Capítulo 38: Joya de diamante
Dedicado a: IrmaTurcios
Capítulo 38: Joya de diamante
JANA CLARK
Salí de la oficina del comandante Hofmann, tenía un terrible sentimiento de culpa, miles de diferentes pensamientos cruzaban mi cabeza y el principal que predominaba era si había o no tomado la decisión correcta de alejarlo de mí.
«Joder»
Que difícil era cuando tenías planes con la primera persona que te amó y ayudó emocionalmente, era muy difícil soltar la única estabilidad emocional que conocía, Donovan no era perfecto, pero, yo había aprendido a amar sus virtudes y pasar por alto sus defectos, creo que esa era la clave de nuestra relación y el por qué llevábamos tanto tiempo juntos...
...Aunque en este momento, sentía que me tenía que forzar a cerrar esta taquicardia, el sonrojo y la sonrisa que se formaba en mi boca al tan solo pensar en el comandante Hofmann. Era tan difícil dejar de pensar en él, como una adicción. Maximilian me hizo sentir cosas que nunca sentí en mi vida por nadie y eso me asustaba, porque siempre controlé mis emociones, mis sentimientos y mantenía todo en equilibrio, pero, él desestabilizaba todo mi sistema y era algo que no debía seguir permitiendo, que no debí permitirlo desde el primer momento.
Maldita sea.
Tomé mis cosas para llevarlas al transporte que me llevaría, me senté en el asiento trasero del auto con la puerta abierta para observar como todos terminaban de organizarse en los vehículos cuando Lindsay se acercó a mí, llevaba su uniforme militar de camuflaje y su gorra a juego, en sus manos una carpeta, lucía ligeramente agotada.
—Recuerdame no beber tanto otra ocasión que vayamos a un bar —dijo ella soltando un suspiro agotado, no aguanto el dolor de cabeza.
—¿Bebiste café? —pregunté.
—Sí, pero tengo asco hasta de seguir viviendo.
—Tengo pastillas para dolor de cabeza —dije, tomé una pastilla de mi bolso y se la ofrecí, ella la aceptó.
—Gracias.
Le pasé mi termo con agua y se la tomó.
—Oye, Jana —murmuró ella jugando con la tapa del termo—. Sé que no debería meterme pero, ¿estás bien con el comandante Hofmann?
Ella me entregó el termo y yo lo guardé en mi bolso intentando parecer indiferente mientras decía:
—Sí ¿por qué?
—Te vi salir de su habitación esta mañana.
Me quedé completamente paralizada en mi lugar, el pánico apoderándose de mi pecho, mi corazón, mi cabeza y de todo mi sistema nervioso entrando en pánico al darme cuenta de que alguien sabía el secreto. Tragué pesadamente saliva y opté por usar mi última carta; hacerme la desentendida.
—Creo que viste mal. —me limité a decir.
—No me tomes por tonta —dijo y alcé la vista, ella me miraba con seriedad—, ¿cómo puedes meterte con alguien como él, cuando tu novio está aquí?
Intenté mantenerme impasible, ella tal vez me había visto salir de ahí, pero de seguro que no estaba segura de lo que ocurrió en la oscuridad de su habitación, y yo nunca, ni en mil años, se lo iba a confirmar.
—No es lo que crees —mentí como si ella fuera paranoica—, nada pasó ni pasará entre el comandante Hofmann y yo.
Lindsay estrechó los ojos pero yo saqué mi cuaderno de mi bolso con mi lápiz restándole importancia mientras fingía escribir algo en la hoja. Nunca creí que pudiera ser tan buena mentirosa y cínica.
—Vale, lo siento —dijo Lindsay sus mejillas sonrojándose—, de igual forma no es mi problema, pero sí te diré algo —la miré y ella continuó diciendo:— Por lo que he visto, el comandante Hofmann es una bomba de tiempo, en un momento puede estar tranquilo y al siguiente lo destruye todo a su paso sin importar los sentimientos de nadie. Mira a la coronel Indira Merchan...
Negó con la cabeza y miró más allá de mí a donde la coronel Indira estaba arreglando un armamento y se doblaba de manera incitadora, los militares iraquíes casi se les salía los ojos de la cabeza, el comandante Hofmann estaba cerca, pero él estaba muy ocupado pegando gritos y mandando a los demás, ni siquiera la miraba. Lindsay continuó diciendo:
—Quedó tan enloquecida por él que ahora parece querer siempre estar llamando su atención y a él simplemente ya no le interesa.
Suspiré, realmente lo último que quería era que me dieran una charla del por qué no debía meterme con el comandante Hofmann, ya lo había alejado de mi y estaba decidida a que no ocurriría nada más entre nosotros por más doloroso que fuera.
—Me parece que esa mujer me odia —comenté—, siempre que intento saludarla me ignora y luego con Donovan habla como si se conocieran de toda la vida.
—Es una pick me.
—¿Una qué? —pregunté confundida.
—Siempre intenta llamar la atención de los hombres —explicó—, es realmente irritable.
Aproveché nuestro pequeño momento de cutilleria y me atreví a preguntar mientras guardaba mis cosas en mi bolso otra vez:
—¿Sabes qué ocurrió en la última expedición que hicieron hacia el mismo lugar a donde vamos?, ¿tu... fuiste?
Me atreví a mirarla intentando no mostrar mi ansiedad por su respuesta, pero realmente me interesaba.
—No, en ese momento no era la secretaria del comandante Hofmann pero, ahora que lo mencionas —frunció el ceño ligeramente—, escuché que una gran tropa no volvió.
—¿A qué te refieres con "no volvieron"?
—No volvieron de la expedición, pero, al parecer nadie habla de eso —se quedó en silencio unos segundos y prosiguió diciendo:— Es por el contrato de confidencialidad que firmas al aceptar la misión, nadie puede hablar de lo ocurrido. Lo que se rumorea son chismes, siempre intentan causar miedo.
El comandante Hofmann le pegó un grito a Lindsay desde la distancia y ella saltó en su lugar huyendo rápidamente a hacer los mandados. Sabía que esto tal vez era un chisme de pasillo para causar temor pero, una parte de mí tenía varias preguntas al respecto desde que vi una foto de mi papá en el poder del comandante Hofmann. ¿Qué podía estar ocultándome? ¿Quién era realmente este hombre? ¿Y por qué... en vez de olvidarlo solo recordaba como se sentía tenerlo entre mis piernas mientras pasaba la lengua desde mi boca, por mi cuello y bajaba por mis pechos...?
Donovan apareció frente a mí apoyándose de la puerta del auto y me sobresalté de sobremanera soltando mi labio inferior, de repente tenía la garganta reseca y mi rostro se volvió rojo.
—Princesa, ¿dónde estabas? —dijo Donovan en tono ligeramente enfadado, su ceño fruncido— Te estaba esperando en la habitación.
Uhm.
Aclaré mi garganta intentando actuar normal y no como si estuviera fantaseando con el comandante Hofmann.
—Tuve que llevar unas cosas y luego me ocupé —inventé.
«Joder, ¿como puedo inventar excusas con tanta facilidad? »
Donovan pareció aún más enojado e indignado.
—Pensé que querías estar conmigo ¿qué era más importante que nosotros? —replicó.
—Si te soy sincera —dije—. Realmente se me quitaron la ganas cuando me robaste los créditos de la ruta que yo hice.
Donovan apretó la quijada pareciendo aún más indignado por soltarle la verdad.
—¿La ruta que tú hiciste? —cuestionó dando un paso hacia mí— Hicimos, princesa, somos un equipo —se acercó para tomar mis manos entre las suyas—, y eres muy inteligente, estamos trabajando juntos, lo importante es que se hagan las cosas bien.
No le respondí, porque de verdad me molestó mucho lo que hizo, sentí que se aprovechó de mi idea deliberadamente para él quedar bien por encima de mí. La admiración y respeto que sentía por él se debilitó, por primera vez no lo vi como el hombre perfecto al que tenía que admirar, el que siempre tenía todo controlado.
Él tomó mi barbilla entre sus dedos y me forzó a alzar la vista hacia él, sus ojos marrones estaban fijos en mí cuando preguntó:
—¿Tú... me eres leal?
Fue cuando la molestia se desapareció en un santiamén de todo mí sistema y fue reemplazada por el pánico de que supiera lo que hice.
—Sí —dije evitando tartamudear, mí voz afinándose como si me ahogara con mi mentira—, ¿por qué preguntas eso?
Él sacó algo de su bolsillo y tomó mi mano, no entendí lo que hacía hasta que me colocó un anillo en el dedo anular, era de plata, preciosísimo con una joya de diamante pequeña en forma de óvalo en medio que brillaba. Me quedé atónita mirando el anillo y luego lo miré a él, Donovan estiró ligeramente sus labios en una sonrisa.
—Este es nuestro compromiso real —murmuró—, recuerda que tenemos planes y al salir, te quiero para mí.
Miré nuevamente el anillo en mí dedo y tragué pesadamente saliva sin poder creerlo.
—Donovan...
—¿Te gusta?
—Es... precioso. —admití porque en realidad lo era, y este anillo era como una reafirmación de nuestras promesas de lo que haríamos al finalizar esta misión, y no iba a mentir, me impresionó que me diera este detalle, pero ahora la cruda moral me estaba carcomiendo la cabeza.
—Sabía que iba a gustarte —murmuró ampliando su sonrisa—. Te amo.
Él esperó mí respuesta y dije:
—Yo... También.
Aunque ahora por primera vez, no estaba segura de eso.
MAXIMILIAN HOFMANN
—¿Estás bien? —le pregunté a uno de mis tenientes que veía muy tranquilo leyendo un folleto. Él me miró parándose firme y murmuró:
—Sí, comandante Hofmann, gracias por preocupars...
Lo interrumpí gritando:
—¡¿Y NO VES QUE DEBES MOVER LAS COSAS?! ¡¿QUE HACES AQUÍ INÚTIL?!
Él se sobresaltó y salió corriendo desapareciéndose de mi vista. Ya todo estaba listo, ya todos se estaban yendo a sus lugares para partir, no había lugar para holgazanes.
Una mano me tocó el hombro y dijo:
—Comandante, debe relajarse.
El coronel Freddy Hill me sonrió de una forma irritable.
—¿Crees que estoy de humor? —pregunté quitando su mano de mi hombro—, sal de mi camino y no me toques.
Empecé a caminar pero él me siguió el paso de cerca.
—¿Estás así por la doctora Clark? —preguntó— ¿Por eso esa regla absurda de nada de parejas? Ella y el doctor Gustin parecen una pareja estable y muy tierna.
Lo ignoré, pero él continuó diciendo:
—¿Por primera vez una chica es lo suficientemente inteligente como para no prestarte atención?
Sentí que la poca paciencia que tenía se me agotó. Me voltee y lo agarré del collarín, él pareció sorprendido de mi reacción, joder para molerlo a golpes no me faltaban ganas.
—¿Por qué te enojas? —preguntó aún con ligera burla— ¿Por qué sabes que tengo razón?
Apreté la quijada.
—No, porque perturbas la poca paciencia que me queda —lo solté—, ya vamos a partir, desaparece de mi vista.
Me voltee otra vez y supervicé que todos se subieran a sus autos. Los coroneles y comandantes ya estaban en sus lugares cuando vi que el doctor Gustin estaba distraido hablando con la doctora Clark, ella le sonreía y él también le sonreía a ella. Gruñí por lo bajo no lograba comprender del todo por qué si habia decidido dejar a la doctora Clark,no podía dejar de mirarla como si fuera de mi propiedad.
El doctor Gustin pareció ver que ya los primeros autos habían arrancado, así que se despidió, la doctora Clark cerraba la puerta y él se volteó, en cuanto advirtió mi presencia caminó hacia mi. Me quedé en mi lugar, observandolo hasta que se detuvo frente a mí, tenía curiosidad por lo que fuera a decirme, no sabía si ya la doctora Clark le había dicho todo, aunque lo dudaba, él parecía muy tranquilo y sereno.
—Comandante Hofmann —dijo él—, ¿necesita detalles extras de traducción? ¿Puedo ayudarlo?
—No —dije—. Ya vamos a partir, creo que ya es hora de que se suba a su transporte.
—Vale, quiero decirle que es agradable trabajar con usted.
Estreché los ojos, además de idiota era un lame botas. Pero, de repente una idea cruzó mi cabeza, me di cuenta de que esto podía usarlo a mí favor y dije:
—Deberíamos ser amigos. Es bueno tener una mente brillante cerca.
Esperaba que no percibiera el sarcasmo de mis palabras, y él sonrió ampliamente afirmando con la cabeza mientras decía:
—Eso me encantaría, las mentes maestras piensan igual.
No le dije nada, él pareció complacido subiéndose a su transporte, como si de verdad creyera que yo iba a ser su amigo.
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FELIZ NAVIDAD.
JAJAJAJAJJA okey okey, los capítulos que vienen son FUEGO PURO jajajaja quisiera subirlo todo pero tengo que hacerlo despacio para editarlo bien bonito ¿que creen que pase? Como siempre dedicaré capítulos a los mejores comentarios jiji dios mido le dio un anillo de compromiso y el comandante Hofmann queriendo ser amigo del enemigo ajjajaja
Vota o tendrás mala suerte. D:
Como he dicho antes, aquí en el canal siempre anuncio las actualizaciones y contenido extra :D
Instagram: Ysarisareinamoo
Las amo con mi pulmón.
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