Capítulo XXIII: Nos vamos a separar.

Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momento al lector.

Obito y Hinata estaban en el hospital, en la habitación donde se encontraba su primogénita reinaba el silencio, un florero en la repisa de a lado era lo que intentaba aminorar la tristeza que se sentía. Su hijo menor se quedó en casa de su abuelo, Hiashi prometió que los Hyūga se harían cargo de él.

La ojiperla no soltaba en ningún momento la mano de su hija, ella aún no despertaba y ya había pasado una semana. Obito estaba recargado en la pared a un lado de la puerta, golpeaba con insistencia el suelo, el ruido de su zapato había comenzado hace apenas unos minutos y Hinata ya empezaba a desesperarse. El Uchiha venía dándole vueltas al tema del Itachi y no encontraba la oportunidad para enfrentar a su esposa.

—¿Quieres dejas de hacer ruido?— le pidió alzando un poco la voz, acarició más la mano de su hija y suspiro, no quería desquitar su preocupación con Obito— Por favor.

—¿Lo sabías?

Hinata volteó a verlo confundida— ¿De qué hablas?

—Sabías que Itachi se iría de la aldea— Obito la miró fijamente, la duda en sus ojos solo aumento sus sospechas— Sabías que Itachi pensaba irse y dejaste que Hanako se siguiera ilusionando, ¿En que estabas pensando?

—Yo no sabía nada— Hinata desvió la mirada de nuevo a su hija— No hagas conclusiones apresuradas.

—No te atrevas a mentirme Hinata, no me decepciones más.

Ella mordió sus labios con impotencia, cerró los ojos y respiro profundamente— Ya te dije que yo no sabía nada.

—¿Acaso me crees un idiota?— Obito ya no pudo contener más su molestia, se acercó a la cama donde estaba recostada Hanako y apretó con fuerza la barra de protección— Itachi, Shisui y tú son mejores amigos, no puedo creer que no hubieran notado sus cambios, Itachi ya no era el mismo y aún así dejaste que siguiera saliendo con nuestra hija, por tu culpa Hanako está

—Ya basta— lo interrumpió para evitar que terminara— Yo no soy culpable de nada, jamás pondría a mis hijos en riesgo.

El Uchiha intento tranquilizarse, pero conocía muy bien a Hinata, había algo con relación a Itachi que le estaba ocultando— Siempre he pensado que tienes los ojos más sinceros que he visto, pero en este momento no miró nada de sinceridad en ellos.

—Obito.

—Ya no digas nada más— él le dió la espalda y camino a la puerta, tomo la perilla pero se detuvo— Creo que será mejor que nos tomemos un tiempo.

—¿Qué quieres decir?

—Que ahora nos estamos separando— Obito giró la perilla y salió de la habitación antes de que se pudiera arrepentir de su decisión.

—Pero ahora es cuando más necesito que estemos juntos— susurró a la silenciosa habitación, acarició la mano de su hija por última vez antes de irse y limpio las lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos.

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Lo único que vino a su mente al salir del hospital fue ir a ver a Kakashi, aunque no quería admitirlo él era su mejor amigo. En el camino busco la manera de tranquilizarse, su amigo abrió la puerta cuando lo llamo y lo dejo pasar sin necesidad de alguna palabra. 

—En verdad siento lo de tu hija.

—Lo sé— murmuró cabizbajo.

—¿Necesitas algo?, Te noto extraño— Kakashi camino a su sala seguido por el pelinegro.

—Es Hinata— Obito se sentó en el sofá de la sala, apoyo sus codos en sus rodillas y frotó su cabello— Sabía lo de Itachi y no dijo nada, Hanako se siguió ilusionando por su culpa.

—¿Por qué estás tan seguro de eso?

—Ella y Shisui son sus mejores amigos, debieron darse cuenta.

Kakashi suspiro y negó con la cabeza— Itachi estuvo en anbu, sabe muy bien como fingir y ocultar sus emociones, ni siquiera sus padres notaron algo irregular en comportamiento.

—Pero aún así, hay algo que me está ocultando, puedo verlo en sus ojos, estoy seguro de que tiene que ver con Itachi.

—Debes comprender que esto es difícil para ella también, uno de sus mejores amigos prácticamente un hermano, acaba de mandar al hospital a su hija.

—Debo disculparme con ella pero también quiero un momento para organizar mejor mis ideas.

—¿Dijiste algo malo?

—Le dije que nos separemos por un tiempo.

—Creo que ambos necesitan tiempo.

—Si— murmuró— Kakashi, ¿Tienes sake?

El peliplata alzó una ceja— ¿Acaso planeas tomar?— le pregunto divertido— Te recuerdo que no sueles tomar demasiado.

Obito Uchiha despertó con un fuerte dolor de cabeza en la sala de Kakashi, su amigo estaba en otro de los sofás en una posición que de seguro le causaría dolor cuando despertará.

Frotó el puente de su nariz y se levantó como pudo, se tambaleó demasiado pero logró ir al baño y lavarse la cara, salió de la casa sin despedirse y cerrando bien la puerta. Decidió caminar por el camino en donde menos luz hubiera, apenas estaba amaneciendo y los rayos del sol molestaban sus ojos. 

Abrió la puerta de su casa sin hacer ruido y se fue a su habitación, sus ojos se abrieron por completo cuando se dió cuenta de que la cama estaba vacía, salió a buscar en el cuarto de Hizashi pero lo encontró igual de vacío que el suyo. 

El miedo lo invadió de inmediato, corrió a la cocina esperando que estuvieran tomando el desayuno, pero tampoco había alguien ahí. Una nota en la mesa fue lo único que encontró, la leyó hasta al final.

Tienes razón, debemos tomar un tiempo para pensar y por eso regresaré con Hizashi al Clan Hyūga. 

Hinata

Apreto la nota, tuvo el impulso de salir a buscarla, pero él fue quien le había pedido tiempo, tiró el papel a la mesa y regreso a su habitación.

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Hinata fue a su casa por alguna ropa de sus hijos y de ella. Obito tenía razón, ambos debían tomarse un tiempo, la ojiperla pensaba esperar a que Shisui despertará para hablar con él sobre la situación de Itachi. No podía decirle la verdad a Obito, el Hokage había prohibido hablar sobre el tema, pero él debía creerle cuando decía que jamás pondría en peligro a sus hijos.

Escribió una nota y la dejo sobre la mesa, tomo con más fuerza la mochila en donde llevaba lo que necesitaba y salió de la casa. 

Cuando llegó al Clan, el guardia de la entrada la llevo con su padre, el acepto que se quedarán en su casa y les asignó una habitación para ella y su hijo cerca de Hanabi. Hinata dejo su pequeña e improvisada maleta en la cama y fue a sentarse cerca de la ventana, miró el atardecer por unos momentos cuando la puerta se abrió y sintió a su pequeño de cuatro años correr para abrazarla.

—Okasan, ¿Cómo sigue Oneesan?— Hinata despeinó su cabello y le sonrió de manera dulce.

—Ella estará mejor.

—¿Es cierto lo que dijo mi abuelo Hiashi?— el niño se sentó a su lado y la miró curioso— Nos vamos a quedar en su casa.

—Si es cierto, nos quedaremos para que sigas ayudando a Hanabi con sus entrenamientos y como no quería dejarte solo decidí venir— su madre en ningún momento dejaba de sonreír, el pequeño Uchiha la imitó y la volvió a abrazar.

—¿Otôsan también se quedará?

—No, él salió a una misión.

Hizashi se entristeció al escucharla— ¿Cuándo regresa?

—Aún no lo sé.

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Cinco días pasaron, para Obito había sido una eternidad, ese día despertó temprano para ir a ver a Hanako en el hospital. Antes de llegar pasó por dos ramos de flores, uno era para su hija y el otro era para buscar a Hinata y arreglar las cosas.

Saludo a la recepcionista y ella lo dejo pasar después de revisar que las flores no fueran peligrosas para ninguno de los pacientes del hospital, había ciertas flores a las que muchos eran alérgicos. 

El pelinegro abrió la puerta con cuidado, estaba por saludar a Hanako cuando notó que Hinata se encontraba en la habitación, sentada a lado de la cama.

—Hinata— su corazón se sentía oprimido, quería hablarle pero las palabras se quedaban en su garganta, suspiro y se armo de valor— Lo siento no debí decirte esas cosas, tú no tienes la culpa del estado de nuestra hija, es solo que yo— ella no lo miro, eso lo preocupo— Siento que me estás ocultando algo, además no sé cómo manejar esta situación, toda la presión hizo que me terminara desquitando contigo, en verdad lo siento y espero que me perdones, necesito que estemos juntos no me gusta que nos separemos, en este momento es cuando más necesito que estemos juntos, por favor.

La azabache se puso de pie, beso la frente de su hija y le sonrió— Lo siento Hanako pero tengo que irme, vendré pronto a visitarte.

El Uchiha le extendió el ramo cuando la vio acercarse a él, pero Hinata no volteó a verlo en ningún momento, pasó a su lado sin dirigirle la palabra, extendió su mano y la siguió, estuvo cerca de tomar su brazo cuando la puerta por poco golpeó su nariz.

Ella lo había dejado solo de nuevo, recargo su frente en la puerta y la golpeó ligeramente con su mano. 

Hinata recargo su espalda en la puerta al salir, sus ojos estaban humedecidos, parpadeó varias veces y se fue de regreso al complejo Hyūga.

Obito paso dos semanas solo en casa, los ruidos del timbre en la puerta lo despertaron pero decidió ignorarlos. Pensó que pasar tiempo solo le ayudaría a no recordar que Hinata le estaba ocultando algo, pero en realidad sólo pasaba sus días extrañando verla al igual que a su hijo. 

Al pasar una semana desde su separación fué a buscarla al complejo Hyūga, pero el guardia de la entrada siempre le decía lo mismo. 

Hinata-sama no desea verlo.

Se dió un baño rápido y tomo las llaves para salir de casa. Camino por todo Konoha para despejar su mente, fue a la florería Yamanaka a comprar un ramo para su hija y después ir a visitarla al hospital. Hanako ya había despertado y en cualquier momento podrían darla de alta.

—Buenas tardes— saludo como de costumbre a la recepcionista.

—Espere Uchiha-san— lo llamo antes de que se fuera, Obito se detuvo y regreso con ella.

—¿Sucede algo?

—Su hija no está en la habitación.

—¿Qué dice?

—Esta mañana Hinata-san vino a verla, el doctor le dijo que Hanako ya podía salir del hospital.

—¿En dónde está?

—Hinata-san mando alguien para buscarlo y ponerse de acuerdo en lugar donde la niña se quedaría, pero no lo pudieron encontrar, al parecer no estaba en casa— Obito golpeó su frente con la palma de su mano, recordó lo sucedido en la mañana y se arrepintió de no haber abierto la puerta cuando escucho los timbres— Hinata-san y su acompañante se llevaron a Hanako al Clan Hyūga.

—Gracias por decirme— Obito se despidió y salió corriendo a buscar a su familia.

Apresuró su paso al estar a unos metros de su destino, tocó la puerta y espero a que le abrieran.

El guardia de siempre fue quien lo recibió— ¿Qué se le ofrece?

—Quiero ver a Hinata, por favor.

El Hyūga suspiro cansado— Esperé un momento— él cerró la puerta sin esperar una respuesta y camino tranquilo hasta el despacho del líder del Clan.

Toco la puerta y paso cuando se lo indicaron— Hiashi-sama, Obito Uchiha busca a Hinata-sama.

El castaño despegó la vista de sus papeles solo para verlo unos segundos— Dile que Hinata no quiere verlo— el guardia asintió y se fue, Hiashi continuo leyendo y firmando sus papeles.

Obito se estaba balanceando, noto que la puerta se volvía a abrir y se enderezó con una sonrisa nerviosa— Lo siento, Hinata-sama no desea verlo.

Al Uchiha se le volvió a partir el corazón al escuchar esas palabras— E-entiendo yo, supongo que vendré después.

—No se lo recomiendo— el Hyūga cerró la puerta dejándolo con la duda.

Obito se quedó pensando por un momento, no quería irse sin haber hablado con Hinata o haber visto a sus hijos, era probable que ella estuviera enojada con él por no haber estado cuando Hanako fue dada de alta, no podía dejar que eso pasará.

Camino de manera sigilosa hasta llegar a la parte trasera del complejo Hyūga, cuido que los guardias no lo mirarán y escaló la barda para entrar. 

No tenía idea de dónde podría estar su familia, así que la busco por un buen rato, cuidando en todo momento que ningún Hyūga lo viera. 

Su rostro se iluminó al ver a Hinata sentada en la orilla de una casa, dió un paso pero se detuvo al instante. Ella no estaba sola, a su lado un Hyūga de su misma edad, de piel clara, cabello corto y castaño platicaba con mucha alegria. Ella sonreía feliz, una mezcla de tristeza y enojo se instalaron en él.

El Hyūga se levantó y camino a unos rosales que había en el patio, saco un Kunai de su porta armas y corto una de las tantas rosas, mientras caminaba de regreso a ella iba cortando las espinas de la flor, se paró frente a Hinata y le extendió la rosa.

Ella lo miró con un ligero sonrojo, Obito se molestó de inmediato, esa era la misma mirada que le daba a él.

El castaño dijo algo que no logro escuchar y Hinata tomo la rosa con una dulce sonrisa.

—Hinata— el grito hizo que ambos Hyūga girarán a verlo.

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Nos vemos en otra actualización 💖

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