Se abren los ojos
Dazai se encontraba sumido en la más oscura de las tinieblas. Miraba a su alrededor, per no podía distinguir nada en la oscuridad.
—¿Acaso estoy muerto?—preguntó en voz alta.
—No, no lo estás—le respondió una voz.
Una pequeña luz apareció, iluminando a la persona que había hablado. Dazai abrió la boca por la sorpresa.
—Espera, ¿yo? ¿Acaso he comido hongos y por eso me imagino a otro yo?—preguntó Dazai.
El otro Dazai negó y después se acercó a Dazai. Éste pudo comprobar que no era exactamente él, puesto que vestía de forma arreglada y con una gabardina color crema.
—Estás dentro de tu mente Osamu—dijo el Dazai de la gabardina—. Estás aquí porque conectaste con mi mundo debido a mí.
—¿Conectarme con tu mundo? Ni que estuviéramos dentro de una película de ciencia-ficción, por favor—resopló Dazai.
El Dazai de la gabardina frunció el ceño y dijo:
—Escúchame, pues no tengo mucho tiempo. Existen distintos universos dentro de una misma línea del tiempo. En todos esos universos, existen las mismas personas que en el universo principal, sólo que las personas de los distintos universos tienen cambios respecto al universo original—el Dazai de la gabardina hablaba de forma rápida y precisa, queriendo que Dazai lo entendiera—. Así, podría existir un Dazai jefe de la Port Mafia, un Dazai kitsune... Por razones que no voy a comentarte, tu universo y el mío estuvieron muy próximos el día de la muerte de Odasaku, y tu mente conectó con mis recuerdos, haciéndote creer que tu realidad y la mía eran las mismas.
Dazai escuchaba atentamente y asentía, algo confuso.
—Desde hace cuatro años, has estado viviendo en un mundo que no existe en tu universo, perdiéndote lo que sucedía en tu entorno a excepción de cortos intervalos de tiempo, en los que podías distinguir la voz de una persona en concreto y dos de las personas que conociste a través de mis recuerdos.
—¿Te refieres a Chūya y a Atsushi-san y Kyōka-chan?—preguntó Dazai.
—Exacto, Osamu. Como iba diciendo, pudiste distinguir la realidad, pero en el momento en el que Dostoyevsky apareció, tu mente se envenenó, puesto que no pudiste soportar su comportamiento, adentrándote más en mi universo para saber como derrotarlo y entenderlo. Pendes de un hilo muy fino, y deberás aceptar que lo que has estado viviendo hasta ahora es una mentira si quieres vivir bien tu vida, Osamu.
Dazai se miró las manos, atónito. ¿Todo lo que había vivido era una mentira? Cerró los ojos, incapaz de comprenderlo, mas una voz desgarradora llegó a su oídos.
—"Soy yo quien ha fallado. ¿No hay nadie que me tome de la mano y deje de existir conmigo? Tengo la sensación de que un intento no es suficiente. Los días que se oscurecen bajo el sol poniente son interminables. En un mundo como este...te encontré".
La voz de Chūya repiqueteó en sus oídos, y sintió sus músculos desentumecerse.
—¿Chūya?
—Tu salvavidas, querrás decir—dijo el Dazai de la gabardina.
—Está...cantando mi canción.
Dazai cerró los ojos para disfrutar de la voz de Chūya, pero los abrió de pronto al escuchar al pelirrojo cantar:
—"De repente, esa mano me suelta y detiene mi imprudente corazón. Quiero intentar vivir así un poco más, pero no es propio de mí pensar eso. Mientras deambulo por este interminable hoy, espero con impaciencia el amanecer que existe en alguna parte..."
—Esa parte no la recuerdo haber compuesto...
—Porque Chūya está cumpliendo el deseo que escribiste en las páginas de tu diario, Osamu. Te está ayudando a terminar tu canción.
Dazai se giró hacia el Dazai de la gabardina sólo para ver cómo éste comenzaba a desaparecer.
—Veo que has decidido seguir allí. Me alegro. Buena suerte, Osamu Dazai. Una última cosa:si quieres cumplir de verdad el deseo de Oda, ve a la Agencia. De verdad existe.
Una luz envolvió a Dazai, quien se vio obligado a cerrar los ojos.
Cuando Dazai los volvió a abrir, escuchó un llanto y un peso en el pecho. Miró hacia abajo solo para ver a Chūya llorar contra su cuerpo.
Con pena, apoyó su mano sobre las ondas pelirrojas de su compañero y cantó los versos que acababan de ocurrírsele, finalizando así la canción:
—"Aunque todavía no he comprendido el significado de la vida, por ahora digo adiós a la eternidad. Tal vez pueda disfrutar de este mundo fugaz"—Dazai sonrió y comentó como para decirle a Chūya que estaba allí—:Sí, creo que es un buen final para la canción. Gracias, Chūya.
El pelirrojo alzó lentamente la cabeza, sólo para encontrarse con el rostro sonriente de Dazai.
—"Adiós al intento de Eternidad" es un buen nombre, ¿no crees?—el castaño hizo una mueca y dijo—:¿Por qué cada vez que me despierto te veo llorando, babosa?
—¡Dazai!—Chūya sonrió y se abrazó con fuerza a su compañero.
Dazai se sorprendió, pero cerró los ojos y correspondió al abrazo de Chūya.
—¿D-De verdad estás aquí? ¿Ya no te irás?—susurró el pelirrojo.
—Estoy aquí, Chūya, y no pienso irme de aquí ahora que tú estás—susurró Dazai al oído de su compañero.
Chūya asintió un par de veces y apoyó su cabeza en el hueco entre el cuello y el hombro de castaño, quedando así por varios minutos en los que sólo se oían sus respiraciones tranquilas.
—Me alegro de que estés aquí—murmuró el pelirrojo.
Dazai sonrió de nuevo y tomó de las mejillas a Chūya, provocando un sonrojo en el de menor estatura.
—¿Te han dicho que te ves mono cuando te sonrojas?—comentó el castaño antes de besar con delicadeza la frente de Chūya.
Éste cerró los ojos, disfrutando de contacto que le ofrecía su compañero, mas los abrió de golpe al notar los labios del castaño sobre los suyos.
No rompió el contacto, sólo cerró los ojos de nuevo mientras pasaba su brazos por el cuello del castaño, acortando la poca distancia que había entre ellos.
—Lleva allí un buen rato, ¿entramos para ver cómo está?—preguntó Atsushi.
Él y Kyōka llevaban media hora fuera de la habitación de Dazai, esperando que Chūya tuviese su momento de intimidad con su compañero antes de que saliera e informase a Mori de la situación.
—Sí, vamos—Kyōka tomó el pomo de la puerta y la abrió.
Lo dos jóvenes abrieron los ojos como platos al ver a su superior dormir con la cabeza apoyada en el regazo de Dazai, quien le acariciaba el cabello con cariño.
—D-Dazai-san...—murmuró Atsushi.
El mencionado se giró hacia él y sonrió.
—Atsushi-kun, Kyōka-chan.
A pesar de no conocerse formalmente, los dos jóvenes se abalanzaron sobre Dazai y lo abrazaron con cuidado de no aplastar a Chūya con su cuerpo.
Dazai sopesaba lo que entre Chūya, Atsushi y Kyōka le acababan de contar mientras los cuatro desayunaban en la casa del mafioso pelirrojo.
—Vaya, he desperdiciado cuatro años de mi vida...—murmuró el castaño mientras miraba una galleta hundirse en un vaso de café.
Chūya le dio un pequeño apretón en el hombro para reconfortarlo y Dazai posó su mano sobre la del pelirrojo.
Kyōka se levantó un momento de su silla y fue a por un documento que se encontraba sobre la isla de la cocina.
—Chūya se dedicó a apuntar cada palabra que salía de tu boca y la transformó en esto—Kyōka le dio el documento a Dazai y se sentó de nuevo.
El castaño leyó el título: "To The Stray Dogs". Dazai leyó un par de páginas, recordando las cosas que había visto en los recuerdos del otro Dazai, el de la gabardina. Se paró en seco al leer las palabras "Agencia Armada de Detectives".
—La promesa...—murmuró Dazai antes de fruncir los labios.
Chūya suspiró, y recordó tanto la promesa que el castaño le había hecho a Odasaku antes de morir y la que él realizó, que era ayudar a Dazai a cumplir la promesa.
—Osamu, no sé si me escuchaste aquella vez, pero—Chūya tomó a Dazai de las manos y lo miró a los ojos—, te prometí ayudarte a cumplir la promesa que le hiciste a Oda. Así que, si te vas de la mafia, yo iré contigo.
A Dazai se le enterneció el corazón por la confesión de Chūya, pero no pudo reaccionar debidamente ya que Atsushi se alzó rápidamente de su silla y exclamó:
—¿¡Os iréis de la Port Mafia!? ¿Nos abandonaréis?
El mafioso pelirrojo pudo ver el miedo en los ojos del chico tigre y la tristeza en los ojos de Kyōka, por lo que se alzó y dirigiéndose a ambos, dijo:
—Sabía que reaccionarías así, Atsushi, pero estáte tranquilo, no pienso dejaros—Chūya tomó aire antes de proseguir—: Los dos vendréis conmigo y Dazai.
—¿Nos estás sugiriendo que nosotros también traicionemos a la Port Mafia?—preguntó Kyōka con un hilo de voz.
—La Port Mafia no es un buen sitio, por más que trabajemos allí—dijo Chūya—. Kyōka, tú aún tienes catorce años, apenas has entrado en tu adolescencia, deberías poder vivir en un mundo lleno de luz—la mencionada frunció los labios—. Atsushi, tú ya eres un adulto, pero todavía se pueden compensar los años que pasaste encerrado en la oscuridad—Atsushi hizo una mueca—. Ambos merecéis poder ser felices, tener una buena vida. Si ayudamos a Dazai a cumplir la promesa de su amigo, podréis cumplir ese sueño.
Chūya extendió sus manos hacia delante mientras sonreía, como invitación a que ambos jóvenes le acompañaran. Atsushi y Kyōka se miraron, sonrieron y tomaron la mano de su superior al mismo tiempo que ambos decían:
—Vámonos a la Agencia, Chūya/Chūya-san.
Dedicado a SoMoon1
Y sólo queda el epílogo [que saldrá el 1 de agosto] aparte de este capítulo.
Espero que hayáis estado disfrutando esta historia, y muchas gracias a aquellos que han estado leyendo y votando en esta historia.
Sin más que decir, me despido. Nos vemos en el epílogo, cuidaos 👋
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