Capítulo 12: No dejas de morderte los labios
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Capítulo dedicado: Soamygeor17, por acercarse mucho jajajajja
Capítulo 12: No dejas de morderte los labios
Jana Clark
Cerré los ojos sintiendo mis piernas como gelatina, el calor subiendo por mi vientre cuando su boca bajó y sentí que sus labios rozaron mi mejilla y empezó a dirigirse a la comisura de mis labios, su boca rozó la mía dejándome con un suspiro de anhelo que me voló la cabeza y me perdí en el deseo, ya no pensaba en nada más, solo en mi necesidad de calmar el fuego que se encendía dentro de mi y me hacia perderme de mi cordura desde que lo conocí.
Abrí la boca rendida a que profundizara el beso cuando de repente se separó de mí bruscamente y alzó la cabeza como un animal de caza, su mirada pérdida en un punto más allá de mí; como si hubiera escuchado algo fuera de lo normal, lo miré sin comprender, pero él no me veía, parecía haber activado de algún modo su instinto de supervivencia.
¿Acaso venía alguien?
—¿Qué pas...? —empecé a decir pero me tapó la boca con su enorme mano; casi me cubrió toda la cara y entonces, una fuerte detonación retumbó en el ambiente haciendo temblar todo a nuestro alrededor.
—Maldición. —dijo el comandante Hofmann y me soltó diciendo mientras agarraba su toalla con su ropa:— Vistete.
Se fue corriendo tan rápido que apenas pestañee saliendo de mi transe donde todo había sido calentura y entonces se escuchó otra detonación que retumbó por todo el lugar como de una explosión, pájaros empezaron a volar de las alturas huyendo, estuve tentada a quedarme aquí cuando terminé de colocarme la camisa porque yo no era militar ni mucho menos tenía entrenamiento como para enfrentar algo peligroso como los del servicio especial, pero mi curiosidad era mucho más grande así que corrí a ver qué era lo que estaba pasando.
Cuando llegué a las carpas vi que todos estaban afuera, la mayoría ya vestidos, murmurando mientras observaban a los tres sujetos que recién se había bajado de su enorme monster truck de neumáticos gigantes, ellos vestían largas túnicas blancas y sus rostros estaban cubiertos con telas negras de modo que solo se veían las sombras de sus ojos, en sus manos cargaban grandes subfusiles. Uno de ellos alzó su arma apuntando hacia arriba y lanzó otro disparo al aire que retumbó en el lugar e hizo que todos los murmuros cesaran, se me erizó la piel al pensar en que nos asesinarian a todos aquí.
El comandante Hofmann salió a dar la cara dando un paso adelante, ya se había colocando el pantalón y la franela de tirantes blanca que resaltaba su espalda gruesa y musculosa, su porte era de alguien que estaba dispuesto a enfrentarse a diez mil bestias sin titubear, ni siquiera tenía un arma o un chaleco antibalas que lo protegiera, por un momento temí por su vida de la misma manera que lo admiré aún más. El comandante Hofmann no le tenía miedo a nada.
—¿Qué hacen aquí? Está es nuestra tierra, vayanse o de lo contrario les dispararemos a todos —dijo en árabe. El comandante Hofmann no pareció comprenderlo.
—No comprendo ni un poco lo que dices —respondió el comandante Hofmann sin un ápice de simpatía.
El sujeto árabe pareció alterarse ahora gritándo, nadie parecía comprender lo que ellos estaban diciendo y eso parecía enojarlos aún más empezando a cargar sus armas como si nos fueran a fusilar a todos aquí. Me acerqué corriendo hasta que uno de ellos me apuntó y me detuve en seco alzando las manos.
Joder, ¿pero por qué me la estaba dando de heroina ahora? creo que hasta dejé de respirar viendo la vida pasar frente a mis ojos. Nunca fui así de impulsiva pero, es qué tampoco había estado en una situación similar.
El comandante Hofmann volteó y casi se le salieron los ojos al ver que fui yo la que estaba haciendo esta locura de acercarse de esta manera, su cara decía que estaba muy enojado, pero no le presté atención a él, sino que dije mirando al sujeto:
—No dispares —mi árabe no era muy bueno, pero ellos parecieron comprenderme—, vamos de paso, ya nos vamos.
—¿Hablas árabe? —dijo el comandante Hofmann confundido.
—Un poco. —murmuré.
El sujeto que parecía ser el más imponente de los tres hombres, me miró diciendo:
—¿Qué hacen aquí? ¿A dónde se dirigen? ¡Este es nuestro territorio!
—Vamos a una expedición, solo vamos de paso, no queremos causar problemas —le expliqué.
—El territorio es de los Giraffen, no pueden pasar sin ser avisados al Sultán Zaid Malek. —replicó.
—¿Qué está diciendo? —preguntó el comandante Hofmann.
—Que este territorio pertenece al sultán Zaid Malek y que no podemos pasar sin su permiso. —dije.
—¿Y qué se suponen que son? ¿La mafia italiana? —dijo el comandante Hofmann enojado— ¿Qué es lo qué quieren? ¿Dinero? Que se vayan a la mierda.
Voltee hacia los sujetos que esperaban mi traducción y murmuré:
—Disculpen las molestias ocasionadas ¿Qué necesitamos para pasar?
—Primero díganme a dónde van. —replicó.
—Vamos a la capital, tenemos una reunión con el gobierno.
—¿Sobre qué?
Miré al comandante Hofmann y le dije:
—Quiere saber qué haremos en la capital.
Él soltó un leve gruñido como le hirviera la sangre tener que darle explicaciones a unos extorcionadores.
—Solo dile que nos reuniremos con la organización Haydar al Amili.
Esa era una organización militar muy importante del país, se los traduje, ellos hablaron entre ellos y luego el sujeto dijo:
—Vayanse, pero no vuelvan a aparecer por nuestros territorios o habrá problemas.
Se lo traduje al comandante Hofmann y ellos se montaron en su monster truck y se fueron de ahí dejando una nube de polvo por todo el lugar. El comandante Hofmann los miró fijo hasta que se fueron y sentí que pude respirar. Él volteó a mirar a los demás y gritó:
—¡No se queden ahí observando! ¡Recojan todo, nos vamos en 10! —al ver que todos se lo quedando mirando aún en shock, su rostro enrojeció y gritó más fuerte:— ¡Muévanse!
Todos se sobresaltaron incluida yo, y empezaron a moverse como hormigas en un hormiguero pateado; por todos lados en caos. Me quedé lela mirando al comandante Hofmann y esta faceta de comandante gritón y gruñón, lucía terrorífico, pero al mismo tiempo había algo en él en esta faceta de líder imponente que me parecía algo... sexy y atractivo, como si su energía masculina me atrayera aún más, además de que sus músculos, tatuajes y mirada asesina despertaban en mí un extraño morbo.
«¿De verdad estás pensando eso de alguien como él?»
Es decir, siempre me alejé de este tipo de hombres; rebeldes, fuertes, imponentes, porque los veía demasiado rudos y me asustaban, pero, después de que se acercara a mí como lo hizo; agarrándome de las muñecas y luego el cuello... ni siquiera me había besado y dejó mí cuerpo hirviendo llenando mi cabeza de miles de preguntas acerca de cómo sería estar con él por la forma en la que me agarró contra ese árbol, eso estaba mal, eso no debió pasar, pero, era algo que no había conocido, la antítesis de Donovan; que era alguien calmado y hasta algo blando en cada aspecto de él incluso en la cama...
De repente el comandante Hofmann pareció percibir mi mirada escudriñadora y sus ojos profundamente azules se fijaron en mí, sentí que me traspasaron y mis mejillas cosquillearon un poco porque realmente me lo había quedado viendo como una admiradora.
Aclaré mí garganta y reaccioné preguntando para que no pensara que era una acosadora:
—¿Crees que son peligrosos esos hombres?
El comandante Hofmann estrechó los ojos como si supiera que en mis ojos habían más preguntas de las que mi boca decía.
—Son terroristas, aparentemente andaban sin su líder, así que no creo que hagan mucho más si nos vamos. —respondió.
Afirmé lentamente con la cabeza y me abracé a mí misma como si tuviera frío bajando la mirada cuando empecé a decir:
—Con respecto a lo que sucedió...
—Lamento la interrupción, pronto terminaré lo que inicié —prometió.
Volví a mirarlo sintiendo que mis ojos se volvían cuadrados y negué con la cabeza.
—Eso no volverá a pasar, comandante Hofmann.
Él estiró una de la comisura de sus labios en esa media sonrisa que me erizaba la piel y dijo:
—Recuerdo que te rendiste ante mí, deseando que te besara mientras te acorralaba.
Tragué pesadamente saliva, mí rostro ardía en sonrojo, mí respiración de repente se descontroló al recordar lo ocurrido hacia tan sólo minutos.
—Me tenias aprisionada de los brazos y el cuello —le eché en cara—, no podía moverme, así que por favor solo aléjate de mí, comandante Hofmann.
Enfaticé que era un "comandante" para que entendiera que estábamos en el trabajo. No podía hacer eso, no podía ir contra mis principios. Él se inclinó un poco hacia mí, lo suficientemente lejos como para no levantar sospechas de los que estaban alrededor pero lo suficientemente cerca como para hacerme temblar las piernas y susurró mientras veía mí boca:
—Dices eso pero, no dejas de morderte los labios, doctora Clark.
El comandante Hofmann se volteó con una fastidiosa sonrisilla triunfante en su boca enfatizando también que estábamos en el trabajo y entonces se fue. Solté mi labio inferior tragando pesadamente saliva, ni siquiera me habia dado cuenta de que me estaba mordiendo los labios, mí propio cuerpo me traicionaba, joder iba a enloquecer. Me forcé a reaccionar e ir a guardar mis cosas.
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