Voy por leche y me asaltan.

ESTA HISTORIA ES DEL 2016, NO TIENE RELACIÓN CON NO TE ESCONDAS DEL SOL. FAVOR NO CONFUNDIR.

Amaba mi habitación, no podría explicarles a ciencia cierta cuanto amaba este pequeño cuarto. ¿Quién necesita salir? Cuando tienes una computadora marca Apple en tu escritorio. Allí brillando y llamándome seductoramente para que toque sus teclados con deseo y amor. Oh sí, bebé, pronto. Muy pronto.

Allí estaba, mi madre totalmente se había ganado puntos conmigo.

Las paredes de la habitación eran azules, ¡tenía mi propio baño al fin! Después de años de sufrimiento compartiéndolo con tres hombres a quienes les encantaba el fútbol americano.

También había un pequeño librero al costado cerca de la cama que era de una plaza. Estaba acomodando mis hermosos bebés, o sea mis preciosos libros por orden alfabético cuando mi madre tocó la puerta.

_Pasa._

- ¿Qué te parece tu habitación? No sabía que color te gustaría... Así que elegí al azar..., y te compré una notebook. Te facilitará bastante para los estudios y los trabajos. - Terminó  de decir algo incómoda. Se notaba a leguas que no tenía ni la mínima idea de como relacionarse con su hija, y este hecho me irritó un poco pero lo deje pasar porque estaba demasiado feliz por mi notebook para que me afectará así que le regale una gran sonrisa sincera. No había razón para que empezará un ridículo drama. Solo yo terminaría rebajándome después de todo.

- Me encanta mamá. - Concedo alegre. - Todo está bien, voy a acostumbrarme pronto. -

- Me alegro. Es bueno. _Carraspea. _ Escucha se que no es manera de comenzar pero.. eh.. tengo una junta con mis compañeros en la empresa y..._ No tenía que decir más.

Ya veía como sería en todo el año. Corriendo de aquí para allá en su trabajo.

_Entiendo mamá, yo estaré bien aquí. Veré una película, leeré, comeré algo, rallar las paredes... _ Musito. Comenzar un ritual para ver si la casa estaba fuera de peligro de espíritus o monstruos. De acuerdo, exageraba.

_Gracias hija, cuando seas arquitecta._ Echo una pequeña risa que relajo un poco sus rasgos duros._ Entenderás que cada minuto es oro. _

Lo único que sabía era que mi hija iba a ser mi mejor amiga y nunca,  jamás la abandonaría.
Le di una pequeña sonrisa, no tenia idea de que más decir.

Ella debió haberse ido cuando la incómodad se había echo evidente, sin embargo miró los libros que reposaban en mi cama y se acercó hacia uno de ellos.

_¿Me recomendarías algunos? Tal vez... cuando tenga tiempo podría leerme algunos de estos._ Algo cálido surgió en mí entonces. Sabía que a mi madre también le gustaba leer, pero que me pidiera a mí recomendaciones... Había un montón de libros que podía recomendarle. Como también un montón que debía esconder de ella.

_Sííí, claro._ Ella sonrió calidamente y se acercó agarrando uno de mis libros y de repente mi sonrisa se congeló en mi estúpida cara.

¡Como uno de esos!

Leyó la tapa. _Cincuenta sombras de Grey... Vaya, esto, se ve interesante. _ Casi me desmayo cuando abrió una página al azar.

¡Santa mierda de búhos!

_¡Noooo!_ Chille. Se me queda mirando estupefacta, cuando le quitó el libro de sus manos.  - Eh.. bueh... _Vamos cerebro piensa. - ¡Es que no puedes abrir un libro que no has leído al azar! ¡Podrías  autoespoilearte! Y es un crimen literario mamá. _

_Por supuesto. _ Se me quedo viendo un rato más,  mientras que yo disimuladamente alejaba el peligroso libro de su vista, muy lejos.

_Voy a dejarte dinero para que vayas a comprar algo para que puedas cenar ¿Está bien? Yo no suelo comer aquí, por eso el refrigerador esta vacío. - Explica dirigiéndose hacia la puerta. 

_¿Hay un almacén cerca? _ Indagó.

_Tres cuadras, te dibujaré un mapa. _
Ella miró a través de mi ventana. _Aún no ha anochecido. Apresurate con las compras. Las calles de New York no son como las de San Francisco. _

_Solo veré una película. _ Le tranquilizó.

_Una_ Terminando de decir aquello. Se fue.

                         ~~~~~~~

No estaba segura de cuantas horas habían pasado desde que mamá se fue. Había cerrado todas las cortinas de mi habitación para ver una película en mi nueva computadora. Por suerte ya había comprado palomitas y había guardado dulces en mi mochila. Y ahora con las luces apagada las estaba devorando, mientras veía un maratón de películas de Zac Efron.
Mi estómago gruñia. Los dulces nunca me llenaban. Trate de ignorarlo tanto como pude. Pero sabía que luego sería peor, encima me dolería la barriga. Me levanté de mi cama y puse pausa. Suspiré hondo mirando por mi ventana.

- Mierda... - Eran las once de la noche de acuerdo con mi celular. 

Afuera estaba oscuro, de vez en cuando pasaba uno que otro auto pero aparte de esos, no había peatones.

Suspiré irritada... ¡no me había dado cuenta!
Oh vamos, solo son tres cuadras. ¿Qué tanto podría pasarme? Y mierda, eso era lo último que podía haber dicho.
Ooookaaay... Agarré una chaqueta que me quedaba holgada hasta los muslos y me la puse. Y una gorra roja con un dibujo de nemo en medio. ¿Qué? La película fue buena.  Esto me ayudará  a pasar por un chico.

A los chicos no se les violaba ¿Cierto? O sea... se les respetaba más así que estaba lista.
Agarre los billetes y salí de casa.

~~~~~

Decidí comprar solo leche y pan, para una cena rápida e irme a la cama temprano. Todavía me daba risa la cara de susto de la vendedora cuando entré,  debió haber pensado que la iba a asaltar. Oh sí, seguro pensó que iba a ahogarla con mi gorrito de Nemo.


Solté una pequeña risa entre dientes,  y pare abruptamente al escuchar el ruido de unos pesados pasos siguiéndome. Y aquí empieza la mierda de las coincidencias del Cosmos.

Mierda, jodida suerte la mía.

Miré disimuladamente sobre mi hombro. Dos chicos.
Okay Annabeth, sabes judo y karate. Tranquila, eres una mujer fuerte, no cualquier imbécil te ganaría. Eres una mujer poderosa con gran ingenio y COMPLETAMENTE sola en las calles. Ni siquiera un pinche fantasma ambulante.

Empecé a acelerar mis pasos. Tratando de controlar mi respiración.

Había un callejón que creo que era un atajo y entre casi a trote.

¿Como es que era tan inteligente y no se me ocurrió que podría dirigirme a mi propia emboscada?  No lo sé,  tal vez era el universo jodiendome. Y me di cuenta que estaba maldiciendo mucho últimamente. Pero eso era irrelevante en estos momentos.

El callejón por donde iba era largo y estrecho. No quería adentrarme en los callejones que estaban a los costados por temor a ser encerrada. Apenas había faroles y los que había estaban sucios e iluminaban muy pobremente el callejón. Miré dentro de mis bolsillos. No había traído el puto celular conmigo, era una Idiota. Por Zeus, primer día. Y yo... no... ellos no podían, no iban a... Estaba seriamente pensando en gritar cuando escuché una voz grave diciendo muy cerca detrás mío.

- Atrápenla ya es nuestra.

Sentí que se me helaba la sangre.

Perdí la cabeza y eché a correr como alma al Hades.
¡Vamos Annabeth, corre! Tiré los botes de basura que estaban a los costados. Y miré hacia atrás.

Ya no me perseguían dos hombres si no cuatro. Demonios. ¿Acaso se multiplican estas cucarachas?
Mis pies sonaban con fuerza contra el pavimento. Y entonces una chispa de esperanza... Vi la calle donde estaba mi departamento.

Estaba tan feliz, iba a reír con júbilo cuando... en uno de los callejones de los costados salieron unos gruesos brazos y me atraparon desprevenida.  Tirandome hacia aquel callejón fuera de vista de cualquier persona chiflada que pudiera ayudarme.

Empecé a formular un plan, mirando todas las rutas de escape posible.

_Señorita, buenas noches. _ Traté de calmar a mi estúpido corazón.  Uno de ellos me había hablado, el más bajo de ellos, pero parecía el más perturbador. Era de grandes músculos al igual que los otros tres que extrañamente se le parecían. En realidad podría apostar a que eran hermanos.

_Hey, es una linda noche. _ Dije haciendo todo lo posible de no jadear.

_Muy linda. _ Me contestó uno de ellos, echándome una ojeada que me dieron ganas de darle en la entrepierna. Aunque podría con dos de esos fortachones... Sabía que no era ningún tipo de super héroe, era una chica al final de cuentas. Me reducirían y...

_Miren.._ mi respiración era forzada. _Tengo un poco de dinero si eso es lo que quieren..._

Uno de ellos se acercó y pudo rozar mi brazo, al instante se me erizó de asco. Me apreté contra la pared de concreto. El frío traspaso mi polera. 

_No me toques. _Gruñí.

_El dinero no nos interesa_dijo cara de rana número dos.

Había una escalera de incendios en uno de los edificios, si pudiera subir y... ¿luego qué? Pensé desesperada. ¿Quién podría ayudarme contra cuatro hombres del tamaño de gorilas? Ningún tipo que apreciará su vida lo haría por una estúpida que salió de su casa por leche y pan. Qué ojalá no estén vencidos.

Sentía que el pánico iba apoderándose de mí poco a poco consumiendo todos mis pensamientos coherentes. Mi cerebro no veía escape. Y mi cerebro era inteligente y eso era lo que me estaba poniendo cada vez más de los nervios.

_ Si no me dejan ir, voy a gritar._  Mi amenaza sonó fuerte y ruda. Me sentí orgullosa estúpidamente.

_Hazlo..._ Se encogió del hombros relajado.

_¡Noo Mike, ya sabes quién vive aquí!_ dijo uno de los hermanos que había estado callado, se veía realmente nervioso mientras miraba por los viejos edificios. - No quieres que haga escándalo. De verdad. -

_No creo que él vaya a meterse._ respondió desintereado Mike el hombre más pequeño de todos ellos. Tenía una mirada arrogante y sus manos se movían ansiosos a sus costados como si no pudiera aguantar más tiempo para tocarme. - Baja tu estrés, Fray. -

_Hombre no quiero que vuelvan a romperme la nariz._ Contestó inquieto. - Odio pedirle a padre dinero para eso, cuando podría gastarlo en putas. -

Parecía que iba a echarse a correr de allí. Perfecto. Una ruta de escapatoria. Algo es algo, pensé animosa. 

_Soy su amiga. _ Exclame con toda la confianza que pude reunir.

- ¿Qué? - Ellos se paralizaron. Bien. Se miraron entre ellos confundidos.

_ Ya oyeron. Si me tocan. Él va a hacerlos sufrir, ni lo duden un poco.  _ Dije golpeando la pared detrás de mí con rudeza. - Saben como él odia que de metan con sus amigos. Y yo especialmente idiotas. Yo soy su favorita. -

_Mejor nos vamos ya, Finch._ dijo cara de rana tres. - No te obsesiones. -

Parecían que mi mentira estaba funcionando, pero el tipo Mike no quitaba sus ojos de los míos con sorna. Él era el listo del grupo adiviné.

_Está mintiendo idiotas_ Les dijo con seguridad pintando sus palabras.

Tragué saliva. _¡Están en serios problemas! _ Seguí con mi historia. Aunque yo misma iba perdiendo esperanzas. Necesitaba otro plan y ahora.

_Cállate, Mike ayúdame a sujetarla y llevarla lejos de aquí. _

No podía permitir eso. O entonces si se pondría feo para mí. ¡Al minotauro por los cuernos!
El primero que vino contra mí recibió un hermoso puño en su cara.
Los otros tres estaban tan sorprendidos que se quedaron tiesos. Pero solo por unos segundos antes de que cargarán contra mí.

Y aquí es donde la realidad de ser mujer te afecta. Y te duele hasta el alma tener que admitir que no eres nada ante la brutalidad de los hombres.

- ¡AYUDA...! - Uno de ellos me cerró la boca.

El otro intento agarrar mis piernas y yo le patee las manos sin cesar. Gritó furioso pero no me soltó.

- Perra. - Intente una llave.

Lamentablemente el hombre que me tapaba la boca era muy pesado para mí. No, no, no, no. Esto no me puedo pasar a mí. Noo...
Mordí su boca en un ultimo intento.

_Agh, maldita perra._ Maldijo mientras mis pies pataleaban el suelo bajo mis pies. Tenía que hacer ruido, alguien podría escucharme, alguien podría ser lo suficientemente loco y venir a ayudarme pues el mundo está lleno de lunáticos después de todo ¿no?

_SUELTAME_ Demande sabiendo que era inútil. Como gritar al vacío.

El hombre volvió a tapar mi boca. Si ellos pensaban que iba a irme como una perra obediente con ellos estaban muy equivocados. No iba a ponerlos fácil. Iba a darles la pelea de su vida.

Empecé a patalear, gruñir. Golpeé y arañe tanto pude. Hasta que quede exhausta.

_¡Basta!_ Uno de ellos me gritó echando una mirada nerviosa hacia arriba.

_Callala Fray._ El susodicho alzó su mano para darme una cachetada olímpica, me prepare para el impacto cerrando inútilmente los ojos.

- Baja tu mano Fray. - Una suave orden llena de poder.

Todos se quedaron inmóviles, incluyéndome, mi corazón martillando mis oidos furiosamente.

Poco a poco, cada uno de ellos miraron el origen de esa voz. Sus rostros poniéndose pálidos lentamente.

Me pareció una voz joven, baja y suave como de terciopelo, pero extrañamente, no entendía como lo sabía... Pero era alguien mucho más peligroso que estos cuatro que me sujetaban.

Alzo la vista en la dirección que ellos miraban...

Segundo piso..., había salido por la puerta de incendios y descansaba sus brazos en la barandilla de la escalera.

Sentí que mi cuerpo se recomponía, él me dejó sin respiración mientras admiraba su atractivo rostro.

Pues era de lejos... El hombre más guapo, y sexy que había visto nunca.  ¿Sería mi protector? ¿A pesar de que en sus ojos ardía el odio?

Mis instintos me advirtieron que nosotros éramos unos ridículos pecesillos jugando ante él. Este chico era sin duda un tiburón... Y estaba apunto de devorarnos.

Y en un rincón de mi cerebro, la parte pervertida debía aclarar. Esa misma parte... Me dijo feliz que se dejaría completamente ser devorado por él.

Había peores formas de morir que ser comida por él, confieso.

Y un gran sonrojo se esparció por mi rostro a medida que esos ojos impactaron como olas contra mí.

Caí en sus profundidades...Y se sentía demasiado bien.

Recalcó. Y subrayó. Demasiado bien

Editado. 07/02/17

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