Capítulo 43: Noche estrellada, Parte I
Dedicado a:Rosaperez100
Capítulo 43: Noche estrellada, Parte I
JANA CLARK
Mi cabeza estaba echa un completo desastre, mi piel vibraba al recordar lo que había ocurrido tan sólo minutos atrás con el comandante Hofmann, más que la pasión sexual y física que nos atraía de manera desenfrenada también estaba este lado extraño y misterioso de él, las cosas que me estaba ocultando me ponían alerta, porque él parecía sorprendido de mi marca a la vez que parecía saber qué era, de hecho pareció algo asustado. Llevé una mano hacia mi costilla encima de mi franelilla, sentía que esa marca ardia.
—Estas vestida horrible.
La voz de Donovan me distrajo cuando entró a la tienda, fue una sorpresa cuando vi que nos habían puesto juntos, aún más con la absurda regla del comandante Hofmann de nada de parejas.
—¿Disculpa? —dije dejando mis cosas a un lado para voltear a verlo, él se quitó los lentes, parecía algo cansado a juzgar por las profundas ojeras alrededor de sus ojos.
—Tienes un pantalón demasiado corto y una camisa de tirantes, ¿crees que ese es el atuendo adecuado para una profesional?
—No puedes hablar enserio, está haciendo un calor de mil infiernos —repliqué—, y esta clase de ropa no pareció molestarte con las otras tenientes.
Él giró los ojos.
—Sabes que soy muy honesto. Pareces una cualquiera.
—No eres honesto —dije enfadada—, eres hiriente y con falta de empatía para decir las cosas que sabes que pueden llegar a hacerme sentir mal.
Él frunció el ceño como si no se hubiera esperado que le replicara. Claro, antes él podía decir cualquier cosa de mi aspecto y por mis inseguridades me hacían sentir que él tenía razón, que estaba siendo ridícula en intentar usar ropa común pensando que por mi cuerpo luciría muy mal, o hasta el hecho de intentar maquillarme y que a él nunca le gustara.
Ahora se sentía diferente, sentía que me estaba conociendo a mí misma, y que yo realmente podía usar esto porque quería y me sentía bien haciéndolo, sus comentarios ridículos estaban fuera de lugar.
Ahora empezaba a comprender de que tal vez, atacándome era su forma de mantener control sobre mí y mis ideas, su forma de siempre hacerme sentir inferior, como me dijo el comandante Hofmann, él me hizo ver realmente cosas que había ignorado todo este tiempo.
—¿Por qué me hablas así? —replicó Donovan pareciendo afligido—, no me gusta que hagas esto.
¿Yo?
—¿Cómo así? —dije sin comprender cómo él terminó siendo el que sufría tras su ofensa hacia mí.
—Como si me odiaras. —dijo—, siento que todo lo que hago te molesta. Casi como si no pudiéramos respirar el mismo aire.
Tomé una profunda respiración y pasé una mano por mi cuello sintiéndome de repente pesada.
—No te odio yo... —murmuré— Solo me siento muy mal porque...
«Porque te engañé y no una, sino varias veces». Sentía un terrible nudo en la garganta.
—¿Tú te sientes mal? Por favor —me interrumpió—, si yo soy el que se ha estado intentando hacer las cosas bien y todo me sale de la mierda. Desde que inició esta maldita expedición solo estoy... joder, ¡estoy mal!
Podía ver la frustración emanar de él y realmente me sentí mal por él. En el poco espacio no me tocaba, pero lo sentí como un golpe, su rostro rojo a punto de seguir con sus quejas.
—Aún queda bastante camino por recorrer —empecé a decir— y aún puedes...
—¡Cállate! —soltó enojado, me sobresalté—, ¿crees que necesito tus consejos? Me haces sentir poco hombre ¡me estás haciendo quedar como idiota!
—Estoy seguro, de que tu mismo te encargas de eso.
Se escuchó la voz del comandante Hofmann antes de entrar a la tienda robando nuestra atención. Sus ojos azules se fijaron en Donovan, la tienda de repente se sentía aún más diminuta con su enorme cuerpo aquí.
Nos quedamos en silencio, Donovan parecía apenado de que "su amigo" lo hubiera escuchado discutiendo conmigo. El comandante Hofmann soltó un ligero bufido y continuó diciendo:
—Me temo que ha habido una equivocación y los han puesto juntos a ustedes dos por error.
Sus profundos ojos azules me miraron por un segundo antes de volver a mirar a Donovan y perseguir diciendo:
—Sé que estas expediciones pueden ser estresantes, por eso intento hacer lo mejor para su relación poniendo algo de distancia entre ustedes, de esa forma no habrá distracciones ni peleas. Tengo entendido que se quieren casar ¿no?
—Sí, claro —dijo Donovan—, ya Jana tiene un buen anillo.
—Debió contarte una fortuna —dijo el comandante Hofmann y solo yo comprendí el sarcasmo porque él sabia que no era original—. De verdad, quiero lo mejor para ustedes.
«¿Qué? ¡No puedes ser tan hipócrita!»
No podía creer que de verdad estuviera diciendo que él quería cuidar nuestra relación y por eso literalmente estaba haciendo de todo para separarnos.
—Oh, ¿y qué haremos ahora con la tienda? —dijo Donovan pareciendo algo conmosionado, no podía creer que en verdad él creyera que él comandante Hofmann nos estaba ayudando— Nada pasará igualmente entre la doctora Clark y yo, respetamos mucho sus normas.
Como siempre, Donovan siendo correcto ante los superiores. Sentía que el comandante Hofmann se estaba aprovechando de la situación.
—Sé que eres muy responsable, doctor Gustin —dijo el comandante Hofmann y vi como Donovan pareció satisfecho de que el comandante Hofmann lo tomara en cuenta—. Al parecer no hay más tiendas de acampar y me han instalado con ustedes, espero no les moleste.
Me quedé en blanco.
—¿Qué? —solté.
—No para nada —dijo Donovan—, no nos molesta.
— ¿Cómo que no nos molesta? Claro que me molesta compartir esta diminuta tienda con dos hombres. —repliqué.
No, de ninguna manera iba a dormir con mi prometido y con mi amante. Miré al comandante Hofmann advirtiéndole que esto era caer demasiado bajo, sin embargo, sus ojos de azul maldito eran la reencarnación del diablo cuando se cruzaron con los míos y esa lijera sonrisa malévola apareció curvando la comisura de sus labios. Sentí que mi vientre se contrajo ante el deseo que ese hombre siempre lograba despertar en mí.
—Me temo —respondió el comandante Hofmann—, que es irreversible.
Alguien lo llamó y él salió de la tienda, toqué mi estómago, joder, sentía que de repente me faltaba el aire y no podía respirar de la taquicardia que tenia presionando mi pecho.
—Es tu jefe —dijo Donovan pareciendo ya harto de discutir y alzó la mano para tocar la mía—, y mí me conoces de toda la vida, no voy a dejar que te toque.
Suspiré, extrañaba esta parte de Donovan, esta que me miraba y sonreía, que me tomaba la mano y podía ser... algunas veces dulce.
—Vale —dije y él me soltó empezandose a acomodar a un costado de la colchoneta.
La tienda era bastante pequeña, apenas podíamos poner alguna de nuestras cosas y dos colchonetas que eran tan delgadas que apenas nos separaban del suelo.
Dudé por un segundo cuando vi a Donovan tan tranquilo en que el comandante Hofmann durmiera con nosotros, es decir él vio en la oficina como él comandante Hofmann me tomaba la mano, creí... que había notado algo por su cambio repentino de actitud y el anillo inesperado.
—¿Crees —me atreví a preguntarle a Donovan— que le gusto al comandante Hofmann?
Él ni siquiera me miró y ni siquiera lo pensó cuando respondió:
—Estoy seguro que con tantas chicas hermosas alrededor, no se metería contigo.
—¿Estás diciendo que no te parezco hermosa? —alcé una ceja.
—Estoy diciendo —se levantó un poco sosteniéndosese de sus codos—, que no se va a meter contigo porque él sabe que estás conmigo. Tranquila. Aquí somos todos profesionales.
Volvió a acostarse, suspiré, joder, o Donovan era muy descuidado o simplemente confiaba demasiado en mí.
Salí de la tienda, ya casi todos estaba en sus tiendas de acampar, la noche estrellada la iluminaba una gran luna creciente. El comandante Hofmann hablaba con unos coroneles, cuando se desocupó y se volteó yo lo encaré con mi mejor rostro gélido.
—¿Qué estas haciendo? —le solté.
Él apenas se inmutó cuando respondió con simpleza:
—No voy a dejar que duermas a solas con él.
—¡Eres increíble! —dije enfadada.
De verdad que este hombre me iba a hacer enloquecer, quería gritar y arrancarme el cabello.
—Doctora Clark —dijo dando un paso hacia mí—, ahora todos debemos descansar, ha sido un día muy largo y tenemos poco tiempo de descanso, no hay tiempo para quejas.
En eso él tenía razón, pero, aun así sentía que todo esto lo estaba haciendo a propósito. Me voltee para irme cuando de repente escuché:
—Hey —me tomó del brazo, me giré para mirarlo y él murmuró con una leve sonrisa mientras sus ojos se deslizan por mi cuerpo:— Estás preciosa, doctora Clark, por si acaso algún idiota te dijo lo contrario —se inclinó para susurrar—: no le creas.
Él de seguro escuchó a Donovan y por eso me decía esto, mi corazón empezó a latir muy rápido, la mano que envolvía mi brazo se deslizó hasta mi muñeca de una manera tan lenta y sensual que apenas respiré cuando dio otro paso hacia mí. Su cercanía era una tortura, que me dijera cosas lindas era mi muerte en vida.
Antes de darme cuenta, mi mirada estaba trabada en el profundo azul de sus ojos que entraban en mi alma. No era justo. No era justo que mi corazón latiera por alguien que parecía estar enamorado de mí, pero nunca podría darme todo lo que yo esperaba de una relación.
De repente noté algo extraño en su expresión sus labios hicieron una ligera mueca que nunca había visto como una leve sonrisa reprimida, los hoyuelos de sus mejillas se ahuecaban y juré por medio segundo a pesar de la escasa luz de la noche que su rostro se había enrojecido un poco en las mejillas.
—No me mires así —su voz se profundizó notablemente—, mucho menos cuando te tengo ganas acumuladas.
—Solo... —tragué pesadamente saliva— te miré.
—Y solo cuando me miras se me pone dura —se acercó a mi oído susurrando:— Ten cuidado.
Me soltó y se dio media vuelta desapareciendo de mi lado, yo tuve que tomarme un momento para recuperar el aliento y hacerle entender a mi sistema nervioso que debía calmarse. Joder, mis piernas temblaban.
Lo que más odiaba de mi era que con él yo era más fácil que la tabla del uno.
Esta iba a ser sin duda, la noche más larga de mi vida.
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Hoy dos capítulos :3
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