kakashi entrecerró los ojos— ¿Ese es Shisui besando a Hanako?
—¿Qué?— Obito se molestó al voltear hacia donde Kakashi señalaba y descubrir que solo fue engañado— Esa broma no fue graciosa.
—Si lo fué— Rin se rió de la cara que había hecho su amigo.
—Idiotas— susurró molesto, Rin golpeó su hombro.
—No digas esas palabras frente a Kiyoshi.
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—Ya cumplí diez años tío Itachi— le confesó Hizashi contento.
Hinata acomodaba flores cerca de su tumba, como cada tercer día— Itachi debe estar muy feliz, has venido a visitarlo.
—Lo seguiré visitando, por más que crezca no lo voy a olvidar— Hizashi se acercó a su mamá para limpiar las pequeñas lágrimas que querían salir de sus ojos.
—Es bueno que no olvidemos a la familia.
Hizashi asintió— Oneesan comenzó a salir con Shisui-san, aunque Otôsan no está de acuerdo.
Hinata se rió ligeramente— No te preocupes Itachi, Obito ya lo maneja mejor.
—Ayer entrene con el abuelo Hiashi, él dice que soy muy fuerte— Hizashi ayudo a acomodar las flores— No le diga a Hanako Oneesan, pero estoy seguro de que soy el nieto favorito del abuelo Hiashi.
—Nadie tiene favoritos Hizashi— le dijo Hinata sonriendo, su hijo imitó su gesto.
—Cuando compre Dangos pensaré en usted tío Itachi, Okasan dice que son sus favoritos.
—Hyūga— Hinata volteó a la izquierda y miró a Sasuke, atrás de él venía Sakura.
—Hace mucho que mi apellido dejo de ser Hyūga, Sasuke.
—Pero no dejas de ser una Hyūga.
Hinata suspiro resignada, Sasuke nunca dejaría de llamarla así, aunque ella le decía que la llamara por su nombre, él seguía siendo reservado.
—Hola tío Sasuke, tía Sakura— saludo Hizashi de manera cortés.
Sakura sonrió— Hola Hinata-sensei, Hizashi.
—Solo dime Hinata— le pidió la ojiperla, Sakura asintió— Hizashi y yo nos vamos, para que ustedes tengan más privacidad.
Sasuke se despidió con la mano, Sakura lo hizo con una reverencia. El Uchiha espero a que madre e hijo desaparecieran de su vista y dejó un ramo de flores para su hermano, prometió ir a visitarlo después. Aunque Sakura había insistido en acompañarlo y él había aceptado, no se sentía cómodo si alguien estaba en el espacio que pertenecía a él y a su hermano.
Sakura siguió a Sasuke de cerca, el Uchiha le lanzó un objeto y siguió caminando, ella paró su camino para atrapar el objeto, lo miro entre sus manos y se sonrojo.
—Sasuke-kun— él siguió dándole la espalda, no quería que Sakura viera el sonrojo de sus mejillas.
—No aceptaré un no por respuesta— Sakura quiso llorar de la emoción, se colocó el anillo en el dedo anular y siguió caminando para alcanzarlo.
—Acepto Sasuke-kun.
—Bien— Sakura lo alcanzó y rodeó el brazo izquierdo de Sasuke con su brazo derecho, miró el ligero tono rosa en el rostro del Uchiha, pero prefirió no decir nada.
No quería arruinar el momento.
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Shisui y Hanako estaban sentados en la banca de un parque, disfrutando de una tarde tranquila. Por la mañana habían visitado a Itachi y después de pasar tiempo con él decidieron tener una cita.
—Iré por un algodón de azúcar, ¿Quiere uno?
Shisui miró que el puesto estaba algo retirado— Deja que vaya yo.
—No, una chica atiende el local.
—¿Qué con eso?— Shisui la miró divertido, ¿Acaso su pequeña novia estaba celosa?
—Las chicas nunca cobran cuando usted es el cliente— Hanako suspiro, Shisui era atractivo para muchas chicas, con tal de quedar bien nunca le cobraban por lo que pedía y ella no podía vivir sabiendo que llevaría a la quiebra un local por aprovecharse del atractivo de su novio— Aunque si quiere puede acompañarme, pero yo pido los algodones.
El Uchiha observo más a la chica que atendía el local— No, yo aquí te espero— él sacó su cartera y se la entrego para que pagara con su dinero.
—¿Acaso no quiere acompañarme?
—Hace unos días la chica que atiende el local metió un papel con su dirección en mi bolsillo, no es que no quiera acompañarte, solo evitó que me toquen de nuevo.
Hanako frunció el ceño— Sabe que, caminaré hasta el otro local— ella se levantó y se fué, Shisui se dió cuenta por su manera de caminar que estaba molesta.
Los niños que jugaban en el parque hacían sonreír a Shisui. A unos metros de distancia uno de los niños corría sin descanso, al tropezar con una piedra cayó de frente al suelo. El pequeño no tardó en llorar, Shisui iba ir hacía él, pero los padres del niño fueron más rápidos. Después de que su madre beso el raspón de su rodilla, el niño pareció tranquilizarse.
—Ya no tenían algodones— la voz de Hanako lo trajo de vuelta a la realidad, Shisui se giró a verla— Tome su cartera.
El Uchiha guardo su cartera y le sonrió— ¿Sabes jugar cartas?
Ella se sentó a su lado— Si, suelo ganar cuando juego con Otôsan.
Shisui lo medito un momento, Obito era bueno jugando cartas en las reuniones del Clan, aún así se iba arriesgar— ¿Quieres ir a jugar en mi casa?
Hanako asintió— ¿Solo un juego?, Debo regresar a casa antes de las nueve.
—Vamos pequeña Hanako, aún es temprano, hay que hacer algunas apuestas para que todo sea más interesante.
—¿Dinero?
—Si— Shisui se levantó y extendió su mano, Hanako la tomo sonrojada— Tal vez— se corrigió viendola con una pequeña sonrisa.
Ambos caminaron de vuelta al distrito Uchiha, en el trascurso saludaban a las personas que se encontraban. Shisui no dejaba de ver a los niños que corrían y jugaban, tan pequeños y llenos de vida. Miró de reojo a la chica a su lado y se convenció de la decisión que había tomado.
Shisui metió una llave en la cerradura de su puerta, cuando está cedió la empujó con su cadera y extendió sus brazos para que su acompañante pasará primero— Bienvenida a casa pequeña Hanako.
—Gracias— le respondió ella entre risas.
—¿Quieres comer algo?
Ella negó— Estoy bien, descuide.
—Bien, hay una mesa alta en la sala, juguemos ahí— Hanako dejo sus zapatos en la entrada y siguió a Shisui— Las cartas están arriba del televisor, busca en ese lugar mientras yo voy a traer las sillas.
Hanako entro a la sala, había una mesa alta en el rincón como Shisui le dijo, dos sillones de color café hacían juego con la madera del suelo. La televisión estaba sobre un mueble en donde también se miraban muchos libros. La ojiperla busco arriba del televisor, tomo las cartas y contó que estuvieran completas.
—Ya las encontraste— Shisui entro a la habitación y dejó una silla para ella y colocó la suya del otro extremo de la mesa— ¿Las quieres repartir?
—Si— ella revolvió las cartas, le dió dos cartas boca abajo a Shisui y después coloco dos para si misma, luego repartió las cinco cartas comunitarias boca arriba en el centro de la mesa— Listo, ¿Cuánto apostaremos en la primera ronda?
—No quiero dinero.
—¿Entonces?— la ojiperla lo miró confundida.
—Mmm si yo gano, dejaras de llamarme con tanto respeto, no me hablarás de usted.
—¿Y si yo gano?
Shisui sonrió— Escoge lo que quieras.
—Si gano, hará la cena de mañana.
—De acuerdo.
—Nada de hacer trampa.
—Yo no haría trampa pequeña Hanako.
Las cartas subían y bajaban. Cada uno intentaba analizar a su adversario. Shisui mostró sus cartas, escalera real. Hanako sabía que una escalera real era invencible. La reviso tratando de encontrar un error, as, rey, reina, jota y diez, todos eran de tréboles. Había perdido la primera ronda.
—Esta bien, ganaste esta.
—Si, tal vez tengas suerte la próxima vez.
Shisui tomo las cartas y las revolvió, repartió y tomo las que le habían tocado.
—¿Qué será está vez?— pregunto Hanako.
—Quiero un beso inocente— ella se sonrojo— ¿Y tú?
—Yo quiero que limpies la cocina durante una semana.
Hanako sonrió cuando completo su jugada, mostró sus cartas. Escalera de color. Cinco cartas consecutivas de corazones, cuatro, cinco, seis, siete y ocho. Su sonrisa se borró al notar que Shisui también tenía escalera de color y que además poseía la carta más alta.
—Tendrás que ponerte de pie— la ojiperla frunció el ceño, camino hasta su novio y unió sus labios con los suyos por unos segundos, Shisui tomo su brazo antes de que se fuera y la jalo hacia él, la sentó sobre sus piernas, tomo su cintura y la volvió a besar, Hanako rodeó su cuello con sus manos, suspiro contra sus labios cuando él tocó su pecho por arriba de la tela de su blusa.
Se separó de inmediato al sentir que Shisui metía su mano por debajo de su falda— Dijiste que era un beso inocente.
—Creo que no tenemos el mismo concepto de inocente— ella lo miró con los ojos entrecerrados y regreso a su lugar.
—¿Última ronda?— Shisui asintió— ¿Qué apostamos ahora?
—Quiero escoger hasta que haya ganado.
— ¿Qué estás planeando?
—Nada en especial.
Hanako infló sus mejillas antes de revolver y repartir las cartas. No lograba entender porque perdía, ella era buena cuando jugaba con su padre. Bajo sus cartas, Full, tres jotas y un par de cincos. Shisui tenía la misma jugada, pero su trío era más alto. Ganó.
—¿Qué quieres ahora?
—Como es la última ronda, tiene que ser algo especial— el Uchiha sonrió— Quiero que te desvistas para mi.
—Ehh— Hanako se sonrojo fuertemente— Shisui.
—Quítate la ropa— ordenó, la ojiperla mordió sus labios, no quería hacerlo, pero había perdido y tenía que cumplir con esa parte del trato. No debió aceptar el juego de Shisui. Con las mejillas rojas y las manos temblando quitó su blusa, se puso de pie, bajo el cierre de su falda y la dejo caer al suelo— Tu abdomen sobre la mesa.
Ella obedeció, Shisui se levantó de su asiento, estiró los brazos y camino hasta estar detrás de ella, el largo cabello de Hanako ocultaba su rostro, pero no hacía falta ser un genio para saber que estaba sonrojada. La ojiperla se tenso, Shisui utilizaba sus dedos para estimularla, quería detenerlo pero no encontraba la manera. Él bajó sus bragas, escucho el cierre de su pantalón y todo se volvió oscuro por un momento. Shisui estaba dentro de ella.
—Mmmm Shisui— gimió su nombre como respuesta a la invasión que sufrió su cuerpo— N-no entiendo, porque perdí si suelo ganar con Otôsan.
Shisui sonrió, él no solía ganar tanto cuando jugaba con Obito y Hanako era muy predecible en sus jugadas, además de que su lenguaje corporal la delataba, ¿Cómo decirle que su padre la dejaba ganar?
—Tal vez solo es mi día de suerte— el Uchiha la penetró despacio— Hace mucho que no estaba dentro de ti, ¿Deseabas esto tanto como yo?
—Shisui n-no— Hanako se vio interrumpida por los gemidos involuntarios que salieron de su boca— No digas esas cosas.
—Vuelve a decir mi nombre— le pidió aumentando la velocidad de sus movimientos.
—Shisui— el nombrado sujeto su cadera.
—Harás que termine— Hanako se alarmó, Shisui no debía terminar dentro de ella, había sido descuidada dejando que entrara en ella sin un preservativo, pero no dejaría que él hiciera lo que estaba pensando.
—Si quieres terminar adentro tendrás que ganar otra ronda.
Shisui arqueo una ceja— Eso suena interesante.
Hanako tomo las cartas y las acomodo para que jugarán una vez más. La ojiperla aprovecho que su cabello tapaba su rostro para activar su Byakugan. Shisui permaneció dentro, entraba y salía con el propósito de desconcentrar a Hanako.
—Escalera real— Hanako bajo sus cartas para que Shisui las observara.
—Ganaste pequeña Hanako— Shisui tomo un mechón de su cabello y lo escondió detrás de su oreja para besar su mejilla, Hanako no desactivo su dōjutsu a tiempo— Hiciste trampa.
—Shisui.
—Tendré que castigarte por eso.
Shisui salió de ella para darle la vuelta, la recostó sobre la mesa y la penetró de nuevo. Subió su sujetador y tomo uno de sus senos entre sus manos.
Perdió la cuenta de las veces que terminó dentro de ella, pero esperaba que fueran las suficientes.
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Obito y Hizashi estaban sentados en la mesa. El primero tenía una taza de café y el segundo una taza de chocolate. Hinata había ido a tomar una ducha cuando terminó de comer y Hanako había salido temprano para almorzar con Akane y sus padres. Padre e hijo revisaban las cartas que les habían llegado en la semana.
—Cuentas a pagar, dinero por misiones— Obito murmuraba mientras acomodaba las cartas en un orden específico.
—Esta es del abuelo Hiashi— Hizashi le mostró la carta emocionado— Es para Hanako y para mi.
—Tal vez les trajo un recuerdo del último lugar al que salió.
—Si, la abriré cuando Oneesan llegue.
—Me parece bien.
—Esta es del hospital y tiene el nombre de Okasan— el pequeño Uchiha miró la carta triste— ¿Okasan está enferma?
—No, no— Obito negó de inmediato y revolvió el cabello de su hijo— A los ninjas de Konoha se les hace un examen médico cada cierto tiempo, estos son los resultados de tu mamá.
—¿Entonces no está enferma?
—No, mirá abriré la carta para mostrarte que tu mamá solo está— Obito y Hizashi se quedaron callados, se miraron el uno al otro hasta que el mayor volvió a hablar— Embarazada.
—¿Seré hermano mayor?— pregunto feliz.
Obito volvió a leer la carta, esta tenía el nombre de su esposa— Si, Hinata está embarazada.
Ambos gritaron por la emoción. Hinata termino su baño y salió corriendo a la cocina cuando escucho los gritos.
—¿Qué les sucede?
Su esposo se levantó, tomo su cintura y la alzo para darle vueltas— Estás embarazada.
Hizashi corrió hacia sus padres para unirse a la celebración— Seré hermano mayor— repitió emocionado.
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