Soy el culpable.

Once años atrás.

Fragmentos de un Diario perdido.

Un niño de nueve años escribe...

La mente sabe como protegerse, él sabe que si el corazón cae, mi cuerpo caerá en pedazos y las lágrimas dejaran sus marcas en mi débil cuerpo.

¿Pero dónde están los sentimientos?
¿Dónde se han escondido para qué no nos lastimen?


De nuevo ella viene con golpes. Corro deprisa, me he encerrado en el armario y miro a la nada. A la oscuridad que me protege.

Me ha golpeado, dos, cuatro, perdí la cuenta. Pero es lo usual, ya estoy acostumbrado. También acostumbrado de sus gritos escalofriantes e incoherentes.

Odio que papá haga viajes largos, lo odio por eso. Mucho. Sabe como es mamá y aun así me deja con ella solo.
Yo no le importó, tampoco le importa mi mamá, por eso ella siempre se pone así de loca.

Mi mamá siempre grita todos los días que yo no le quiero, que un día también le voy a dejar, que no le doy el amor suficiente que se merece.
Pero yo soy su hijo, debería ser yo quién le pidiera todo eso ¿no?
Debería ser yo.

Por eso se pone histérica y me golpea para descargar su frustración.

El corazón me duele, porque ha lastimado mi amor por ella. Me duele demasiado el corazón Dios mío. Ella no entiende que le quiero. No importa que tan fuerte o cuantas veces le contesté sus gritos, ella no entiende. Nunca entiende cuando está así

No entiende, no entiende. Repito y repito.
Y ella repite lo contrario a todo lo que digo.
No entiende, no entiendo. Repito y repite.

Todos los días. Nunca se cansa.
Nunca escucha. Yo ya no me escucho tampoco. A veces ni yo ya no entiendo mis propias palabras.
Creo que estoy a punto de volverme loco.

Las palabras ya no tienen valor en esta casa, ni para mí.

Me duele el cuerpo, porque el corazón tartamudea de dolor, sangra lagrimas, y el cuerpo se entumece. 

Me duele, me oprime la mente. Se siente confinada y confundida y cansada y harta hasta la saciedad. 
No más. ¡Silencio! Es todo lo que pido. Un momento de silencio y tranquilidad.

Puedo soportarlo. Puedo hacerlo. Porque quiero a mi mamá.
Porque es buena cuando es normal.

Más teme mi mente no poder soportarlo, por eso ha callado las emociones. 

¿Mi alma está bien?

¿Estoy bien Dios mío? 

Dime por favor que todo será para conseguir una felicidad merecedora en el futuro.

Para que al final la alegría sea más fuerte, risas, sonrisas que te hagan doler las mejillas con placer en vez de con dolor.

¿Dónde está la daga? Qué cortara nuestras vidas, la felicidad con el sueño. Nuestros vínculos madre.

Tan solo soy culpable porque me he callado, y me he apartado. 

¿Soy cobarde? 

¿Porqué he callado mis emociones para intentar sufrir menos?

¿Hay esperanza?

¿Por qué no llega más el dolor en mí?

El vació hizo silbidos en mí. 

Qué mierda, no deseo perder mis sensibilidades tampoco. Ni mis emociones. Porque ellas me dicen lo que está mal y bien. Y si las pierdo. Finalmente sería igual que ella.
El hijo sería igual que la madre.

Pero mente es más inteligente, más  poderosa y se protege porque el corazón solo se desgarrará hasta que ya no quede nada que desgarrar 

Soy el narrador de mi historia.
(Mi vida)

Soy el observador, pero qué no comparte sus emociones con el protagonista.

Me he encerrado por el bien de mi cordura y solo estoy observando atentamente.

~~~~

Dale estos consejos a tus amigos. 

"Déjalos, que rían. Para que luego recuerden el sonido de su risa, para cuando sientan ganas de llorar y tengan que fingir para los demás".

Otro día en el caos.

Querido Diario:

Todavía escucho el eco de sus gritos en mis oídos. Están impregnados en mi memoria y mi propia mente traicionera los repite todos los días como si disfrutarán atormentarme
Mi madre aún no se cansa. Es como si sintiera satisfacción haciéndome daño.
Supongo que quiere hacerme tan infeliz como ella lo es. Para comprenderla, dice.

Pero no es más que una loca egoísta.

Su mente está dañada y desequilibrada. Y si esto no termina pronto repercutirá todo esto en mí.
Seré como ella.
No hay duda.

Me gustaría mucho tener un amigo que me comprendiera. Qué no me juzgue. Quisiera tener a alguien leal a mi lado Diario.

El día anterior, cometí uno de los  peores errores que un ser humano puede cometer:
Confiar en el otro.

Le he contado a dos de mis compañeros que creía que eran mis amigos sobre mi mamá, y sus ataques de locura. Les conté que todos los días lloraba porqué ella se curará. Suplicando que le llegarán mis palabras.
¿Cómo reaccionaron entonces?
Lo normal.

Se rieron a carcajadas de mí y le contaron a los demás
Todos se rieron porque tenía una mamá loca.
Se burlaron y les dijeron a cada estudiante de la escuela, como si fuera un chiste muy divertido mi desgracia.
Era bueno con las palabras. Pero esto no lo entendía ni un poco.

Desde ese día. No he vuelto a hablarle a nadie querido Diario.
Me quedó siempre callado.
Soy el más callado de la clase, lo único malo es qué, no hablar con nadie hace que piense mucho también.
Demasiado.

Quiero tanto diario tener un amigo que comprenda mi dolor.
Por favor.

~~~~
Otro día entre los días. (No hay calendarios aquí)

Las lágrimas y la sangre se mezclan causando caos dentro de mí. 

Qué siniestro, gritar incluso que pare, y es como si las palabras le rebotarán. No causan ningún efecto. 
Es lo mismo de siempre Diario. De muevo mi mamá está en otra de sus crisis escalofriantes.

Seguro ya estás cansado de leer siempre lo mismo. Lo siento... Yo también estoy cansado de todo esto.
Pero en mi vida, esto es lo cotidiano.
Es increíble como mi mamá siempre cambia, de buena a mala en días.
En segundos.
Pero nadie creería como es en realidad, lo que ocurre aquí adentro en esta casa todos los días.

Siempre le echan la culpa al niño con sus berrinches.

Porque es ridículo que una mujer adulta, madura y hermosa como ella. Esté tan dañada.

No hay cambios en ella, ¡qué terrible! No ser capaz de darte cuenta cuando y cuanto lastimas...

Las gotas de sangre, hilos de sangre, se mezclan entre nuestras manos entrelazadas a punto de ceder, pero no sé ni como el olor aguanté 

La he golpeado, más trato de protegerla al mismo tiempo y protegerme a mí también. Soy un completo cobarde y ya me he aterrorizado, pero no he retrocedido. 

Me he levantado esta vez. 

He roto mis sueños, mis fantasías y he recibido mi realidad con crueldad.
Mi mamá no es como las demás, ni yo soy como los demás, ni mi papá tampoco es como nosotros.

Después de todo, soy yo el único que he heredado la sangre de mi madre que ahora gotea de mis manos.
Aún no sé si soy igual a ella, porque los profesores dicen que soy demasiado inteligente para mi edad.
Un niño talentoso, un prodigio, con un don en las palabras en la escritura, pero que aquí no funcionan. En esta casa del infierno.

¿Qué ironía no?

No soy un prodigio, pues entonces mis palabras afectarían a mi madre.
Qué ironía que mi talento sean las palabras que mi madre tanto las destruye y las deforma todos los días

Y todo sucede en está casa menos eso.

~

~~

En este día.

El dolor solo no me saludo, porque existe otro dolor más fuerte adentro de mi cuerpo, en mi cabeza.

Dolor, sangre, olor. 

Rasguños en los brazos y manos cortadas. 

De su rostro y del mío gotean sangre.

Me ha apuntado con su daga.
Su mirada era turbia e iracunda.

Me ha dado en el ojo, no, en el rostro. Hasta mi barbilla.

Todavía tiemblo. 
Siempre tiemblo demasiado.
Ella me ha dejado una marca permanente. Gracias a Dios ya llegó mi padre.
Gracias a Dios.
Gracias a Dios.

Continúa. No termina qui. Perdón. Pero en Paraguay son las 1:17 am. Tengo miopía. Amanotama. -Me estoy muriendo.
Además corte una parte...

Iba a escribir un suicidio. Mi prima se suicidó. Me hizo sentirme mal. Por Dios. No debí cruzar esa línea.
Perdonen

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