Recuerdos perdidos.
Hace muchos años.
Un niño se sentaba en una hamaca, muy solitario. Con su boquita triste y ojos tristes. Veía a su mejor amigo a lo lejos, jugar con la princesa de oro.
Y él estaba solo con dolor de panza por el nerviosismo.
Él siempre se escondía con miedo de ellos, y con gran ansiedad e ilusión de acercarse algún día a ellos, y reír igualmente hasta que su panza le doliera.
Le gustaba cuando su panza le dolía por reír. No de hambre, o por los puños del apestoso Gabe.
Pero, su mejor amigo le había dicho.
-¡No! - Muy enojado y poniendo puños. - Tú eres un monstruo, vas a asustar a mí princesa. -
-Yo no voy a lastimarla. - Dijo con lágrimas en las comisuras de sus ojos. - Te prometo. -
Le suplicó, le rogó y juró. Como solo un niño inocente sin malicia puede hacerlo con toda la sinceridad que su corazón le permitía. Le pidió poder mirar más de cerca a la bonita niña de rulos dorados.
Pero su mejor amigo dijo no. Y no, fue su última palabra.
Ni cambio de opinión cuando le dijo que la cama que compartían, sólo sería para él solito toda la semana, y él dormiría en el frío suelo.
- Ya no quiero estar solo. - Le dijo una vez a su mamá. Mientras que él apestoso Gabe entretenía a sus invitados en la sala. - ¿Por qué nadie quiere jugar conmigo? -
Se preguntó malhumorado y angustiado.
Su madre tenía un moretón amarillo en la mejilla.
-Quiero curar eso. - Recuerda que le había dicho a su madre días atrás. Cuando era morado y manchas de sangre salían.
- Con un beso tuyo se va a curar. - Le había respondido su mamá.
Entonces él le dio 16 besos sin parar y cuando se detuvo. Su mamá derramaba lágrimas conmovida, pero el moretón aún permanecía, recordándoles a ambos día y noche la realidad que vivían.
-No funciona.- Refunfuña el niño con ojos del Mar. Si uno observaba bien sus ojos, podría hasta jurar que se veían formándose olas furiosas. Un huracán iba creándose en su interior apunto de desatarse.
Su mamá lo abraza y le susurra.- Si funciona, ya no me duele más, querido.- Trae calma a su corazón tormentoso
A lo lejos se escucha gritos de Gabe. Voces borrachas. Entonces su mamá lo saca de la cama y lo mete en el ropero y lo cierra con llave dejándolo encerrado.
No importaba cuanto grite. Su mamá no iba a sacarlo hasta que el silencio volviera de vuelta en el sucio departamento.
-Las mujeres sirven para una sola cosa.- Se carcajea el hombre gordo.
Su mejor amigo no dejaba que nadie se acercará a ella. Solo le pertenecía a él. Ningún otro niño o niña del parque jugaba con ellos.
A la niña no parecía importarle eso. La niña sólo hacia castillos en la arena y de vez en cuando aceptaba los juegos que le proponía su mejor amigo.
- ¿Qué haces aquí tan solo pequeño? - La voz de un hombre adulto hizo que apartará la vista de su mejor amigo y la princesa. - ¿Cuántos años tienes? -
Miro al señor. Era alto y rubio, con traje como esos hombres ricos que veía en las películas. Tenía ojos azules y sintió que veía a su mejor amigo en él.
-Ocho, señor. - Contesto frunciendo el ceño. Mostrándose duro y fuerte, pero sus piernas le temblaban. Dejó de hamacarse mirándolo con precaución.
- ¿Por qué no estás jugando hoy, con tu mejor amigo? - Preguntó, del traje del hombre sonó en algún lado, varios tonos de celulares.
Percy ignoró el hecho de ¿cómo sabía un desconocido que él era su mejor amigo?
Y también recuerda a su mamá que le dice que no hable con extraños. Pero él. Se ve amable y limpio, no habla fuerte, ni escupe cuando habla como apestoso Gabe.
Además, su instinto le decía que no hacía falta preparar puños en contra de él.
Percy pensó que tenía mucho dinero, porque tenía muchos celulares.
- Luke dijo que después, de qué se vaya su amiga. Vamos a jugar. -
El hombre frunció el ceño sacando y apagando varios celulares de muchos bolsillos. Le pregunta.- ¿Por qué?-
- Mierda, ¿por qué no dejan de llamarme? No irán a quiebra por irme cinco minutos. -
Refunfuña el hombre hablando solo consigo mismo.
-Por qué tiene miedo, qué le pegue ella. - Contestó Percy. Pero enseguida, se defendió diciendo. - Pero eso no es cierto. Luke es malo, no sabe confiar en mí ni en mi mamá. Yo también quiero jugar. -
El recuerdo, que cada vez se siente como un sueño, se distorsiona un poco. Entonces Percy recuerda al hombre dándole una cajita.
- Cuando haya problemas. ¿Me prometes que vas a tocar el botón? - Le dice acariciando su cabeza. El cuerpo del niño tiembla, se da cuenta el hombre, pero es admirable la firmeza y fiereza que muestra sus ojos.
El hombre quedo impresionado por su valentía. Porque es valentía lo que reconoce. Y también miedo tras sus ojos.
Este niño protegería hasta la muerte a sus seres queridos. Tragándose a todos con sus arrebatadores ojos, como las olas del océano.
- Qué hermosos ojos tienes. - Dice el hombre. - Cómo un crío del mar. -
Percy vio la gran sonrisa cálida del hombre. Y su corazón le dolió, tal vez era su papá. Quería que fuera su papá, ¿podría aceptarlo si hacía lo que él decía? ¿Si hiciera lo que le pedía? ¿Podría convertirse en su papá?
- ¿Tú me prometes que vas a cuidar a Luke? - Le dice. Y Percy haría cualquier cosa por él hombre de ojos amables. - Porque Luke, aparte de ser tu mejor amigo. Es tu familia. -
Percy lo escucho con suma atención. - Y nunca abandonamos a la familia ¿por más malos que sean, verdad? -.
Percy niega lentamente, grabándose sus palabras con fuego. - Proteger. Entiendo. -
Gabe no era familia. A él no le debía protección.
¿Así funcionaba, la cosa de los papás? ¿Se puede agarrar a cualquier hombre que te agrade y convertirlo en tu padre?
Quería presentarle a su mamá. Ella iba a reconocer que era la salvación de ambos.
Asintió enérgicamente, con una pequeña y secreta esperanza. De qué hoy había conocido para su futuro papá.
Diez años más tarde, Percy supo que él si era un padre. Pero no él suyo, si no el de su mejor amigo.
Percy se despierta del perturbador sueño. Más que eso, era un recuerdo vívido de aquellos años de solitaria infancia.
Era lo único de lo que se arrepentía, que su niñez haya sido tan innecesariamente solitaria.
Lo único... Eso era mentira.
Y aquella cajita le había salvado la vida. Al final.., si fue su salvación, la de él y la de su madre.
Percy Jackson priva al mundo de vuelta. Cerrando sus ojos tremendamente hermosos del color del océano. Vuelve a dormir. Pensando en la niña de pelo dorado que hoy es su novia.
Arrebatándola de su mejor amigo. Ahora él le decía qué no.
No; porque de él era necesario protegerla.
Pero más que eso, era un:
Ojo por ojo.
-Ahora, yo no te dejare jugar más con ella Luke. -
Mínimo capítulo para entender más del pasado de Percy.
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