Capítulo 31: Solo la vas a destruir
Dedicado a: danielavilarreal
1/2
Capítulo 31: Solo la vas a destruir
MAXIMILIAN HOFMANN
Miré el lugar por donde se había ido la doctora Clark y sentí que la molestia creció en mí de una manera exponencial, mi maldita polla estaba por explotar en este momento. Lancé todas las cosas del escritorio al piso y los papeles junto con una vieja lámpara cayeron al suelo.
No sabía qué me irritaba más, el hecho de que me hubiera rechazado o el hecho de que me hubiera dicho que apagaria la calentura con su maldito novio. Pensar en que él la tocara, que él la besara y que él dejara su huella en su piel me irritaba, yo era selectivo y egoísta, no me gustaba compartir lo que me gustaba.
Era la primera vez que me costaba tanto trabajo obtener la atención de alguien y cuando por fin la tuve, se sentía como si me la hubieran arrebatado, todas las mujeres se me aventaban encima, pero ella pasaba de mí por ese insignificante novio, me sentía como un maldito perdedor.
La puerta se abrió y yo gruñí apoyándome del escritorio sin tener que voltear, yo sabía quien siempre entraba sin tocar ni avisar.
—¿Estás bien, comandante? —preguntó Freddy con ese ligero y fastidioso todo irónico.
—Si vas a hacer preguntas estúpidas, vete, no estoy de humor. —solté.
—Uy, ya me di cuenta —respondió entrando a la oficina y cerrando la puerta— ¿tiene que ver con que la doctora Clark?
Fruncí ligeramente el ceño, a veces subestimaba mucho al coronel Freddy Hill.
—¿Qué tiene que ver ella?
Él entrecerró los ojos.
—La vi salir bastante apresurada de aquí un poco desarreglada —comentó.
—Viste mal.
Freddy se acercó y se apoyó de espaldas al escritorio junto a mí, cruzándose de brazos para decir:
—Sé que no vi mal y no te juzgo, somos almas incomprendidas pretendiendo llenar vacíos con personas más vacías que nosotros o en tu caso, una qué no tiene vacíos qué llenar.
Lo miré con las cejas fruncidas, y él continuó diciendo:
—Escuché que el doctor Gustin es novio de la doctora Clark.
Giré los ojos.
—Qué bien. —solté con sarcasmo.
—Y ella es la mejor amiga de tu ex novia.
Lo voltee a mirar y alcé una ceja algo exasperado.
—¿A qué quieres llegar?
—Déjala en paz —dijo con más seriedad—, sabes bien que no sabes querer a nadie, y solo la vas a destruir.
Bufé y me giré para irme, pero él continuó diciendo:
—Ella tiene una relación estable con alguien, Maxi, alguien que sí sabrá apreciarla.
—No te he pedido tu opinión.
—Yo sé que nunca escuchas a nadie pero te lo tenía que decir.
Suspiró y se acercó colocando una mano sobre mi hombro.
—Lo has intentado —prosiguió—, pero sabes bien que no quieres a nadie más que a ti, y cuando ella se enamore de ti vas a dejarla, así eres. Así lo has hecho con todas.
Me voltee hacia él.
—Me preocupa la confianza con la que me cuestionas.
—Yo soy algo más que tu amigo, soy tu conciencia —replicó—. Ella es feliz en su relación, no te metas con ella.
Apreté la quijada, sabiendo que él tenía toda la maldita razón. Pero era la primera vez que sentia que alguien me sacaba de mi juicio.
—Tengo una reunión —dije y le di unas palmadas en la mejilla—, ya que estás aquí, arregla mi oficina, es una orden.
Lo escuché refunfuñar entre dientes, pero aún así me obedeció mientras yo salía de la oficina. Freddy podía ser mi amigo más cercano, pero yo seguía siendo su jefe aquí. Sabía que él tenía razón pero entre más Jana se alejaba de mí, más sentía que se convertía. en mi obsesión.
JANA CLARK
Me senté en la cama, procesando todo lo ocurrido con el comandante Hofmann en su oficina y luego todo lo que le dije. Me llevé la mano a los labios recordando cuando me comió la boca sin restricciones.
«¿Por qué le gritaste todo eso, Jana? »
Joder, no tenía que sentirme culpable, es decir, esto era lo que acordamos, que nada volvería a pasar. Pero mi cuerpo y mi cabeza pedía a gritos que volviera a esa oficina porque Donovan no lograría estar al nivel de Maximilian, nunca quedaba tan satisfecha o caliente como con él. Maldición, me estaba volviendo loca.
«Anoche no fue suficiente, en este momento, me vienen a la cabeza miles de cosas que puedo hacerte y que grites mucho es una de
ellas»
Cerré los ojos.
Tal vez era el hecho de que él era alguien selectivo que ahora parecía no querer soltarme, lo admitía todo había sido muy reciente, y no era suficiente para cubrir la intensidad que nos arropaba cuando estábamos en presencia del otro.
Era de hecho, como si nunca fuera suficiente, sino que queríamos mucho más, siempre más.
«Aun no he hecho todo lo que quiero hacerte» la voz del comandante Hofmann se repetía en mi cabeza una y otra vez. Tomé mi cuaderno de mi bolso y me acomodé en la cama para desahogarme, empezando a escribir en mi diario todo lo que estaba sintiendo. Algunas personas verían esto como tonto o infantil, pero esto a mi me ayudaba a despejar mi cabeza y hacia que dejará de sentirme ahogada.
Tocaron la puerta y me sobresalté.
—¿Quién? —pregunté, y escuché que respondieron:
—Donovan.
Algo en mi pecho se desinfló, por medio segundo, creí que se trataba del comandante Hofmann.
«Ya tienes que dejar de pensar en él»
Guardé mi cuaderno rápidamente en mi bolso y me senté.
—Pasa.
Él entró, parecía que se había cambiado de ropa a una franela gris y unos jeans, su cabello húmedo, cada vez que lo veía aún me parecía surrealista que estuviera aquí. Yo arreglé un poco mi cabello y me di cuenta de que aún estaba algo desarreglada, dejé de respirar esperando que no oliera al comandante Hofmann en mí.
—¿Estás bien? —preguntó él entrando y cerrando la puerta a sus espaldas.
—Sí ¿por qué? —dije intentando ocultar el nerviosismo de mi voz.
—No volviste a la biblioteca. —comentó.
Oh.
Aclaré mi garganta.
—Lo siento.
Donovan se sentó conmigo en la cama y sonrió un poco. Me atreví a mirarlo a sus ojos claros, arriesgandome a que viera la verdad en mi mirada; que lo había engañado. Sin embargo, él me tomó de la mejilla y se inclinó para besarme, le correspodí, sus besos eran suaves, tiernos, nada parecido a los del comandante Hofmann y su intensidad arrasadora.
«No los compares, Donovan es tu novio»
Ya nada pasaría con el comandante, ahora tenía que disfrutar esto... solo, que no podía mantener la mente en paz, no lograba ni siquiera concentrarme, no me volaba la mente a solo la pasión ni siquiera porque Maximilian me hubiera dejado caliente encontraba ese deseo desesperado.
Me eché hacia adelante acariciando su pecho para sujetarme de sus hombros y me subí encima de él colocando una pierna a cada lado de sus caderas como hice con Maximilian anoche, no era ni de asomo lo mismo, pero, aún estaba algo caliente por lo ocurrido en la oficina, sin embargo, antes de poder acomodarme él me detuvo y rompió el beso.
—Espera, espera, ¿no te has bañado?
Abrí ligeramente la boca.
—Ah, hace unas horas —comenté—, ¿por qué?
—Pareces algo sudada —dijo él y miró mi camisa—, ¿eso es café?
De seguro que estaba sudando demasiado de los nervios y la camisa manchada no ayudaba.
«A Maximilian no le importaría»
«Basta»
Me coloqué nuevamente en mi asiento.
—Voy a bañarme —dije y atreviéndome a ser un poco coqueta pregunté:— ¿Nos duchamos juntos?
Nunca lo habíamos hecho, pero necesitaba desesperadamente estar con él para olvidarme de las manos de comandante Hofmann sobre mí.
Él negó con la cabeza.
—Amor, estamos en el trabajo, cualquiera podría escucharnos.
Sí, este era el Donovan que recordaba, el que nunca haría algo inapropiado o indebido.
—Pero... eso lo vuelve más divertido ¿no crees?
Él pareció de repente más serio y dijo:
—Jana, este es un trabajo serio, no tenemos que dar de que hablar con conductas inapropiadas aquí. ¿Entiendes eso? Nos pueden despedir y yo no quiero que me quiten este trabajo por tus necesidades egoístas.
—¿Necesidades egoístas? —repliqué— Tenemos sin vernos medio año, Donovan ¡Medio año! ¿No quieres estar conmigo?
—Sí, pero no quiero que nuestro reencuentro sea cuando hueles a sudor y estas manchada con café. Sabes que siempre me ha gustado la higiene. —me acarició la mejilla— No te desesperes, sabes que el sexo no lo es todo en nuestra relación, al volver tendremos muchísimo tiempo para compensarlo, toda una eternidad porque nos casaremos.
Suspiré, como no, Donovan siempre haciéndome sentir como sí el hecho de no sentirme deseada por él fuera normal. Nunca le dimos tanta importancia al sexo, nunca de hecho le vi nada de especial, hasta que conocí al mejor revolcón de mí vida y ahora pensaba en eso 24/7.
—Vale —dije y fijé mi mirada en la suya—, pero, aún no te creeré del todo hasta que me des un anillo.
Él sonrió y me dio un beso en la frente sin responderme.
—Iré a adelantar trabajo —dijo luego de un momento— pero más tarde podríamos salir ¿si? vendré a buscarte para salir ¿bien?
Afirmé con la cabeza con una sonrisa falsa y entonces él salió de la habitación. Me acosté en la cama y llevé una almohada a mi cara gritando, estaba jodida.
.
.
.
.
.
.
_____________
Alto POLIZEI vota en la historia! :D Hoy dos capítulos>>>>
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top